Recuerdo de Solferino

 Por José Méndez Santamaría  (Publicado en La Opinión el 21de junio de 2013).

  

          De Jean Henry Dunant Colladon, muchos de nuestros amables lectores saben que era ginebrino, hijo de una familia acomodada y que, por su iniciativa, junto al Dr. Appia, General Dufour, Dr. Maunoir y Gustave Moyner, más conocido por "Comité de los cinco", logró sembrar la semilla que al cabo de los años se convertiría en una de las instituciones humanitarias más importantes, por no decir la más importante del mundo, que conocemos con el nombre de la Cruz Roja.

          Esta organización se encuentra hoy implantada en 164 países y cuenta con cerca de 300 millones de afiliados.

          Desde muy joven tuvo mucha compasión por los menesterosos y lo llevó a ingresar en la "Liga de las Almas", cuyos miembros se dedicaban a socorrer espiritual y materialmente a los pobres y enfermos de Ginebra.

          El 24 de junio de 1859, se libró la famosa batalla de Solferino. Por la noche, Dunant se dio cuenta de que los heridos habían quedado abandonados y que iban muriendo sin remisión alguna, ya que los servicios sanitarios militares eran casi inexistentes.

          Después de presenciar la batalla de Solferino y de brindar su ayuda durante varios días a los heridos en combate, la idea de que tanta desgracia se podía evitar, no se apartaba de la mente de Dunant y llegó a la conclusión de que la única forma de estar en paz consigo mismo era escribir sobre el horror del que había sido testigo. En este desasosiego, Dunant buscó desesperadamente un puesto de vanguardia donde localizar a Napoleón III y mantener con él una entrevista.

          Escribió un libro, que tituló Recuerdo de Solferino. Dunant corrió con los gastos de la primera impresión y en noviembre de 1862 apareció la primera edición, con un éxito impresionante, que dejó anonadado a su autor.

          Recuerdo de Solferino fue la chispa que encendió la llamarada de entusiasmo y los esfuerzos que conducirían a la fundación de la Cruz Roja. Obra entrañable, en la que narró los hechos y explica la trágica batalla que supuso para los habitantes de Castiglione, sin discriminación de uniformes, a los heridos de la guerra y demostró que la mayor parte del sufrimiento hubiera podido evitarse sin dificultad.

          Hoy en día la Cruz Roja Internacional organiza una procesión nocturna con velas a esta región de Castiglione.

          Era un bello gesto que encerraba, además, un mensaje de continuidad, una propuesta conducente a crear sociedades voluntarias de socorro para suplir las carencias de los servicios de la sanidad militar.

          Esperemos porque esa batalla ocurrida hace 154 años, haga recapacitar al ser humano y nos hagamos cada día mejores personas.

          Ayudemos a la Cruz Roja dentro de nuestras posibilidades y seamos solidarios con nuestros semejantes.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -