¿Y el Monumento a los Héroes del 25 de Julio? (Retales de la Historia- 118)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 21 de julio de 2013).

 

          En 1994, cuando se cumplían 500 años de la fundación del lugar y puerto de Santa Cruz, y 100 años desde que el capitán general marqués de Ahumada, atendiendo a una R. O., cedía el histórico cañón El Tigre al pueblo de Santa Cruz, fui honrado con el encargo de pronunciar unas palabras en un acto institucional en el Salón de Plenos del Palacio Municipal. En aquella ocasión, sólo avalado por el que considero el más preciado título, ser hijo y vecino de esta capital, tuve el atrevimiento de reclamar un monumento conmemorativo de la Gesta del 25 de Julio, dedicado a los héroes que la hicieron posible.

          Decía entonces que a pesar de los varios proyectos nacidos a través del tiempo para erigirlo en la plaza 25 de Julio, en la del Patriotismo y otros lugares, ninguno había llegado a cristalizar, y Santa Cruz seguía en deuda con aquellos nuestros antecesores que fueron capaces de legarnos la página más gloriosa de nuestra historia. Añadía que el monumento debía dedicarse “A los Héroes del 25 de Julio” de cualquier signo o condición, que debía ser un clamor, un grito a la libertad, a la hidalguía, al valor y a la capacidad de sufrimiento, a la generosidad y a la hospitalidad de todo un pueblo, cuya materialización era un acto de justicia para los protagonistas de  aquella Gesta.

          Como es lógico, y con ello ya contaba, mis palabras no tenían la fuerza necesaria para dejar huella, pero al menos me sirvieron de momentáneo desahogo personal. Pasó el tiempo, se acercaba el Bicentenario de la Gesta, y gracias al tesón demostrado por la Tertulia Amigos del 25 de Julio, con la imprescindible e inestimable colaboración del Ayuntamiento y del Cabildo Insular, aunque pasada la fecha de la efeméride por fin se dispuso del ansiado monumento, obra del escultor Premio Canarias de Bellas Artes Manuel Bethencourt Santana. Pasados más de dos siglos por fin se hacía justicia.

          El conjunto escultórico se situó en un emplazamiento que no a todos satisfacía, pero fue el único disponible en aquel momento, y allí sufrió durante años toda clase de actos vandálicos y destrozos, ante la indiferencia o impotencia de los que tenían el deber de poner el remedio. Lo único que se salvaba, por resultar inaccesible a los vándalos, era la figura central que representa una mujer del pueblo en actitud de corajuda “Protesta” y decidido rechazo ante la afrenta recibida, que tan bien ha interpretado el poeta Juan Marrero González:

                    "No las regias vestimentas y armaduras / que vistieran los señores de la guerra; / vas descalza, con las pobres vestiduras / de los pobres campesinos de mi tierra. / Tienes aire de amazona sin montura, / recios puños que el coraje abre y cierra, / la mirada interrogante hacia la altura / con un gesto vengador que al cielo aterra. / ¡Isla mía hecha bronce femenino, / hija hermosa del Amor y la Victoria!: / quien se atreva a interponerse en tu camino / brindará nuevos lauros a tu historia, / pues, si amores y victorias son tu sino, / el perdón a los vencidos es tu gloria."

          Por fin tenía Santa Cruz un digno monumento recordatorio de la Gesta, que al mismo tiempo pretendía ser homenaje a los veinticuatro héroes que en el lance bélico pagaron con su vida la defensa de sus hogares, de su isla, de su tierra. Por cierto que quedó incompleto, pues nunca llegó a colocarse la placa o cartela en la que debían figurar sus nombres. No obstante, después de más de dos siglos de espera, allí estaba en pago de la histórica deuda contraída con los heroicos defensores.

          Pero, el hombre propone y Obras Públicas dispone. Llegó la Vía Litoral y se llevó por delante no sólo los sillares basálticos del primer muelle-embarcadero de Canarias, que afortunadamente se salvan en nueva ubicación gracias a la Autoridad Portuaria, sino también el Monumento a los Héroes del 25 de Julio. Su base fue demolida y los elementos escultóricos retirados, con la idea de reubicar el monumento en otro lugar, para el que se propuso el que ocupan los restos de la antigua batería de San Francisco, cerca de Auditorio. El proyecto elaborado por los ingenieros de la obra es completísimo y abarca la restauración, ajardinado y puesta en valor de aquel histórico recinto, hoy degradado y convertido, en un lugar de tanto tránsito, en vertedero y campo de yerbajos. Pero…, todo ha quedado en suspenso por la agobiante crisis.

          Y cabe preguntarse, ¿puede permitir Santa Cruz este despojo? ¿Quién es el responsable? ¿Quién debe poner remedio? No se trata sólo del inmenso valor artístico y material del conjunto escultórico, hoy “oculto” en un almacén, sino de lo que representa el monumento para la ciudad, después de haber esperado su materialización durante más de dos siglos. ¿Qué puede hacerse? ¿Nos vamos a quedar, sin más, con los brazos cruzados? Sabemos del decidido empeño de nuestro alcalde en solucionar la situación, pero el Ayuntamiento es el que menos responsabilidad tiene en la misma, por lo que es de esperar la colaboración de los demás estamentos implicados.

                                                       
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