La Casa Fuerte de Adeje (Fortificaciones de Tenerife - 2)

 
Por Alastair F. Robertson (Publicado en inglés en el número 480 de Tenerife News - 26 de julio a 8 de agosto de 2013). Traducción de Emilio Abad
 
 
 Casa Fuerte 19 Custom
 
            En el número anterior de Tenerife News, ya habíamos preparado el escenario del recorrido, sin movernos del sillón, por las interesantes, y con frecuencia pintorescas, fortificaciones de la Isla, comenzando por el excelente Museo Militar en Santa Cruz. Hoy iniciaremos el verdadero recorrido tomando la salida en Adeje. “¿Adeje?” oigo que exclaman ustedes. Sí, Adeje. Debo recordar a los lectores que los errores que detecten y las opiniones vertidas aquí son achacables exclusivamente a mí, y no, en absoluto, al director. 
 
         La Casa Fuerte de Adeje está ubicada casi en la parte más alta de la antigua ciudad, y es uno de los puntos de nuestro destino que merecen mayor atención. Si va a iniciar el recorrido desde Santa Cruz, tome la guagua 110 hasta la estación de autobuses de costa Adeje. Si lo hace desde la parte noroeste, tome la 460 de Icod a Guía de Isora y luego la 417 que lleva al sur. Cualquiera de esos autobuses le dejará al pie de una de las dos principales calles. Mientras sube la colina, es conveniente señalar que La Casa Fuerte hoy es poco visible, pero en tiempos antiguos constituía un elemento destacado en el perfil de la ciudad, como se muestra en algunos viejos grabados. Por cierto, existen varios y agradables “puntos de repostaje” en la ruta que contribuirán a hacerle más llevadero el esfuerzo. En la parte alta de la ciudad se unen ambas calles, de forma que, sin perderse, encontrará La Casa Fuerte. En sus cercanías hay un gran cañón con una placa explicativa en español y en  inglés.
 
        La Casa Fuerte de Adeje se construyó en 1556 para proteger las productivas tierras y propiedades de la familia Ponte, quienes eran amigos y socios de aquel británico, héroe, marino y tratante de esclavos (una compleja mezcla de atributos para los estándares de hoy) que fue Sir John Hawkins (1532-1595). El “fuerte” en sí consiste básicamente en una torre en la que se asienta una plataforma elevada para cañones, que se levanta en una esquina de un gran conjunto de edificios como son la casa de los propietarios, alojamientos para los invitados, habitaciones para los sirvientes, locales para los esclavos, jardines y otras habitaciones para la administración de la propiedad, todo ello encuadrando un patio rectangular con un jardín ornamental. A pesar de su poca apariencia militar, en 1737 La Casa Fuerte contaba con cinco cañones, y en un grabado sin fecha del siglo XIX aparecen cuatro viejos cañones asentados en la plataforma. En el censo de 1779 no se incluye personal militar, pero el último castellano en ejercicio murió en Madrid ya en 1842.
 
          A mi me da la impresión de que esta pequeña fortificación, con su dotación de cañones, estaba más pensada para impresionar que para detener; además, estaba localizada tan en tierra adentro y en posición tan elevada, que cualquier invasor procedente del mar podía desembarcar fácilmente y hacer en la costa lo que le viniese en gana sin tener que ponerse al alcance de la torre de Adeje. Quizás la familia Ponte hacía algún disparo de vez en cuando, pero tan sólo para recordar a su millar de esclavos africanos quien era el jefe allí.
 
          En 1904, un desastroso incendio destruyó la mayor parte de La Casa Fuerte. Los edificios exteriores nunca se reconstruyeron, convirtiéndose el conjunto en unas de las pocas grandes ruinas de Tenerife –y en modo alguno la peor, porque así presenta su propio conmovedor y estético atractivo. El recinto es de propiedad particular y no se abre al público, aunque, sin embargo, existe un sendero en campo abierto que permite contemplar las dos caras de los altos y arruinados muros de cierre, lo que añade algo más a la mística del lugar (pero procuren evitar las numerosas deposiciones de perro, que no aportan nada a la mística).
 
 
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