Las fortificaciones en el Archipiélago Canario

 
A cargo de Emilio Abad Ripoll (Pronunciada el 5 de noviembre de 2015 en la Sala de Conferencias del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, Almeyda, Santa Cruz de Tenerife).
 
 
 
Generalidades
 
          Como premisa fundamental en el estudio de la defensa de las Islas hay que tener en cuenta lo que se decía en el siglo XVIII, dictado sin duda por la voz de la experiencia en el continuado estado de alerta ante invasiones de todo tipo.
 
               “La defensa de esta Provincia es singular, sin regularidad, semejanza ni continuación con la de otra alguna del Continente, pues consta de siete Yslas, distantes entre sí desde tres hasta Diez y nuebe Leguas, y de la principal de Tenerife, desde nuebe hasta quarenta y cinco, yncapaces de mantener sus Abitantes ninguna de ellas sin subsidios y socorros de las otras, A más de los que reciben de la Europa en general, De las Américas Y la abundante pezca…” (Del Informe del Ingeniero Fausto Caballero al Comandante General Marqués de Branciforte, en 1788)
 
          La doble insularidad, que tan bien se refleja en el Informe de Fausto Caballero, movía a que cada Isla se las ingeniase en su defensa, como ya hemos expuesto varias veces, especialmente cuando ha correspondido hablar de las Milicias Canarias.
 
          Y mucho más próximos en el tiempo, cuando las circunstancias de la 2ª Guerra Mundial hacían más que previsible que se produjese un desembarco en las Canarias, el TG. Serrador, en su Orden de Defensa del Archipiélago escribía “cada Isla debe constituirse en un Alcázar”. Es decir se remachaba la idea de cada Isla debía valerse por sí misma.
 
          Cuando siendo un joven capitán ingresé en la Escuela de Estado Mayor, entre la gran cantidad de libros, manuales, reglamentos, etc. que teníamos los alumnos que intentar aprendernos y manejar diariamente, había uno especialmente importante. Su título era el de Doctrina provisional para el empleo táctico de las Armas y los Servicios, y a ese venerable documento he recurrido para empezar a redactar este trabajo, porque, aunque muchas cosas cambien, todos los que vestimos de caqui, de azul o de blanco sabemos que en el tema de la guerra hay otras que siguen siendo inmutables, y que, al menos en espíritu, son tan aplicables hoy como hace siglos. 
 
          Y tan pronto como en su artículo 3, aquella Doctrina nos decía, textualmente, que “en el desarrollo de la acción intervienen el hombre, elemento moral por excelencia, el armamento, sujeto a evolución y el terreno, elemento permanente y pasivo, pero susceptible de modificarse”. Hablemos esta tarde, del terreno modificado.
 
Las fortificaciones
 
          Las características del terreno se pueden modificar con la fortificación, nos enseñaba la citada Doctrina, que es, en definición de Almirante: “La mejora, preparación o modificación del terreno para la guerra, que produzca no sólo embarazo, entorpecimiento, retardo y aniquilamiento de la fuerza enemiga, sino ventaja, holgura y acrecentamiento en la propia”.
 
          Y de los dos tipos de fortificaciones -permanentes y de campaña-, toca hablar de las primeras, que se fueron levantando por casi todas las islas prácticamente desde el mismo momento en que los castellanos fueron poniendo pie en ellas. ¿Con qué objeto?
 
          En primer lugar para impedir o al menos dificultar la progresión enemiga hacia el interior del territorio, es decir, presentar un obstáculo con el que topara el invasor; además, para que sirviera de protección y abrigo contra la acción adversaria; en tercer lugar para favorecer lanzamientos propios  (de piedras, flechas y lanzas en un principio, y luego de armas de fuego) en lo que podríamos llamar defensa lejana; y, por fin, para favorecer también una defensa inmediata si el enemigo conseguía desembarcar. Y tampoco olvidemos aquella finalidad de las fortificaciones medievales: la de servir de refugio a los habitantes de la zona, sus bienes y sus ganados.
 
          Cuando los primeros europeos llegaron a las Canarias, acababa de empezar el siglo XV; es decir, en términos históricos en Europa se estaba en la Edad Media, pero cuando concluyan la conquista, se está ya iniciando la Edad Moderna. En ese siglo ha ocurrido un hecho trascendental en el Arte de la Guerra y, por ende, en el de la Fortificación. Es, ni más ni menos, que la generalización del uso de la pólvora en el campo de batalla. Ello va a llevar a que las fortificaciones, que ya habían  evolucionado desde las construcciones amuralladas de plantas absolutamente rectangulares, cuadradas o circulares, sin flanqueos y con ángulos muertos, a  las que ya cuentan con torres en las murallas que eliminan ambos defectos, se tengan que enfrentar a un poderosísimo enemigo: la artillería.
 
          Como consecuencia, las murallas se achatan, bajan de altura, pero ganan en grosor. A los gráciles castillos medievales van a sustituirles fortificaciones mucho menos airosas, achaparradas y de gruesos muros. Las torres pierden también altura, se convierten en torreones, que se transformarán en baluartes en forma de punta de diamante.
 
          Y esa transformación es fácilmente perceptible en las fortificaciones que se vayan levantando en Canarias desde el siglo XV en adelante. Les aconsejo que repasen ese monumental trabajo del coronel don  José María Pinto de la Rosa titulado Apuntes para la historia de las fortificaciones en Canarias. Culminada su redacción en 1945, no vio la luz hasta 1996, editado por el Museo Militar Regional de Canarias, cuyo responsable en aquel momento era el coronel de Artillería Juan Tous Meliá, conocidísimo en el Archipiélago sobre todo por sus numerosas investigaciones y publicaciones cartográficas. En esta obra podrán deleitarse con los numerosos dibujos, planos y fotografías, así como con las explicaciones acerca de la historia de todas y cada una de las organizaciones defensivas: castillos, baluartes, baterías, parapetos y murallas, e incluso otras instalaciones militares, que se levantaron en Canarias desde el inicio de la conquista hasta casi mediados del siglo pasado.
 
          Es por ello, porque ese libro está al alcance de todos, mi exposición va a consistir en un mero repaso de lo más importante que hubo y un resumen final de lo que nos queda. No cito en ninguna de las islas las baterías que aparecieron con motivo de la 2ª G. M. ni los innumerables Bunkers o casamatas que erizaron las arenas de las playas canarias en aquellas circunstancias. Para los interesados, sugiero acudir a la página web de la ULPGC en la que hay un trabajo mío sobre el asunto y al libro que sobre los preparativos de defensa de Tenerife escribimos el Teniente coronel Castro Martín y yo hace un par de años.
 
Lanzarote
 
          Para hablar de las fortificaciones de esta Isla me he basado en el libro de José Manuel Clar titulado Arquitectura Militar de Lanzarote, donde pueden encontrar todo lo que busquen, y más, sobre el tema.
 
          En Lanzarote, las fortificaciones más destacadas fueron:
 
               - La fortaleza o castillete de Arrecife
 
               - Los cuatro castillos de Santa Bárbara (también de San Hermenegildo o de Guanapay), San Gabriel, San José y del Colorado (o Torre del Águila).
 
         Aquel personaje tan ligado a la Gesta del 25 de Julio de 1797 que fue el coronel Marqueli, escribió en un Informe que le solicitó el general Gutiérrez tras la declaración de guerra contra Francia en 1793 que:
 
               “Los puertos de Naos y Arrecife, defendidos por los fuertes de San Josef y San Gabriel, y montados con Artillería gruesa pueden impedir ó retardar bastante por aquella parte cualquier desembarco... Y respecto a los que puedan intentarse en la costa del Oueste y la del Sur… no faltan (a más de la Torre del Agua) puestos adecuados…” Y también que “… distando la villa tan sólo un cuarto de legua al Castillo de Guanapai o Santa Bárbara, situado sobre una eminencia ventajosa, deberá acogerse a él la gente inútil…ganados…” 
 
          Vamos a empezar por este castillo de Guanapay. Después de 1485, Sancho de Herrera, señor de la Isla, levantó una torre de planta rectangular en las cercanías de Teguise, en la montaña de aquel nombre, que más que como organización defensiva servía de puesto de observación o atalaya y posiblemente muy cerca de donde había levantado en el primer tercio del siglo XIV una torre defensiva por Lancelotto Malocello.
 
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La evolución de Guanapay
 
          En 1551, tras sufrir un fuerte ataque pirático, Agustín de Herrera y Rojas, decidió que la defensa se reforzarse en el interior de la isla para proteger especialmente Teguise. A tal fin aprovechó los restos de la primitiva torre, a la que añadió, en su lado Sur, un cuerpo más bajo. Las edificaciones resultantes las englobó en un rombo de gruesas paredes de mampostería, naciendo entonces un patio interior. En sus cuatro lados se construyeron alojamientos para refugiados y para la guarnición.
 
          En 1569 y 1571 la isla sufre otros dos fortísimos ataques berberiscos, que diezman la población, llevándose gran número de esclavos. A raíz del último, se pide apoyo a la Real Audiencia de Canarias. Se desplaza a la isla el capitán Gaspar de Salcedo, quien, además de destacar la necesidad de construir una torre defensiva en el puerto de Arrecife, proyecta la reforma de Guanapay, añadiendo dos cubelos en sus lados NE. y SO. y construyendo un amplio corredor en la parte superior para que “jugara” la artillería. Así se hace con celeridad, pues ya en 1576 el castillo presentaba la forma que vemos en el siguiente proyectable.
 
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Guanapay a partir de 1576, según Torriani (c. 1590)
 
          No obstante, otra nueva invasión berberisca, la de Morato Arráez en 1586, causó graves daños al castillo. Hacia 1591 empezó su reconstrucción, en la que intervino Torriani, quien planeó levantar dos garitas en los otros dos vértices, lo que así se ejecutó. Es en estas obras cuando se colocó una placa que reza así: “Castillo de Santa Bárbara de la Muy Noble y Leal Villa de Teguise”.
 
          No será hasta 1658 cuando se ordene, aprovechando las garitas de Torriani, construír los dos baluartes que existen en los vértices de su diagonal menor.
 
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Según Pedro Agustín del Castillo (1686)
 
 
          Y en este bello plano podemos ver el castillo y, casi a su pié, como en la vieja Europa, la villa de Teguise. 
 
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Petrus Ab. Castello  (1686)
 
          Fue palomar militar en 1898 y en 1913 hubo un conato de cesión al Ayuntamiento de Teguise, lo que luego se hizo a un particular, pero reservándose el Ejército su utilización si fuese necesaria; en 1936 se decretó su cesión al Ministerio de Hacienda, pero no se hizo así por la guerra civil. Es curioso que, además de los nombres de Guanapay y Santa Bárbara, también en algún momento se denominara de San Hermenegildo y, según Clar, también de Nuestra Señora del Socorro.
 
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Guanapay / Santa Bárbara, hoy Museo del Emigrante
 
            En 1976 el ayuntamiento de Teguise lo compró por algo más de 190.000 pesetas, lo reformó y desde 1991 es el Museo del Emigrante y recibe bastantes visitas de turistas.
 
          Ya vimos que en el informe posterior a la visita del capitán Salcedo, tras la invasión de 1571, se destacaba la necesidad de un fuerte para proteger el puerto de Arrecife. La fortaleza o castillete de Arrecife se construyó en 1573 por orden de nuestro conocido don Agustín de Herrera. Era de planta cuadrada con 4 baluartes en punta de diamante. Tenía 40 pies de lado y tan sólo 3 de altura. Sus dependencias interiores eran de madera, por lo que ardió fácilmente en la invasión turco-argelina de 1586 dirigida por Morato Arráez. Estaba artillado con 1 pieza de bronce y 3 de hierro.
 
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Ampliación del castillete de Arrecife por Torriani en 1591  (Pedro Agustín del Castillo, 1686)
 
          Pocos años después Torriani recomendaba la construcción de un baluarte, para lo que propuso que se aprovechasen los restos del castillete, ampliándolo, elevando lógicamente los parapetos y con los departamentos interiores de piedra. Clar nos dice que no fue hasta 1666 cuando se levantó con los planos de Torriani de 75 años antes y que abarca una superficie  de 466 metros cuadrados. Era entonces Comandante General don Gabriel Laso de la Vega, por lo que quizás por eso el fuerte se llamó de San Gabriel. Posteriormente, para ampliar la explanada en la que se asentaba la artillería, se unieron los baluartes, resultando la planta que vemos en la siguiente figura:
 
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Plano del Castillo de San Gabriel ya reformado
 
          En 1771 se unió a la isla mediante una calzada y un puente que se llama “de las bolas”. Hay otra unión para vehículos. Sobre el baluarte del Oeste se construyó una espadaña, con su campana (donada por el prior del convento de Miraflores (Teguise) para el toque de “a rebato”. 
 
