La Artillería y el hundimiento del cúter Fox (1)

 
Por Juan Tous Meliá  (Publicado en El Día / La Prensa el 2 de agosto de 2015).
 
 
          Hace 20 años escribí el artículo “Notas sobre la actuación de la Artillería en la gloriosa jornada del 25 de julio de 1797” (El Día, 25 de julio de 1995, p. XIII) con la intención de colaborar en la localización del pecio que seguramente dormía en el fondo del mar en las inmediaciones de los muelles de Santa Cruz de Tenerife. Me basé en la lectura de las distintas relaciones entonces conocidas y deduje, de manera intuitiva y con ciertas dudas, que el disparo pudo salir de la batería de San Pedro. Gabriel Escribano y Alfredo Mederos en el magnífico trabajo "Prospecciones arqueológicas subacuáticas del puerto de Santa Cruz de Tenerife. El cúter Fox (1797)"  (Revista de Historia de Canarias, 183; abril de 2001, pp. 79-93) me dieron un tirón de orejas diciendo que empleé "un argumento circular" y, en parte, tenían razón. Cuando escribí el artículo la información coetánea con la Gesta permanecía desperdigada o inédita, lo que hacía difícil adentrarse en esta parte tan importante de la historia de la ciudad. Con la intención de que la celebración del Bicentenario fuera un éxito, en noviembre de 1995 se puso en marcha la Tertulia Amigos del 25 de Julio y una de las primeras tareas fue la edición del libro Fuentes Documentales del 25 de julio de 1797, presentado en abril de 1997 y, años después, en 2008, se editó una Adenda, con nuevos documentos coetáneos que se localizaron en distintos archivos. Estos dos libros me han permitido completar lo que quise escribir en el citado artículo y no pude. Con su apoyo  he podido recomponer la intervención de la Artillería  y los inicios del ataque de los ingleses en la madrugada del día 25 de julio; no obstante, es posible que todavía queden algunos cabos sueltos.
 
          Antes de entrar de lleno en el tema es conveniente situarnos en el tiempo y en la técnica.
 
 
Antecedentes
 
          Formando parte de la Plana Mayor del Comandante General se creó en 1776 una Comandancia de Artillería y otra de Ingenieros. El primer comandante de Artillería de las islas fue nombrado en 1779, destino que ocupó el capitán del Real Cuerpo Antonio Falcón, asistido por dos subalternos el teniente Rafael de Arze y Albalá y el alférez Josef Palfodry. 
 
        La reorganización de 1776  debía tener cierta envergadura pues el 1º de septiembre de 1778 (AIMC, artillería, 1778) llegaron a Santa Cruz dos embarcaciones que "bienen de Cádiz con otras que aun no han llegado cargadas de la Artillería, pólvora balas, fusiles y bestuario para las compañías fijas de Infantería y la de Artillería". El cargamento estaba formado por 50 cañones de a 24; 20 de a 18; y, 30 de a 12, todos de hierro; fusiles recompuestos y corrientes, 4.259; bayonetas 4.238; 4.000 balas de a 18; 3.000 de a 12; 20 quintales de pólvora; paños, forros, sombreros y botonaduras correspondientes para la compañía de Artillería y las tres fijas de Infantería. Al mando de la expedición venía el teniente del Real Cuerpo Josef Tamayo que fue el encargado de la renovación de la Artillería de las islas. Las necesidades de la isla de Gran Canaria era de 42 cañones y, en Tenerife faltaban 41.
 
          A mediados de 1782 se hizo cargo de la Comandancia de Artillería el teniente coronel Tomás Capilla que en 1787 fue sustituido por el coronel José García de Paredes que debió ausentarse de las islas hacia 1791. En 1792 era jefe interino de la Artillería el capitán Antonio Eduardo hasta que en junio de 1793 se hizo cargo de la Comandancia el coronel Marcelo Estranio que fue el que organizó la Artillería que hizo frente al ataque de la escuadra del contralmirante Horacio Nelson.
 
 
Técnica del tiro
 
          Casi doscientos años después es difícil recomponer cómo se empleó la Artillería. Para conocer algún detalle se ha recurrido al Tratado de Artillería de Tomás de Morla de 1785, texto utilizado por los oficiales del Cuerpo que intervinieron en la defensa. Morla escribía:
 
               "Se pueden reducir a tres especies las diversas punterías de un cañón, respecto a su elevación: la primera, llamada de «punto en blanco», se efectúa elevando o baxando la culata, hasta que la visual tirada por los puntos más altos de las fajas, llamada «línea de mira», se termine en el centro del blanco (Figura 1); la segunda, llamada por «elevación», quando esta visual se dirige por encima del blanco (para darle la elevación se utilizaba el alza, que consistía en colocar una barita de cobre de pulgada y media de alto que tenía un punto de mira en la parte superior y que disponía de un manubrio para subir o bajar la barita. El punto de mira se alineaba con la tulipa y permitía introducir el ángulo de elevación); y la tercera, llamada por «depresión», quando se dirige por baxo".
 
          Se debieron utilizar los dos primeros tipos de puntería. Morla dice que un cañón de a 24 para recorrer las 1.266 toesas (2.467,4 metros) tardaba 10.5 segundos y que el alcance con puntería de «punto en blanco» era de 700 metros para los cañones de a 24 y de a 16. La cadencia de tiro no la cita Morla. 
 
 Figura 1 Punto en Blanco Custom
 
Figura1. Puntería de punto en blanco. AP: visual y alcance de punto en blanco. B: tulipa del cañón. AOMP: trayectoria: LT: línea de tiro
 
 
Munición
 
          Se utilizaron las balas rasas y rojas, la metralla, las palanquetas, las balas de iluminación, las bombas y las granadas.
 
          La bala rasa no era otra cosa que la bala ordinaria de forma esférica. 
        
          La bala roja es una bala rasa que se enrojece, antes de usarla, sobre una parrilla.
 
         La metralla se utilizaba metida en el interior de un cartucho. Las había de tres tipos: una rudimentaria hecha de cascos de bombas y granadas, de clavos y herrajes; de piña, que consiste en una bala del calibre inferior alrededor de la cual y pegadas con brea se colocan otras de hierro colado, metiendo todo el conjunto en un cartucho embreado; de racimo, las balas, en mínimo de seis, se colocan alrededor de un salero con una espiga, de tal forma que el diámetro sea el mismo que el de la pieza, cada cartucho contiene seis de estos conjuntos que totalizan 36 balas.
 
          La palanqueta estaba formada por balas rasas unidas por una pequeña barra de hierro. Se utilizaba para destrozar el velamen de los navíos.
 
          Las bombas eran esferas huecas con asas y collarín que se llenaban de pólvora negra y se les colocaba una espoleta con su mixto. Es la munición utilizada por los morteros cuyo calibre de ordenanza era de 12 pulgadas (27.8 cm) y de 9 pulgadas (20.8 cm). Se arrojaban con un ángulo cercano a los 45º y al estallar se descomponían en un gran número de cascotes. 
 
         Granadas de mano, de forma ojival hueca, se llenaban también de pólvora negra y se les colocaba una espoleta con un mixto que se encendía en el momento de lanzarla con la mano. Pesaban unas 2 1ibras (920 gr).
 
        Balas de iluminación, eran unos artificios que se arrojaban con cañones, obuses y aun con la mano. Se reducían a una bola de mixto cubierta con lienzo fuerte. Las utilizadas por los morteros recibieron el nombre de bombas de iluminación y si además de iluminar servían para incendiar las obras enemigas se llamaba carcasa. 
 
 
Condiciones meteorológicas
 
         Se sabe por lo manifestado en las distintas relaciones y por testigos, que el tiempo reinante era "sur", nada propicio para los desembarcos. Asevera esta afirmación el hecho de que el buque insignia Theseus y la bombarda derivaron hacia el valle de San Andrés en la mañana del día 25. En el croquis que dibujó Nelson y envió al vicealmirante Lord Keith, hacia 1800, anota una frase que sitúa  cerca del muelle: "Constant swell to the westward" ("Corriente constante hacia el oeste", es decir hacia Paso Alto].  
 
