Ortega y Gasset en Tenerife
Por Miguel Ángel Noriega Agüero (Publicado en El Día / La Prensa y en Asotavento.com el 31 de diciembre de 2016 y ).
Las dos visitas que el filósofo realizó a la isla en 1916 y 1928 en sus viajes de ida y regreso a Sudamérica.
De Ortega y Gasset se ha dicho, escrito, analizado y valorado mucho y muy bien antes y tras su fallecimiento en 1955. Por todos es sabido que don José fue durante el pasado siglo uno de los filósofos ya no más importantes de España, en eso no hay dudas para afirmar que ha sido la mente más lúcida del pensamiento en nuestro país, sino de toda Europa y del mundo.
Viajó y extendió su palabra por todos los rincones de España, gran parte de Europa y también en América. Precisamente en los dos primeros periplos que Ortega realiza por Sudamérica, hizo escala en las Canarias, cumpliéndose precisamente este año que está a punto de finalizar el centenario de su primera visita a Tenerife, allá por el verano de 1916. Tres viajes realizó a la Argentina (visitando además otros estados limítrofes, como Chile y Uruguay), dos en 1916 y 1928, de apenas unos meses cada uno, y otro, el tercero, desde agosto de 1939 a febrero del 42. Veamos con detalle las escalas en la isla de los dos primeros, comenzando por el que ahora hace un siglo realizó junto a su padre, el escritor y periodista José Ortega Munilla.
Padre e hijo embarcan en Cádiz el 7 de julio de 1916 en el vapor Reina Victoria Eugenia (1), de la Compañía Trasatlántica. Este buque, que había sido botado casi cuatro años antes (el 26 de septiembre de 1912) realizaba en esos años la mensual travesía Barcelona-Cádiz-Montevideo-Buenos Aires y regreso. Precisamente su ruta inaugural en la primavera de 1913 fue también esa, recalando en Santa Cruz de Tenerife el 17 de marzo de 1913 (2). Le acompañaba en esa línea su “hermano gemelo” el vapor Infanta Isabel de Borbón (3), que, como veremos más adelante, traerá a Ortega y Gasset de regreso de Sudamérica unos meses más tarde (4).
En el citado trayecto de julio del 16 iban más de 800 pasajeros. Además de Ortega y Gasset y su padre, viajaban a bordo destacadas personalidades tinerfeñas del momento: el Alcalde de Santa Cruz de Tenerife, el liberal Jacinto Casariego y Ghirlanda (5); el juez municipal Miguel Díaz-Llanos, acompañado de su mujer; el Inspector de Sanidad Municipal y Subdelegado de Medicina Agustín Pisaca y el Director del Instituto de Canarias de La Laguna, Adolfo Cabrera-Pinto y Pérez (6). Además visitaban la isla durante un tiempo, de ahí su viaje a Tenerife en ese buque: el Inspector General de Obras Públicas Antonio Cruzado Martínez (7) y el geólogo y Catedrático de Cristalografía de la Universidad Central (actual Complutense de Madrid) Lucas Fernández Navarro (8), junto a su hijo Rafael. Rumbo a América se encontraban también como pasajeros el embajador mejicano Isidro Fabela, además del poeta, novelista y dramaturgo catalán Eduardo Marquina Angulo, acompañado de su esposa e hijo. Junto a Marquina viaja también, de gira por América, la Compañía “Guerrero-Mendoza”, de la que formaban parte el reparto y demás trabajadores, además de la pareja que le da nombre: la actriz María Guerrero y su esposo, el empresario teatral y director Fernando Díaz de Mendoza y Aguado, acompañados de los dos hijos de ambos (Fernando y Carlos).
