Paisajes del vino (Puerto y puerta - 147)
Por Rafael Zurita Molina (Publicado en el Diario de Avisos el 6 de abril de 2014)
Mirando hacia el Sur, el portón del puerto se abre para acercarnos a los paisajes del vino; los que ofrecen las zonas meridionales de Tenerife asidos a la marca Abona, que se extienden por los municipios de Fasnia, Arico, Granadilla, Vilaflor, San Miguel, Arona y Adeje.
Tal determinación y forma tienen su lógica. Entre las actividades programadas para desarrollar en el recinto cultural del Corte Ingles para el mes de abril (del 1 al 23), está la muestra fotográfica realizada por Manuel Rodríguez Jiménez, enólogo y director técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Abona, y denominada "Aromas, sabores, paisajes", que se condensa en 25 fotografías que recogen los elementos que conforman la viticultura y los contrastes de las tierras de Abona.
En el acto inaugural, presentado por Juan Carlos Hernández Rivero, intervinieron con la palabra José Joaquín Bethencourt, Alfonso López Torres y Manuel Rodríguez Jiménez, en calidad de representantes del Cabildo, de la Comunidad Autónoma y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Abona, respectivamente. Asimismo, cabe destacar la presencia del ex-presidente del Cabildo insular Ricardo Melchior Navarro, reconocido impulsor del Plan Insular Vitivinícola, que supuso la creación de las bodegas comarcales.
Tras el preludio, Domingo Luis Martín Rodríguez de Acuña, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Abona, pronunciaba su prevista conferencia con el sugerente título "El vino, vinculación natural con el territorio". Interesante tema que conlleva fragmentos de historia que se conjugan con el colorido que ofrece el paisaje insular adornado de viñas y viñedos, antesala de la enriquecedora variedad de nuestros vinos.
Irremediablemente, se actualiza el hipotético gráfico del proceso de los vinos de Tenerife en el transcurrir del tiempo. Desde cuando el portugués Fernando de Castro plantó en 1497 la primera viña en Tenerife; el posterior prestigio y fama que alcanzaron las cepas tinerfeñas durante los siglos XVI y primera mitad del XVII, y llegar al punto de quedar totalmente aletargado. Hasta que a finales del siglo XX se produce la recuperación de nuestra ancestral cultura del vino, alentada por los cada vez más numerosos viticultores y bodegueros isleños.
Y aquí estamos, próximos a los paisajes del vino de Abona reproducidos en las imágenes fotográficas que se nos brindan. Paisajes que nos invitan a pisarlos directamente, percibiendo sus aromas y sonidos. En las comarcas del Sur, donde el viñedo asciende a la altitud extrema; el atardecer en Guayero, próximas las tierras de Adeje; al compás del viento que activa el parque eólico; los tableros, en Vilaflor, en los límites de Granadilla. ¿Quien dijo yermo?... con dedicación se transforma en vergel.
Todavía caben unas líneas de la poética prosa de Dulce María Loynaz; “...el vino era la sangre que hacía latir el corazón de la Isla, y el corazón estaba allí, justamente en aquella ribera soleada donde el mar se desposaba con la montaña”.
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