En memoria del miliciano de Arico Antonio Delgado Sosa, muerto en el intento de desembarco de Nelson en Santa Cruz de Tenerife

 
Por Humberto Jesús Crisóstomo Delgado  (Publicado en El Día / La Prensa el 30 de julio de 2017).
 
 
          Unos días antes de conmemorarse la efeméride del 25 de julio, recorriendo las calles de mi pueblo de Arico, me vino a la memoria la figura de Antonio Delgado de Sosa, miliciano de este pueblo que murió aquel día y la de su mujer María (Nota 1), y me dispuse a saber algo más sobre sus vidas, además del título que le habían puesto de “pobre de solemnidad” y el apodo de “María la del Cercado”.
 
          De lo poco que he podido encontrar, sé que ella, por el apodo “María la del Cercado” (2)  vivía en uno de los cercados que existían en el pueblo, uno junto a la calle de la Estopa y el otro denominado Cercado de San Juan, en el barrio del Carmen. Los padres de Antonio eran Antonio Delgado Sosa y Rita María Días, los cuales se casaron en 1767 (3). Por el padrón de 1779 descubrimos que sus padres residían en el Lomo de Arico (Villa de Arico) en el lugar de Arriba, en la casa número 18, y especifica que es la calle de Arriba Abajo. Su padre ya figura “ausente en Indias” y su madre se dedica “a coser, texer, para la manutención” y dice de ella “está pobre”. Además nos informa de los hijos de ambos, qie son “Antonio Sosa, de 12 años (es este nuestro personaje) no tiene oficio. María Leonor de nueve años. Juan de Sosa de siete años y Domingo de Sosa de cuatro años.” (4)
 
          El 15 de mayo de 1795, Antonin casa con María Catalina Bello del Carpio (María la del Cercado). En el libro matrimonial figuran los padres de Antonio, en el que ya su padre se cita fallecido y los padres de María son Juan Bello y Josefa del Carpio. Oficia la boda, celebrada en la iglesia de San Juan Bautista de este lugar, el sacerdote José Hernández de Ara con licencia del titular, José Hernández del Castillo. Son testigos José Antonio de Acosta, Joaquín Delgado Mexía y Antonio Gómez (5). En febrero de 1796 figura, fruto de este matrimonio, una niña de nombre María Hipólita Delgado Carpio, siendo su madrina Isabel Martín del Castillo (6) y el 5 de noviembre de 1797 (cuatro meses después de la muerte de Antonio) nace un niño al que ponen por nombre Antonio de los Santos Delgado Carpio, siendo su madrina su tía Ana María Sosa (7). Este hijo casa a la edad de 38 años en la iglesia de San Juan Bautista el 7 de diciembre de 1835 con María Delgado González. Y ya figura su madre Rita (María Bello del Carpio) fallecida. Los padres de la novia son Pedro Delgado Gazapo (fallecido) e Isabel González (también fallecida( (8). Como dato del estado de pobreza en que quedaron la madre y hermana de nuestro historiado a la muerte del padre, hay que citar la venta que realizan de un pedazo de tierra a Bernardo García, hecho recogido en el testamento de éste, dado en Arico el 16 de junio de 1795: “pedacillo de tierra que compramos a Rita, Leonor, viuda de Antonio Sosa del que tengo documento” (9).
 
          Siguiendo con nuestro personaje Antonio, desconocemos cuál sería su trabajo, aunque nos atrevemos a especular, con poco margen de error dadas las escasas posibilidades de subsistencia en estos pueblos del sur, que fuese el de aparcero por cuenta ajena aquí y allá, intentando sobrevivir él y su familia. También sabemos que pertenecía a las Milicias de Abona y que los días festivos, como era  preceptivo, recibía instrucción en la calle de la Estopa (Tropas). Además hizo sus guardias, como así lo estipulaban las ordenanzas dadas por el general Antonio Gutiérrez desde el 3 de julio de 1793, en las tres atalayas que servían de vigilancia en estas costas de Arico (10).
 
