170 aniversario del nacimiento de Imeldo Serís-Granier y Blanco
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en La Opinión el 31 de agosto de 2018).
Imeldo Serís-Granier y Blanco
Imeldo Serís-Granier y Blanco, VII Marqués de Villasegura, hijo de Domingo Seris-Granier y Figueroa y de Manuela Blanco y Pestana, nació en Santa Cruz de Tenerife el 29 de agosto de 1848, y falleció repentinamente en Madrid, el 16 de noviembre de 1904, a la edad de 56 años, soltero.
En su testamento pide que su funeral sea sencillo, recatado y digno, alejado de todo boato y pompa…-lo que refleja su propia forma de ser- dejando patente la gran devoción que sentía por el Cristo de Tacoronte que, en forma de imagen, le había acompañado en todo momento.
Su entierro, en el cementerio de San Lorenzo en Madrid, constituyó una gran manifestación de duelo, pues acudieron numerosos representantes de la aristocracia, la política, las armas y las letras, así como la colonia canaria residente en la capital. Posteriormente, sus restos serían trasladados a Santa Cruz de Tenerife, donde su cuerpo fue inhumado en el cementerio de San Rafael y San Roque; aún existe el mausoleo artístico.
A los 17 años de edad ingresó en la Escuela Naval Militar, donde permaneció 24 años, llegando a ser Oficial del Cuerpo General de la Armada, en la categoría de Teniente de Navío, equivalente hoy a Capitán de Corbeta, participando en la guerra de los 10 años (1868-1878) en la que Cuba intentó la independencia de España.
En 1882, al ser nombrado Gentil Hombre de Cámara con Ejercicio de S.M. la Reina Isabel II, pasaría a ser su secretario particular y Jefe de la Casa Real de Alfonso XII.
Figura muy relevante de la vida política de Tenerife, en 1894 resultó elegido Senador por la provincia de Canarias y, en 1896, Diputado a Cortes por Tenerife, donde logró que se le otorgase a Santa Cruz de Tenerife el título de Muy Benéfica, con la Cruz de Primera Clase de la Orden Civil Benéfica, por el comportamiento de sus habitantes durante la epidemia de cólera que asoló la ciudad en 1893; que se construyeran las carreteras de Santa Cruz a Candelaria y la que va de Granadilla al Médano; restableció los juzgados de La Laguna y La Orotava; se creó el Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife; consiguió la exención del impuesto del carbón que suministraban los puertos canarios; los aparatos para el funcionamiento de los faros en el Archipiélago, etc.
También pidió en el Senado medidas para la defensa de Canarias ante cualquier amenaza bélica; paralizó un artículo en el que se proponía el trueque del Archipiélago por el Peñón de Gibraltar; defendió, de forma categórica, la posición del Ayuntamiento de La Orotava para que el Gobierno de España no vendiera en pública subasta los terrenos que hoy conforman el Parque Nacional del Teide.
Además, prestó su desinteresado apoyó para que se adjudicase la concesión para instalar el primer tranvía Santa Cruz-Laguna, inaugurado en 1901; por ello, en agradecimiento a su desinteresada colaboración, cuando se colocaron los primeros raíles en Santa Cruz, la empresa concesionaria le obsequió con una paleta de obra, en plata, con la inscripción: “Tranvía Villasegura”, a lo que él contestó: El tranvía, al que tanto desvelos he consagrado, será una base de riqueza y prosperidad para todo Tenerife.
Por todo ello, el Ayuntamiento de Santa Cruz, en sesión celebrada el 4 de Diciembre de 1899, acordó denominar Imeldo Serís a la entonces calle La Luz.
Distinguido como Caballero de la Cran Cruz de Isabel la Católica, Benemérito de la Patria, y Comendador de la Legión de Honor de Francia (1885), a lo largo de su vida obtuvo las siguientes condecoraciones: Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Militar de San Miguel de Baviera (1883). Gran Cruz de la Real y Militar Orden de Nuestro Señor Jesucristo de Portugal (1883). Gran Cruz de Segunda Clase con la Estrella de la Corona de Prusia (1884). Gran Cruz del Sol Naciente de Persia (1885). Cruz de Segunda Clase con la Estrella de la Corona de Francia. Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Cruz Blanca de 1ª Clase del Mérito Naval. Cruz Roja de 1ª Clase del Mérito Militar y Medalla Conmemorativa de la Campaña de Cuba con sus pasadores.
