El héroe olvidado de la victoria sobre Nelson

 
Por Goretti Alonso  (Publicado en La Opinión el 25 de julio de 2014).
 
 
Francisco Grandi Giraud protegió la noche del 25 de julio la playa de la Alameda por la que desembarcaron los británicos
 
 
          Humilde y fiel a la corona y a su pueblo. Así era el teniente de Artillería de las Milicias Canarias Francisco Grandi Giraud, Su papel en la batalla que se disputó durante la madrugada del 25 de julio ha pasado desapercibida para todos, incluidos la mayoría de los historiadores que durante años se han dedicado a estudiar y analizar con detalle los pormenores de la Gesta. Afortunadamente no para todos. No se conservan retratos suyos ni tampoco archivos que desvelen su trayectoria militar. Sin embargo, su actuación, protegiendo desde el Castillo de San Cristóbal la playa de la Alameda, la misma por la que el barco del almirante Horario Nelson intentó desembarcar en tierras chicharreras, fue crucial para el desenlace de la victoria de los tinerfeños.
 
          Grandi nació en Santa Cruz de Tenerife el 23 de enero de 1755. Fue hijo de Anastasio Grandi, natural de Cádiz, y de Ana Josefa Giraud, de La Laguna. Fue bautizado por un pariente suyo, el religioso franciscano Francisco Giraud, en el mismo mes de su nacimiento. Su padre era un comerciante que se estableció en la Isla siendo muy joven, donde se casó y formó una familia. Francisco Grandi fue el último hijo del matrimonio, el quinto hermano. Nunca se casó ni tuvo descendencia conocida.
 
          Entre lo poco que se conoce de su trayectoria destaca que figuró como uno de los firmantes del acta de la reunión popular celebrada en la iglesia de El Pilar el 29 de julio de 1797, momento en el que se proclamó patrón al apóstol Santiago. También fue uno de los solicitantes del título de Villa para Santa Cruz.
 
          Cuando Nelson atacó Tenerife, Grandi era teniente de milicias, un veterano artillero de 42 años. Aunque pocos documentos oficiales se conservan, son numerosos los testimonios de testigos presenciales que destacan la actuación de Grandi en aquellos días de julio. El ostentaba el mando de la batería de Santo Domingo, en el bastión izquierdo del Castillo de San Cristóbal, al que llamaban el principal de la ciudad, siempre bajo las órdenes del capitán de Artillería Antonio Eduardo, quien se ocupaba de dirigir las de su centro y la derecha del mismo castillo. Por lo tanto, la batería a cargo de Grandi cubría un sector de unos 45 grados que comprendía la bahía y el espigón del muelle.
 
          Según explica el mismo Grandi en una carta que envió meses más tarde al rey Carlos 1V observó desde su posición que quedaba sin cubrir la playa de la Alameda, a su izquierda, por lo que ideó abrir una nueva tronera, un agujero en uno de los laterales del castillo para colocar un cañón. Derribó parte de una pared durante la noche anterior al ataque, del 23 al 24 de julio, con el único objetivo de colocar una pieza que batiera directamente la playa de la Alameda para protegerla a toda costa. Siempre pensó que aquel sector de la línea defensiva era el lugar más apropiado para que el enemigo efectuara un desembarco, algo que se confirmó en la madrugada siguiente porque ese fue justo su manera de acceder.
 
          Todo parece indicar que fue allí donde se colocó el cañón Tigre, pues la mayor parte de las crónicas coinciden en que el instalado en aquella posición, maniobrado por el propio Grandi, y que dirigía su metralla hacia la playa, fue el que mayor estrago causó al enemigo en el desembarco. El cañón Tigre fue el mismo que hirió a Nelson en un brazo.
 
          Aunque en un primer momento todo parecía ir bien, la primera oleada de pequeñas embarcaciones logró ocupar esta zona. Cuando el general Gutiérrez, el mando que supervisaba toda la operación contra los británicos, recibió la noticia de que la batería de la punta del muelle había sido ocupada por el enemigo, no solo desalojando a sus servidores, sino que también inutilizando sus cañones clavándolos al suelo, luchó para recuperar el puesto. Ordenó a Grandi que volviera a ponerla en servicio cuando ya se luchaba con el enemigo en las calles santacruceras, en previsión de que continuaran los ataques desde el mar. Grandi solicitó a un herrero que desclavara las piezas, quedando así la batería en disposición de volver a actuar antes de que amaneciera.
 
          Nada más concluir con su trabajo, se produjo una nueva oleada de ataque. Un total de 15 lanchas desembarcaron cargadas de tropas con la única intención de reforzar a las que ya estaban en tierra firme luchando. Con sólo ocho milicianos de Infantería del. interior de la Isla, que jamás habían disparado un cañón, y dos artilleros veteranos, muy escaso número para servir una batería de siete piezas, Grandi fue capaz no sólo de ponerla en servicio, sino que asombró a todos con su puntería al hundir a dos lanchas desde su posición, algo que obligó al enemigo a retroceder sin poder hacer nada por evitarlo.
 
          En la carta que envió al Rey, con fecha 12 de diciembre de aquel mismo año, en justificación de su actuación, no pidió un sobresueldo por su actuación ni tampoco una recompensa económica. Grandi se limita a exponer cómo fue su intervención para que el rey lo declare oficial benemérito, un título que, aunque honroso, no le reportaba ventajas económicas. No queda constancia, que se sepa, que le fuera concedido finalmente.
 
De justicia
 
          Desde la Tertulia Amigos del 25 de Julio aseguran que llevan más de ocho años proponiendo que se dé el nombre del Teniente Grandi a alguna plazoleta, calle o paseo de la ciudad de Santa Cruz, a poder ser lo suficientemente cerca de los lugares donde la participación del oficial fue más destacada, es decir, en el entorno del espigón del muelle y el Castillo de San Cristóbal.
 
          En este tiempo han propuesto dos posibles localizaciones. La primera en el espacio existente entre la trasera del edificio de Correos y la sede de Agencia Tributaria, que podría pasar a denominarse, según proponen, Plazoleta del Teniente Grandi. La otra alternativa, sin duda más aconsejable para los miembros de la Tertulia dada la gran cantidad de personas, tanto vecinos del municipio como visitantes de la ciudad, que transitan por la zona, se trata del tramo del paseo marítimo comprendido entre la Plaza de España hasta la desembocadura del Barranco de Santos, frente ala fachada Este del Cabildo. Podría denominarse Paseo del Teniente Grandi.
 
          Teniendo en cuenta el desconocimiento general que existe sobre su papel en la batalla, en cualquiera de las dos ubicaciones, sería ideal colocar una placa que aclare quién fue: el héroe olvidado de la Gesta.
 
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