Dámaso Quesada y Cháves y el "Plan de las Afortunadas Yslas del Reino de Canarias"

 
Por Juan Tous Meliá  (Publicado en El Día / La Prensa el 7 de abril de 2007).
 
 
          En mayo de 1996 publiqué el libro El Plan de las Afortunadas Islas del Reyno de Canarias y la Isla de San Borondón (véase «libros de google»). Se trata de un estudio sobre el mapa "Plan de las Afortunadas Yslas del Reino de Canarias", que consideré anónimo; pero que, una serie de circunstancias, permiten asegurar que su autor es Dámaso Quesada y Cháves, quien siendo diácono lo levantó hacia 1765.
 
Q-1 Custom
 
El Plan de las Afortunadas Islas del Reino de Canarias, por (Dámaso Quesada y Cháves). c. 1765. (Centro Geográfico del Ejército).  
 
          Al año siguiente, Dolores Corbella y Javier Medina editaron el libro Noticias de la Isla de San Borondón, en el que informaban sobre la existencia de dos manuscritos, el conocido desde hace muchos años, que se conserva en la iglesia de Nª. Sª. de Monserrat de Roma, y el ms. 22.520 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Con la lectura de ese libro, me di cuenta de que podía haber una relación entre los dos manuscritos de Quesada y el ‘Plan’ sin poderlo asegurar a ciencia cierta, hasta haber consultado alguno de ellos. Sin embargo, fue Jorge Sörgel de la Rosa el que tuvo la intuición de relacionar a Quesada y Cháves con el Plan en su libro San Borondón la historia de una isla mítica, publicado en enero de 2005. Este autor tuvo la fortuna de consultar ambos manuscritos y le fue fácil identificar al autor del mapa, a pesar de datarlo en “una fecha poco después de 1784”. No obstante, la fecha que le di en su momento de ‘circa 1765’, fruto de la lectura de los textos del mapa, sigue siendo válida. Para datarlo tuve en cuenta que al sur de El Hierro figura la leyenda “por los franceses año 1765” y que en el medallón nº 48, último rotulado, figura el nombre del obispo don Francisco Delgado, del que se sabe que permaneció en la diócesis entre 1763 y 1769, año en que fue promovido a la de Sigüenza. 
 
          En mi trabajo, el único dato contrastado era el que figura en el mapa de la isla de Fuerteventura, de Tomás López, editado en 1779. En su cartela dice “Para esta isla, la de Tenerife, Lanzarote, Palma, Gomera, y la de Hierro, se tuvieron presentes los Mapas Topográficos levantados por el Ingeniero en Gefe D. Antonio de Riviere, en compañía de otros Ingenieros subalternos. También dio el Sr D. Francisco Xavier Machado y Fiesco, Ministro y Contador general del Real y Supremo Consejo de las Indias, un plano general de las SIETE ISLAS DE CANARIA, levantado el año de 1742; assi mismo un tanto del que este caballero formó y presentó al Rey el año de 1762. Túvose también un mapa manuscrito mui bueno, aunque sin autor, ni fecha, baxo el título de PLAN DE LAS AFORTUNADAS ISLAS DEL REYNO DE CANARIAS; el cual tenía por orla en la margen superior la Cronología de los Reyes de España, que han dominado las Islas, y la serie de sus Obispos. En la orla inferior había una noticia abreviada de estas Islas Geografico-Histórica. El P. Fr. Francisco Guzmán suministró varias noticias conducentes a la mejor ilustración de estos mapas; y lo mismo hizo el señor Don Bernardo de Iriarte, Oficial mayor de la primera Secretaría de Estado y del Despacho”. Información que anotó en sus Memorias Lope Antonio de la Guerra y Peña en el año 1781 (véase edición moderna del Cabildo de Gran Canaria, 2002, pp. 616 y 619). Otro dato importante que aporta el mapa es que el autor había escrito una Historia. Circunstancia de la que también se hace eco Lope de la Guerra, en el año 1774, con la cita: “Dícese que ha salido a Luz una Historia de estas Islas compuesta por Don Dámazo (sic) de Abreu Presbítero natural del Realejo que se halla en Roma” (p. 347).
 