          En las relaciones coetáneas con el hecho que se está narrando se indica que la noche era oscura e incluso se afirma que era una "noche sin luna". Miller dice "Era una noche estrellada, pero no una noche clara, con poco viento y una marea que se hizo considerable al acercarnos a tierra" (Adenda, p. 139). Gracias a la colaboración del Instituto de Astrofísica de Canarias a través de mi amigo Juan Ruiz Agüí los cálculos indican que el 24 de julio de 1797 hubo Luna nueva y que el 25 de julio el orto de la Luna fue a las 6h 59m (tiempo universal) y, el ocaso a las 20h.45m. Estos datos permiten calcular la hora en que se produjo la pleamar. El resultado es el que figura en el cuadro siguiente:
 
               Día 25 de julio de 1797
 
               - Pleamar a 2'00 metros      0 h. 48 min. (hora local)
                                 1'76                 1 h. 48 min.
                                 1'08                 2 h. 48 min.
                                 0’10                 3 h. 48 min.
                                 0'27                 4 h. 48 min.
                                 0'50                 5 h. 48 min.
                                 0'60                 6 h. 48 min.
 
      Para confeccionar el cuadro se ha tenido en cuenta que la variación entre la pleamar y la bajamar fue de 2,6 metros y no se ha considerado el establecimiento del puerto (retardo de la marea dentro del puerto con respecto a la hora en que se produce en alta mar) por desconocerlo, aunque debía ser escaso.
 
          Para ese día el orto del Sol (amanecer) fue a las 5 horas 18 minutos (hora local).
 
          Todos estos datos que debían ser conocidos por el contralmirante Nelson, influyeron en el desembarco, los ingleses se lamentan de la resaca en las playas y el oleaje en los rompientes, propios de la pleamar.  
 
 
Despliegue artillero
 
          En un documento original fechado el 12 de junio de 1797, firmado por Antonio Eduardo y Vº Bº  del coronel de Artillería Marcelo Estranio, se indica que el número de cañones era de 84 y el de morteros 7; a éstos hay que añadir los 4 cañones de la Torre de San Andrés. Este despliegue fue muy polémico, pues el coronel Marqueli, jefe de la Comandancia de Ingenieros, intentó imponer sus criterios, zanjando la discusión el general Gutiérrez, quien ordenó: "que se coloquen los 7 cañones de a 24 de la batería de Santa Isabel en la cabeza del Muelle".
 
         La línea artillera estaba compuesta por 15 castillos, fuerte y baterías, con los mandos y dotación siguiente; en cuanto a personal cada pieza tenía en plantilla 8 artilleros, los presentes son los que se citan:  
 
   - Castillo de Paso Alto; Batería alta: capitán Vicente Rosique. Dotación: 8 cañones, 3 morteros. Batería baja: teniente Tomás Hernández. Dotación, 4 cañones. Total 55 artilleros.
 
   - Fuerte de San Miguel: Subteniente José Marrero. Dotación, 4 cañones y 27 artilleros. 
 
   - Batería de Santa Teresa: Cabo Manuel Afonso. Dotación, 3 cañones y 12 artilleros. 
 
   - Batería de Santiago: Sargento Juan Evangelista. Dotación, 4 cañones y 14 artilleros.
 
   - Batería del Pilar: Sargento Francisco Calleros. Dotación, 3 cañones y 12 artilleros.
 
   - Batería de San Antonio: Capitán Patricio Madan. Dotación, 8 cañones y 30 artilleros.
 
   - Fuerte de San Pedro: Capitán Francisco de Tolosa. Dotación, 5 cañones y 1 mortero y 30 artilleros.
 
   - Castillo de San Cristóbal; Baterías del centro y derecha: capitán Antonio Eduardo; batería de la izquierda (bastión de Santo Domingo), teniente Francisco Grandi. Dotación, 10 cañones y 35 artilleros.
 
   - Batería del Muelle: Teniente Joaquín Ruiz y subteniente Francisco Dugi. Dotación, 7 cañones y 42 artilleros.
 