En su testamento, otorgado en 1902, asignaba a los Museos y Bibliotecas municipales gran cantidad de objetos de arte y numerosos libros y, a su Ciudad, le dejaba 100.000 pesetas para que se construyera un edificio destinado a establecimiento de caridad, benéfico o de enseñanza -lo que más falta haga en la Capital, a juicio de mis albaceas- que se denominaría Institución de Enseñanza de Imeldo Serís (Fundación Villasegura), así como 50.000 pesetas para el mobiliario de dicho centro.
Como el Ayuntamiento era quién tenía que decidir el solar donde se ubicaría el edificio, después de varias propuestas, la Corporación decidió construirlo en la recién inaugurada Rambla Veinticinco de Julio.
El inmueble, conformado por tres cuerpos realzados, vinculados entre si por dos piezas más simples, fue proyectado por su amigo y albacea, el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz. En la planta baja comprendía, además del vestíbulo y otros servicios, seis aulas para enseñanza y, en la planta alta, dos salones para museo y biblioteca y un gran salón de actos.
Palacio de Villasegura
Las obras comenzaron en 1909, pero, debido al encarecimiento de los materiales y la falta de fondos disponibles, en 1922 el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes autorizó a los albaceas a que cedieran el edificio al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, con el compromiso de terminarlo, conservarlo, continuar su finalidad docente y mantener el nombre de Institución de Enseñanza de Imeldo Serís.
En mayo de 1928, al morir Manuel de Cámara, el proyecto lo retoma Antonio Pintor, quién renuncia a la función museística del inmueble y hace más operativos sus espacios. La gran escalera imperial la transforma en otra más simple de tres tramos, modifica muros y tabiques, reconvirtiendo en aulas las salas del museo y la biblioteca. La construcción la dirigió el aparejador y maestro de obras Juan Ruiz. Actualmente, el interior ha sido modificado para adecuarlo a distintos usos; lo mismo que se le añadió una tercera planta a las dos originales que alteró la composición y armonía de la edificación original.
La fachada consta de dos cuerpos de gran volumetría. En la parte alta, se localizan varias columnas jónicas que dotan al edificio de aires grecolatinos, mientras que las columnas pareadas sirven para mantener un tímpano donde se alzaba un medallón con la figura de Imeldo Serís, obra de Eduardo Tarquis, medallón que se cayó del hastial donde figuraba y no ha sido repuesto, al igual que nunca llegaron a ponerse las esculturas de las Ciencias y las Artes que iban en las dos hornacinas laterales de la fachada, sobre los medallones de José Viera y Clavijo y Agustín Bethencourt y Molina.
El edificio fue catalogado en 2004 como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento Histórico, incluido en el Conjunto Histórico Barrio de los Hoteles-Pino de Oro.
En las disposiciones del legado de Imeldo Serís, firmado, en febrero de 1905, por los representantes municipales Anselmo J. Benítez, Teodomiro Robayna y Pablo González Ball, y como albacea Manuel Quintero, ponía las siguientes condiciones: Que la bandera nacional debería ondear siempre en su fachada. Que el acceso fuese libre para los miembros de la Armada. Que si, por cualquier causa, las islas pasaban a manos extranjeras, el edificio quedaría bajo la jurisdicción de la embajada, consulado o representación española. Esta última cláusula fue previniendo una posible conquista de Canarias por parte de otro país, puesto que España acababa de perder Cuba y el imperio de ultramar se tambaleaba.
Por resolución, la Jefatura de Enseñanza Profesional y Técnica, previa autorización del Ministerio de Educación Nacional español, aprobó el traslado de la Escuela de Comercio y de la Escuela de Náutica desde su sede, en el Palacio Municipal, calle Viera y Clavijo, a la Institución de Enseñanza de Imeldo Serís, compartiendo espacio con el Archivo Histórico Provincial.
Por lo tanto, desde el 1 de febrero de 1939, el edificio ha sido sede de la Escuela Oficial de Náutica, Escuela Superior de Comercio de Tenerife, hoy Escuela Universitaria de Estudios Empresariales, y del Archivo Histórico Provincial. En la actualidad acoge a la Academia de Seguridad Local y, en los semisótanos, tienen su sede la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
En la actualidad, el edificio, enclavado en una de las zonas más prestigiosas de la ciudad, en la Avenida Veinticinco de Julio, muy cerca de la plaza del mismo nombre, presenta un lamentable estado de conservación y cada día aumenta su deterioro.
Consideramos que su propietario -el Ayuntamiento- debería someterlo a una profunda restauración, adecuándolo a un nuevo uso, que tenga consonancia con la categoría de este noble edificio.
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