Vapor Reina Victoria Eugenia que traería a Ortega dos veces a Tenerife
Gracias al relato de este viaje a Argentina que Ortega Munilla publica en la revista La Semana (9) y que pasaría a ser años más tarde un capítulo de la obra Tenerife, visto por los grandes escritores: (crónicas e impresiones de viaje) podemos conocer algunos datos de esta escala tinerfeña de la pareja. El transatlántico va dejando a un lado la montañosa Punta de Anaga. Entra en la rada santacrucera, tras haber visto el lugar de hundimiento del Westburn unos meses antes, detalle que les hace recordar por un momento la guerra fratricida que en esos años asolaba muchos rincones de Europa. Munilla describe así su primera impresión de Santa Cruz de Tenerife vista desde la mar, aún sin haber puesto pie en tierra: "Ya se divisa la población bajo el cielo azul sin nubes, al pie del Teide que hunde en la altura su cono pétreo salpicado de manchas níveas. Hemos dejado atrás las otras islas Canarias, que con sus montañas ingentes, sus valles floridos nos llaman invitándonos a detenernos. Por momentos va surgiendo el caserío de Santa Cruz, la perspectiva de sus palmeras, de sus terrazas orientales, de las cúpulas de los templos. Por la derecha descubrimos los bravíos Roquetes, una serie de sirtes, éste parecido un pilón de azúcar, aquel aplastado y largo, el otro dentellado como una sierra."
Tras oficiarse misa en cubierta a cargo del capellán del buque, ayudado por un marinero, que ejercía las labores de monaguillo, el transatlántico entró en el puerto santacrucero el domingo 9 de julio a las ocho y media de la mañana, siendo despachado por los Sres. Viuda e hijos de Juan La-Roche (consignataria de la Compañía Trasatlántica Española). Se encontraban en el puerto en ese momento los vapores alemanes: Cap Ortegal, el Prince Regent y otros cuatro más (10). Dejaron el trayecto, quedándose en la isla, 9 pasajeros procedentes de Barcelona y 35 de Cádiz, otros 795 siguieron tránsito para Montevideo y Buenos Aires.
Los Ortega tuvieron tiempo para descender del buque y conocer la ciudad en automóvil, aunque fuese con escaso tiempo y de manera apresurada. Esas escasas cinco horas les sirvieron para recorrer buena parte del Santa Cruz del momento, que Ortega Munilla describe de la siguiente manera: Los paseos están llenos de gente. Una música militar toca en el centro de alegre glorieta. Pasan por centenares las mujeres del pueblo con un redondo sombrerito, de paja, que es el más gentil adorno que ha inventado el genio de la indumentaria. Este sombrerito cae con la misma gracia sobre la cabeza de la anciana que sobre la de la muchacha. Y Ortega Munilla sigue con el relato de su breve estancia santacrucera diciendo: " A la sombra de floridas arboledas, en grata compañía, dejamos pasar las horas envueltos en la dulce atmósfera que tiene algo de caricia femenina. Pero ya nos llama el vapor con su ronca sirena. Hay que partir. Todavía no nos resolvemos a levantarnos del asiento en que descansamos. Nos retiene el hechizo de esta tierra bienhechora atractiva."
De su breve periplo por las calles de Santa Cruz se sabe esto que cuenta el progenitor y que llegaron a probar los cigarros “La flor isleña” (11). Quizás la pareja acudiera, como sí lo hicieron seguro otros muchos pasajeros del trasatlántico, al consulado argentino, que dirigía en ese momento Conrado A. Martínez Déniz, y que esa mañana organizó un acto de conmemoración del centenario de la proclamación de independencia de esa república sudamericana (12).
Padre e hijo vuelven de nuevo al navío, a bordo de las lanchas que los transportan al Reina Victoria Eugenia. Comparten chalupa con dos indios que acuden al trasatlántico a vender telas. Ya instalados de nuevo en su “hotel flotante” dejan pasar los minutos que faltan para la partida disfrutando de las vistas y del divertimento de algunos pasajeros. Desde el barco se lanzaban monedas para que jóvenes chicharreros bucearan entre las aguas que circundan el buque en busca del brillante y redondo metal, que se ganaban en caso de encontrarlo.
Y la nave pone rumbo a América zarpando de Santa Cruz a la una y media de la tarde, tras aprovisionarse de víveres y cargar la correspondencia (13). Ambos pasajeros van dejando atrás la isla con el deseo de volver de nuevo a ella. Dice Munilla: "Aún no hemos salido de la bahía y ya sentimos la impaciencia de regresar la sombra del Teide. (...) Pronto se habrá desvanecido el perfil de las cordilleras. Y de todo este momento de dicha no restará en mi sino esa huella dolorosa que se llama recuerdo."
