San Telmo y la Virgen del Carmen (Retales de la Historia - 171)

 
Por Luis Cola Benítez (Publicado en La Opinión el 27 de julio de 2014).
 
 
          Hay constancia de que a mediados del siglo XVI ya existía la cofradía de San Telmo, lo que nos habla de los orígenes de la ermita en que se venera su imagen en el antiguo barrio de El Cabo, cuyo núcleo original, como tantas otras cosas de nuestro patrimonio urbano, ha desaparecido en aras del progreso. Esto nos lleva a concluir que en Santa Cruz el culto a la imagen de este santo debe ser anterior al de la Nuestra Señora del Carmen de la parroquia matriz de la Concepción.
 
          Esta imagen mariana, según nos explica Pedro Tarquis, era propiedad del capitán Cristóbal Perdomo de Vera, que a su vez la había recibido de su padre, lo que nos permite datarla hacia 1670, o tal vez antes. Margarita de Vera, hija del capitán Perdomo de Vera, dejó en su testamento un codicilo a favor del párroco Rodrigo Logman, quien en unión de su hermano Ignacio, también sacerdote, se apresuró a dotar a su costa una capilla para el culto de la santa imagen de Nuestra Señora del Monte Carmelo. La construcción de la capilla, primera de la nave de la Epístola, se concluyó hacia 1724 y todo parece indicar que desde entonces, desde los primeros momentos, comenzó a celebrarse la procesión de la Virgen del Carmen en el entorno del templo.
 
          Tuvo entonces Santa Cruz dos imágenes que concitaban el culto de los mareantes y gentes de mar, San Telmo, patrón de los pescadores y marineros, y la Virgen del Carmen, bajo cuya protección se colocó la marina española.
 
          Los hermanos Logman fallecieron, con diferencia de algunas semanas, en 1747, pero ya habían dejado instituida la procesión que se celebraba en julio en la festividad de la Virgen, aunque la primera constancia de ello nos llega el 14 de julio de 1790 cuando, cumpliendo con lo establecido, el vicario dio parte al ayuntamiento de que dos días después saldría el cortejo procesional. Era beneficiado servidor de la parroquia el presbítero Pedro Ortiz, que también había sido cura castrense, y el aviso llevaba implícita la advertencia de que debían limpiarse y asearse las calles del recorrido.
 
          En cuanto al barrio de El Cabo sus fiestas eran bien sonadas y populares desde el siglo XVI y no sólo en la festividad de su patrón. El hecho de que en su ermita se custodiara durante años la Cruz de La Fundación hizo que la celebración del 3 de Mayo fuera de las más importantes del lugar y puerto y luego villa, en la que se volcaba toda la capacidad organizativa municipal y todo el pueblo. Además, también era objeto de gran devoción la imagen, que compartía casa con San Telmo, de Nuestra Señora del Buen Viaje, especialmente venerada por la población emigrante, como lo acredita la conocida copla que es fama cantaban los que marchaban a América cuando pasaba su barco cerca de la costa y frente a la ermita:
 
Adiós puente y adiós Cabo, // adiós, hospital famoso, // adiós, Virgen del Buen Viaje, // y adiós, San Telmo Glorioso.
 
          La Virgen del Buen Viaje compartía la veneración de los hombres de mar con San Telmo, hasta que en el siglo XVIII el culto a la Virgen del Carmen, auspiciado por los carmelitas, comenzó a tomar auge. Es curioso que las dos advocaciones marineras marianas, la del Carmen y la del Buen Viaje –como nos recuerda el profesor Manuel Hernández- conciten también la veneración de gentes y pueblos de las montañas isleñas, como La Esperanza, Icod el Alto, El Tanque, y más recientemente el barrio santacrucero de Los Campitos, quizás por influjo del Monte Carmelo o tal vez elevadas hacia las altas cumbres a impulsos de los mismos vientos alisios que empujaban las velas de los navíos.
 
          Las fiestas en su honor se celebraban con todo el esplendor posible, con fuegos artificiales, verbenas, ventorrillos y, hasta en alguna ocasión, como ocurrió en 1905 en la festividad del Carmen, con feria de ganado, para la que la comisión organizadora de los vecinos pidió la colaboración del ayuntamiento donando algún premio y solicitando la colaboración de la Banda Municipal, que también era costumbre que amenizara el paseo en la noche del 31 de agosto en la plaza de San Telmo, en la fiesta en honor de la Virgen del Buen Viaje. A partir de 1924, la fiesta del Carmen de Los Campitos comenzó a participar de una asignación municipal en la misma cuantía que ya disfrutaban la de la parroquia y la de San Telmo. Es el mismo año en el que, por primera vez, se cita la procesión marítima de la Virgen del Carmen al asignarse un premio de cien pesetas para la embarcación mejor engalanada. En 1931, por acuerdo municipal, se declaró que la festividad de la Virgen del Carmen era una de las oficiales de Santa Cruz, junto con la de la Santa Cruz, Santiago y Carnavales.
 
          En el trío protector de los mareantes y hombres de la mar, Virgen el Carmen, del Buen Viaje y San Telmo, se evidencia el orden jerárquico que corresponde a Pedro González Telmo en la siguiente copla popular: 
 
La Virgen del Carmen tiene // unos zapatitos blancos, // que se los hizo San Telmo// con las velas de su barco.
 
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