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Castillo de San Gabriel con las dos calzadas que lo unen a tierra firme
 
 
          Las dos siguientes proyecciones son imágenes actuales del castillo, que en 1967 se cedió al Ayuntamiento de Arrecife y desde 1972 fue sede del Museo Arqueológico de la capital y también albergaba unas dependencias relacionadas con un Observatorio Astronómico. Desde hace menos de un año (diciembre de 2014) es sede del Museo de Historia de Arrecife.
 
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Castillo de San Gabriel
 
 
          El castillo de San Gabriel, junto al de San José, como nos decía Marqueli, y vemos en la siguiente fotografía, cerraban los puertos de Arrecife y Naos respectivamente.
 
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          En 1768 el teniente coronel ingeniero Alejandro de las Ángeles proyectó una batería en la cueva de Inés, pero no fue hasta 4 años después, cuando una comisión de la que formaban parte los ingenieros Ruiz Cemeño y Marqueli y el comandante de Artillería Quintanilla recomendaron se construyese una batería amplia y espaciosa. a obra se realizó entre 1776 y 1779, pero durante su construcción se olvidó la idea original y se convirtió en un fuerte.
 
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Castillo de San José
 
          Se le dio el nombre oficial de San José, pero popularmente era conocida como “la fortaleza del hambre” (debían correr malos tiempos por Lanzarote). El castillo se alza sobre un cantil de 70 metros desde donde se domina perfectamente la entrada del puerto de Naos. 
 
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Castillo de San José. Museo de Arte Contemporáneo
 
          Es de planta cuadrada, pero redondeada en el frente marítimo y ocupa una superficie de casi 700 metros cuadrados. Su entrada principal, que mira al Norte, salva mediante un rastrillo levadizo un foso de unos 4 m. de profundidad. 
 
          Se desartilló en 1882 y el Cabildo lo pidió para cárcel. En 1917 se piensa que como cuartel o depósito puede tener utilidad para el Ejército, lo que se reitera en 1936. En 1947 y hasta 1960 será un depósito de municiones. En el 68 lo compra el Cabildo y en 1976 se inaugura el Museo de Arte Contemporáneo.
 
          Nos queda hablar de la Torre del Águila, que está situada cerca de donde se cree se levantó la Torre del Rubicón en los primeros momentos de la conquista de la isla, al inicio del siglo XV.
 
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Torre del Águila o Castillo de las Coloradas
 
          La torre del Águila, también conocido como Castillo de las Coloradas,  nació a raíz de la visita que efectuó a las Islas don Antonio Riviere con su grupo de ingenieros y artilleros en 1740. En su Informe sobre Lanzarote expresaron la necesidad de construir una torre en la llamada Punta del Águila y artillarla con dos cañones de a 24 para poder evitar desembarcos por las playas cercanas.
 
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Planos de la Torre del Águila  (Claudio de Lisle, 1742)
 
          La proyectó en 1742 Claudio de Lisle y tiene el mismo diseño que las de El Confital y Gando, en Gran Canaria y el Tostón y Caleta de Fuste, en Fuerteventura. Un ataque de piratas la destruyó en 1749, pero se volvió a levantar 20 años después. En 1903 se disponía su venta por 2.000 pesetas, pero nadie la compró, y en 1917 se declaraba inútil para la defensa. 
 
          En 1933 la misma persona que usufructuaba el castillo de Santa Bárbara, pidió su cesión, pero se le denegó. En 1936 ocurrió lo mismo que con las demás fortificaciones de la Isla: se decidió su cesión al Ministerio de Hacienda, pero la guerra civil paralizó la entrega. Durante la 2ª Guerra Mundial sirvió como Puesto de Mando, almacén,  depósito de municiones... En 1945 se cerró.
 
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Torre del Águila
 
          El Ayuntamiento de Yaiza la compró por 85.000 pesetas en 1978. Se ha restaurado y escribe Clar que dicho Ayuntamiento quiere ubicar en ella el Museo del Rubicón, pero hasta el momento creo que no hay nada al respecto.
    
 
Fuerteventura
 
          Aunque en las crónicas de la conquista de Fuerteventura por las tropas de Bethencourt en los primeros años del siglo XV se puede leer que “… de estas guerras son testimonio los muchos castillos que hemos dicho se hallan en la Isla y que, edificados a su manera, son los más fuertes que pueden hallarse en parte alguna”, la verdad es que muy poco podemos decir de sus fortificaciones. 
 
         Pinto de la Rosa recoge, la existencia del Castillo de La Antigua, ya prácticamente desaparecido. Y de dos torres, que cité hace un momento cuando hablaba de la del Águila en Lanzarote. Son las del Tostón (o de Nuestra Sra. del Pilar, o de San Miguel), en El Cotillo...
 
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Torre del Tostón
 
          ... y la de la Caleta de Fuste (o de San Buenaventura), a unos 12 km. de Puerto del Rosario y en medio de una urbanización.
 
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Torre de la Caleta de Fuste
 
          Ambas son, como la del Águila, de planta circular y podían contar con una artillería de 6  u 8 cañones y una guarnición de unos 30 hombres. La del Tostón acoge exposiciones temporales y un Centro de Información turística.
 
 
Gran Canaria
 
          Como es lógico, Gran Canaria, con sus importantes puertos de La Luz y de Las Palmas, hoy uno sólo, tuvo que contar con numerosas organizaciones defensivas más o menos fortificadas. Hé aquí una relación somera:
 
                - 4 Castillos: de la Luz, de Santa Catalina, de Mata y del Rey o de San Francisco del Risco.
 
               - 7 Baterías: del Buen Aire, de San Fernando, de San Antonio, de la Plataforma, otra  al SE. de la Plataforma y de la Playa (2).
 
               - 3 Reductos: de San Felipe (2, uno en Guanarteme y otro cerca de la Puerta de Triana), y de Santa Isabel.
             
               - 4 Torres: de Santa Ana, de San Pedro Mártir, de Gando y de Telde.
         
               - Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral (en Tirajana)
         
               - Murallas del Norte y del Sur.
 
        Por exigencias del tiempo hablaremos muy someramente tan sólo de los Castillos y las Torres que aún perduran o que fueron importantes, y, para empezar, de las dos murallas que protegían la ciudad.
 
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Plano de Las Palmas  (Pedro Agustín del Castillo, 1686)
 
Se pueden observar perfectamente las dos murallas: a la derecha la del Norte y a la izquierda la del Sur.
 
           La del Norte, hecha de piedra y argamasa medía poco más de 600 m. de longitud; tenía una altura de 3,5 a 4 m., una anchura aproximada de 1m. y contaba con una banqueta de 1 m. de ancha. Fue construida antes de 1578. Nacía en el Torreón de Santa Ana y a unos 140 m. se abría la puerta de Triana, la única comunicación de la ciudad con el puerto. Unos 30 m. más arriba estaba el reducto de San Felipe y finalizaba en el Castillo de Mata, aunque luego se prolongó hasta San Francisco.
 
