Constitución de 1978 (Puerto y puerta - 130)

 
Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 8 de diciembre de 2013).
 
 
 
          El pasado día 6 cumplía 35 años la Constitución de 1978; su rememoración induce a retrotraer el tiempo que dio firmeza y solidez a la transición política. En principio, para situarnos en aquellos esperanzados últimos años de los setenta con la perspectiva del acontecer portuario, acudo a las cercanas páginas del vespertino La Tarde (1927-1982).
 
          El 2 de enero de 1976 arribaron los primeros trasatlánticos del año, con un total de 3.500 turistas. Fueron el Canberra, inglés; Eugenio C, italiano, y los rusos Gruziya y Biolorussiya. Al anochecer llegaba el finlandés Bore Star, que, tras su periplo por puertos africanos con unos 400 turistas nórdicos, regresaba al puerto base, donde embarcarían otros tantos pasajeros.
 
          En mayo de 1976 se celebraba la regata internacional de buques veleros desde el puerto de Plymouth al de Santa Cruz, que, además, fue punto de salida de la Tenerife-Bermudas. Las 39 naves participantes, más las doce aquí agregadas, al partir inspiraron un cuadro singularmente descrito: “Santa Cruz pórtico, meta y partida de un ilusionado riesgo, de un afán de mar; multicolor desfile de velas y quillas a lo largo y a lo ancho de la historiada bahía de Santa Cruz”.
 
          En julio de 1977, a bordo del yate Giralda llegaron, en viaje estrictamente privado, los Condes de Barcelona. En esta visita don Juan de Borbón recibió a un grupo de intelectuales y políticos tinerfeños. También departió con los directores de los medios de comunicación, “sosteniendo un amplio y cordial diálogo, realista y esperanzado sobre el futuro de España”. Su presencia fue preludio de la visita de los Reyes a esta provincia, iniciada el día 15 de octubre.
 
          Cuando asomaba por la bocana del puerto la fragata Cataluña, a bordo de la cual viajaban los Reyes de España, sonaron las sirenas de los barcos surtos en la bahía; y un enfervorizado público enmarcaba las calles del trayecto hasta la Capitanía General de Canarias.
 
          La esquemática recreación de las crónicas del puerto tiene su justo término en la que refiere la escala del Queen Elizabeth 2, en octubre de 1978. El mayor trasatlántico del mundo, procedente de Southampton, llegaba “en una mañana espléndida, acariciadora, con cielo limpio y azul”.
 
          Y sobre la Constitución de 1978 actualizo unas oportunas líneas de un Pico de Águilas (27-5-1978) de Alfonso García-Ramos: “Esta Constitución no despertará los entusiasmos que las anteriores, no habrá altares, ni Te Deum, ni manifestaciones populares y exultantes en su favor. Será acogida fríamente por todos y aceptada también fríamente por casi todos. Pero esto será, a la postre, positivo, ya que no tendrá los enemigos sañudos que sufrieron los anteriores ordenamientos constitucionales”. ¿Otros tiempos?
 
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