          Tras una minuciosa pesquisa bibliográfica localicé dos reseñas sobre los trabajos de don Dámaso:
 
              • Una reseña, catalogada con el nº 325, en el tomo dedicado a los “Códices de la biblioteca de la Embajada de España cerca de la Santa Sede” (p. 216) del P. J. M. Pou y Martí, de la que se hace eco Miguel de Santiago en la Revista de Historia, nº 59 jul-sep de 1942. Es el texto que durante años recopiló con datos para su Historia y que en 1770, en Roma, le dio forma bajo el título Canarias Illustrada y Puente Americano situado en las Afortunadas 7 yslas de Canaria. Compendio del Descubrimiento, Conquista, Situacion y Dominio de ellas Segun las noticias que dan las Coronicas de Don Bartholome Cairasco Canonigo de Canaria, Francisco Viana, D. Juan Nuñes de la Peña y el R. P. Fr. Bartolomé de Candelaria historiador de la Aparicion y Milagros de N. Sra. de Candelaria; todos naturales de estas Yslas: Los R.R. P.P. Monte Mar; y Quiros; Estrangeros; etc. y muchos manuscritos que notan los sobredichos coronistas, y otros mas aumentada aora con los Breves Apostolicos Mapas, y varias Escalas, para maior claridad. Compuesta por D. Damaso de Quezada y Chaves Diacono natural de la de Tenerife qe la Dedica y Consagra. 23x18 cm; 155 folios, encuadernado en cartón.
 
               • Además, el P. Pou reseña (nº 323, p. 215 y nº 324, p. 216) que hay “dos tomos que constituyen una sola obra” titulada: Las Canarias Ilustradas y Puente Isleña-Americana, fixa en el 1º y General Meridiano. Descubrimiento, conquistas y anales de las siete Islas Dichas Afortunadas. T-I, 19 x 13 cm; 354 folios y, con el mismo titulo, -II, 19 x 13 cm; 414 folios, más nueve de prólogo que escribió en Roma, hacia 1784.
 
          Ambas obras fueron recogidas por Dominik Wölfel en el libro Die canarischen inselnund ihre urbewohner [Leonardo Torriani.-Descrittione et Historia del Regno de l’Isoile Canarie gia dette le Fortunate con il parere delle loro fortificationi] publicado en Leipzig en 1940, con el título de: “Quezada y Chaves, D. Dámaso de: Las Canarias Ilustradas y Puente Isleña Americana, fixa en el 1º y General Meridiano. Descubrimiento, conquista y Anales de las siete Yslas dichas Afortunadas. En el Obispado antes de Rubycón nombrado hoy de las Canarias, en tres partes o Tomos divididos. Compuestos en Roma por el sacerdote Don Damaso de Quezada y Chaves de la misma Diócesis año de 1770. Parte y Tomo Primero. Y con sus Mapas, y Varias Escalas para la mayor claridad, del mismo Auctor, adornado nuevamente enriquecida con Bulas, corregida y añadida de varias cosas en la misma Roma.- Parte y Tomo Segundo. En la misma Roma, 1784”, Wölfel añade que existe “Photokopie im ‘Archivum Canarium’ en Viena”. Wölfel cita tres partes o tomos, lo que da a entender que la consideró como una sola obra, en contra de lo referenciado por el P. Pou.
 
          La existencia de dos títulos análogos, pero no idénticos, daba a entender que había dos obras manuscritas, cuyas gestaciones y vicisitudes pueden ser las siguientes:
 
             . El manuscrito nº 325 escrito por el ‘diacono’ Quesada en c1770, que se conservó en la embajada de España cerca de la Santa Sede posiblemente hasta 1940; y que, tras permanecer en ignorado paradero, fue subastado en Sotheby’s, de Londres, en diciembre de 1987 y adquirido por la Biblioteca Nacional de Madrid, que le ha dado la signatura ms. 22.520. Aunque, permanece inédito, ha sido utilizado por Dolores Corbella y otros (“Relaciones lingüísticas canario-americanas: aspectos gramaticales de las cartas de emigrantes isleños” en Centro Virtual Cervantes, Congreso de Valladolid, 1997; el libro ya citado sobre San Borondón y el Diccionario Histórico del Español en Canarias), por Antonio Picazo Muntaner y Jesús García Marín (“Referencias al ataque holandés de 1599 y otras notas de la Canarias Ilustrada de Dámaso Quesada y Chaves” en IV Centenario del ataque de Van der Does a Las Palmas de Gran Canaria en 1599. Coloquio Internacional Canarias y el Atlántico, 1580-1648; 2001, pp. 261-268), y por otros autores en pequeñas citas.
 
