El 25 de Julio de 1797. Reseña histórica de la victoria de Tenerife sobre Inglaterra.

 
Por Valeriano Weyler González  (Publicado en el número 3 del periódico CEPSA, mayo-junio de 1997).
 
 
 
          Se conmemora el próximo día 25 de Julio el bicentenario del triunfo de las milicias y pueblo de Tenerife sobre el intento invasor de tropas inglesas comandadas por el contraalmirante Nelson. La cercanía e importancia de la efeméride nos impulsa a asomarnos a esta ventana para compartir unos pocos minutos de nuestra Historia, siempre desde la perspectiva de una muy modesta -aunque consolidada- admiración por este importante episodio.
 
          La relevancia del hecho, no obstante -hecha excepción del ámbito local- no siempre ha sido convenientemente ponderada por los españoles. Por un lado, es la única acción bélica en la que el más grande héroe británico, Horacio Nelson, cae estrepitosamente derrotado. Por otro, 1797 es “annus horribilis” para España (desastre naval en el combate de San Vicente, Cádiz bloqueada, cosechas peninsulares malogradas, pérdida de la isla de Trinidad...), resultando así que la victoria tinerfeña pone un feliz contrapunto a cuantas calamidades de orden económico, militar y político sufre la Corona. Y, por último, podemos atrevernos a decir que la eventual victoria británica habría cambiado de forma sustancial el devenir histórico: los ingleses no vienen únicamente a apoderarse de un barco cargado de tesoros; vienen en busca, además, de nuevos “Gibraltares” con los que ganar posiciones en su estrategia oceánica para con América del Sur y la India. ¿Cuánto hubiese costado recuperar las Canarias? ...
 
          Los hechos son por la mayoría conocidos, y a ellos han dedicado ríos de tinta historiadores y especialistas. Tratemos de condensarlos a continuación, con la limitación de espacio que este medio necesariamente impone.
 
          La guerra con Gran Bretaña estalla en septiembre de 1796. El 14 de febrero de 1797 se produce la citada batalla del Cabo de San Vicente, en la que España, pese a una notoria ventaja numérica, pierde la contienda. En este combate naval destaca el comodoro Nelson, de 38 años de edad, de los que 26 ha pasado navegando, lleva 10 casado y hace 3 que ha perdido la visión, por herida de guerra, en el ojo derecho. La flota española, derrotada, se retira a Cádiz, ciudad que a continuación es bloqueada por los triunfantes navíos del Almirante inglés Jervis, jefe de Nelson.
 
          Es durante el bloqueo de Cádiz cuando, en abril y mayo de 1797, los ingleses practican sendos “golpes de mano” en la rada santacrucera -con dos fragatas en cada ocasión, por sorpresa y sin apenas resistencia-, mediante los cuales se apoderan de un navío español y un buque francés. Estos hechos deben hacer suponer al Almirantazgo inglés que Tenerife es presa fácil. En Julio, Nelson, que ha ascendido a contraalmirante el 20 de Febrero pasado, recibe el mando de parte de la escuadra inglesa y es destacado para efectuar un ataque en toda regla a Santa Cruz de Tenerife. Navegan 4 navíos de línea, 3 fragatas, 1 buque de poco calado y 1 bombarda: casi 400 cañones y 1.500 hombres.
 
          Santa Cruz dispone de varias fortalezas defensivas situadas a todo lo largo de la costa, desde San Andrés hasta el castillo de San Juan. Destaca, en el centro, el castillo de San Cristóbal, punto neurálgico en el acceso a la ciudad, situado sobre lo que hoy en día es la Plaza de España. Son un total de casi 100 cañones al frente de los que se encuentran 400 artilleros, completándose la guarnición con otros 1.300 hombres. Es Comandante General de Canarias el teniente general don Antonio Gutiérrez, de 68 años, soltero y veterano vencedor de los ingleses en dos ocasiones anteriores (Las Malvinas y Menorca). Lleva en Canarias seis años y medio, durante los cuales ha preparado unos minuciosos planes de defensa.
 
