Vía Litoral (Puerto y puerta - 92)
Por Rafael Zurita Molina (Publicado en el Diario de Avisos el 13 de enero de 2013).
En los últimos meses se hacen más ostensibles los trabajos de la llamada Vía Litoral que se realizan en determinados espacios portuarios -muelles de Ribera y dársena de Los Llanos- en su confluencia con los ambiciosos proyectos de las avenidas que los circundan. Unas obras que conllevan la servidumbre de compatibilizar el copioso tráfico de personas y vehículos que soportan las zonas afectadas, superando las necesarias e ineludibles molestias.
Hace un par de años, en enero de 2011, coincidente con el inicio de esta columna, me interesé por conocer el proceso y desarrollo de su ejecución. Conjuntamente con la información verbal que amablemente me facilitaron en la empresa adjudicataria, recibí un folleto explicativo de diez páginas, profusamente ilustrado, sobre el plan previsto para llevarlo a cabo. Y bien que me ha servido tal folleto para satisfacer la cotidiana curiosidad de observar la progresiva concreción del proyecto. Pueden sustanciarse en las siguientes resumidas referencias:
Su construcción permitirá “la permeabilidad de los contactos entre el centro urbano y su borde marítimo”. Además de mantener la vía alternativa que segrega los tráficos urbanos y portuarios, “se permitirá el acceso al mar desde los puntos más emblemáticos, con la eliminación del efecto barrera que en la actualidad producen los viarios del frente marítimo y del puerto”.
Con los expresados razonamientos, sin desdeñar de ninguna manera los heterogéneos tráficos que caracterizan a un gran puerto, como lo es, sin duda alguna, el de Tenerife, que se expande “desde el macizo de Anaga hasta
Atendiendo a la acreditada marca de
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