   - Plataforma de la Concepción: Capitán Clemente Falcón y subteniente Esteban Lartigue. Dotación, 7 cañones, 3 morteros y 39 artilleros.
 
   - Batería de San Telmo: Capitán Sebastián Pérez Yanes. Dotación, 3 cañones y 16 artilleros.
 
   - Batería de San Francisco: Teniente Domingo Perdomo. Dotación, 4 cañones y 16 artilleros.
 
   - Castillo de San Juan: Teniente de fragata de la república francesa Mr. Agumar con 30 de sus hombres. Dotación, 4 cañones y 16 artilleros. 
 
   - Batería de Las Cruces: Sargento Francisco Chaves. Dotación, 2 cañones y 16 artilleros.
 
   - Batería de Barranco Hondo: Sargento Francisco Arnau. Dotación, 2 cañones y 16 artilleros.
 
          Dentro de la línea, los que disponían de calibres más gruesos eran el Castillo de Paso Alto, el de San Miguel, el de San Pedro, la ya mencionada batería del Muelle, el Castillo principal, la Batería de la Concepción y el Castillo de San Juan que no llegó a intervenir. También se habilitaron los cañones de batallón, llamados violentos. Eran unos cañones de a 4 aligerados: se llamaban violentos por la prontitud de su ejecución. Morla dice: "Los artilleros ágiles y robustos suelen disparar de 15 a 20 tiros por minuto". Según Tolosa consiguieron disparar entre 8 y 9 por minuto. Igualmente se habilitaron los cañoncitos de a 3. 2 y l.
 
          En una relación fechada el 17 de julio de 1790 se indica que existían de bronce 6 cañones de a 24 y, 5, de a 16 y, de hierro 44 de a 24 y, 13, de a 16. Es aventurado confirmar que esta relación coincide con la que estamos estudiando.
 
 
Barcos fondeados en la bahía entre el Fuerte o Batería de San Pedro y el Castillo de Paso Alto.
 
          Las acuarelas del teniente William Webley (La Gesta del 25 de Julio de 1797, pp. 88 y 106-107), los dos libros publicados por la Tertulia Amigos del 25 de Julio: Fuentes Documentales (1997) y Adenda. Fuentes Documentales (2008) y el artículo de Juan Carlos Cardell Cristellys "Navíos fondeados en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife en la madrugada del 25 de Julio de 1797" (El Día / La Prensa, 16 de enero de 1999), me han permitido con cierta aproximación situar los ocho barcos mercantes que estaban fondeados en Santa Cruz en la madrugada del 25 de julio (figura 2). Las crónicas dicen que recibieron la orden de anclar cerca de la costa, aunque en el mapa de la figura 3 el ‘fondeadero general’ está en torno a la línea del derrotero. 
 
Figura 2 Detalle Vista Webley Rotulado Custom 
 
Figura 2. View of Santa Cruz on the Island of Teneriffe [detalle].
Por el teniente William Webley, segundo oficial del Zealous. Mariner’s Museum, Newport, Virginia y Colección de doña Susana Groth de Iglesias
 
 
 
Perfiles Barcos Fondeados Recortado-2 Custom Custom
 
 
Composición de la escuadra inglesa
 
- Navíos:
 
   • Theseus  de 74 cañones, al mando del Capitán Ralph Willett Miller; en él enarbolaba su insignia Horacio Nelson.
 
   • Culloden de 74 cañones, al mando del CapitánThomasTroubridge.
 
   • Zealous de 74 cañones al mando del Capitán Samuel Hood.
 
   • Leander de 50 cañones al mando del CapitánThomas B. Thompson. Se unió a la escuadra el día 24.
 
- Fragatas:
 
   • Seahorse de 38 cañones al mando del Capitán Thomas Francis Fremantle.
 
   • Emerald de 36 cañones al mando del CapitánThomas Waller.
 
   • Terpsichore de 32 cañones al mando del Capitán Richard Bowen.
 
- Cúter:
 
   • Fox de 14 cañones al mando del Teniente John Gibson.
 