          En el estudio de Alfredo Mederos y Gabriel Escribano Cobo (2014) (11) sitúan estas atalayas en la Montaña de la Centinela, la Montaña del Puerto, próxima al Caletón del Porís y la Montaña de Magua, que controlaba la bahía de Las Eras. Sin embargo, la del Puerto está equidistante de las otras dos apenas un kilómetro y vigila prácticamente lo mismo que la de la Centinela, por lo que nos surgió la duda.
 
          En un interesante artículo de Octavio Rodríguez, que cita a José María Pinto y de la Rosa, ya especificaba que “desde 1742 la montaña de Fasnia era atalaya de vigilancia de la costa de Agache. Lo cual es remarcado en 1779 por el entonces comandante general de las Islas Canarias Joaquín José Ibáñez en un informe que concluyó en 1780 en el que literalmente expresó lo que ya había sido afirmado en 1742: La costa continúa en este distrito de Zarza o barrios de Fasnea o Fasnia, lugar o aldea que dista del Escobonal tres cuartos de legua y del mar algo más de dos tercios. Próxima a la atalaya y sobre el camino está la casa que llaman del capitán Mejía. Los hombres de armas que componen tales barrios pueden alcanzar a unos cien, que en caso de avistarse embarcaciones desde la atalaya, se aprontan con sus armas dispuestos a la defensa y corriendo hacia la costa y esperar ordenes para otro movimiento; por ello es conveniente en este punto mucha vigilancia y puntualidad en la maniobra” (12). Si de la orden dada por Antonio Gutiérrez con fecha 3 de julio de 1793 refiere que se fijen las atalayas en las diferentes bandas del sur y que a Arico le corresponden tres vivías o atalayas en la costa y además especifica: “Todas esas vivías o centinelas se han de finar en las alturas y eminencias que ha sido costumbre en los tiempos de guerra” (13) el hecho de no nombrar a Fasnia radica en que en ese tiempo ésta estaba incluida en el término de Arico. Su creación como municipio propio fue precisamente en febrero de 1795. Por lo cual creemos con certeza que las tres atalayas son La Centinela, Magua y la Montaña de Fasnia.
 
          Dicho lo cual, y siguiendo con el relato, se dispone que estos servicios de vigilancia “se pagarán a ocho reales de plata”. Esto provocó cierto malestar entre el paisanaje, dada la extrema pobreza, por lo que acordó el general Gutiérrez que se alternaran en las vigías para evitar disputas (14).
 
          En cuanto a la vestimenta que tendría nuestro historiado, desde décadas atrás se habían dado órdenes sobre la necesidad de que tanto los militares como los milicianos vistiesen adecuadamente. De resultas de ello se especifica que el uniforme del artillero de milicias, por real orden del 10 de agosto de 1773, fuese “azul todo unido, con botones de metal dorado a los dos lados”. En cuanto a las armas tenían su fusil y su rozadera, aunque no todos, y en más de una ocasión tenían que sufragarlo de su peculio particular.
 
          Siguiendo con el relato de Antonio, otro de los detalles en lo referente a su encuadramiento como miliciano es, como ya indicamos, que era el de artillero y fue adscrito al Batallón de Infantería de Canarias. Ello se refleja en la relación de muertos habidos en dicho batallón la noche del 24 y mañana del 25, que refiere: “Artilleros de milicias: (entre otros): Antonio Delgado de Sosa, miliciano del regimiento de Abona; su viuda Catalina María del Cercado, pobre de solemnidad con dos hijos de menor edad" (15). Por lo que podemos inferir que en la noche del 24 de julio luchó contra los ingleses en las calles de Santa Cruz. Su lucha junto a este Batallón la encontramos en otros dos documentos (16). Sabemos que en esas escaramuzas por las calles, hasta rodear a los ingleses en la plaza del convento de Santo Domingo (situación del actual Teatro Guimerá), hubo muertos y heredos y posiblemente aquí fue herido nuestro miliciano Antonio. Fue llevado al Hospital Militar, donde, de la relación de heridos que entraron, encontramos a Antonio como malherido y al lado muerto. (17)
 
