La Ermita de San Telmo de Santa Cruz de Tenerife

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día el 26 de mayo de 2019)
 
 
 
          La ermita de San Telmo fue construida a principios del siglo XVI a expensas de la cofradía de pescadores, pues cada 15 de abril, día de su festividad litúrgica, era costumbre entregar la limosna al Santo, quién tenía derecho a su jornal, como si de un marinero se tratara. 
 
          Hoy, esta Ermita es uno de los pocos testimonios físicos que nos queda del primer barrio de pescadores y hombres de la mar de Santa Cruz y una de las construcciones más antiguas de la ciudad.
 
          En 1649, los frailes franciscanos del convento de San Miguel de las Victorias de La Laguna, alegando autorización del obispo Francisco Sánchez de Villanueva, construyeron un convento junto a la ermita de San Telmo, al que trasladaron la Imagen. Ante las protestas de los habitantes del barrio, el mayordomo de la ermita y el beneficiado de la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción, elevaron recurso a la Corte pidiendo su devolución, alegando que el convento se había fabricado sin las debidas licencias. Por Real cédula de 2 de mayo de 1652, el Consejo de Castilla ordenaba la demolición del convento, la expulsión de los frailes y  el regreso de la Imagen a su ermita.
 
          En sus orígenes, la Ermita era de simple estructura, con su frontis mirando a la población y una pequeña torre situada a su derecha; en 1838, el comandante militar de Marina, Joaquín Villalba, la restauró, empedró sus calles adyacentes y enlosó la plaza y las aceras. 
 
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Celebración de San Telmo  (1894)
 
         
          El edificio ha sufrido modificaciones a través de los años, pues su única nave fue recortada por la cabecera para dar paso a nuevas vías, en 1893 se sustituyó la vieja espadaña por una torre de 19 metros de altura, que al amenazar ruina sería demolida en 1918.
 
          La desaparecida plaza en la que se celebraban las fiestas del Santo y la de la Santa Cruz, situada delante de la Ermita, era el centro neurálgico del barrio del Cabo; en ella, los pescadores compartían vecindad con artesanos, herreros, y panaderos, tal como lo testimonia el nombre de sus calles: la del Humo, las Tahonas, del Molino Quebrado, de las Panaderas, etc. 
 
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La Plaza de San Telmo hacia 1930
 
         
          La veneración que el gremio de mareantes y todos los vecinos del barrio del Cabo sentían por este popular Santo, hacían que su fiesta fuera una de las de mayor arraigo y devoción popular de Santa Cruz.
 
          La imagen de San Telmo se encuentra en el retablo central, obra del siglo XVIII, restaurado por el Cabildo de Tenerife en 1994. Es de candelero y está ataviado con el hábito de la orden dominica, en la mano izquierda lleva una vela y en la diestra un navío. El citado retablo tiene pintada La Tempestad, en los extremos del Evangelio, y Navegación Feliz, en el lado de la Epístola.
 
          Además del santo titular, también se encuentran las imágenes de Ntra. Sra. del Buen Viaje y San Pedro de las Marinas, así como un óleo de la Purísima, del siglo XVII, atribuido a Juan de Miranda.
 
          Asimismo, en cumplimiento de alguna promesa, dentro de la Ermita se conservan exvotos de marineros y familiares; de ellos, el más destacado es el barco tallado en madera, atribuido al famoso pirata Cabeza de Perro.
 
          La estructura que actualmente presenta la Ermita data de los albores del siglo XX. Su fachada está formada por una puerta con arco toscano, ventanas de medio punto, techumbre de madera y tejas, y piso de losas chasneras. En la última rehabilitación, realizada dentro del Plan Urban (1997), al eliminar el enfoscado de la fachada del poniente, se descubrió la que había sido la puerta principal de la ermita hasta el siglo XIX, y que fue eliminada al construir la plaza en la parte delantera; la citada puerta estaba configurada por un arco de sillares de toba roja.
 
          Durante el siglo XIX, la Ermita fue utilizada como depósito de cadáveres, en la epidemia de fiebre amarilla de 1856; en ella se instaló una cocina económica para los afectados por la epidemia de cólera de 1893; y fue el lugar donde se vacunaron los vecinos durante la epidemia de viruela de 1897, etc. 
 