          La del Sur nació como un débil parapeto que se reconstruyó en 1656. Comenzaba en el mar, en el Reducto del Cristo (que luego sería de Santa Isabel) y se extendía unos 500 m., con una anchura de casi 3,5 m., hasta llegar a la zona llamada Calvario de San Juan, en el monte de Santo Domingo. También se interrumpía para permitir una entrada a la ciudad por la puerta de los Reyes, y otra más pequeña, casi en su final que era la Portada de San José. Hacia 1740 se reforzó la muralla con sillería y cal, y discurría muy cercana al cementerio antiguo de Las Palmas.
 
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Castillo de La Luz  (Próspero Casola, 1595)
 
 
          El Castillo de La Luz comenzó su andadura cuando en 1494 el gobernador Alonso de Fajardo ordenó levantar una fortificación justo en el mismo lugar en que Juan Rejón había construido una torre en los primeros momentos de la conquista, en la parte sur del Puerto de las Isletas. Décadas después, en 1553, tenía una forma cuadrada, con lados de 17 varas y 2 pies (unos 29 m.) y de una altura de unos 40 pies (más o menos 15 m.). En aquel tiempo se le añadieron dos robustos cubos, con lo que adquirió la forma que pueden observar en el proyectable.
 
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Las tres plantas del Castillo de La Luz (Pedro Agustín del Castillo, 1686) 
 
          Tenía tres plantas con la distribución que tienen arriba.
 
          En 1599 el holandés Van der Does le prendió fuego a todo lo que pudo, por lo que tuvo que ser reconstruido en buena parte dos años más tarde. Siguió cumpliendo sus funciones defensivas, que perdieron valor con el paso de los años, al punto de que en 1893 ya se pensara ponerlo a la venta pública y en 1923 estuviera a punto de entregarse a la Junta de Obras de los Puertos de La Luz y de Las Palmas. 
 
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Castillo de La Luz. Años 40 del siglo XX  (Pinto de la Rosa)
 
          Al ser declarado Monumento Histórico Artístico en 1941, pasó al Ministerio de Hacienda y de éste al de Educación Nacional. Siguieron las décadas de abandono. En 1968 se restauró algo pero no ha sido hasta hace muy poco cuando se han desarrollado importantísimas obras de restauración y adaptación a su nueva función, pues desde enero del pasado año es la sede de la Fundación Arte y Pensamiento Martín Chirino, y en su interior se exponen 25 obras del artista. 
 
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Dos imágenes actuales del Castillo de La Luz (Fuente Wikipedia)
 
          Quiero destacar que en los citados trabajos ha jugado un papel clave nuestro compañero el coronel Juan Tous Meliá. En el transcurso de las  obras se descubrió el primitivo torreón de Alonso de Fajardo.
 
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Planta del Castillo de Santa Catalina (Pedro Agustín del Castillo - 1686)
 
          El Castillo de Santa Catalina era una torre de costa, de forma estrellada que se construyó en 1626 para, en combinación con el de la Luz y los que luego veremos, Torre de Santa Ana y Castillo de Santa Isabel, defender el frente marítimo de la ciudad.
 
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Castillo de Santa Catalina en sus últimos años  (Fuente Wikipedia)
 
          Desde mediados del siglo XIX se encontraba en estado ruinoso, pues la marea alta alcanzaba 1,5 m. de altura en sus muros, lo que fue socavando los cimientos. En 1888 un vecino lo solicitó para instalar una industria pesquera, pero no se cedió, como tampoco a la Marina en 1897 para una Estación de torpedos fijos En 1903 se declaró inútil para la defensa y se tasó en 9.000 pesetas. En 1927 se cedió a la Armada como Puesto de Salvamento de Náufragos y en 1933 se entregó para demolición al Ministerio de Hacienda, pues se iba construir el muelle de Nª Sra. del Pino, donde hoy está el Arsenal de Las Palmas. 
 
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 El Castillo de Mata hacia 1893  (Fuente Wikipedia)
 
         
          El Castillo de Mata se construyó en un principio como un torreón redondo y robusto incluido en la muralla norte de la ciudad de Las Palmas y se le denominó como la Casa Mata;  tras jugar un más que honroso papel en el ataque de los de Van der Does en 1599, quedó prácticamente destruido. 
 
          Fue reedificado y entonces se le dio el nombre de Castillo. Hacia 1780, cuando estaba en estado ruinoso, se restauró, pero había perdido ya casi todo su valor táctico. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1949, y en sus últimos años de propiedad militar sirvió de alojamiento de Unidades. En 1997 se cedió al Ayuntamiento de Las Palmas. 
 
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Dos imágenes actuales del castillo de Mata (Fuente Wikipedia)
 
          Hoy alberga el Museo de la Ciudad y el Mar.
 
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Planta del Castillo de San Francisco  (Pedro Agustín del Castillo, 1686)
 
 
          El Castillo de San Francisco, o del Risco o del Rey está situado en una plataforma elevada de más de 200.000 metros cuadrados, de ellos unos 5.750 ocupados por el Fuerte.
 
          Cuando el ataque de Van der Does, (1599) en la citada plataforma se situaron 3 cañones que hicieron gran daño al enemigo. Se vio entonces la importancia de contar allí con una obra defensiva, que no se terminaría (se fueron haciendo antes otras menores) hasta cerca de 1630. Era el baluarte final de la Muralla Norte y tenía la planta que ven en pantalla. 
 
          Llegó a estar artillado hasta con 20 cañones en el siglo XVIII. En 1898 se hablaba de su demolición, pero siguió en el Ramo de Guerra un siglo más. En sus últimos años fue prisión militar. 
 
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Dos imágenes actuales del Castillo de San Francisco  (Fuente Wikipedia)
 
El Ayuntamiento de Las Palmas lo adquirió a Defensa, pero actualmente se encuentra en estado de abandono, pese a que en 1949 fue declarado Monumento Histórico Artístico
 
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Plano de la Torre de Santa Ana (Pedro Agustín del Castillo, 1686)
 
               La Torre o Cubelo de Santa Ana que ya citamos hace un rato como considerada muy importante para la defensa del frente marítimo, era el baluarte inicial de la Muralla Norte. 
 
          Ya en 1554 se eligió el lugar para su emplazamiento, pero no se edificó hasta 1580 aproximadamente. Se levantaba sobre un arrecife y era de figura circular, pero con una punta entrando en el mar. La volaron los holandeses en 1599, se reedificó dos años más tarde y fue reparada hacia 1779. 
 