             . Los manuscritos números 323 y 324 que forman una única obra que se conserva actualmente en la biblioteca de la iglesia de Nª Sª de Monserrat, escrita por el ‘sacerdote’ Quesada. Fue utilizada por Emilio Hardisson Pizarroso (1901-1949) para escribir sus artículos, “El Garoé y la Historia de Quesada y Cháves” (Revista de Historia nº 61; 1943, pp. 30-41) y “El descubrimiento precolombino de América” (El Museo Canario, nº 16; 1945, pp. 13-33). Según Miguel de Santiago, su viuda disponía de una fotocopia del mencionado manuscrito (véase Descripción Geográfica de Pedro Agustín del Castillo, Libro III, p. 2.714). Se deduce que esta última obra fue escrita hacia 1784, cuando ya había sido ordenado sacerdote, y creo que es el resultado de ‘pasar a limpio’ el trabajo anterior.
 
Biografía
 
          Dámaso Quesada y Cháves, nació en El Realejo de Abajo el 10 de febrero de 1728, falleció en Roma en 1805. Fue bautizado en su iglesia de la Concepción el 14 de febrero siguiente (Lib.VI fº 48v). Hijo del alférez Agustín Hernández de Quesada, natural de Gran Canaria, y de Beatriz Josefa de Cháves, del Realejo de Taoro, cuyo matrimonio se celebró el 13 de diciembre de 1716, en la misma iglesia. Fue su padrino de bautismo el presbítero beneficiado Dámaso de Abreu Miranda, por eso es conocido como Dámaso de Abreu. Dejó otorgado testamento.
 
          Don Dámaso inició su carrera sacerdotal en 1752. Fue ordenado de menores (cuarto grado) el 23 de diciembre de 1752, en la parroquia de San Sebastián de la villa de Agüimes (Gran Canaria) por el Ilmo. y Rvmo Sr Dr. Dn. Francisco Morán obispo de estas islas, cuyo expediente había sido iniciado el 28 de agosto de 1752 por el obispado y continuado en La Orotava por el párroco don Gonzalo Barroso y Cháves el 16 de octubre de 1752 (exp. nº 6.105). Fue ordenado de Epístola (subdiaconado) el 21 de diciembre de 1753 en la ciudad de Canaria (fol. 37). Finalmente recibió el diaconado el 20 de septiembre de 1755, en Las Palmas, en la capilla de su palacio (fol. 37), cuyo expediente se inició el 20 de junio de 1755 y se formalizó en La Orotava por el citado párroco el 18 de agosto de 1755 (exp. nº 6.216) del Libro de Asiento de las ordenes que se han de celebrar en el tiempo del pontificado del Ilmo. y Rdmo. Sr. Dr. Dn. Fray Valentín Morán obispo de estas Islas...(1751-1761) (información amablemente facilitada por el sacerdote don Julio Sánchez Rodríguez).
 
          Dueño de la capellanía de los Romay, en la iglesia realejera de la Concepción, pleiteó por una capellanía en la parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia del Puerto de la Cruz.
 
         Don Dámaso dice en su primera obra que estaba de diácono en Roma en 1770 y, en la segunda, que seguía en Roma en 1784 y era sacerdote. Por Lope de la Guerra se sabe que ya lo era en 1774. Nada se sabe de su vida entre 1755 y 1770. De sus obras se deduce que estuvo en Madrid, posiblemente en 1765, pues dice que en ese año Carlos III entró a vivir al Palacio nuevo de Madrid y que “uno de los tres cuerpos de Hidalgos hallados en una cueva de Arico fue presentado al rey” (es posible que los otros dos sean los que se llevó, en 1776, Mr. de Puysegur, comandante de la fragata L’Espiegle y depositó en el Gabinete de Historia Natural de París, según Viera, T-I, p. 175). Durante su estancia en Madrid conoció a Juan de Iriarte del que dice que era “Bibliotecario segundo de Su Magestad en Madrid” (fol. 150r, de su primera obra). En esa biblioteca consultó el manuscrito Yslas y Genealogía de Agustín de Herrera de Gonzalo Argote de Molina y la Relación de Méritos de los señores de Fuerteventura de José Pellicer de Ossau y Tovar.
 