Antes de arribar a Buenos Aires el vapor hace escala en Montevideo. En la capital uruguaya Gasset envía una carta a su esposa Rosa Spottorno relatando curiosidades y vivencias durante el viaje. En una parte del mensaje le dice: "(...) Anoche vi un fenómeno meteorológico interesante. Es el arco iris de noche, producido sobre la llovizna por la luz de la luna. (...) No se ve barco ni nada. Algunos peces voladores, algunas golondrinas de mar. Ayer, muy lejos, la silueta de las islas de Cabo Verde." Tanto él como su padre pasan los días del trayecto en compañía de otros pasajeros conocidos (José Santiago y Hermenegildo García Verde), así como de María Guerrero. Relata en la citada carta los coqueteos de las chicas de la compañía teatral con otros pasajeros del navío: "Las señoritas de la compañía son guapas, pero de una ñoñería de damiselas provincianas inaceptable. (…) Las jóvenes se entregan al flirteo con los más estúpidos del barco." (14)
El 22 de julio llegan por fin a la capital argentina, comenzaba en ese momento un intenso periplo de varias semanas por una serie de ciudades a donde Ortega y Gasset llega con un objetivo claro, que dice públicamente nada más llegar: "Vengo a aprender más que a enseñar. Me interesa sobremanera conocer en todos sus pormenores la labor intelectual argentina, el grado de influencia que aquí ejercen los distintos países europeos y las necesidades y aspiraciones intelectuales de este país." (15)
Ortega y Gasset recién desembarcado en Buenos Aires, 1916
Ortega acudía a la invitación hecha meses antes por la “Institución Cultural Española” (16), quien ya hiciera lo propio en 1914 convocando al historiador Ramón Menéndez Pidal para que este difundiera su opinión y sapiencia entre los ambientes culturales y académicos argentinos del momento (17). Con Ortega no cesó el objetivo y fundamento de este organismo que perseguía la divulgación de los nuevos valores del pensamiento, la ciencia, la historia y la educación española de esos inicios del siglo XX. Tal es así, que le siguieron años más tarde otros célebres pensadores e investigadores españoles, como Ramiro de Maeztu, Eugenio d’Ors, Américo Castro, Julio Rey Pastor y Pío del Río Hortega, entre otros (18).
Durante el semestre que Ortega y Gasset estuvo en Sudamérica pronunció conferencias en Buenos Aires, Tucumán, Rosario, Córdoba, Mendoza, además de en Montevideo. Todas ellas se encuadraban dentro de la serie “Introducción a los problemas de la filosofía actual” y tuvieron un notabilísimo seguimiento y aceptación. Precisamente durante esa estancia americana Ortega deja la redacción del diario El Imparcial (en el mes de septiembre) y nace su hijo José Ortega Spottorno, el 13 de noviembre de 1916, fallecido en 2002 y quien fuera fundador del diario El País.
Cabe decir que hace unas semanas, en septiembre de 2016, se ha realizado en Buenos Aires el “Congreso Internacional. Ortega y América 1916-2016”, organizado por la Fundación Ortega y Gasset de Argentina y el Centro de Estudios Orteguianos (Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón), conmemorando el primer centenario de la visita del filósofo a ese país latinoamericano.
Mediados de enero del nuevo año 1917 y Ortega y Gasset regresa a España. Esta vez viajará solo, ya que su padre había hecho lo propio un mes antes (19). El filósofo tomó el 2 de enero, como ya hemos dicho en los primeros párrafos de este artículo, el vapor Infanta Isabel de Borbón que hizo escala esta vez en la isla de Gran Canaria. Tras unas horas de atraque en el puerto de Las Palmas, el 17 de enero pone rumbo hacia Cádiz. Esta partida tuvo un trágico accidente ya que a consecuencia de un escape de vapor murieron un fogonero y una niña (20). En ese mismo trayecto hacia Europa viajaba como pasajero del trasatlántico el tenor José Palet Bartomeu.
