Antonio Gutiérrez de Otero y Santayana, Teniente General de los Reales Ejércitos. Comandante General de las Islas Canarias (1790-1799)
Por Alfonso de Villagómez (Publicado en mayo de 2019 en el número 937 de la Revista Ejército).
En mayo de este año 2019 se recordará el 290 aniversario del nacimiento en Aranda de Duero de Antonio Gutiérrez de Otero y Santayana, teniente general de los Reales Ejércitos.
El teniente general Gutiérrez de Otero tiene una hoja de servicios realmente brillante. Siendo teniente coronel “en funciones de coronel”, Gutiérrez de Otero participó en 1770 en la expedición española a las islas Malvinas. Tras zarpar el 11 de marzo de ese año del puerto de Montevideo en una flotilla al mando del capitán de navío Juan Ignacio de Madariaga, y tras desembarcar en las islas, las fuerzas lideradas por Gutiérrez de Otero derrotaron en mayo de 1770 a los ingleses bajo el mando del capitán William Mably y tomaron Fort George, en Puerto Egmont, con lo que se restableció la soberanía española en el archipiélago, usurpada por Inglaterra. Los ingleses regresaron de nuevo al archipiélago para quedarse.
Toma de Fort George, en Puerto Egmont, Islas Malvinas
De regreso a la Península, Antonio Gutiérrez participo en la expedición contra Argel en 1775 y posteriormente en el bloqueo de Gibraltar, ocupado con alevosía en agosto de 1704 por la flota angloholandesa dirigida por el almirante George Rooke y el príncipe de Hesse Darmstadt durante la guerra de Sucesión a la Corona de España, que finalizó con la derrota de los partidarios de Carlos de Augsburgo (los austracistas) apoyados por los ingleses y con la llegada al trono de Felipe V de Anjou y Borbon. Al igual que con las Malvinas, hoy en día se mantiene la presencia británica en ese peñón de soberanía española cedido por el Tratado de Utrecht.
Entre julio de 1781 y el día de Reyes de 1782 Gutiérrez de Otero dirigió, ya en el empleo de brigadier, con marcado éxito, la operación de reconquista de Menorca, cedida a Inglaterra al igual que el peñón de Gibraltar por el Tratado de Utrecht, y derrotó a la guarnición inglesa. Menorca se recuperó en 1782 por las armas en el contexto de las operaciones españolas de apoyo a las colonias rebeldes de America en su guerra contra Inglaterra, que se desarrollaron por tierra en la Luisiana y la Florida, y por mar en el Atlántico y el Mediterráneo, y que finalizaron con la independencia en 1783 de los Estados Unidos, gracias fundamentalmente al rey Carlos III, al gobernador de Luisiana Bernardo de Gálvez y al comerciante y empresario Diego de Gardoqui
Las Islas Canarias siempre fueron el mayor interés de las otras potencias marítimas, Portugal, Holanda e Inglaterra, que sucedieron mucho después a la mayor potencia marítima de la historia, España. En efecto, entre el 26 de junio y 8 de julio de 1599 una imponente (para la época) flota holandesa, compuesta de 74 buques y 12 000 tripulantes y soldados, logró desembarcar una fuerza de combate en el puerto de las Isletas, hoy puerto de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria, lo que inicio el mayor y mas peligroso ataque perpetrado contra las islas, superior incluso a los que intentaron después los ingleses con el corsario Drake y el almirante Horacio Nelson.
El ataque holandés hay que relacionarlo con la sublevación de las provincias rebeldes holandesas contra Felipe II y con el interés de Holanda en utilizar las islas Canarias como puerto clave de cara a su expansión comercial en las Indias Occidentales t (America) y Orientales (Asia). Al mando de Pieter van der Does, los holandeses desembarcaron en la isla y, tras algunos éxitos, fueron derrotados definitivamente en la batalla del Batán. “Por España y por la Fe derrotamos al holandés”, frase con la que se conmemora tal victoria en el escudo del ayuntamiento de Santa Brígida, ubicado en el Batan. El gobernador y capitán general de la isla, Alonso de Alvarado, resultó herido de muerte durante las operaciones y murió el 20 de agosto de ese ano 1599.
Como hemos indicado, Drake en dos ocasiones realizó incursiones en las islas Canarias, según se tiene constancia. En la primera atacó las islas menores, La Palma, La Gomera y El Hierro, y en la segunda Gran Canaria. En el primer caso en 1585, con una flota de 23 barcos y mas de 2.000 hombres que se dirigían a conquistar Santo Domingo y Cartagena de Indias, atacó La Palma y luego La Gomera, y en ambas las fuerzas inglesas fueron rechazadas. Desembarcó con éxito en El Hierro, pero al estar la capital, Valverde, alejada del puerto decidió reembarcar y continuar en dirección al Nuevo Mundo, donde volvió a ser rechazado por las fuerzas españolas.