Q-2 Custom
 
Plan de las Afortunadas Islas del reino de Canarias. Detalle con los Escudos de Castilla y León y de Canarias, por (Dámaso Quesada y Chavez) c. 1765. (Centro Geográfico del Ejercito)
 
Cartografía
 
          Los mapas que figuran en Canarias Illustrada y Puente Americano son los particulares de cada isla que inserta al inicio de los capítulos que dedica a cada isla. Estos mapas son copia exacta, isla por isla, del Plan en cuanto a contorno, trascripción de los topónimos y dimensiones de las escalas gráficas. Para corroborarlo basta observar la isla de Tenerife, y el “meridiano en el pico del Tenerife” en el que están las trazas de los paralelos 27º y 28º y en el recuadro están rotulados los paralelo 27º, 28º y 29º iguales que los que figuran en el Plan; sin embargo, los meridianos 360º, 1º y 2º están desplazados un grado aunque conservan los intervalos.
 
          Como ya decía en mi trabajo, es posible que la información para levantar los mapas así como su ‘obsesión’ por las escalas y por la utilización de las unidades de longitud usadas en Francia, Inglaterra, Holanda e Italia, la obtuviera de alguno de los ingenieros militares destinados en la isla. Entre ellos cabe pensar que pudo tener relación con Manuel Hernández (estuvo destinado como ingeniero entre 1740 y 1752), Francisco Delapierre (entre 1740 y 1756) y Francisco Gozar (entre 1755 y 1762), quien en 1770 presentó al Ingeniero General Juan Martín Zermeño el mapa “Las Siete Yslas de Canarias” y, principalmente, con Francisco Xavier Machado Fiesco (1730-1808), regidor perpetuo que, siendo diputado en Madrid por la isla de Tenerife, presentó en 1762 al rey Carlos III un Memorial sobre la Defensa de las Islas (10 de mayo) acompañado del mapa: “Plano de las Siete Islas de Canaria, e islotes desiertos adyacentes a ellas, arregladas a las mas exactas modernas observaciones y dedicada al Rey N. S. D. Carlos III”. Debajo del mapa lleva una descripción en diez columnas con el título: RELACIÓN DE LAS COSAS MAS NOTABLES DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA ANTES Y DESPUES DE SU CONQUISTA (Véase la trascripción completa en mi trabajo Plano de las Islas Canarias, publicado en mayo de 1994). Este mapa y el Plan obedecen a un mismo diseño, aunque levantado por distinta mano. Cabe pensar que Machado ‘encargó’ el mapa a algún experto que utilizó los trabajos de Antonio Riviere y su equipo de ingenieros, pues él no tenía conocimientos matemáticos para levantarlo, igual que lo hizo Quesada.
 
Q-3 Custom
 
Plano de la Isla de Tenerife, por Dámaso Quesada y Chávez, c. 1770  (Biblioteca Nacional. Madrid)
 
          Una de las cosas más curiosas del Plan es que en él figura una de las pocas representaciones de la isla de San Borondón, formando parte de un mapa general de las islas. Además, incluye en la parte superior, en medallones, los nombres de los obispos de las Islas y de los reyes de Castilla y León; y en la inferior, distribuido en nueve columnas, los primeros pasos de la historia de Canarias y la “Noticia Geográfica” de las ochos islas (las siete y la de San Borondón). También figura una “Escala Geográfica de las leguas que se miden de unas Yslas a otras de la Escala francesa”.
 