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Torre de Santa Ana a finales del XIX, cuando era la Batería de Salvas de la Plaza  (Fuente Wikipedia)
 
          En 1880 se pensaba permutarla por otros terrenos y de hecho se cedió a la Junta de Comercio, pero diez años después se reconsideró la permuta y se recuperó, pero ya estaba demolida. Sobre sus restos se emplazó la Batería de Salvas y tras varios intentos de cesión a inicios del siglo XX, por parte del Ministerio de Obras Públicas y de la Junta de Obras de los Puertos, sobre sus cimientos se levantó el Parque de Ingenieros. Se entregó definitivamente para la construcción de la Avenida Marítima de Las Palmas. Más o menos en el lugar que ocupaba se levanta ahora la Biblioteca Pública del Estado.
 
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Plano de la Torre de San Pedro Mártir  (Pedro Agustín del Castillo, 1686)
 
          La Torre de San Pedro Mártir se construyó en 1577, y era de forma orbicular, fabricada dentro del mar y basada en un risco o peñasco fuerte. Como estaba situada en la playa de San Cristóbal también recibía esta denominación. Participó en las defensas de 1595 y 1599. 
 
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Fotos, antigua y actual, de la Torre de San Pedro  (Fuente Wikipedia)
 
          Se reconstruyó en 1638 con unas dimensiones  de casi 12 m. de diámetro (incluyendo los parapetos) y unos 7 para asentar los dos cañones que fueron su dotación normal. Su superficie era de unos 230 metros cuadrados. Se desartilló en 1878 y se entregó al Ministerio de Hacienda en 1914.
 
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Plano de la Torre de Gando
 
          Y vamos a concluir este repaso a las fortificaciones de Gran Canaria con la Torre de Gando. Está situada en la Base Aérea y prácticamente en el mismo lugar en que los frailes levantaron un Oratorio en 1360 y luego nacieron dos torres en 1554 y 1556. La actual data de 1740, tiene un diámetro interior de 9,6 m. y exterior de 11,5. Mide unos 8,5 m. de alta.
 
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Torre de Gando a finales del siglo XIX  (Fuente Wikipedia)
 
          Se puso en venta en 1895, se adjudicó, pero se anuló la adjudicación un año después. En 1930 se entregó a la Comandancia de Marina. 
 
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Torre de Gando en la actualidad  (Fuente Wikipedia)         
 
          Al crearse la Base Aérea  pasó al Ejército del Aire, que en 1956 la convirtió en Polvorín. Desde 1982 es un Museo Aeronáutico que merece la pena visitar.
 
 
Tenerife
 
          Especialmente por ser Tenerife la isla más importante del Archipiélago, (por extensión, riqueza y número de habitantes) y en la que se fueron concentrando los resortes del poder militar y económico, Santa Cruz fue la única Plaza Fuerte del Archipiélago y, por tanto en ella, especialmente su frente marítimo, se concentraba la abrumadora mayoría de fortificaciones de la Isla. Aún a riesgo de olvidarme de algunas, a continuación tenemos el listado de las que se fueron levantando (en Santa Cruz si no se hace constar otra localidad) en uno u otro momento, aunque, repito, no se incluyen las nacidas en las circunstancias de la 2ª G. M.
 
               - 7 Castillos: del Santo Cristo de Paso Alto, de San Cristóbal (o Principal), de San Juan (o Negro), de San Joaquín (en La Laguna), de San Pedro (en Candelaria), de San Felipe (en Puerto de la Cruz) y de San Miguel (en Garachico).
 
               - 38 Baterías: de Valle Seco, del Bufadero, de la Santa Cruz de Santiago, de la Altura de Paso Alto (o de San Sebastián), Anexa a Paso Alto, de la Cortina, de Santa Teresa, de San Rafael, de Candelaria, de Santiago (o Provisional de los Melones), de San Antonio, de El Pilar, de Santa Isabel, de la Cruz (o del Calvario), de Santo Domingo, de Roncadores (2), de Nuestra Sra. de la Rosa (luego del Rosario), del Muelle, de la Concepción, de San Telmo, de la Carnicería, de Isabel II, de San Francisco, de San Carlos, del Lazareto (o del Degredo), de las Cruces, de Barranco Hondo, de San Juan (luego de María Cristina y luego de Barranco Hondo), de Alfonso XIII (luego de Barranco del Hierro), números 1 y 2 (en La Laguna), de la Plataforma (en La Laguna), de Santiago (en Candelaria), de Bajamar (en Tejina), de San Carlos (en el Puerto de la Cruz), de Santa Bárbara o del Muelle (en el Puerto de la Cruz) y de San Telmo (en el Puerto de la Cruz).
 
               - Casa Fuerte de Adeje.
 
               - Torre de San Andrés. 
 
               - Fuertes de San Miguel y San Pedro.
 
               - Muralla.
 
               - Casa de la Pólvora.
 
          Como no me gustaría que se nos hiciera de noche, sólo hablaremos ligeramente de las más importantes, de las que seguramente ya sabréis mucho los que vivís aquí. Quiero recordar que la Tertulia Amigos del 25 de Julio completó recientemente en Santa Cruz una denominada Ruta de los Hitos que recuerda aquellas fortificaciones que existían los días del ataque de Nelson en 1797 y otros detalles de esa misma circunstancia histórica.
 
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Plano de la Torre de San Andrés  (Joseph Ruiz, 1773)
 
          La Torre de San Andrés, construida en 1706 (Miguel Tiburcio Rossell) fue parcialmente destruida antes de 1740 por alguna avenida del barranco, por lo que se reconstruyó según proyecto de Antonio de la Riviere. 
 
          En 1769, tras nueva riada, la vuelve a reconstruir Ochando, de forma similar a las de Gando, San Pedro, Tostón, Caleta de Fustes y del Águila que ya hemos visto. Otras dos crecidas del barranco en 1893 y 1894 la llevaron a su estado actual. En 1895 se aprobó su enajenación; en 1924 fue declarada inadecuada para los fines de la defensa y dos años más tarde se entregó al Ayuntamiento de Santa Cruz.
 
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Vista desde el Norte y el Oeste la Torre de San Andrés es un "monumento a la desidia"
 
          Tiene una circunferencia cercana a los 90 metros y una altura de 7,5 m. y arriba pueden observar dos perspectivas diferentes.
 