- Bombarda:
 
   • Rayo con 1 mortero al mando del Teniente Henry Compton. Apresada en la bahía de Cádiz. Este nombre es citado por los autores españoles, pero según el capitán Miller se trataba de la bombarda Terror, pues la Rayo había sido desarmada en Cádiz.
 
          Además, acompañaban a la escuadra varias embarcaciones auxiliares que hemos identificado así: 
 
- Pinaza [Pinnace]: Embarcación auxiliar a bordo de los navíos de línea; se usaba para remolcarlos en las entradas y salidas del puerto, propulsada por remo y vela. Debían disponer de una.
 
- Yola [Yawl or Jolly Boat]: Embarcación muy ligera movida a remo y con vela. Debía pertenecer al Theseus y servía para el intercambio de correspondencia entre los buques de la escuadra.
 
- Barcaza [Barge]: Embarcación auxiliar  con misión análoga a la Yola pero de menor tamaño. En las Fuentes sólo se cita la del Seahorse, que es la que utilizó Nelson tanto para el desembarco como para su evacuación.
 
- Quechemarín [Launch or Large Spanish Boat]: Embarcación  de cabotaje apresada por el Zealous el día 23 cuando realizaba el trayecto de Gran Canaria a Tenerife. Pequeña embarcación a vela de dos palos. 
 
- Bote [Boat]: Embarcación pequeña a remo. No sabemos el número de botes que efectuaron el primer intento de atacar la Plaza el día 22. El alcalde Marrero, en su relación, habla de "una espesa nube de botes", nube que debió oscilar entre 30 y 39 (Historia, p. 95) a los que habría que añadir los botes del Leander, alrededor de 6, con lo que en el segundo intento se pudieron emplear entre 36 y 45 botes. Sin embargo, en este intento casi todos los relatos coinciden en que fueron 30 botes, cuya distribución veremos más adelante, a los que habría que añadir los botes que auxiliaron a los supervivientes del cúter Fox y regresaron a la escuadra con los heridos que, creemos, debe coincidir con la segunda oleada compuesta de 15 botes que aparecieron al amanecer. En resumen pudieron ser 45 los botes utilizados.      
 

Zona de operaciones
 
          La cartografía histórica (véase mi libro Santa Cruz de Tenerife a través de la cartografía), los dos croquis de Horacio Nelson (véase La Gesta del 25 de Julio de 1797, pp. 103 y 141), las acuarelas del teniente William Webley, ya citadas, y los dos libros sobre las fuentes documentales también citados, me han permitido confeccionar un nuevo mapa de la zona donde tuvo lugar el segundo intento de desembarco, que ayuda a conocer de forma bastante fidedigna como se desarrollaron los acontecimientos. En él figuran los alcances de las baterías que pudieron intervenir en la acción con sus correspondientes sectores, considerando que el tipo de puntería utilizado es el de "punto en blanco"; la situación de la bombarda Terror; la situación de los barcos fondeados y el derrotero del convoy con tres cuadrados que marcan la distancia: a una milla, a media milla y a medio tiro de cañón (figura 3).  
 
 
SEGUNDO INTENTO DE DESEMBARCO
 
Plan establecido
 
          En la mañana del día 23, en el Theseus hubo reunión de capitanes; en ella Nelson decidió asaltar la población esa noche o la siguiente y estableció un plan, que Miller describe con detalle (Adenda, p. 137). Entre otras cosas dice: "Poner a todos los hombres en las lanchas antes de que hubiese anochecido, para que fuesen vistos con claridad desde la batería N.E. [Paso Alto] y desde su altura" y añade que preparó un falso cañón de a 18 libras y lo puso sobre una lancha con la idea de llevarlo a tierra, con la intención de hacer creer que el nuevo desembarco sería por el mismo lugar que el anterior; además, antes del desembarco, la ombarda Terror, iba a arrojar bombas a la batería N.E. [Paso Alto], como si se tratara de despejar el  camino para ocupar una posición dominante y que entrada la noche, partiendo del mismo lugar que el anterior desembarco, todas las lanchas, en el más absoluto silencio, remarían hacia la parte N.E. del muelle
 