          Este curioso Plan, una vez levantado por Quesada pudo pasar a manos de Juan de Iriarte (1702-1771), a su sobrino Bernardo de Iriarte (1735-1814), o a fray Francisco de Guzmán. Ya se ha dicho que estos dos últimos proporcionaron varias noticias al geógrafo Tomás López para confeccionar los mapas de las Islas; el P. Guzmán era natural del Puerto de la Orotava, donde nació en 1724; según Álvarez Rixo “era sujeto raro y aplaudido por la diversidad de sus conocimientos, genio agudo y saladísimo para la sátira, como elocuencia y facilidad incansable para el púlpito”. Viera lo cita en su Historia diciendo que era célebre “en todas las islas, por su ingenio y diversidad de talentos y en la corte de Madrid por su incansable predicación y rara facundia” (t-II, p. 892). El P. Guzmán fue su rival en los púlpitos, y ridiculizó tanto la Gaceta de Daute como la ‘Tertulia de Nava’. Se le atribuye un anónimo. Debió fallecer en la villa de Alarcón, donde era beneficiado a finales del siglo XVIII o principios del siguiente. En el siglo XIX el Plan siguió en manos privadas pues fue comprado por Manuel Rico y Sinobas (1818-1898), doctor en Medicina y Ciencias Físicas, catedrático de la Universidad Central, académico de la de Medicina y gran coleccionista. Su maravillosa colección fue adquirida por el Estado, entre 1901 y 1902, y repartida entre las grandes instituciones: Biblioteca Nacional: colección de tapas de encuadernaciones de los siglos XVI al XIX; Museo Arqueológico Nacional: instrumentos científicos, armas blancas y de fuego; Deposito de la Guerra (actual Centro Geográfico del Ejército): 179 atlas y 2.416 mapas y planos sueltos; Real Academia de la Lengua: fichero, compuesto por textos de muy diversa procedencia (entre los que abundan los periodísticos) e importante material bibliográfico; y, Museo Pedagógico (1882-1942), desde 1987 en el Centro de Documentación de la Residencia de Estudiantes por el CSIC: colección de muestras caligráficas de los siglos XVI a XIX. El Plan fue catalogado con el número 114 de la colección Rico y Sinobas.
 
          El libro que escribí sobre el Plan tuvo una gran aceptación, pues trataba aspectos muy del gusto de los lectores: San Borondón, el Teide, el origen de los nombres de las islas, el Garoé, el escudo de las islas, la navegación, etc. Temas que Quesada amplía en su obra magna Canarias Illustrada y Puente Americano.
 
          • LA ISLA DE SAN BORONDÓN. El Dr. Sörgel escribió, pienso que influido por el Plan de Quesada, el interesante trabajo, ya citado, que recomiendo a los lectores.
 
        • EL TEIDE. Quesada lo utiliza como referencia de meridianos y hace pasar por él el Meridiano Origen; además, en su libro hace una amplia descripción que titula “De su Particular Montaña de Echeide, oy de Teide” [p. 84-86], que pudo tomar del mapa de Machado ya citado, capítulo que amplía con muchos otros datos. Destaca un dibujo con la ‘Rueda de distancias al Teide’ con una leyenda que dice: “Distancias que hay desde cada lugar a las faldas del Pico, antes de subir la montaña dicha Montón de Trigo, letra A. Teniendo en cuenta que el único camino es el que sube por el Sureste, a la distancia señalada en la rueda hay que sumar la que resulta de rodear sus primeras faldas y subir unas cuatro leguas largas que muchos las computan en seis, por las muchas vueltas de dicha primera montaña letra A”. Rodeando el dibujo dice en la parte superior: “El pico tiene de circunferencia esto es sus faldas 4 leguas canarias que son quasi 5 leguas españolas. Componen las 5 leguas, 17 millas italianas o francesas quasi”. Y en la inferior: “Son 31 Poblaciones con Parroquias, y las numeradas con el 1 (Laguna ciudad) y 31 (Orotava villa) tienen dos parroquias cada una, en total 33 Parroquias”. Sobre ese tema véase mi trabajo El Teide en la cartografía del siglo XVIII (pendiente de publicarse) conferencia pronunciada el 14 de diciembre de 2004 dentro del ciclo El Teide en el siglo de la Ilustración.
 
Q-4 Custom
 
Rueda de distancias al Teide, por Dámaso Quesada y Chávez, c.1770  (Biblioteca Nacional, Madrid)
 
          • EL ORIGEN DE LOS NOMBRES ACTUALES DE LAS ISLAS. Quesada hace un exhaustivo análisis del nombre de cada isla; en cierto modo, paralelo al que hace Viera en su Historia. Sobre ese tema remito al lector a mi libro sobre el Plan, teniendo en cuenta que prácticamente todos los historiadores han dedicado un espacio a ese tema.
 
