Sol Rincón y la historia robada (Retales de la Historia - 88)
Por Luis Cola Benítez (Publicado en La Opinión el 23 de diciembre de 2012).
La pasada semana, en una de sus deliciosas columnas diarias (Joaquín, ¡cómo odio la verticalidad!) de la periodista Sol Rincón, nos hablaba de la historia robada de Santa Cruz. Apenas conozco a esta periodista navarra aquí asentada desde no hace demasiado tiempo, pero a pesar de ello, a pesar de que puede decirse que casi acaba de llegar, viene demostrando que es capaz de captar la esencia, el pálpito de nuestra ciudad, mucho mejor que otros que con mayores razones de prolongadas vivencias no son capaces de hacerlo. E incluyo aquí a algunos de los que por sus responsabilidades políticas, deberían dar ejemplo de sensibilidad.
Sol utiliza como rampa de salida de su comentario el robo del emblemático Chicharro, hoy felizmente repuesto en su emplazamiento original, pero no olvida que abundan los casos en los que, por robo o por vandalismo, estas pequeñas piezas de nuestro patrimonio se roban, se destruyen o se pierden y nadie es capaz de reaccionar para enderezar el entuerto. Y pongo unos pocos ejemplos: medallón central del edificio Villasegura -antigua Escuela de Comercio- representando a su donante Imeldo Serís, delfines de la fuente de la Alameda de la Marina, figura infantil del pequeño monumento al Dr. Guigou en el parque García Sanabria, cabeza de una de las cuatro estaciones de la rosaleda del mismo parque, cabeza de Viera y Clavijo en los jardines de las antiguas Asuncionistas, brazo de una de las estatuas de la Plaza del Príncipe, y podríamos alargar la lista de lacerantes ejemplos de desidia y abandono. Los hay de muchas clases y uno de los más llamativos lo ofrece ante nuestros atónitos ojos la propia municipalidad en su edificio de la llamada Sociedad de Desarrollo. Una placa metálica de una de sus fachadas “voló” en alas del tifón “Delta” -¿cuántos años hace?- y aún se puede ver la cicatriz.
Sol nos habla también de los restos del molino de Barranco Grande y de lo que ella llama Castillo de San Francisco, es decir, la antigua batería de Regla. Este emplazamiento artillero, del que apenas quedan los muros que marcaban su perímetro, es uno de los que formaban parte de la larga veintena de defensas que orlaba la costa de la ciudad, lo que le valió el título de Plaza Fuerte, única de Canarias.
Esta parte de nuestra historia, de nuestra memoria, también nos la han robado y expoliado a lo largo de los años. Sólo nos queda el castillo de San Juan Bautista, una pequeña parte del de Paso Alto y el arruinado y vergonzante torreón de San Andrés. Todos los demás han desaparecido, incluyendo al que fue castillo principal de San Cristóbal, parte de cuyos cimientos son visitables en el agujero que sirve de indigno refugio al que es el máximo símbolo de la Gesta del 25 de Julio, el cañón El Tigre, que no es propiedad del Cabildo, ni de los militares, sino del pueblo de Santa Cruz, y que cuanto antes debería devolverse al Museo de Almeida que es el auténtico centro de interpretación de aquel glorioso hecho. El Ayuntamiento de nuestra ciudad debería reclamar con urgencia su devolución, pues quiero pensar que no se habrá cometido el disparate de cederlo indefinidamente, lo que constituiría una grave irregularidad.
La batería de San Francisco, muy cerca del Auditorio, que ha sido limpiada decentemente al menos, por cuadrillas municipales -lo que es muy de agradecer-, estaba convertida a la vista de todos en un auténtico basurero, pero corre el peligro de volver a las andadas. Esta construcción militar de defensa del litoral santacrucero data de 1656, siendo reconstruida en el último cuarto del siglo XVIII y de nuevo a finales del XIX. Su explanada, hoy desaparecida, era de sillería, y actualmente ha seguido sufriendo el expolio de las piedras basálticas esquineras, con evidente peligro de derrumbe de las murallas subsistentes, sin que, al parecer, a nadie le preocupe este lamentable hecho.
En el proyecto de obras de la llamada Vía Litoral se recoge aquel lugar como ubicación del monumento a los Héroes de la Gesta del 25 de Julio de 1797, que por imperativo del trazado de la nueva vía ha sido demolido en unión de la sillería del antiguo muelle, cuyas piezas escultóricas de extraordinario valor artístico y material, se encuentran depositadas en un almacén en espera de su reubicación definitiva, para lo que no se han de ahorrar esfuerzos encaminados a que la realización de lo presupuestado se haga efectiva.
El proyecto definitivo es en verdad atractivo y comprende, además de la colocación del monumento, el acondicionamiento, ajardinado y puesta en valor de todo el espacio de la antigua batería de San Francisco, convirtiéndolo en un espacio limpio, visitable y agradable al servicio de los ciudadanos.
¿Lo veremos hecho pronta realidad?
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