Figura 3 Santa Cruz 1875 Rotulado Alcances Custom
 
Figura 3 Plano de la rada de Santa Cruz. Según los trabajos nacionales más modernos. Dirección de Hidrografía. Madrid, 1875 
 
         
          El día 24: "A las 5 y media [de la tarde] el escuadrón ancló a unas pocas millas al norte de Santa Cruz." (Fuentes, Nelson, p. 330). Entre Paso Alto y San Andrés, fuera del alcance de sus cañones. "Sobre las 6 toda la escuadra se hallaba en esa situación, en el mismo lugar en que lo habían hecho anteriormente las fragatas. La más cercana se hallaba casi al alcance de la Batería [de Paso Alto]" (Miller, Adenda, p. 154) y el más alejado el Theseus, cerca de San Andrés. Al poco la bombarda inició el bombardeo de Paso Alto, según Oliver Davis a las 7 y media de la tarde (Adenda, p. 154). Nelson añade que el 24 fondeó a unas dos millas al norte de la plaza, haciendo ostentación de preparativos hostiles dirigidos a atacar las alturas; y que el enemigo debió de creerlo así, pues vimos que se apresuró a coronarlas de mucha gente (Prado y Torres, Horacio Nelson... 1858, pp. 24).
 
         Al atardecer del día 24 todos los capitanes se reunieron en el camarote del almirante, y se preparó el plan definitivo (Miller, Adenda, p. 138), que era una adaptación en tiempo y lugar de la "Orden General" que Nelson había redactado entre los días 17 y 21 de julio (Fuentes, pp. 313-315), con una estratagema que consistía en formar un convoy, cuya composición se verá más adelante, que debía dirigirse al muelle pasando por debajo de los disparos que se intercambiaban entre sí la bombarda y la batería de Paso Alto. Seguía en pie la formación de seis divisiones al mando de Troubridge (Culloden); Hood (Zealous); Thompson (Leander) quien sustituía a Fremantle del Seahorse que pasaba a ser su ayudante de campo; Miller (Theseus); Waller (Emerald); Bowen (Terpsicore); Oldfield al mando de la infantería de marina; y Baynes como jefe de la artillería real. Además, "Cada Capitán estaba en la inteligencia de que el desembarco debería de verificarse en el muelle, marchando desde allí en dirección a la Plaza Mayor, donde formarían las tropas en batalla dispuestas a ejecutar lo que se les mandase" (Prado y Torres, Horacio Nelson... 1858, p. 24). En la reunión Nelson no había anunciado que tomaría el mando de las fuerzas destinadas a desembarcar, fue después de cenar con  Fremantle y su mujer en el Seahorse cuando, de regreso al Theseus escribió a las 8 p.m. la famosa carta a lord Jervis: "mañana mi cabeza será coronada probablemente de laureles o de cipreses"
 
       El plan aprobado ordenaba también: "Que los grupos de lanchas se reunieran alrededor del Zealous a las 10 y media para así comenzar la acción exactamente a las 11. Un gran bote español (Quechemarín), que había sido capturado por el Zealous, se ocupó con hombres y al cúter (Balandra) Fox se le ordenó embarcar a los que no habían podido hacerlo en las lanchas, para seguirlas de cerca y estar dispuestos a transbordarlos a ellas tras el desembarco. Durante la noche la bombarda siguió haciendo fuego contra la batería oriental, que fue respondiendo con disparos que pasaban sobre los navíos". (Adenda, Waller, p. 149). 
 
 
Organización del convoy
 
          El capitán Miller describe paso a paso los pormenores de la operación:
 
              "A las 9 en punto pasé revista a mis hombres para verlos en completo orden, y completamos su equipamiento dando a cada uno un punzón, un destornillador y cuatro pedernales; vi que todos estaban perfectamente sobrios y les dirigí unas pocas palabras de ánimo, advirtiéndoles contra el rezagamiento, pillaje o daño a cualquier persona que no estuviese armada; luego les di permiso para ir a dormir hasta las 10 y media, y avisé al capitán Oldfield (era el jefe de la Infantería de marina, aunque Nelson había nombrado responsable a Troubridge, capitán del Culloden) para que hiciera lo mismo con los marines. Como las cartucheras de nuestros marineros estaban hechas de madera teñida, y sólo podían llevar 18 cartuchos, los piqueros llevaban cada uno una de reserva, y como un recurso más hice enviar un barril lleno al Fox y alguna munición para piezas de campaña de a 4 libras en el caso de que capturáramos alguna".
 