Al día siguiente el Infanta Isabel de Borbón atraca en Cádiz, portando varias toneladas de carga (fundamentalmente harina, además de cuero y maíz) y llevando a bordo 1222 pasajeros, de los cuales 195 ponen pie en Cádiz y 1027 siguen tránsito para Barcelona. Ortega y Gasset, a quien le esperaban en el puerto varios familiares, toma el tren hacia Madrid, quedándose varios días en Sevilla antes de llegar a la capital (21). Finaliza así el primero de los viajes del Catedrático de Metafísica a Sudamérica.
En 1928 es invitado de nuevo a la Argentina, esta vez a cargo de la “Asociación Amigos del Arte”. De nuevo será el vapor Reina Victoria Eugenia quien lleve al filósofo al continente americano, y al igual que en 1916, el navío hace escala en Santa Cruz de Tenerife. Arriba al puerto chicharrero en la mañana del viernes 10 de agosto y esta vez, gracias a que la escala duraría más tiempo, Ortega pudo disfrutar y visitar rincones tinerfeños fuera de Santa Cruz. Ejerce como cicerone el abogado Guillermo Cabrera Felipe, visitando ambos La Laguna y el Valle de La Orotava. Antes de regresar de nuevo al vapor surto en el puerto y zarpar rumbo a Buenos Aires, tiene tiempo de saludar a Francisco La-Roche Aguilar, presidente del Cabildo Insular de Tenerife en esos finales años 20 del pasado siglo (22).
Tras varias semanas en Argentina y Chile impartiendo una serie de conferencias, Ortega regresa a España de nuevo, ya comenzado el año 1929. Esta vez subirá a bordo del trasatlántico alemán Cap Polonio, haciendo escalas en Buenos Aires, Montevideo, Santos y Río de Janeiro, antes de arribar a Santa Cruz de Tenerife. Este navío germano fue muy célebre durante esos años dentro de la vida social y portuaria de Santa Cruz de Tenerife. Botado en 1914, llegó por primera vez a nuestro puerto el 24 de febrero de 1922, atracando en el Muelle Sur (23). Como comodoro del navío figuraba Ernest Rolín, personaje muy querido en esta ciudad al cual le fue otorgado el título de Hijo Adoptivo y que cuenta con una calle dedicada en su honor (cerrando por el oeste el Parque de la Granja).
Transatlántico Cap Polonio durante su primer atraque en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, 1922
Quizás a algún lector este vapor alemán le traiga a la mente la novela de Arturo Pérez-Reverte El tango de la guardia vieja (Alfaguara, 2012) y que en parte se desarrolla dentro de este buque, de camino a Buenos Aires, curiosamente en fechas muy cercanas a las del regreso de Ortega a España, en noviembre de 1928.
Gracias a una curiosa entrevista, denominada “charla” por su autor, el periodista Luis Francisco, publicada en La Prensa del 18 de enero de 1929, podemos conocer varias cosas de aquel viaje de regreso a Europa del pensador madrileño. Viajaba en el camarote H de la tercera cubierta y lo hacía sin el característico bigote que llevaba en los primeros años de su vida. El buque llegó al puerto santacrucero durante la madrugada del 17 de enero y apenas estuvo atracado en él durante unas horas, tomando rumbo a Lisboa, para posteriormente hacer escalas en Vigo, Boulogne sur Mer y Hamburgo. Ortega revela en esa citada entrevista que tiene unas ganas locas de hacerse isleño permanente, como Robinson y recuerda su anterior visita a la isla, junto a su padre, diciendo: "Estuve hace doce años. Aquella impresión me fue tan grata, que me espolea para visitarla nuevamente."
Estas fueron pues las dos visitas que el pensador, escritor, ensayista y político español realizó a Tenerife en 1916 y 1928. Se une, por lo tanto, Ortega a la notable lista de afamados y reputados personajes que durante los últimos cinco siglos han visitado la isla, recalando en ella a bordo de navíos que han atracado o fondeado en nuestro puerto. Bien merece, en caso de que se amplíe el Paseo de los Visitantes Ilustres, inaugurado la pasada primavera en el Muelle de Enlace del Puerto de Santa Cruz de Tenerife a iniciativa de la Tertulia de Amigos del 25 de Julio y con la colaboración de la Autoridad Portuaria, que Ortega y Gasset disfrute de uno de los nuevos hitos que atestigüen su paso por esta ciudad. Sirva para fundamentar ese hecho este modesto artículo, escrito con el objetivo de dar a conocer el par de escalas en esta isla de uno de nuestros pensadores más reconocidos del pasado siglo.
