Cartografía urbana de Santa Cruz (Retales de la Historia - 103)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 7 de abril de 2013).

  

          Desde 1588, fecha en que el ingeniero militar Leonardo Torriani, enviado a las Islas por Felipe II, levantó el primer plano del Lugar y Puerto hasta nuestros días, Santa Cruz posee un importante patrimonio cartográfico, que ha sido exhaustivamente estudiado y dado a conocer por el coronel Juan Tous Meliá, con la meticulosidad y rigor que caracteriza todas sus investigaciones, en su obra Santa Cruz de Tenerife a través de la Cartografía (1588 – 1899), editada por el Museo Militar de Canarias y la Fundación Santa Cruz 94, con motivo del Quinto Centenario de la Ciudad.

          Este primer plano urbano de Torriani nos muestra un pequeño lugar en el que la mayoría de las casas se reparten en lo que parece una anárquica distribución, entre la laja de San Cristóbal -en la que se construyó el castillo- y el barranco de Santos, con unas pocas y modestas edificaciones al Sur de su cauce, que eran el inicio del barrio de El Cabo. Ladera arriba las casas apenas pasaban de la actual calle de la Cruz Verde. El Lugar, que una treintena de años antes había estado a punto de alcanzar las 800 almas, después de la terrible epidemia de peste de 1582 había quedado reducido a 275 habitantes. Fue a partir de la construcción de castillo de San Cristóbal, y por el movimiento que aglutinaba el desembarcadero de La Caleta, cuando el poblado se fue desplazando hacia el Norte y comenzó a configurarse la plaza principal, extendiéndose el caserío hasta el barranquillo de Guaite o de los Frailes, que hoy transcurre bajo la calle Ruiz de Padrón.

          El segundo plano conocido, es uno de los más hermosos que se han trazado de la población. Es de 1701 y se debe al también ingeniero militar Miguel Tiburcio Rossel y Lugo. Al no ser dibujado en planta sino en perspectiva, permite apreciar qué casas eran terreras y cuáles altas y sobradas, con lo que el conjunto gana en realismo y armonía. Ya aparece perfectamente delimitada la plaza principal o del Castillo, de la que nace la rectilínea calle que lleva su nombre, y figuran perfectamente situados los conventos de Santo Domingo, junto al que se aprecia el barrio de Vilaflor que comenzaba a formarse, y el de San Francisco, límite Norte del núcleo poblacional. También se señala con exactitud la situación de la Cruz Fundacional, en la placeta de la Cruz, entre el barranco de Santos y el barranquillo del Aceite.

          Pasan los años y con el progreso de la cartografía los levantamientos se van haciendo cada vez más precisos, como ya se aprecia en el plano de Antonio Riviera de 1740, el siguiente levantado por ingenieros militares, el de Francisco La Pierre de 1753, el de Ruiz Zermeño de 1771 o el de Chevalier Isle de 1780. A partir del siglo XIX, poco más puede añadirse en cuanto a precisión de los levantamientos que, lógicamente, va mejorando rápidamente. Hoy, con la fotografía por satélite y las nuevas tecnologías digitales, la precisión puede llegar a ser absoluta, lo que ha facilitado la proliferación de planos y callejeros de la población con fines didácticos y principalmente turísticos.

          No obstante, siempre se dan errores o erratas en los detalles y en las rotulaciones de calles y lugares. Y de ello no escapó ni el mismo Leonardo Torriani en su plano de 1588, cuando rotuló San Sebastiano a la ermita de San Telmo. Aunque era extranjero, sin duda conocía que, además de la de San Telmo, existía otra ermita, la de San Sebastián -que al estar muy a las afueras no figura en su plano- y confundió los nombres, lo que resulta totalmente disculpable.

          Lo que ya no lo parece tanto es lo que ocurre con el último plano-callejero editado por la Sociedad de Desarrollo del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz. Desconocemos la tirada que se ha hecho y, no queremos saberlo, lo que ha costado la edición.

          Los errores o erratas, algunos disparatados, saltan a la vista sólo con echarle una superficial mirada. Se rotula Enrique Wofston en lugar de Wolfson, Velasquez en vez de Velázquez, Víctor Zurita Sofer en vez de Soler, Dr. Allan en vez de Allart, Núñes de Balboa en lugar de Núñez, Cesar Manrique en vez de César, calle Clave en lugar de Clavel, Imeldo Serris en vez de Serís y, por si fuera poco en un primer vistazo, la famosa montaña del antiguo Lazareto no es el Palmetum sino el Plametum. Y esto es sólo en una mirada superficial. Además, se le otorga el grado de general a Antonio Porlier, ministro de Gracia y Justicia, que no era militar y, aquí está el mayor disparate, se rotula calle y puente General Galcerán, desconociendo que Galcerán no es una persona, sino que es un topónimo, es decir el nombre de un lugar.

          Sin comentarios.

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