En la citada segunda ocasión, diez anos mas tarde, Drake ataca, junto con otro pirata, Hawkins, Las Palmas de Gran Canaria. Su objetivo era causar el mayor daño posible a Espana, con la que Inglaterra estaba en guerra. El ataque se produjo con 28 barcos y más de 4.000 soldados. Su estrepitoso fracaso les obliga a seguir su ruta hasta la isla de Guadalupe, donde sufren de nuevo otra derrota. En Puerto Rico la situación para Drake empeora, Hawkins muere en los combates, pero Drake no se rinde y ataca Panamá, donde finalmente muere de disentería. De esa forma terminaron las andanzas en el Caribe español de los mayores piratas ingleses de la historia al servicio de la Corona.
Volviendo a nuestro héroe, tras la reconquista de Menorca fue designado comandante de la isla de Menorca y gobernador militar de Mahón, y ostentaba el mando general de las armas del reino de Mallorca. Después de esa campana y destino fue ascendido a mariscal de campo y nombrado comandante general de las islas Canarias en 1790, y fijó su residencia en Santa Cruz de Tenerife.
Siete anos después, del 21 al 25 de julio de 1797, Gutiérrez de Otero vio como la isla era atacada, con pretensión de conquistarla, por una escuadra británica mandada por el famoso contralmirante ingles Horacio Nelson, escuadra formada por siete navíos y fragatas, además de barcos auxiliares y un total de 900 hombres como tropas de desembarco. En aquellos momentos Canarias apenas contaba con unidades militares, por lo que la defensa se apoyó también en las milicias y en el propio pueblo de Tenerife.
A pesar de las escasas defensas, las unidades militares y las milicias bajo el mando de Gutiérrez repelieron el intento de conquista. La derrota llevó aparejada la perdida considerable de vidas inglesas, 226 muertos y 123 heridos, y para el propio contralmirante la amputación del brazo derecho como consecuencia de la herida sufrida cuando intentaba desembarcar. Los españoles sufrieron 23 muertos y 40 heridos.
Aquella memorable jornada del 25 de julio de 1797, casi en el cambio al siglo XIX, fue para el marques de Lozoya la “página mas gloriosa de la historia de Canarias”…., y una de las mas importantes y mas desconocidas de la de Espana, añadiría yo. Para Nelson, una gran derrota. Ahora su estatua se yergue, sin brazo derecho, en lo alto de la columna en la plaza de Trafalgar, lo cual confunde a los británicos, que creen que su héroe naval perdió el brazo en la victoria inglesa de Trafalgar contra la escuadra francesa apoyada por algunos galeones españoles, y no en la derrota sufrida en las lejanas islas Canarias.
Busto del teniente general Gutiérrez de Otero y Santayana
(Aranda de Duero, Burgos)
El teniente general Gutiérrez de Otero y Santayana falleció el 14 de mayo de 1799 en Tenerife y sus restos reposan en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz. Gutiérrez tiene en su haber militar que derrotó a los ingleses en las Malvinas, en Menorca y en Tenerife, y debido a que nuestra historia ha sido escrita lamentablemente por foráneos (ingleses, holandeses y franceses, enemigos históricos de Espana) es poco recordado en Espana, salvo en la ciudad que le vio nacer, Aranda, donde se yergue un busto erigido en su memoria, y en la que le vio morir, Santa Cruz de Tenerife, donde desde 1999, y con ocasión del bicentenario de su muerte, se celebran anualmente los Premios de poesía, fotografía y periodismo General Gutiérrez.
Todos los anos, el 25 de julio el alcalde de Santa Cruz de Tenerife y el teniente general jefe del Mando de Canarias presiden una solemne función religiosa y depositan una corona de laurel como sentido homenaje y recuerdo de los tinerfeños y del Ejercito español hacia aquel ilustre y olvidado militar.
Gutiérrez de Otero se une por meritos propios a la lista de ilustres militares como Bernardo de Gálvez, Sebastian de Eslava, Alonso de Alvarado y Blas de Lezo, principalmente, que obtuvieron sonadas victorias en combates contra Inglaterra y Holanda en los siglos XVII yXVIII en sus intentos de debilitar el Imperio español de la época.
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