          • EL GAROÉ. También trata Quesada, en su Historia sobre ese mítico árbol. Como ya he dicho Emilio Hardisson Pizarroso, le dedica un artículo en la Revista de Historia.
 
         • EL ESCUDO DE LAS ISLAS. Quesada cita a Miguel de Salazar y diseña y describe el escudo. El trabajo de Salazar, actualmente no localizado, fue utilizado, al parecer, por Francisco Valonga y Gatuellas para preparar su obra manuscrita Títulos de los Reyes de España, escrita a finales del reinado de Felipe IV (1621-1665), en la que se reproduce el primer escudo conservado de las islas Canarias con las siete islas en blasón (Real Academia de la Historia, colección Salazar y Castro, 9/495, fol. 455r) que describe así: “Tiene este Reyno y Islas por armas siete Islas en medio de un mar y con una letra abaxo de oro que dice OCEANI, denotando en las 7 que contiene este Reyno y las letras del gran mar oçeano denotando que estan en aquel mar" (véase figura y compárese con el escudo del Plan). Quesada dibuja el escudo y junto a él anota: “Este Escudo es del Reino de las Canarias 7 Yslas de plata sobre ondas de mar asul y blancas y la faxa blanca en lo alto que simboliza ser Reyno feudatario y en el gefe del escudo unas letras que dizen occeano de oro; Yta Salazar”. Además, le dedica el capítulo “Del Escudo que generalmente les an permitido los Catholicos Monarcas” de su Historia, dibuja dos escudos y lo describe así en: “Como tal Reino se le dio por escudo Siete Yslas de Plata en fondo de ondas de mar asul en lo alto una faxa de Plata y corona de oro orlada con 6 letras de oro oceano”; y añade, “como se ve en la Real Biblioteca de Madrid puestas al Principio de varios Memoriales presentados a Sus Magestades" (fol. 115).
 
          Viera diseñó también su escudo de Canarias que publicó en el frontispicio de su primer tomo (1772) y siguientes, en él representa las siete islas de perfil, con el lema OCEANO en filacteria y, al timbre, una corona real cerrada; flanquean el escudo, dos canes o perros tenantes, bucleados con collar; además, como trofeos, dos banderas, un áncora, una brújula y un cañón. Ese escudo es el que se utilizó desde entonces (Amat de Tortosa, Herrera, Berthelot, Rixo, etc) y es el que inspiró a los legisladores cuando lo convirtieron en el escudo oficial de la comunidad autónoma. Sin embargo, la descripción del escudo que hizo Viera al final del tercer tomo (1776), tras citar entre otros a Miguel de Salazar, dice así: “Las antiguas Afortunadas (las Canarias) son reino. Su escudo de armas representa en siete peñas sobre ondas azules las siete islas, con corona real, y en el jefe unas letras de oro que dicen Océano” (Viera, 1969, T-II, p. 419), es curioso que no cita los dos perros tenantes que flanquean el grabado y que sin duda se refieren al topónimo Canaria (“Opiniones sobre el origen y etimología del nombre de Canaria”, en Viera, T-II, pp. 54-61). O sea, la idea de colocar dos perros tenantes en el escudo de Canarias fue una concepción personal de Viera (Para más información sobre el escudo de Canarias véase: Félix J. Martínez Llorente “El reino de las islas de Canaria como título de la monarquía española y su formulación heráldica” en El reino de las islas de Canaria: nobleza y armas; y José Manuel Erbez, www.geocities.com). Sin embargo, el prestigioso historiador José Hernández Morán (“Los canes del escudo de Canarias ¿un equivoco histórico?” en Estudios Canarios nº 44, pp. 435-444) opina que deberían ser los canes o lobos marinos, es decir la foca de Canarias (Monaclus monaclus) o foca monje, los que deben flanquear el actual escudo de Canarias.
 
Q-5 Custom
 
Escudo de Canarias por Valonga (2ª mitad S. XVII). Real Academia de la Historia
 
 
Q-6 Custom
 
Escudo de Canarias por Viera, coloreado por Alv. Rixo.
 
