Algunas consideraciones finales (Fortificaciones de Tenerife - Conclusión)
Por Alastair F. Robertson (Publicado en Tenerife News en su número 484, de 20 de septiembre a 3 de octubre de 2013). Traducción de Emilio Abad
La mayoría de los lugares que he descrito están abiertos al público y junto con el resto, La Casa Fuerte, San Joaquín, San Francisco y quizás el Bufadero, podría diseñarse una ruta de Tenerife muy interesante. Su común cometido los hace muy valiosos, tanto considerados colectivamente como de manera indivudual.
Las fortificaciones pertenecen a diversos propietarios, y en consecuencia se hallan en muy diferentes estados de conservación. En Inglaterra, las instituciones English Heritage y The National Trust gestionan los lugares y edificios de carácter histórico. Quizás sería una buena idea que los propietarios de las fortificaciones y las autoridades constituyesen una asociación (¿La Herencia de Tenerife?) para cooperar en el mantenimiento de estos históricos lugares y promocionar su exhibición y el acceso público. Algo se ha hecho ya con La Ruta de los Castillos.
Cada año visitan Tenerife miles de británicos, muchos de los cuales son miembros de las dos citadas organizaciones, de modo que una campaña difusora del hecho de que la isla cuenta también con un pasado histórico, además de la arena, el mar y el sol, podía impulsar otro tipo de turismo, lo que iría en beneficio de la isla y sus visitantes.
Por lo que respecta a la búsqueda de información sobre las fortificaciones, no presumo de originalidad en estos artículos. Casi toda la información la he obtenido de dos libros; en primer lugar la monumental obra Apuntes para la historia de las antiguas fortificaciones de Canarias del coronel José María Pinto y de la Rosa, completado en 1954 y publicado en 1996, y en segundo lugar una obra muy manejable, tipo libro de bolsillo, del coronel A. G. Argüelles, Historia de la Artillería en Tenerife, publicado en 2010.
Me gustaría agradecer a los guías y conservadores del Museo Militar de Almeyda, de los castillos de San Miguel en Garachico, San Felipe en el Puerto de la Cruz y San Cristóbal en Santa Cruz de Tenerife, y a nuestra guía en la Ruta de los Castillos por su amistoso apoyo.
Pero, para terminar, no se conformen con lo que yo les he ido contando durante las pasadas semanas; ¡vayan y vean esos lugares ustedes mismos!
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