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NOTAS
1.Nombrado así en honor a Victoria Eugenia de Battenberg, reina de España y esposa del rey Alfonso XIII.
2.Procedente de Barcelona, dejando 14 pasajeros en Tenerife y siguiendo ruta 635.
3.Toma el nombre de la Infanta Isabel de Borbón y Borbón, más conocida como La Chata, hija de la reina Isabel II.
4.Ambos buques cambiaron de nombre durante la Segunda República, en 1933, pasando a denominarse (debido a las escalas que solían hacer en sus rutas) Argentina el Reina Victoria Eugenia y Uruguay el Infanta Isabel de Borbón.
5.Nombrado alcalde de la ciudad el 31 de diciembre anterior, procedía de Madrid, desde donde partió hacia Cádiz para tomar este barco, tres días antes acompañado de su esposa e hija. Se había desplazado a la capital del país para tratar diversas gestiones relacionadas con la casa de Correos y Telégrafos y la cesión de los terrenos que ocupaba en ese momento el Castillo de San Cristóbal.
6.Quien, tras varios años dirigiendo el Instituto, daría posteriormente nombre al centro.
7.Que fue designado para inspeccionar las jefaturas del ramo en Tenerife y Gran Canaria por el ministro de Fomento Rafael Gasset Chinchilla, a la sazón tío de José Ortega y Gasset. Regresó de nuevo a la Península en el vapor español Montevideo, el 3 de septiembre de ese año.
8.Ya había estado en la isla en ocasiones anteriores, entre ellas durante la erupción del Chinyero en 1909. Se hospedó en el Hotel Colón y aprovechó sus estancia en la isla para realizar visitas de estudio a La Gomera (el 19 de julio daría una conferencia en Vallehermoso), al Teide y a La Laguna, entre otros lugares. El 29 de agosto ofreció una célebre conferencia en el Casino de Tenerife titulada “El Teide. Geología de Canarias” y que fue publicada el periódico local El Progreso el 2 de septiembre de 1916. Al día siguiente, el Catedrático y su hijo regresaron a la península. Por sus trabajos y estudios sobre la geología canaria y sus varias visitas a la isla le fue dedicada una calle en Santa Cruz de Tenerife, que aún conserva su nombre.
9.“Un viaje a las tierras del Plata. A bordo del Reina Victoria Eugenia”. Revista La Semana, 21 de octubre de 1916. Gran parte del artículo fue publicado también en el diario La Prensa del 31 de octubre de 1916.
10.Revista La Semana, 21 de octubre de 1916.
11.La Prensa, 11 de julio de 1916.
12.La Opinión, 10 de julio de 1916.
13.La Gaceta de Tenerife, 10 de julio de 1916.
14.Anales de la Institución Cultural Española. Buenos Aires, 1941.
15.Ortega y Gasset 1885-1955. Imágenes de una vida. Madrid, 1983.
16.Entidad fundada en junio de 1912 para honrar la memoria de Marcelino Menéndez y Pelayo.
17.José Ortega y Gasset ocupará la cátedra creada por la Institución Cultural Española en la Universidad de Buenos Aires, del 7 de julio de 1916 al 16 de febrero de 1917. Ramón Menéndez Pidal ocupó precisamente la primera de esas cátedras.
18.Martínez de Codes, Rosa M.: Ortega y la Argentina. Universidad Complutense de Madrid.
19.Ortega Munilla llegó a Cádiz, y ese mismo día salió en tren hacia Madrid, el 19 de diciembre de 1916. El vapor Reina Victoria Eugenia que lo trajo de vuelta no pudo hacer escala en Canarias debido un temporal, lo que obligó a que los pasajeros tuvieran que llegar a las islas unos días más tarde en el vapor Cataluña. (La correspondencia de España, 20 de diciembre de 1916).
20.La información, 19 de enero de 1917.
21.El Día, 19 de enero de 1917.
22.El Progreso, 11 de agosto de 1928.
23.Padrón Albornoz, J. A.: “La primera escala del Cap Polonio”. El Día, 9 de enero de 1983.
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