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Planos del Castillo de Paso Alto  (Joseph Ruiz, 1773)
 
 
          El Castillo de Paso Alto era hacia 1641 un pequeño fortín, pero en 1670 se agrandó algo. En 1683-84 se pensó demolerlo, pero se siguió manteniendo. En 1774 sufrió graves destrozos a consecuencia de un temporal y,…
 
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Castillo de Paso Alto  (Proyecto de restauración, 1775)
 
 
          … teniendo en cuenta su importante situación táctica (los buques a vela debía “desfilar” ante él si querían atacar Santa Cruz), en 1782 se reedificó, convirtiéndose en el 2º castillo en importancia de la Plaza, después del de S. Cristóbal. 
 
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Dos vistas de Paso Alto
 
          Ocupaba una superficie de casi 1.300 metros cuadrados y constaba de dos plantas; en la alta se disponía de 65 m. para la artillería y en la baja de 115 m. para los infantes, además de 3 casamatas. 
 
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La zona de Paso Alto, a caballo entre los siglos XIX y XX.
 
          A su derecha, es decir, hacia el Sur, nacerían a finales del XIX la Batería Anexa y la Batería de la Cortina, que enlazaban físicamente con el Fuerte de San Miguel. En 1951 se declaró inadecuado para la defensa y en aquella época parte de él se demolió para el ensanche de la carretera de San Andrés.
 
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El Fuerte de San Mguel a mediados del siglo XVIII  (Pinto de la Rosa)
 
          Y vamos con el Fuerte de San Miguel. Ésta obra, que se construyó en 1656 sobre otro fortín, era, en principio, una sencilla torre circular, que se amplió posteriormente según nos cuenta Pinto De la Rosa
 
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Fuerte de San Miguel  (Luis Marqueli, 1792)
 
          Luego se levantó de nueva planta en 1793 para ser destruido en buena parte por el aluvión de noviembre de 1826. A mediados del XIX se encontraba muy descuidado, pero en 1860 se reconstruyó con casamatas.
 
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El Fuerte de San Miguel a finales del siglo XIX  (Fuente Wikipedia)
 
          Ocupaba casi 3.300 metros cuadrados y se declaró inadecuado para la defensa en 1924. Tres años después pasó al Ministerio de Fomento y sobre sus restos se levanta el Club Náutico.
 
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Fuerte de San Pedro  (Luis Marqueli, 1792)
 
          Hablemos un poquito de otro Fuerte, el de San Pedro, que con planta trapezoidal y sobre 1.520 metros cuadrados de superficie se levantaba donde se encuentra la entrada de la Estación Marítima más próxima a la Plaza de España. En 1795 se convirtió en un fortín con plaza de armas semicircular.
 
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Fuerte de San Pedro a finales del siglo XVIII (Pinto de la Rosa)
 
          En 1904 se desartilló y se convirtió en cuartel para las Unidades de Ingenieros de la Plaza. 
 
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Fuerte de San Pedro  (Fotografía de Miguel Bravo, c. 1900)
 
          Y como en 1945 se inició la construcción del Cuartel de la Cuesta, tres años después, y sin aún estar éste terminado, el Grupo de Ingenieros se trasladó abandonando San Pedro, que fue entregado a la Junta de Obras del Puerto e inmediatamente demolido para las obras de la Vía Litoral.
 
          El más importante de los castillos tinerfeños, por algo le llamaban también el Principal, fue el de San Cristóbal, que estaba situado en lo que hoy es la Plaza de España. Tuvo varios antecedentes, empezando por una torre (“el cubilete viejo”), que tras derribarse, en 1543, fue sustituido por un baluarte (ambos al Sur de la Caleta de la Aduana).
 
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La fortaleza vieja  (Pinto de la Rosa)
 
 
           Y en el mismo lugar nacería entre 1557-1573 la “fortaleza vieja”.
 
          Para construir el Castillo se derribó la Ermita de la Consolación, sobre una laja de roca a la izquierda de la Caleta de Blas Díaz, y en su levantamiento se utilizaron materiales de la “fortaleza vieja”. Existe documentación que acredita que en enero de 1577 el nuevo castillo ya estaba en servicio.
 
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Plano del puerto de Santa Cruz en 1729. Perfectamente señalada la silueta del Castillo de San Critóbal  (E)
 
 
          Ocupaba una superficie de un poco más de 3.000 metros cuadrados y era un cuadrado abaluartado de unos 50 metros de lado. 
 
         Hubo varios intentos de compra o cesión, hasta que en enero de 1926, junto a los terrenos de las Baterías de la Concepción e Isabel II, otro solar en Duggi y el Polvorín de Regla, se permutó al Ayuntamiento por el solar donde se levantan hoy la Subinspección y la Subdelegación de Defensa.  
 
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Parte de la silueta del Castillo de San Cristóbal pintada en el "lago" de la Plaza de España
 
          Se demolió en 1929 y sólo nos ha quedado parte de su silueta y algo de los cimientos.
 
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Planos del Castillo de San Juan Evangelista o Negro  (Joseph Ruiz, 1773)
 
 
 
          Pasaremos rápidamente sobre la mejor conservada en Santa Cruz de sus numerosas fortificaciones: el Castillo de San Juan Evangelista o Castillo Negro, dado que lo van a visitar mañana. Se construyó en 1643 como una torre circular parecida a las que ya hemos visto. 
 
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Castillo de San Juan Evangelista o Negro  (Fuente Wikipedia)
 
          Pero entre 1765 y 1767 se levantó de nuevo con una planta circular y un foso alimentado por el mar, con un puente levadizo. Tiene una superficie cercana a los 450 metros cuadrados y contaba con dos aljibes.
 
          En 1948 se cedió al Cabildo, que pensaba convertirlo en Museo Militar, pero la idea no prosperó. 
 
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Castillo de San Juan  (Fuente Wikipedia)
 
          En 2003 pasó a propiedad municipal, ha sido declarado BIC y en la actualidad está infrautilizado. Hay un bonito proyecto del Coronel Tous para explicar al público cómo se vivía en una fortificación del siglo XVIII, pero no hay indicios de que se vaya a poner en práctica.
 
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La Casa de la Pólvora
 
          Muy cerca del Castillo Negro se encuentra la Casa de la Pólvora, construida por Francisco La Pierre entre 1756 y 1758, aunque hay constancias de que en la zona se fabricaba pólvora desde 1520. 
 
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Casa de la Pólvora con la proteccion exterior, según Pinto de la Rosa
 
          Su poca acertada situación táctica (muy próxima al mar y por tanto susceptible de ser alcanzada por la artillería de los barcos) llevaría a que en 1779 se construyera a su alrededor un fuerte espaldón y a que el coronel ingeniero Marqueli propusiera levantar otro polvorín en la zona de El Perú.
 