        El que enviara munición para cañones de a 4 libras, da a entender que el Fox no disponía de piezas de campaña como aseguran algunos historiadores. Miller continúa el relato:
 
                "Fui a acostarme vestido, con órdenes de ser llamado a las 10 y 15. A la hora prevista llené las lanchas y envié el resto de gente, el teniente Davis con su compañía, y una parte de la tercera (ascendiendo en total casi a 70 hombres) a bordo del Fox; nuestra yola iba a participar y hubo que dotarla con unos pocos hombres más. Dejé órdenes escritas sobre la actuación del barco durante el resto de la noche y la mañana siguiente, e hice que sonara la campana. Yo había preferido este orden ya que llevaría nuestra fuerza principal (los marines) a desembarcar entre los primeros, ya que teniendo únicamente 3 millas que cubrir a remo, éramos bastante dueños de nuestro tiempo. (Adenda, p. 139).
 
                A las 11 en punto entre 600 y 700 hombres fueron embarcados en los botes del escuadrón; 180 hombres a bordo del cúter Fox y unos 70 u 80 en un Bote (el quechemarín) que habíamos tomado, que procedieron en 6 divisiones al mando de los capitanes Troubridge, Hood, Thompson, Miller y Waller; los capitanes Fremantle y Bowen me acompañaban a regular y guiar el ataque" (Fuentes, Diario del Theseus, p. 330).
 
          Miller detalla que estaba previsto que el convoy partiera en el siguiente orden:
 
              "En cabeza, la pinaza, en la cual embarqué yo con el teniente Hawkins, el guardiamarina Amie y unos 20 hombres de la primera compañía; después, la lancha (se refiere al quechemarín), con el capitán Oldfield, los tenientes Beatty y Hull y 60 marines; la yola, con el teniente Wetherhead, con parte de su compañía (unos 20) y el cúter, de Mr. [..], guardiamarina, con tantos como en el primer bote, haciendo en total todos unos 120. Dos escalas de asalto fueron colgadas a ambos lados de la lancha" (Adenda, p. 138).
 
         Cuando llegaron a la altura del Zealous, Miller dice que
 
              "Las tres lanchas (se refiere al queche, la yola y el cúter) que debían esperarnos habían partido antes que nosotros, y estando extremadamente ansioso por alcanzarlas, puse la lancha a la trasera del grupo, y pronto me puse yo mismo al frente, y en la línea delantera. Los botes, por lo general, estaban tolerablemente conectados, y todos los remos estaban cubiertos de trapos para reducir el chapoteo, por lo que remaban bastante silenciosos" (Adenda, p. 139).
 
          Miller añade que había visto al almirante salir del Theseus, con su hijastro (el teniente Nesbitt) y sus barqueros, y dirigirse a la Seahorse, desde donde iba a salir en su barcaza con el capitán Fremantle para actuar como una especie de ayudante de campo, disposición que recibió con enorme satisfacción ya que lo dejaba en la independiente y honorable dirección de sus propias acciones.
 
        Miller añade que había dos o tres botes sueltos delante que servían de guías. El almirante [con su ayudante Fremantle] y el capitán Bowen estaban en dos de ellos. Waller concluye:
 
            "A las 11 partieron las lanchas, remolcándose las unas a las otras. Los capitanes de los diferentes barcos las lideraban y el Almirante, con el desertor como guía, se unió al conjunto".  Según Prado y Torres (Horacio Nelson... 1858, p. 25) Nelson escribió "seguidamente di la señal de partida, exclamando ¡hurra!! ...".
 
          Toda esta información nos permite dibujar con detalle la composición del convoy en la figura 3.  
 
 
Continuará
 
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