          Con fecha 6 de octubre de 1797, firmado en San Lorenzo (Escorial) por el rey se dictamina: “Antonio Delgado de Sosa, del Provincial de Abona, su viuda Catalina María la del Cercado, con dos hijos menores de edad. S.M. le concede sesenta reales al mes manteniéndose viuda y en su defecto o fallecimiento a los hijos sucesivamente hasta que tengan 18 años y en falta de estos a la madre viuda o padre pobre de Antonio.(18). En esto es fácil ver lo poco que importaba la familia de este miliciano, del informe que tuvieron que remitir a Madrid todavía desconocían que el padre de Antonio ya hacía años que había fallecido y, sobre todo, ni siquiera figuraban los apellidos de su mujer María Catalina Bello Carpio. Además diferentes documentos citados puntualizan que tiene dos hijos en el momento de fallecer, cuando sabemos que su hijo nació cuatro meses después de su muerte.
 
          Teniendo en cuenta que los informes reales gozaban de gran precisión, máxime tratándose de desembolsos monetarios, con estas imprecisiones es fácil abrigar dudas de si alguna vez llegaron a María Catalina Bello del Carpio esos sesenta reales, lo que hubiese sido de gran ayuda para la supervivencia de una viuda y de dos hijos en estas tierras pobres del sur.
 
          Con este improvisado panegírico espero, amigo Antonio, haberte sacado del anonimato. Fuiste uno de esos veinticinco muertos que en las noche del 24 al 25 de juio de 1797 cayeron en las calles de Añaza. Tu cuerpo reposa quién sabe en que fosa común. Allá en la soledad de tu pueblo de Arico, dejaste a tu hija Hipólita, de dos años de edad, y a tu esposa María Bello del Carpio embarazada de tu hijo Antonio, al que no llegaste a conocer. Posiblemente seguirían siendo pobres, muy pobres, pero lo que no es aceptable es el oxímoron “pobres de solemnidad” para referirse a estos humildes canarios, que no consta que solicitasen prebendas, como sí hizo la oligarquía de ese tiempo por el hecho acontecido.
 
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NOTAS
 
1 y 2. Pedro Ontoria Oquillas, Luis Cola Benítez, Daniel García Pulido. Fuentes documentales del 25 de Julio de 1797. Santa Cruz de Tenerife, 1997.
3.- Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Arico (APSJBA) (actualmente en el Archivo diocesano). Libro de Matrimonios.
4.- Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT). Padrón de 1779.
5.- APSJBA (actualmente en el Archivo diocesano) Libro 2º de Matrimonios. 1795
6.- APSJBA (actualmente en el Archivo diocesano). Libro de Bautismos.
7.- Idem.
8.- APSJBA (actualmente en el Archivo diocesano) Libro 2º de Matrimonios. 1795
9.- APSJBA (actualmente en el Archivo diocesano). Testamentos de Arico.
10. Francisco Lanuza Cano. Ataque y derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife, 1951.
11.- Mederos Martín, A.; Escribano Cobo, G. (2016) "Prospecciones arqueológicas alrededor del puerto de Abona y atalayas de las Montañas de Magua, del puerto y de la Centinela ((Arico, Tenerife, Islas Canarias)". Anuario de Estudios Atlánticos núm. 62:062-16. http://anuariosatlanticos.casadecolon.com/index.
12.- El Caserío del Camino Real de Fasnia. Datos genealógicos de la familia Delgado Mejías y transferencias de dicha propiedad a lo largo del tiempo. Octavio Rodríguez Delgado, págs 4-5) 1916
13 y 14.- Francisco Lanuza Cano. Op. cit. Documento LIX
15.- Francisco Lanuza Cano. Op. cit. Documento CLXV
16.- Francisco Lanuza Cano. Op. cit. Documentos CLXI y CLXII
17.- Pedro Ontoria… Op. cit.
18.- Francisco Lanuza Cano. Op. cit.
 
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