          El día 22 de Julio los británicos se presentan ante Santa Cruz. Desembarcan 900 hombres por la zona de El Bufadero. Intentan ganar las alturas de Paso Alto para luego descender, tomar dicha posición y avanzar de Norte a Sur sobre la villa, cosa que no consiguen al serles cerrado el paso por las tropas enviadas al efecto por Gutiérrez. Repelidos, reembarcan en la oscuridad de la noche. Hay luna nueva.
 
          El día 23 se observa a las naves inglesas navegando hacia el Sur de la Isla. Nelson prepara con su oficialidad más planes ofensivos.
 
          Nuevamente de regreso, al anochecer del 24 se sitúan los británicos frente a Paso Alto, efectuando un denso bombardeo. La fortaleza responde eficazmente a la agresión. Ya Gutiérrez ha reunido en Santa Cruz a todas las fuerzas -regulares y voluntarios, de varias partes de la Isla- disponibles. Un segundo ataque es inminente, pero el general español no se deja engañar ante la maniobra de Paso Alto, e intuye que Nelson ha optado realmente por una ofensiva frontal.
 
          En efecto, en torno a las 2 de la madrugada del día 25 comienza el desembarco de unos 1.500 hombres que, a bordo de varias lanchas de transporte, han venido remando sigilosamente desde sus navíos, intentando congregarse en la playa y muelle próximos al propio castillo de San Cristóbal. El factor sorpresa, crucial por naturaleza, queda desbaratado al ser descubiertos por un barco español, iniciándose el cañoneo y disparos de las baterías y fusileros isleños. El barco inglés de poco calado, que escolta a las lanchas, es hundido. Sólo 5 lanchas británicas logran llegar a la zona señalada, pero reciben un fuego tan cerrado que no consiguen penetrar en la plaza. Sufren numerosas pérdidas. El propio Nelson, que honra a sus tropas sumándose en persona a la ofensiva, es gravemente herido en el brazo derecho en el instante de ir a poner el pie en tierra, abatido por la fusilería española. Inmediatamente retirado a su buque insignia, el cirujano de a bordo ha de amputarle a la altura del codo.
 
Ataque británico en Santa Cruz de Tenerife
 
 Desembarco de las tropas inglesas en Santa Cruz. Por Francisco Aguilar y Fuentes, copia al óleo de Luis Suárez Guanes.
 
         
          Mientras tanto, otras lanchas inglesas han sido arrastradas hacia el Sur por la corriente reinante, desembarcando con grandes dificultades en las playas de la Aduana, la Caleta y Barranco de Santos. En dos grupos separados intentan lograr sus objetivos, pero son eficazmente rechazados por los soldados españoles. Las lanchas de refuerzo que al amanecer se les envía  desde los navíos son certeramente cañoneadas por los artilleros. Los británicos en tierra, comprendiendo que su operación anfibia ha fracasado, enarbolan bandera blanca, comenzando así el parlamento de rendición.
 
          Los soldados ingleses, a mediodía del 25 de julio, día de Santiago, desfilan derrotados en la Plaza de la Pila (hoy, de La Candelaria). Se firma el acta de capitulación. Por lado español las bajas ascienden a 25 fallecidos y 38 heridos. Los ingleses dejan atrás 226 muertos, y sus 123 heridos son objeto de todo tipo de atenciones humanitarias por parte santacrucera. El propio Nelson elogia la hidalguía de los españoles, y cruza con el vencedor de esta memorable fecha, el general Gutiérrez, presentes y cartas plenas de una caballerosidad que, con mentalidad actual, pudiera  resultar de difícil comprensión.
 
          CEPSA, que desde 1929 participa activamente en la vida y desarrollo de Santa Cruz y de Canarias, colabora con su Ayuntamiento de manera especial en esta efeméride. Monumento conmemorativo, publicaciones, conferencias y exposiciones son algunos ejemplos. De entre ellos nos atrevemos a recomendar, por su calidad y carácter didáctico, la exposición que, bajo el título “La Gesta del 25 de Julio de 1797”, puede ser visitada hasta el 29 de julio en el Fuerte de Almeyda, sede del Museo Militar Regional. Allí se detalla cuanto en estas líneas hemos intentado esbozar en torno a aquellas heroicas jornadas que, a la postre, catalizaron el despegue de la que llegó a ser Muy Leal, Noble, Invicta, Fiel y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
 
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