A propósito de un Bicentenario (Retales de la Historia - 101)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La  Opinión el 24 de marzo de 2013).
  
  
          Se cumplen ahora doscientos años de la muerte de José de Viera y Clavijo y se preparan actos, exposiciones y homenajes en memoria del que fue el primer historiador de Canarias, de prolífica producción literaria y científica y uno de los más grandes intelectuales que ha dado Tenerife. Pero, retrocedamos un siglo y situémonos en 1913.
  
          En La Laguna, en su casa de la calle Remojo, el cura José Rodríguez Moure recibía a amigos y contertulios en reuniones vespertinas en las que se producían animados debates sobre los más diversos temas, entre lo que no eran los menos tratados los concernientes a la ciudad de los Adelantados, la política municipal y sus instituciones, que no siempre salían bien paradas. Allí concurrían, entre otros, Peraza de Ayala, Darias Padrón, Leopoldo de la Rosa, Buenaventura Bonnet, Tomás Tabares y hasta un jovencísimo Leoncio Rodríguez.

          Se cumplía el primer centenario de la muerte del gran polígrafo realejero, efeméride que parecía iba a pasar desapercibida para los estamentos públicos, cuando Moure, como era popularmente conocido el erudito sacerdote, sacó a relucir un trabajo de propia cosecha titulado Juicio crítico del historiador de Canarias Don José de Viera y Clavijo, Arcediano de Fuerteventura. Era el primer intento de dar a conocer su irrepetible figura, su personalidad y su amplia producción escrita en la que trató tal variedad de temas que sólo podían ser fruto de una mente privilegiada. Pero la dificultad de financiar la edición hacía presagiar que tal vez el esfuerzo creador de Moure no llegara a ver la luz. Hasta que apareció un mecenas que siempre estaba dispuesto a aportar su capital y su industria a todo lo que fuera de interés para Canarias, muchas veces con nulos resultados económicos. Este personaje fue el impresor santacrucero Anselmo J. Benítez, que le ofreció hacerse cargo de la edición, a resultas de una hipotética rentabilidad.
  
          En la sección de Manuscritos de la Biblioteca Municipal se encuentra el testimonio epistolar de la correspondencia sostenida, procedente del fondo del Museo y Biblioteca Villa Benítez, en el que se hace patente el agradecimiento del sacerdote a la ayuda recibida para la publicación de su trabajo. Por las cartas, que abarcan desde 19 de noviembre de 1912 al 13 de febrero siguiente, se sabe que Benítez le remitía a La Laguna las pruebas de imprenta para que las corrigiera, bien por correo o por mano de algún amigo común, y queda patente el interés de Moure de compensar de alguna manera al impresor, como cuando dice que tratará de “inclinar a Juan Pérez” para que imprima en sus talleres la obrita sobre la Candelaria. Le anuncia también el envío del Cuadernillo histórico de Sor María de Jesús León Delgado y le dice que para el Juicio Crítico está pendiente de un prólogo que le ha prometido Antonio Zerolo, al que le pide lo publique también en el “Diario de D. Patricio” para “que sirva como reclamo”, y no duda en añadir modestamente que el prólogo “será lo mejor del libro”.
  
          Es curiosa y tiene gracia la observación que le hace a Anselmo J. Benítez, cuando le dice: “Por lo que hace a la composición de la portada quítele la D. que está antes de mi nombre, que mi buena madre me parió en cueros vivos”. Y añade: “Quedo enterado de lo que se prepara en Las Palmas para el centenario del Sr. Viera, mientras que en Tenerife lo hace Ud. solo; Dios ponga mano en todo y principalmente en la cabeza de nuestros políticos”. En otra carta le sugiere que ya que en Las Palmas parece que no se iban a escatimar medios, tal vez podría enviar allí algunos libros para resarcirse en parte con su venta.
  
          Benítez le indica que intente interesar a entidades e instituciones laguneras que podrían adquirir algunos ejemplares. La contestación de Moure es bien significativa: “ ...aunque soy muy económico no pertenezco a la Económica, por aquello de que no hay mortal que no tenga sus manías. Por lo que hace al Ayuntamiento, tras saber tiene los fondos embargados se da el caso de que el Sor. Alcalde es de los pocos vecinos a que no saludo, porque él dejó de hacerlo… y Pax Christi.”

          Genio y figura de un espíritu de gran erudición, independiente y crítico, que no se dejaba amilanar por influencias sociales o políticas.
  
          Confiemos en que en el presente Bicentenario del extraordinario personaje que fue el Arcediano de sonrisa volteriana, se haga mejor justicia a su excepcional obra rindiéndole el homenaje que merece, en lo que ya lleva la delantera la empresa Ediciones Idea  con el tremendo esfuerzo que está realizando, y nunca se le agradecerá lo suficiente, para poner al alcance de todos la edición de las Obras Completas  del ilustre tinerfeño.

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