Remembranzas (Puerto y puerta - 135)

Por Rafael Zurita Molina (Publicado en el Diario de Avisos el 12 de enero de 2014)

          

           Para dar contenido a este limitado espacio, función que me otorga la semanal comparecencia, irremediablemente se juntan variados temas, que no son pocos, merecedores de llenarlo. No es fácil establecer prioridades, cuando el complejo portuario de Tenerife, que abarca la provincia occidental, ofrece un sinfín de motivos y argumentos válidos que trascienden las coyunturales cifras estadísticas que algunos lucen a modo de aleatoria superioridad.

         Supero la disyuntiva reencontrándome con la revista Blanco y Negro, de fecha 16 de enero de 1960, dedicada a la provincia de Santa Cruz de Tenerife. De suerte, se impone la oportunidad cuando dentro de unos días este número que guardo de la renombrada revista madrileña, fundada en 1891, cumple 54 años. Decididamente, nos toca repasar el contenido de los artículos sobre el puerto que llevan la firma de dos ilustres tinerfeños, como son Leopoldo de la Rosa Olivera (1905-1983) y Luis Álvarez Cruz (1904-1971).

          Leopoldo de la Rosa refiere una serie de hechos y circunstancias acordes con el título: "El puerto de Santa Cruz de Tenerife en la historia". Tanto es así que nos reafirma en lo incuestionable, como decir que el desarrollo de esta ciudad está íntimamente relacionado con la de su puerto, cuyas historias convergentes se inician desde la fecha fundacional. El autor esquematiza el relato de las tres cabezas de león que figuran en el escudo de Santa Cruz como recuerdo de sus más sonadas victorias; lo sustanciamos con unas esenciales escogidas líneas. En el siglo XVII, el almirante Robert Blake, después de haber logrado innumerables éxitos, se estrelló con su numerosa escuadra frente a nuestro puerto. La siguiente centuria trae en sus comienzos una nueva victoria sobre la flota del contraalmirante John Jennings. “Y se cierra gloriosamente en el siglo XVIII con la derrota del más grande de los marinos ingleses, Horacio Nelson, que pierde un brazo al desembarcar en el puerto y ha de retirarse vencido de sus aguas”.

          Por su parte, Luis Álvarez Cruz narra de forma elocuente la actualidad del puerto en el tiempo que lo escribe; bien lo define en su encabezamiento: "Santa Cruz de Tenerife, el gran puerto del Atlántico". Se manifiesta en un efusivo párrafo que resumimos. “El puerto de Santa Cruz —expresión material de un común anhelo y vivo testimonio de una larga historia— viene a ser algo como el arranque de la capital de la isla, que se acerca al mar para saludar a los viajeros; para dialogar con el mundo”.

           Mínimas expresiones que en el transcurrir del tiempo componen la historia. Una variante del asentado lema que fijó la ahora Autoridad Portuaria en el centenario de la Junta de Obras del Puerto, que aúna pasado, presente y futuro.

         ¡Remembranzas!

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