          Con una superficie que roza los 2.000 metros cuadrados, podía almacenar hasta 3.000 quintales de pólvora, es decir unos 138.000 kilogramos. 
 
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La Casa de la Pólvora en la actualidad  (Fuente Wikipedia)
 
          En 1926 se cedió al Ayuntamiento y aunque se encuentra en buen estado de conservación no hay ningún proyecto municipal para su utilización y aprovechamiento. En el segundo semestre de 2015 la Asociación de Vecinos de El Cabo y Los Llanos ha presentado un proyecto para su conversión en museo histórico de esos barrios santacruceros.
 
          Y antes de abandonar el frente marítimo de Santa Cruz hablemos un poco de la que hay que reconocer que algo pomposamente se denominó como su “muralla”. 
 
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La muralla de Santa Cruz
 
          Aquí la vemos en un antiguo grabado. Era un tosco parapeto de piedras y barro. En el libro de Pinto de la Rosa se puede leer que tenía 3,5 m. de espesor, pero creo que es un error de impresión y que se trata de 3,5 pies, es decir, algo menos de 1 metro. Discurría desde el Castillo de San Juan al de Paso Alto y unos metros por encima del límite de la marea alta. Al llegar a la calle de la Marina se bifurcaba y el ramal interior subía hasta lo que hoy es Almeyda.  Su altura por la parte que daba al mar era de unos 2 metros, y en el interior de aproximadamente 1,20 m.
 
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Restos de la Muralla, en las cercanías de la Ermita de San Telmo
 
          Y en esta foto vemos unos restos, previsoramente conservados por los encargados de adoquinar la plaza al Sur de la Ermita de San Telmo y que localizó la Tertulia hace unos pocos años. Sin duda, eran el muro en que se abrían las cañoneras para las piezas que en la Batería del mismo nombre allí se asentaban.
 
          Si subimos hacia La Laguna, ya en su término municipal encontramos el Castillo de San Joaquín,…
 
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Plano del Castillo de San Joaquín hacia 1789
 
          … construido en 1779 y en la misma zona en que existieron otras obras defensivas que cerraban el camino de acceso a la antigua capital de la isla. Es de planta cuadrada, con tambores circulares y una superficie de 1.300 metros cuadrados.
 
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Dos imágenes actuales del Castillo de San Joaquín  (Fuente Wikipedia)
 
          A lo largo de su existencia tuvo también funciones de polvorín (1789) que albergaba hasta 1.500 quintales de pólvora (unos casi 70.000 kilogramos), de palomar (1899-1913), sirvió de almacén de material de Ingenieros (hasta 1930), y desde 1944 hasta hace un par de décadas fue prisión militar, En 1996 se vendió a un particular y no se sabe el uso que se le podrá dar.
  
          Vámonos ahora a la costa Norte de la isla y nos vamos a encontrar con dos edificios bien conservados. Se trata en primer lugar del Castillo de San Felipe, en el Puerto de la Cruz. En 1599 se acordó su construcción que no concluiría hasta 1604, levantándose en la desembocadura del barranco de San Felipe, del que tomó el nombre.
 
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Castillo de San Felipe (Puerto de la Cruz)  (Fuente Wikipedia)
 
          Es de forma poligonal, con parapetos de mampostería y una superficie de 372 metros cuadrados.. Se desartilló en 1878 y 14 años después se entregó al Ayuntamiento para ser utilizado como Enfermería y Lazareto. En 1924 se declaró inadecuado para los fines del Ejército y se dispuso su venta. 
 
          En 1949 fue declarado Monumento Histórico Artístico y en la actualidad es un Centro Cultural Municipal dedicado a exposiciones y conciertos.
 
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Entre las dos farolas de la derecha podemos ver la silueta de una garita. (Fuente Wikipedia)
 
          Antes de irnos del Puerto de la Cruz, en la Plaza de la Ermita de San Telmo se pueden aún ver las garitas de la batería que existió en aquel lugar.
 
          Y tomamos rumbo a Garachico, donde visitaremos el Castillo de San Miguel. 
 
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Plano del Castillo de San Miguel en Garachico (1579)
 
          En 1552 el Regidor Fabián Viña propuso al Cabildo levantar un pequeño fortín para proteger el pujante puerto garachiquense. Durante muchos años se fue levantando con interrupciones por no cumplir el órgano de gobierno sus compromisos de suministrar la cal necesaria. Parece ser que en 1579 estaba sin terminar, y nueve años después Torriani proponía reformarlo. 
 
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Castillo de San Miguel  en Garachico (Fuente Wikipedia)
 
          Es de planta cuadrada, de unos 15 metros de lado y con muros de mampostería de unos 2 m. de espesor. Sufrió un fuerte incendio en 1697 que afectó a la torre.
 
          En su puerta de entrada figuran 4 escudos correspondientes a Carlos I, la familia del Hoyo, la Isla de Tenerife y el gobernador Fonseca de Santa Cruz.
 
       Se desartilló en 1873 y en 1905 se cedió en usufructo al ayuntamiento para ser utilizado como depósito municipal. Fue declarado BIC en 1985 y en la actualidad es un Centro de Información Patrimonial dependiente de la Red de Museos del Cabildo.
 
 
La Palma
 
          La importancia de la isla en el comercio con América y los frecuentes ataques piráticos y de flotas de otros países que sufrió hicieron que La Palma estuviese bastante bien fortificada, en especial su capital y puerto principal, Santa Cruz. Este es un listado de sus principales defensa, situadas, si no se hacen constar otra localización, en Santa Cruz.
 
                    - 4 Castillos: de San Carlos, de San Miguel, de Santa Catalina (o Principal), de Santa Cruz del Barrio (o del Cabo). 
 
                   - 9 Baterías: del Muelle, de San Antonio, de Santa María de Saboya (o de Almeda), de San Pedro (o de los Clérigos), de San Felipe o de Méndez, de San Jacques (o de San Roque), de Nuestra Sra. del Carmen y de San Miguel de Juan Graje (ambas en Puerto Naos).
 
                    - Fuerte de San Carlos (o de los Guinchos).
 
                    - Reducto de Paso Barreto (o de Bajamar).
 
                   - Muralla
 
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Plano de Santa Cruz de La Palma y sus defensas  (Antonio de la Riviere, 1742)
 
          En el plano que tienen en pantalla se señalan las defensas del frente marítimo de Santa Cruz de La Palma hacia 1740. De ellas hablaremos de 3 (San Miguel, Santa Catalina y El Cabo), aunque hoy sólo se conserven dos, mejor dicho, una y pico.
 