              • LA NAVEGACIÓN. Repartidas por todo el Plan hay una serie de notas útiles para los navegantes: al norte de Tenerife. “Las Yslas de Madera, Puerto Santo, &c., están 70 leguas de Africa al parte central de Naga”, “Las dos Yslas Salvages 30 leguas de Naga al Nores”. Al norte de Lanzarote, “Cadiz al Nordeste en 9 grados y 30 minutos de longitud y 36 grados de latitud”. Al norte de San Borondón, “Yslas de las Asores en 37 a 40 grados de longitud y 180 leguas de la Palma”. Al sur de San Borondón, “Yslas de Cavo Verde 140 leguas del Hierro de 14 a 18 grados de latitud. Al este de El Hierro, “Canal de el Hierro o de Indias”. Al sur de El Hierro, “Dista 80 leguas del cabo de Bujador que su nueva fortaleza fue desvastada por los franceses año de 1765” (se refiere al establecimiento de unas pesquerías por parte del aventurero George Glass en la antigua plaza de Santa Cruz de Mar Pequeña, a la que llamó Port Hillsborough y la toma y asalto de la fortaleza que había construido). Al sur de Fuerteventura, “punta de Jacomar que esta de las costas de Africa 25 al sur surdeste”. Al sur de las islas, “Costa de Africa del Sur”. En el Plan figuraban tres barcos de época, uno de ellos señala el Canal de El Hierro o de Indias.
 
Viera y Quesada dos vidas paralelas
 
           Ambos naturales de Los Realejos y casi coetáneos, el primero nació en 1731 y, el segundo, en 1728. Los dos recibieron órdenes sagradas. Viera recibió las menores en La Laguna en 1750 y, un poco más tarde, las órdenes mayores en Las Palmas de Gran Canaria. Quesada inició su carrera sacerdotal en 1752 y recibió el presbiteriado en Roma después de 1770 y antes de 1774.
 
         Emilio Hardisson Pizarroso (El Museo Canario, nº 16, p. 30) dice: “...ambos sintieron idéntica atracción por las cosas de la patria chica, ambos, en fin, peregrinaron por el mundo sin olvidar su tinerfeña tierra; pero ¡cuán diferentes eran! Viera y Clavijo –– siempre à la page, elegante, irónico, brillante, con una inquietud casi morbosa por lo nuevo, rayando en la incredulidad, enamorado de las recientes conquistas en el campo de las ciencias físicas, químicas y naturales, profundamente crítico– era ya un historiador a la moderna. Quesada y Cháves, en cambio, –prolijo, de expresión retorcida y zigzagueante, sumiso al principio de autoridad, legítimamente pagado de sus entronques con varios parientes muertos en olor de santidad, milagrero, despreciando en el fondo de su conciencia el movimiento filosófico y científico de su época– era todavía un compilador, un cronista”.
 
          No fue benévolo Hardisson con Quesada, quizá debido a que analizó el envoltorio sin profundizar en el contenido de su trabajo. En el verano de 2005 tuvo lugar una enriquecedora polémica entre doña María Rosa Alonso y don José Antonio Cebrián Latasa, recientemente fallecido, sobre el polígrafo José de Viera y el ‘compilador’ Dámaso Quesada y Cháves, y ¿quién copió a quién?
 
          Cuando el ‘diálogo’ tuvo lugar yo llevaba tiempo intentando completar la biografía de Quesada y sus andanzas por Madrid, pues son fundamentales para situar cronológicamente a ambos personajes y para saber a ciencia cierta quien escribió primero. Al analizar a los personajes, lo que llama la atención es la frialdad con que Viera lo cita en su viaje a Roma: “recibí visitas [...] otro clérigo paisano mío, D. Dámaso de Abreu, que residía en los catecúmenos”, era el 13 de junio de 1780 (Diario del viaje desde Madrid a Italia, p. 76). No obstante, Viera sabía que había escrito una Historia según escribe en sus Memorias Lope de la Guerra, en el año 1774, y Lope era el confidente de Viera de todo cuanto acontecía en las Islas cuando éste se trasladó a Madrid.
 
