En recuerdo del Gabinete Instructivo (1869-1901) (Retales de la Historia - 142)

 
Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 5 de enero de 2014).
 
 
          Decía un cronista local que los vientos revolucionarios de "La Gloriosa" pasaron por Santa Cruz sin dejar la menor huella. Esto es cierto en cuanto al devenir de la política local, pero no tanto en lo concerniente al escenario social. Desde que el decreto de 20 de noviembre de 1868 permitió en España la libertad de asociación surgieron innumerables ateneos, círculos y sociedades de opinión que se extendieron por la geografía nacional. Santa Cruz no permaneció ajena a este movimiento y, entre otras iniciativas, se propició la creación de una asociación insólita, por sus componentes e intenciones, en un entorno social anegado por el analfabetismo de la mayor parte de la población.
 
          Aquellos vientos revolucionarios dejaron en Santa Cruz el recuerdo de unos hombres que muchos tildan de románticos luchadores por las libertades, y propiciaron la creación de una sociedad, el Gabinete Instructivo, que a lo largo de un tercio de siglo logró aglutinar una pléyade de patriotas de las más diversas ideologías. En ella se trató de enaltecer, instruir y motivar a la comunidad y más de una vez sus miembros se erigieron en sus conductores desde la tribuna del más vivo debate al servicio de la cultura y del progreso. Una sociedad orlada por la tolerancia y el respeto a la libertad de las conciencias, forjadora de ideas y de ideales, y que en cierta forma recogía el testigo y servía de puente entre las ilustradas tertulias y foros dieciochescos, tantas veces citados, y los movimientos vanguardistas del siglo XX.
 
          Muchos de aquellos hombres, auténticos próceres del intelecto, no son para el ciudadano de hoy desconocidos y sus nombres le son familiares, aunque a veces no sea capaz de situar sus actuaciones personales. Algunos fueron alcaldes: Bernabé Rodríguez, Suárez Guerra, Emilio Serra, Anselmo de Miranda, Febles Campos. Otros están presentes en rótulos de calles y plazas: Domínguez Alfonso, Doctor Guigou, Ireneo González, Pulido, Valentín Sanz, Puerta Canseco, Villalba Hervás, Costa y Grijalva. Y muchos más que de alguna forma siguen vivos en la memoria colectiva.
 
          El 9 de mayo de 1869 se reunieron en casa de Elías Zerolo Herrera, que entonces tenía 20 años, un grupo de inquietos ciudadanos, entre los que se encontraban el marqués de la Florida, Villalba Hervás, Domínguez Alfonso, Darío Cullen, Rafael Calzadilla, Izquierdo y Azcárate, Gil-Roldán y Ríos, José D. Dugour y su hijo Alfonso, José Tabares Bartlett, y otros. Llama la atención la juventud de la mayor parte de los asistentes y la disparidad de sus ideologías, pues allí se encontraron con un objetivo común, liberales, republicanos, conservadores, carlistas e indiferentes a cualquier pensamiento político. En la reunión se acordó la creación de un "Gabinete", para lo que se eligió una comisión presidida por el sacerdote Ireneo González Hernández. Se creaba, según sus fundadores, “para la comunicación mutua de ideas expuestas por medio de discursos escritos u orales, que contribuyan al desarrollo de las facultades intelectuales de sus miembros”. Los fines no podían ser más loables.
 
          El 24 de julio se celebró la solemne sesión inaugural, en la que se constituyó la primera directiva presidida por Juan de la Puerta Canseco. Esta fecha quedó instituida como la fundacional, y en el reglamento social se consideró preceptivo hacer coincidir con ella la sesión extraordinaria anual, con lo que, al mismo tiempo, se daba un especial realce a la conmemoración de la Gesta de 1797, el más glorioso hecho de la historia de Canarias. En la inauguración se señalaron los objetivos de la entidad, insistiéndose en que “siempre los progresos sociales son obra genuina de la libertad de discusión.”
 
          A lo largo de su trayectoria, aquellos hombres realmente pusieron las bases del Santa Cruz del siglo XX. Allí se luchó por la emancipación de la mujer, nacieron los barrios para obreros, por primera vez se pidió el telégrafo con la Península, se fomentó el cultivo de la vid, se trató de las franquicias y de la libertad de comercio, se propuso la creación de un hospital para niños y de una escuela agrícola, se crearon la Sociedad de Socorros Mutuos y Enseñanza Gratuita, la de Edificaciones y Reformas Urbanas, la Unión Mercantil y Agrícola, el Círculo Cinegético, la Sociedad de Bellas Artes, germen del actual Museo, y muchas más.
 
          Hoy, en la que fue sede de aquella irrepetible sociedad, frente a la Plaza del Príncipe, se ubican las instalaciones del moderno Hotel Príncipe Paz, a cuyos responsables ha propuesto la "Tertulia Amigos del 25 de Julio" la colocación de una placa que recuerde y salve del olvido, en modesto pero sentido homenaje, a la más singular sociedad privada que ha tenido Santa Cruz, en la que la cultura y el progreso marcharon hermanados de forma ejemplar en beneficio de la ciudad.
 
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