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Torre de San Miguel hacia 1555  (Pinto de la Rosa)
 
          La Torre de San Miguel fue la más antigua de las fortificaciones de la capital palmense, pues existe constancia de que ya estaba construida hacia 1515, aunque se la calificara de “pequeña, inútil y sin ninguna maña para la defensa”.  De planta hexagonal de dos pisos se levantó junto al embarcadero, donde luego nacería el muelle. Ya en 1528 se pensaba ampliarla y construir otra nueva fortaleza, pero no fue hasta después del ataque y saqueo de Pie de Palo (1553) cuando se emprendieron ambas acciones. En 1555 ya se había mejorado con la explanada que ven en la imagen. En su entrada tenía un escudo de España y otros más pequeños. 
 
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Planta de la Torre de San Miguel  (Antonio de la Riviere, 1742)
 
          A mediados del XVIII esta era su planta. La torre se mantuvo, en ruinas  eso sí, hasta bien entrado el siglo XX.
 
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Castillo Principal o de Santa Catalina Siglo XVI, poco después de su construcción)  (Pinto de la Rosa)
 
          El Castillo Principal o de Santa Catalina se empezó a construir en forma de torre de forma casi elíptica a mediados del siglo XVI y no pudo actuar contra Pie de Palo, Luego, como hemos citado antes, se concluyó, con el aspecto que ven en el grabado. 
 
          El paso del tiempo, la cercanía del mar y el mal mantenimiento lo fueron destruyendo, como consta en documentos de 1666, 1674, 1681 y otros. 
 
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Castillo de Santa Catalina
 
Por fin se construyó de nueva planta entre 1683 y 1692 (algunos dicen que no se concluyó hasta entrado el siglo XVIII. Ahora tiene forma de cuadrado abaluartado de unos 55 ms. de lado con una superficie de unos 3.000 metros cuadrados. El barranco de las Nieves, cercano por su lado norte, le ha causado daños en varias ocasiones. En 1924 se declaró inadecuado para la defensa y se subastó, adquiriéndolo un particular
 
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Fotografía reciente del Castillo de Santa Catlina  (Fuente Wikipedia)
 
          Hoy está en buen estado. Cuando lo visité hace un año estaban trabajando en él, pero desconozco cual será su futuro.
 
          Y nos queda del frente marítimo de Santa Cruz de La Palma la Torre del Cabo o de Santa Cruz del Barrio, que es un claro ejemplo de lo de las “lecciones aprendidas”, pues por la playa donde está situada fue por donde desembarcó Pie de Palo, antes de su construcción.
 
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Castillo del Cabo en la actualidad  (Fuente Wikipedia)
 
          No es prácticamente más que una pequeña plataforma que se encuentra en regular estado y sin el menor uso. De él nace, como vemos en las dos siguientes diapositivas, la muralla que cerraba la ciudad por el Norte y de la que aún se conserva un tramo. 
 
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Castillo del Cabo y muralla  (Antonio de la Riviere, 1742)
 
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Castillo del Cabo y un trozo de la muralla Norte
 
          Esta muralla era de sillería y se dirigía hacia el Oeste, hasta llegar a la Loma de las Dehesas. 
 
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Puerta de la muralla Norte  (M. Sánchez Rodríguez, 1923)
 
          Hacia la mitad de su recorrido se abría una puerta de comunicación formada por un arco sostenido por pilares de piedra y en el que campeaban los escudos de la isla, de España y del gobernador Fonseca.
  
 
La Gomera
 
          Y vamos a terminar este repaso a las fortificaciones de Canarias en la isla colombina, pues en El Hierro no existe ninguna obra defensiva. En La Gomera se levantaron:
 
                    - La Torre del Conde.
 
                    - 2 Castillos: de Nuestra Sra. del Buen Paso y de los Remedios (o Principal o de San Diego).
 
                    - Batería de los 3 cañones.
 
                    - Reducto de la Punta de los Canarios.
 
          Rápidamente pasaremos estas dos diapositivas de los castillos, ya desaparecidos, que cerraban el puerto de San Sebastián.
 
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Castillo de Nuestra Señora del Buen Paso, hacia 1893.  (Pinto de la Rosa)
 
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Castillo Principal, de los Remedios o de San Diego  (Pinto de la Rosa, de un grabado sobre madera)
 
          Y vamos ahora con el monumento medieval más antiguo del Archipiélago: la Torre del Conde. Levantada hacia 1450 por Fernán Peraza, señor de las Canarias, pretendía defender el fondeadero de San Sebastián, pero no tuvo mucho éxito contra el ataque de piratas hugonotes en 1571, Se reconstruyó con su fisonomía actual en 1578.
 
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Torre del Conde hacia 1590  (Pinto de la Rosa)
 
          Torriani, diez años después, pensó que no era muy eficaz y planeó incluirla en un recinto amurallado, pero levantó el castillo del Buen Paso, que resultaba más barato y útil, como se demostró en el ataque de Windham de 1743. En 1634 don Íñigo de Brizuela, Capitán General de Canarias,  pensó algo parecido, incluyéndola dentro de otra fortaleza cuadrada con baluartes en punta de diamante, pero tampoco salió adelante este proyecto.
 
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La Torre del Conde en la actualidad  (Fuente Wikipedia)
 
 
          En la  segunda mitad del siglo XIX se alquiló a particulares. En el siglo XX fue acuartelamiento hasta que en 1924 se cedió al Consorcio Nacional Almadrabero para instalar en ella una fábrica de salazón de pescado. El Ejército la recuperó en 1939, otra vez como acuartelamiento, y en la segunda mitad del XX se entregó al Cabildo. Es cuadrada y sus lados miden 15 metros. Tiene tres plantas de unos 50 metros cuadrados de superficie cada una y una altura total de 18 metros. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1990. Hoy alberga una exposición permanente de cartografía histórica.
 
Lo que queda
 
          Si hiciéramos un resumen de lo que hemos repasado nos encontraríamos con que existieron en Canarias entre dos y tres decenas de castillos y otra veintena de fuertes. Aquellos, los castillos, no pueden compararse a la mayoría de los importantes peninsulares, pero hay una cosa cierta: Pese a las penurias, la falta de medios y los desastres naturales, cumplieron su misión, y eso es lo máximo que se le puede pedir a algo militar. Ahora sólo queda pedir que a lo poco que se conserva en buen estado se le de un uso digno.
 
           Pero nos falta una imagen de la "joya de la corona", una de las pocas fortificaciones que sigue bajo custodia y responsabilidad del Ejército: ALMEYDA, ese tesoro aún no bien conocido.
 
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