          En ella se custodió la Cruz de la Conquista, tras haber permanecido largos años a la intemperie, hasta que en 1892 el Ayuntamiento la trasladó a la iglesia matriz de Ntra. Sra. de la Concepción, donde actualmente se custodia y venera. A partir de esta fecha, cada 3 de Mayo tiene lugar la procesión cívico-religiosa. 
 
          La Ermita de San Telmo es de propiedad Municipal desde 1940, pues el Obispado se la entregó al Ayuntamiento a cambio de los solares en los que se edificó la iglesia de Santo Domingo, en la barriada de La Victoria, con el compromiso de que en caso de que fuera derribada se erigiera un monumento en su lugar. 
 
          El 4 de mayo de 2001, después de estar 27 años cerrada, la ermita abrió de nuevo sus puertas al público gracias a la constancia de sus antiguos vecinos, quienes han luchados para que se conserve en buen estado. Desde el año 2007 ha quedado aprisionada por las vías de tranvía urbano, colocadas delante de la puerta principal.
 
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San Telmo
 
San Telmo, patrono de los Navegantes
 
          Pedro González Telmo nació en Fromista, Palencia, en 1190. Desde su infancia, su tío y preceptor Tello Téllez de Meneses lo dirigió hacia el sacerdocio, ingresando en el Studium Generale de Palencia, la primera Universidad de España.
 
          El día de Navidad, siendo Deán de la catedral de Palencia y formando parte de un gran cortejo a caballo que recorría toda la ciudad, se dio de bruces en un barrizal, entre las rizas y burlas de todo el pueblo. Agradeciendo a Dios la humillación sufrida, renunció a su cargo e ingresó (1220) como novicio en la Orden de Predicadores del convento dominico.
 
          Su apostolado lo inició visitando todas las poblaciones españolas y portuguesas; al irse extendiendo su fama, su nombre empezó a ser conocido y reverenciado, hasta tal punto que Dª Berenguela lo eligió confesor de su hijo, el Rey Fernando III el Santo, con quien participó en la toma de Sevilla a los árabes.
 
          Para llevar a cabo su labor de Apostolado se trasladó a Portugal, llamado por su prima Dª Mayor Alonso de Meneses, esposa de Ruiz Gómez, Conde de Trastamara; desde aquí, pasó a Santiago de Compostela, Lugo y Tuy.
 
          Conocedor de las penalidades de la gente de la mar, la dureza de su trabajo, los peligros de su labor diaria, y la angustia en que quedaban sus familias, les conseguía  ayudas del Rey y de los Señores de la comarca,  sentando las bases de lo que llegarían a ser las cofradías de pescadores.
 
          La protección directa del Santo con los hombres de la mar, lo evidencian los ciento ochenta milagros realizados en vida y después de muerto; su relación, avalada por el testimonio de noventa y seis testigos, hizo que el Papa Inocencio IV, lo beatificara en el año 1254.
 
          El domingo de Ramos de 1246, mientras predicaba en el convento de monjas de Pexegueiro (Tuy), anunció al auditorio su próxima muerte. Desde allí partió hacia Santiago pero, cuando se hallaba en Santa Coloma, la fuerte fiebre le impidió continuar y tuvo que regresar a Tuy, donde falleció el 14 de abril, en una humilde casa en la rúa do Corpo Santo.
 
          Celebradas sus exequias, con asistencia de nobles y plebeyos, fue enterrado en la Catedral de Tuy, entre el coro y la capilla mayor. Cuenta la tradición que, a poco de su muerte, su sepulcro empezó a manar un aceite de maravillosa fragancia que fue utilizado como medicina para curar muchas enfermedades.
 
          Debido a los numerosos milagros realizados, San Telmo fue declarado Patrón de los navegantes y pescadores por Bula Pontificia de 1741.
 
          Los marineros gallegos divulgaron sus virtudes y su devoción se extendió por todo el mundo cristiano.
 
          En nuestra provincia existen iglesias dedicadas a su culto en Santa Cruz de Tenerife, Puerto de la Cruz, Garachico, Santa Cruz de la Palma y Puerto de la Estaca (Hierro). 
 
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