          Cebrián Latasa decía al ‘dialogar’ con María Rosa Alonso (Diario de Avisos, 8 de agosto de 2005): “Este guía suyo, de estos senderos desconocidos, tuvo que picar el manuscrito de Quesada, estudiar su contenido, hacer exégesis del mismo, investigar a su autor y a sus fuentes. Naturalmente, no desde el método bastante común del "refrito", sino en los fondos documentales, el tortuoso camino de los especialistas. Tal vez su Ortega se equivocara en muchas cosas ajenas a su disciplina, como Serra erraba al menospreciar la Filología y la Estilística. Viera y Quesada ¿quién copió a quién? Quiero decirle que yo sí conozco los textos de Quesada y de Viera. Y, mire por dónde, el segundo es un calco del primero, hasta en la estructura. ¿Sería Viera un plagiario de lo que presumía obra que iba a permanecer inédita, como lo hizo, de un sencillo paisano, coetáneo y cura, con el que hasta coincidiría en el tiempo en Roma?”.
 
         María Rosa Alonso le replica (El Día, 5 de septiembre de 2005) así: “Me bastó y basta leer y releer la selección de textos de Quesada Cháves insertos en el trabajo de Hardisson y acordarme de cualquier página de las Noticias para contrastar que el sacerdote Quesada Cháves es un farragoso escritor y que Viera y Clavijo, casi coetáneo suyo, es un delicioso escritor; Quesada, un "compilador" de Historias; Viera un historiador; Quesada, un cura fanático, y Viera, un cura culto. Seguiremos”.
 
          Las posturas eran encontradas, pero lo que se discute, no es el elegante estilo literario de Viera frente al farragoso de Quesada, se trata de saber ¿quién copió a quién? y para contestar la pregunta hay que conocer las biografías de ambos, de Viera lo sabemos casi todo, pero de Quesada casi nada sabemos.
 
          Es curioso que la dedicatoria “Al Rey Nuestro Señor Don Carlos III” que figura en el manuscrito de Viera, que perteneció a José Vandewalle y que actualmente se conserva en la biblioteca Cervantes de Santa Cruz de La Palma, empezaba así: “Señor, desde el seno del Mar Atlántico y en medio de aquellas felices Islas que sirven de primer meridiano y como puente a la comunicación de los dos mundos sujetos al glorioso imperio del mejor de los Reyes...” que recuerda al título de la obra de Quesada: Canarias Illustrada y Puente Americano.
 
          Ambas obras tienen un esquema parecido, un resumen del contenido del libro de Quesada, es el que sigue: descubrimiento de las Islas, orígenes, dominio, descripción e historia de cada isla, y una segunda parte dedicada a noticias en general, que incluyen situación, demografía, frutos, comercio y moneda y termina con la cronología de los obispos, que recuerda a la de Viera.
 
          Para ambientar su Historia con mapas, Viera se decidió por copiar el mapa de Glass, editado en 1764; sin embargo, conocía el de Machado y seguramente los de Hernández, Riviere y Gozar, y en el manuscrito de Vandewalle optó por representar el mapa de Pedro Agustín del Castillo y León, ¿por qué lo hizo así?
 
          No es posible en un artículo periodístico hacer un estudio crítico comparado de los dos autores. A vuela pluma he de decir que gana Viera, en principio; ya que, terminó el primer tomo de su Historia en 1763 (impreso en 1772) y, el segundo, en torno a 1766 (impreso en 1773), ambos durante su estancia en La Laguna y, el resto de la obra, estando en Madrid; el tercero en 1776 ya con el título de académico de la Academia Real de la Historia y el cuarto en 1784, curiosamente el mismo año en que Quesada dice que terminó la suya. No obstante, a pesar de que los defensores de Quesada son los que tienen que aportar pruebas, sería equitativo dejar el veredicto en manos de los filólogos, historiadores y estudiosos de la cartografía.
 
          Esta obra nunca se ha editado, creo que tiene un gran interés geográfico, historiográfico, etnográfico, lexicográfico, numismático, etológico e iconográfico, merece un estudio crítico interdisciplinar, estudio que está en marcha según me comunicó el Rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Monserrat de Roma, en enero de 2006, al interesarme por el manuscrito en julio del año anterior.
 
          Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a Daniel García Pulido, quien de forma desinteresada me facilitó la trascripción del manuscrito de Quesada que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.
 
 
NOTA : El © de las imágenes pertenece a los Archivos citados.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - -