Presencia del general Gutiérrez en el Diario de la expedición hecha a Puerto Egmont para el desalojo de los ingleses
Por Pedro Ontoria Oquillas (Publicado en El Día / La Prensa el 15 de mayo de 2004).
De la Colección de documentos de Mata Linares, que se conserva en la Real Academia de la Historia, merece que resaltemos para la historia de Canarias el Extracto del diario de la expedición hecha a Puerto Egmont para el desalojo de los Yngleses en él establecidos el que se verificó el 10 de junio de 1770 por la Escuadra del mando del Capitán de navío y Mayor General de la Armada Dn. Juan Ignacio Madariaga compuesta de las cinco Fragatas Yndustria, Bárbara, Catalina, Rosa y Chambequín Andaluz (Nota 1) en donde aparece la figura del entonces Coronel D. Antonio Gutiérrez, el futuro General Gutiérrez de nuestros anales canarios, que vencerá a Horacio Nelson en Santa Cruz de Tenerife en 1797. La curiosidad que despertó otrora la intervención de Gutiérrez en el desalojo de los ingleses de las Malvinas y, por otra parte, la tendenciosa negación de su participación por algún aficionado a hacer historia (2), nos invita e incita a transcribir tan interesante Diario para confirmar el goce y deleite de los amantes de nuestra historia (3).
Aunque el Diario no ha pasado desapercibido a algunos enjundiosos historiadores (4) de la espinosa cuestión de las Malvinas, mantenida por la Corona Española y la Corona Británica, ésta es la primera vez que se publica su transcripción completa y, precisamente, en “La Prensa”, revista semanal de El Día. Por otra parte, dichos autores no hacen la mínina connotación de la figura del general Gutiérrez como vencedor de Nelson en Santa Cruz de Tenerife.
La importancia y transcendencia de las codiciadas islas Falkland o Malvinas radicaba en su estratégica situación geográfica. Los motivos de fricción entre España, celosa de la integridad de su Imperio ultramar, e Inglaterra, necesitada como nunca de nuevas bases para su comercio, eran constantes. Continuaban los abusos de los colonos ingleses en Honduras. Inglaterra creaba otro problema con la ocupación de las islas Malvinas, en el Atlántico meridional, inhóspito archipiélago sin aprovechamiento alguno, pero que se estimaba punto estratégico importante para favorecer o impedir el paso al Pacífico por el estrecho de Magallanes.
Después de diversas expediciones y tácticas de reconocimiento del asentamiento inglés, el Capitán General de Buenos Aires, don Francisco Bucarelli y Ursua (5), daba órdenes terminantes el 26 de marzo de 1770 al capitán de navío don Juan Ignacio de Madariaga (6) para que procediera a expulsar a los ingleses “teniendo presente el constante ánimo del Rey bien explicado en la Real orden de 25 de Febrero de 1768…, se disponga V. S. a pasar personalmente a la operación de desalojar indefectiblemente de ahí a los Yngleses con las Armas, si no fuesen suficientes las amonestaciones que V. C. deberá también hacerles a su arribo” (7). Ya se contaba con información clara sobre sus efectivos y la situación de Puerto Egmont, por lo que la fuerza naval puesta a las órdenes de Madariaga ofrecía todas las garantías de un triunfo rápido. Las órdenes de Bucarelli eran terminantes. Se trataba de expulsar a los ingleses de los dominios de S. M. Católica según estaba establecido en la Real Orden de 25 de Febrero de 1768, expedida por el ministro de Marina e Indias D. Julián de Arriaga (8) al Capitán General de Buenos Aires.
La tropa embarcada constaba alrededor de los 290 hombres de la compañía de Granaderos del Regimiento de Mallorca, mandada por el coronel graduado sargento mayor del mismo, D. Antonio Gutiérrez; dicha tropa contaba con una batería de desembarco compuesta por dos cañones de a 8 pulgadas, cinco cañones de montaña y dos obuses de 6 pulgadas (9). El conjunto de la fuerza a bordo, tanto de tierra como embarcada, era considerable pues lo integraban un total de 1.400 hombres y su artillería alcanzaba a 140 cañones. Aunque a Madariaga se le había encargado el mando de la totalidad de la expedición, las tropas de desembarco iban bajo las órdenes directas de Gutiérrez y éste tenía su nombramiento en tal sentido del Capitán General de Buenos Aires (10). Levadas anclas, la suerte está echada y el Extracto del diario nos referirá los rasgos generales de la importante hazaña.
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“El 11 de mayo [de 1770] a la mañana salió la escuadra del Puerto de Montevideo y a causa de las nieblas, calmas y vientos de N.S. fondeó diferentes veces a la vista de él. El 13 a las 9 de la noche habiéndoles entrado el viento por N.O. y con el favor de la luna (11) y marcaciones (12) que tenían de la Isla de Flores (13), se pusieron a la vela logrando a las 12 estar N.S. con ella y navegar el resto de la noche sin novedad.
El 14 a la tarde perdieron de vista las sierras de Maldonado y Soles, y permaneciendo el viento N.O siguió toda la Escuadra incorporada su rumbo.
El 23 la fragata Santa Rosa (14), por su poco andar y barloventear, se separó de la Escuadra, pero habiéndole hecho toda fuerza de vela, volvió a incorporarse el 25 a la mañana.
Fragata española del siglo XVIII
Con la felicidad de reinar los vientos N.O. y O. consiguieron, contra todo lo que se prometían y estación tan avanzada y parajes de grande alturas, avistar la mañana del 31 de Mayo los Yslotes nombrados Salvajes (15), a distancia de cuatro leguas al S. pero el poco día no les permitió reconocer el deseado Puerto Egmont (16), y habiéndoles refrescado el viento N.O. fueles indispensables ceñirlo con la amura a estribor; por separarse de la Costa, y a fin de permanecer hasta el día siguiente en la cabeza del N.O. de la Gran Malvina anochecieron capeando con mayor y mesana (17). A las 12 cambióse el viento al S. con gran fuerza y todos conservaron la misma amura. La mañana del 1º de Junio amanecieron las Fragatas con solas las mayores a una vista, unas de otras, a causa del más o menos barlovento que cada uno pudo mantener, y sin distinguir por parte alguna la tierra se incorporaron excepto la Industria (18), Comandanta, de que nadie pudo dar razón, y la Santa Bárbara (19), que quedó haciendo sus funciones, dirigió la derrota (20) que todos siguieron.
El 4 de junio a las 9 de la mañana volvieron a avistar los Islotes Salvajes y parte de la costa del N. de la Gran Malvina. Hicieron todo el esfuerzo para reconocer y tomar el fondeadero (21), pero los continuos chubascos (22) con que se mantuvo cerrada la tierra no lo permitieron porque a las tres de la tarde, perdidas las esperanzas de poder dar con él, viraron a bordo con fuerza de vela a fin de franquearse antes de la noche de los Islotes e Islas con quien estaban empeñados.
El 5 al amanecer no descubrieron la tierra, pero a las 10 del día sí llegaron a recalar (23) sobre ella a las oraciones y quedaron capeando a su abrigo con el viento O.S.O.
El 6 amanecieron a cuatro leguas de la costa del N. de la Isla grande (24) y con el viento N.O. procuraron atracarla y costearla, envuelta del L [evante] para reconocer y tomar el fondeadero, pero con las repetidas ráfagas y espesas nevadas se mantuvieron hasta las dos de la tarde sin costeza del paraje en que se hallaba la entrada de él, a cuya hora la Santa Catalina habló Comandante y dijo estaba asegurada de ella, y con la orden de ir por la proa de todos forzaron de vela, con lo que a corto tiempo favorecidos de algunas claras, distinguieron patentemente la boca del Puerto. En él, y con no poco trabajo, fondeó la Escuadra a las 6 de la noche; encontraron la Fragata Industria, que con pretexto de refrescar la aguada había anclado en él el dos del mismo mes, a opción otra Ynglesa de parte de 18 cañones que allí se hallaba y el establecimiento que esta nación tenía en tierra franquearon cuanto pidió con no poco recelo de aquella fuerza según manifestaron.
El Puerto Egmont (llamado así por ellos en obsequio del conde Egmont, primer Lord que era del Almirantazgo el año de 1765, cuando el capitán Viron (25) fondeó en este puerto y tomó posesión de él en nombre del Rey de la Gran Bretaña) está situado en la costa del N. de las Malvinas 14 leguas al S.E. de los Islotes Salvajes en los 51 grados y 25 minutos de longitud por el meridiano de Tenerife, formando distintas Islas montuosas las que entre ellas y la costa del N. de la Gran Malvina dejan un dilatado ámbito capaz de contener numerosas escuadras abrigadas de todas mares y vientos.
En su centro hasta 20 brazas (26) de fondo, y en 4 se está a tiro de fusil de la costa, y el tenedero es excelente de suerte que puede entrarse en él con tanta o más seguridad que en cualquiera de los mejores puertos del Robo. Conocensele distintas entradas, pero hasta ahora no se sabe hayan internado en él embarcaciones mayores por otra que por la que está al N.O; ésta tendrá de ancho media milla y bastante fondo; su embocadura no muy larga y corre N.O. y S.E. A distancia de cuatro leguas al N.O. la que queda por babor al entrar igualmente dos Islotillos que se hallan más en tierra que ella; otras dos entradas que hay reconocidas aunque capaces por su fondo de admitir embarcaciones de gran porte, por la mucha corriente, espesos arrecifes o escollos se hacen impracticables al O. de la entrada de que hoy se sirven a corta distancia está la pequeña población que tenían los Yngleses. Sus fuerzas en este Puerto consistían en las guarniciones y Tripulaciones de las dos fragatas Favorita y Suif (27) ambas del porte de 18 cañones de a 6 de los que solo montaban 16, el número de personas ascendían a 150 inclusos oficiales. El Capitán de la Suif (que perdieron por Marzo de este año en Puerto Deseado (28)) estaba haciendo de Gobernador de la parte de gente que habitaba la pequeña Población, y fortaleza que tenían en tierra. Reducíase esta última a un Torreón de madera que trajeron en piezas de Inglaterra y que armado representaba la figura de un cabrestante. El alto de su primer cuerpo era de 1 y 1/2 pies (29), su diámetro de 24 pies y el grueso del costado de 124 pulgadas (30); en éste había cuatro puertas e igual número de cañones montados de a 12.
El 2º cuerpo tenía de alto 10 pies 4 pulgadas, su diámetro 30 pies, el grueso del costado igual al primero, la cumbre que cerraba esta fortaleza con el grueso de los bajos era de 11/2 pies de alltura, de donde resulta el alto del Torreón de 33 pies y 5 pulgadas; toda esta máquina sería capaz de contener 100 hombres con municiones de guerra y boca para mantenerse y defenderse algunos días.
El 7 de Junio se hizo a bordo de la Comandanta junta de Capitanes en que se trató sobre los parajes en que debían situarse las Fragatas y en los términos que se les haría a los Yngleses la intimación del desalojo. Diérones este día las órdenes siguientes: Primera que si la Fragata Ynglesa se levaba, se le precisara a fondear hasta por la fuerza; 2ª. que se colocasen las Fragtas en los sitios señalados, esto es, la Catalina y Cambequín a tiro de la población, la Bárbara al costado de la Ynglesa y la Yndustria y Rosa cuasi fuera del tiro del cañón Ynglés. A las dos de la tarde de este día púsose a la vela la Fragata Ynglesa ejecutaron lo mismo con gran brevedad la Catalina y Rosa y el Capitán de aquella mandó a un Oficial a bordo de el Ynglés, preguntándole donde iba, y diciéndole volviese a fondear; a que respondió que con su Fragata y en su Puerto era dueño de ir a donde quisiera y hacer cuanto gustase. Tiráronle dos cañonazos con bala de la Catalina pero a la señal del Comandante no continuó el fuego. Al poner el Sol fondearon las tres Fragatas, y el Ynglés, a quien no se le había intimado aún el desalojo, pidió satisfacción del antecedente hecho, a cual se le respondió que los cañonazos eran señal que aquella embarcación tenía para llamar su Bote y que la casualidad quiso pasasen las balas por su inmediaciones.
El 8 de Junio a la mañana se situaron las Fragatas en los parajes destinados e hizo el Comandante señal de que pasasen a su bordo todas las tropas de dotación y transporte, lo que se verificó a las 9, pero habiendo permanecido en él el resto del día se retiraron a las oraciones a sus respectivos buques.
Cartas escritas por el Comandante de la Escuadra y remitidas en la noche del 7 y recibidas la mañana del 8 por los capitanes Yngleses Guillermo Maltbi (31), comandante de la Fragata Favorita, y Jorge Farmer (32), comandante del Torreón y batería del nuevo establecimiento del Puerto que ellos llaman Egmont y los Españoles La Cruzada.
<<Señor Capitán de la Fragata Guillermo Maltbi. =Muy Señor mío: Hallándome con fuerzas imponderablemente superiores a esa Fragata y atendiendo a la buena armonía que reina entre nuestros Soberanos y urbanidad con que se debe tratar a los que no se hallan en estado de defensa, como lo está vuestra merced, le intimo por una, dos y más veces deje libre este Puerto, pues de lo contrario me veré precisado a obligarle con el cañón en cuyo caso es regular quede vuestra merced imposibilitado de salir de aquí y yo contribuiré a ello, pues será vuestra merced tratado de diferente modo yéndose que echándole por fuerza, aunque en la urbanidad será siempre lo mismo. Quedo para servir a V[uestra] m[erced] y ruego a Dios le guarde muchos años. A bordo de la Fragata Industria anclada en la Bahía de La Cruzada hoy 7 de Junio de 1770. B. l. m. de v. m. [Besa la mano de vuestra merced]. = Dn. Juan Ignacio Madariaga.>>
Otra. <<Señor Comandante del Torreón, Baterías Ynglesas Jorge Farmer = Muy Señor mío: Hallándome con superioridad imponderable de Tropas, tren de artillería útiles municiones y todo lo demás para rendir una plaza formal con 1400 hombres de desembarco, y 526 de Tropa escogda, como lo podrá v[uestra] m[erced] ver me veo en el caso de intimar a V. m. según las órdenes con que me hallo desaloje ese Principiado establecimiento, pues de no quererlo v. m. hacer amigablemente, con la fuerza que traigo le obligaré a v. m. y será v. m. responsable de las malas resultas de la acción y de las providencias que deberé tomar. Quedo para ser a v. m. y ruego a Dios le guarde muchos años. A bordo de la Fragata Industria anclada en la Bahía de La Cruzada hoy 7 de Junio de 1770. B. L. de v.m. su señor = Dn. Juan Ignacio Madariaga= >>
Los capitanes Yngleses no respondieron a estas Cartas, pero por medio de un oficial dijeron al Comandante se hallaban con fuerzas para defenderse de cualquier insulto y así lo harían hasta perder la vidad y al mismo tiempo remitieron las siguientes cartas.
Carta del Comandante Ynglés de la Plaza Egmont a Madariaga:
<<= Señor: Como v. m. ha recibido los de Agua, etc.= intimo a v. m. según órdenes de S. M. salgan lluego de este Puerto y de todas las Yslas llamadas Falklandes [sic], porhaber sido descubiertas por los súbditos de la Corona de Inglaterra enviados a este fin por el gobierno de la nación cuyo Soberano me ha confiado su protección con órdenes expresas de no permitir en ellas establecimiento o residencia de vasallos de otra Potencia, sin expreso motivo del Rey mi amo. Señor soy su más obediente humilde servidor. En el Puerto Egmont a 8 de Junio de 1770. = Jorge Farmer=>>
Carta del Comandante de la Favorita Guillermo Maltbi a Madariaga:
<<= Señor: V. m. ha tenido los refrescos de Agua etc. y por tanto me veo en la obligación, según las órdenes que tengo del Rey B. mi Amo, de intimar a v. m. desde luego y se vaya de este Puerto e Yslas llamads Falklandes, por haber sido primeramente descubiertas de vasallos de la Corona de Inglaterra enviados a este fin por el Gobierno anglicano, habiéndolas puesto S. M. B. bajo mi protección por defenderlas, intimo a v. m. salga de este Puerto pues mis órdenes son de no permitir establecer en ellas súbditos de otras Coronas, que la de Inglaterra, por ningún título ni pretexto sino con permiso de mi Soberanno. A bordo de la Fragata de S. M. la Favorita Puerto Egmont a 8 de Junio de 1770 = Señor, soy su más obediente humilde servidor: Guillermo Multbi.>>
Respuestas dadas por Dn. Juan Antonio [sic] Madariaga el mismo dia 8 a los Capitanes Yngleses:
<<Muy Señores míos: Después de tener escrita la adjunta, que es la que sigue de esta misma fecha, he recibido por mi oficiadle ódenes sobre un mismo asunto y bajo unos mismos términos dos Cartas con fecha de hly por cuya razón evitando duplicidad perjudicial a la brevedad que solicito, respondo en esta sola a las dos de vuestras mercedesreducentes sus contenidos a intimarme salga luego de este Puerto exponiéndome razones que no me convencen para justificar la legitimidad de su nuevo establecimiento. Por tanto, no obstante cuanto me dicen inscrito, y me ratifico en lo llevo escrito en la adjunta, por no hacerme fuerza sus aparentes razones. Si yo fuera embajador de España en Londres demostraría de palabra y por escrito los justos legítimos notivos con que posee mi Soberano estas Yslas y tierras Magallánicas, pero ahora no es tiempo de palabras sino de obras, ni es de mi incumbencia promover cuestiones, sino ejecutar operaciones, dejando a nuestras Cortes las decisiones en derecho, por tanto repito a vuestras mercedes cuanto les intimo en la adjunta. Quedo para servirles rogando a Dios les guarde muchos años. Fragtaa Industria anclada en la Bahía de La Cruzada a 8 de Junio de 1770. B[esa] L[a], de v[uestras] m[ercede]s. Su servidor = Dn. Juan Ignacio Madariaga.>>
Tercera Carta de Madariaga a los Capitanes Yngleses:
<<Muy Señores míos. Ninguno debe hacer establecimientos y mucho menos fortificarse en estas Yslas Puertos y Costas Magallánicas sin permiso del Rey Católico, mi respetable Soberano, y no teniéndole vms. como no le tienen deben desamparar y desalojar esta Bahía, Baterías de tierra y principiada población. Si vms. me dieren pruebas auténticas de que ejecutarán breve y buenamente este desalojo pondré pacíficamente mis tropas en tierra y se tratará a la de vms. (con toda aquella consideración) cuanto tengan en tierra y les pertenezca legítimamente y de aquello que no quieran llevar, les saré un recibo, porque sobre este asunto determinen o convengan las respectivas Cortes interesadas; pero si contra toda esperanza quisieren vms. sostener su nuevo establecimiento, me valdré de las fuerzas de mi mando, para hacerles desalojar con el fuego de mis Cañones y Fusil y vms. serán la causa de su propia ruina y de las funestas resultas de un ataque ardiente que ejecutaré por Mar y tierra para conseguir con la fuerza el cumplimiento de mis órdenes. Si de esta intimación no resulta el efecto que deseo, antes de romper el fuego, quiero amonestar a vms. por una, dos y más veces para que buenamente desalojen el Terreno y Bahía en que los hallo interesados contra la voluntad de su legítimo dueño que es mi Señor Amo, pues aunque con menos intimaciones tenía justa causa para obrar de hecho por los pasajes habidos por el Señor Dn. Antonio Hunt (33), he querido ejercer de atento para aumento de mi razón y por excusar de mi parte las posibles, evitables hostilidades y sus resultas, en esta atención aseguro a vms. que si a los 25 minutos de entregada esta Carta por mi Oficial de órdenes en sus manos no me quieren dar una respuesta categórica y favorable a mi intento, principiaré las operaciones dirigidas a conseguirlo, considerando que la falta de la respuesta en el referido tiempo es una tácita negativa o no querer vms. desalojar buenamente y una expresa obstinación de pensar sostener sus ideas, en este caso experimentarán vms. la brillantez y espíritu con que saben obrar las Tropas y marinería de mi mando, no obstante la inclemencia de la estación. Finalmente premeditarán las fatales resultas que se siguieren a esos inocentes Vasallos de S. M. B. si en lugar del benigno partido que les ofrezco, me obligan a tomar el más rígido, como indispensable en el caso presente. En todo acontecimiento deseo servir a vms. con la mayor urbanidad por lo respectivo a sus Personas, a quienes fuego a Dios guarde muchos años. Fragata Industria anclada en la Bahía de La Cruzada a 8 de Junio de 1770 = . L. M. de vms. su servidor Dn. Juan Ignacio Madariaga =>>
Carta del comandante Ynglés Jorge Farmer a Dn. Juan Ignacio Madariaga en 9 de Junio de 1770:
<<Señor; He recibido las cartas de vm. de 7 y 8 por las cuales me amenaza, siguiendo sus órdenes que me desalojara de aquí por fuerza de armas. No siempre las amenazas son hostilidades, ni puedo creer qu así sea en teimpo de una profunda paz para ponerlas en ejecución, especialmente concediéndome vm. que al presente subsiste la mayor armonía entre las dos Coronas, no pongo la menor duda de que está vm. ciertamente convencido que el Rey de la Gran Bretaña, mi Real Amo, tiene fuerzas suficientes para pedir satisfacción en cualquiera parte de el globo, de cualquier poder, que se atreva a insultar la bandera Ynglesa, por tanto si fuese el tiempo limitado, aun mas corto que 15 minutos que me ha concedido, no haría alteración en mi determinada resolución para defender el cargo que me está concedido hasta el último de mi poder. Queda servidor. Su más obediente y humilde criado. Jorge Farmer.=>>
Carta de Guillermo Maltbi Capitán de la Favorita a Madariaga:
<<Señor: He recibido sus cartas de 7 y 8 en respuesta de la mía de 8 en las cuales me intima vm. que siguiendo sus órdenes me obligará, sino lo hago pacíficamente, a retirarme de este Puerto e Yslas con el poder de sus superiores fuerzas de mar y tierra. Vm. me dice que todavía no ha cometido hostilidad, ni yo puedo creer tenga vm. ánimo de ejecutarla en un tiempo de profunda paz y especialmente cuando vm. me concede que subsiste en esta coyuntura la mayor armonía entre las dos Coronas. A tiempo que vm. me percibe para dar una respuesta categórica aunque muy corto no causa el menor efecto el honor en mi determinada resolución de defender y sostener el honor de la bandera británica hasta el último extremo de su poder: fecho a bordo de la Favorita en el Puerto Egmont a 9 de Junio de 1770. Quedo Señor su más obediente y humilde servidor Guillermo Maltbi=>>
La tarde del 9 pasaron a bordo de todas las Fragatas los Oficiales Yngleses con el mayor de la Escuadra que de orden del Comandante hizo les manifestasen las Tropas, Pertrechos y Municiones de guerra que tenían cada una.
El 10 por la mañana a la señal del Comandante se pusieron en tierra por la banda de N. de la Población cinco cañones de batir y parte de las tropas a las órdenes del Coronel Dn. Antonio Gutiérrez y el resto de ella a las del Teniente Coronel Dn. Pedro Hago lo ejecutaron por el Muelle al mismo tiempo las Fragatas Santa Bárbara, Catalina y Andaluz dispararon algunos cañonazos que fueron correspondidos de tierra, en corto número, procurando de ambas partes evitar la efusión de sangre, por lo que se dio la orden que en caso de hacer fuego fuese al aire. Incorporadas todas las las Tropas en donde arbolaron el Estandarte Real saludándolo con triple salva y 9 viva el Rey, inmediatamente los Yngleses izaron bandera de llamada y se supone pasaron a capitular sin demora alguna, las Tropas se retiraron excepto la 1ª Compañía de Granaderos de Mallorca que quedó guarneciendo la fortaleza. Toda esta función tuvo tan poco que hacer, que habiendo salido las Tropas de sus bordos a las 9 de la mañana a las 12 de las misma estaban ya en ellos de vuelta, aunque no consta por Oficio ninguno según las noticias adquiridas, y lo acreditado por los hechos no cabe duda en que todo lo que se ejecutó y así mismo las capitulaciones estaba acordado y convenido con los Yngleses los qu con la mayor instancia sokicitaron se hiciese la pantaforma de romper fuego por nuesstra parte en lo que se le dio gusto.
Capitulaciones:
<<Los Capitanes Jorge Farmer y Guillelrmo Maltbi Comandante de las fuerzas de Mar y Tierra por S.M.B. en el Puerto Egmont en las Yslas Falklandes proponen lo siguiente al Señor Jefe de la Escuadra Española Dn. Juan Ignacio de Madariaga... , por medio del Señor Dn. Antonio Gutiérrez Coronel de las Tropas Españolas.
Artículo 1º Entregaremos a diho Sr. Jefe el Torreón de Madera con todos sus cañones y fuerzas interiores como así mismo la batería del Muelle por reconocer la superioridad de fuerzas por mar y tierra con que nos vemos atacados.
Respuesta del Capitán de Navío Dn. Juan Antonio [sic] Madariaga Jefe de la presente Escuadra y Mayor general de la Real Armada de S.M.C. dada a los Capitanes Ynglese Jorge Farmer y Guillermo Maltbi comandante de las fuerzas de Mar y tierra por S.M.B. en el Puerto Egmont de las Yslas Falklandes:
Artículo 1º Que el Torreón y Batería deberán entregarse inmediatamente al Coronel Dn. Antonio Gutiérrez Comandante de las Tropas Españolas.
Artículo 2º. Que para nuestras Tropas y Marina se nos ha de conceder los Cuarteles que tenían en tierra, permaneciendo arbolada nuestra bandera en su asta hasta que se embarque y lo mismo la Favorita.
Respuesta al Artículo 2º. Que se les concederá en tierra habitación suficiente para oficiales, Tropa y Marinería hasta que se embarquen y no hallo inconveniente en que tengan arbolada la bandera en su Fragata y Cuartel pero sin que puedan ejercer acto alguno jurisdiccional sino en sus gentes, pues solo por pura providencia interina deben permanecer en tierra hasta su salida.
Artículo 3º. Que se nos permitirá conducir en nuestra fragata Favorita a donde más nos convenga los Oficiales, Tropa, Marinería, efectos y víveres que tenemos a bordo y en tierra pertenecientes a nosotros luego que estemos prontos para hacernos a la vela.
Respuesta al Artículo 3º. Que precisamente deben embarcarse en la Favorita las Tropas, Marinería y efectos que sean transportados fuera de los Dominio Americanos del rey C. mi Amo, después que se hagan las entregas debidamente, pues perteneciendo estas Yslas Magallánicas al Gobierno del Caballero Dn. Felipe Ruiz Puente (34), residente en el L[evante] se le dará aviso inmediatamente para que venga en persona o envíe Teniente sin dilación para hacerse cargo y entrega de las cosas muebles e inmuebles que dejan y desalojan los Yngleses porque como parte de su Gobierno es y será a mi Soberano responsable aquel Gobernador de la buena administración de lo que se le entrega a él o al Teniente o Comisionado suyo y entre tanto que estas entregas se ejecuten con la formalidad debida y bajo de inventario individual no deberá la Favorita levarse, a menos que por raro accidente se dilate demasiado la venida de dicho Ruiz Puente o su Teniente, en cuyo caso excediendo de cuarenta días podrá la Favorita levarse e irse a donde más le convenga o parezca con todo lo transportable en su buque pero nunca deberá salir hasta veinte días después de la Fragata de mi mando, y para seguridad de la observancia de lo capitulado se ha de desarmar dicha fragata Favorita y ha de poner su Timón en Tierra.
Artículo 4º. Que de lo que pudiésemos llevar con nosotros se nos ha de dar un Recibo con expresión individual de cada cosa para hacer constar donde más nos convenga y usar de nuestro derecho cuando sea tiempo.
Respuesta al Artículo 4º. Que se les dará recibo de lo que dejasen o no pudiesen llevar en la Fragata Favorita.
Artículo 5º. Que al tiempo de irnos a embarcar en la Favorita después de concluidos los inventarios y entregas que se deben hacer con toda formalidad llevarán nuestra Tropas armas al hombro, tambor batiente en la marcha y banderas desplegadas hasta su embarco y en este tiempo no se nos incomodará ni injuriará de ningún modo.
Respuesta al Artículo 5º. Que para embarcarse en la Favorita deberán convenir los Comandantes en la hora y método con el Comandante de la Escuadra pues no podrán salir de ella, ni tomar las armas los Yngleses sin preceder este aviso al Comandante Español a fin de que pueda tener observancia lo mismo que piden de no ser incomodados ni injuriados pero si hicieren lo contrario se reputará por atentado y serán responsables de las resultas.
Artículo 6º. Que para quitar desórdenes venga un oficial con poca tropa a entregarse la Plaza y Torreón.
Respuesta al Artículo 6º. Que para contener desórdenes y hacer entrega de los Puestos con regularidad y buen orden entrará con todas sus tropas el Coronel Dn. Antonio Gutiérrez y dejará solo en la Plaza una Compañía de Granaderos por ahora.
Artículo 7º. Que se pongan en Almacenes bajo llave las Jarcias (35) y demás efectos que nos han servido de Parapetos en las baterías hasta que se haga el formal inventario y se pueda conducir a la Favorita.
Respuesta al Artículo 7º. Las Jarcias y todo lo que les ha servido de Parapetos en las Baterías se depositará en Almacenes cuyas llaves tendrán los Yngleses hasta el inventario formal y embarque en la Favorita como se les está concedido.>>
El 11 de Junio se determinó por Junta de capitanes que la Fragata Catalina por más velera se habilitase con la mayor brevedad para llevar la noticia de lo ejecutado a España atendiendo a lo que podía convenir al Estado.
Don Felipe Ruiz Puente, primer gobernador español de Las Malvinas.
Por otra Junta tenida el 15 de mismo se resolvió saliese un Bote con pliegos para el Gobernador de las Yslas Dn. Felipe Ruiz Puente, notificándole todo lo practicado a fin de que mandase algún comisionado, que le entregase de la Población y útiles que en ella había. Igualmente se acordó en este día que la Fragata Santa Rosa, luego que hubiese respuesta del Gobernador de las Yslas saliese a participar al Capitán General del Río de la Plata todo lo hecho y que las tres restantes embarcaciones permaneciesen en el Puerto hasta que se verificase la salida de los Yngleses y se tuviese por conveniente.
El 17 de dicho mes salió el Bote con los Pliegos (36) para Dn. Felipe Ruiz Puente.
La Fragata Catalina con el Comandante de la Escuadra Dn. Juan Ignacio Madariaga que se transbordó a ella salió en 22 y por última resolución de este Caballero pasó al Puerto de la Soledad a tratar con el Gobernador de las Yslas sobre el asunto de la expedición y de allí debía continuar su viaje a España.
El 29 de Junio el Comandante de la Escuadra Don José Díaz Beánez no obstante lo acordado por la Junta en cuanto a la salida de la Fragata Santa Rosa para el Río de la Plata viéndose retardada la respuesta del Gobernador de las Yslas Dn. Felipe Ruiz Puente, juzgó preciso acelerarla pareciéndole impropio retardar más tiempo en comunicar la noticia de todo lo practicado al Ecxmo. Sr. Dn. Francisco Bucareli Capitán General de aquellas Provincias por cuyas razones el 30 despachó dicha Fragata que se puso a la vela y salió de este Puerto la mañana de dicho día.
Desde el día que la población quedó por nosotros se empezaron a levantar Planos (37), desembarcar utensilios y pertrechos de Guerra, montar cañones y trazar baterías.
Los Yngleses que desde el año de 66 se hallaban establecidos en el Puerto por ellos nombrado Egmont y por nosotros de La Cruzada habían aumentado tan poco la población que en él hicieron que en toda ella no se contaban más que 16 casas o chozas infelices, de la que tan solo dos eran de Piedra, y el resto de Tepes (38), cubiertas todas de Paja por defensas de las cuales no tenían más fortaleza que el Torreón de Madera de que atrás se ha hablado. El modo con que sostenían y mantenían su pequeño establecimiento era mandando anualmente dos Fragatas de Inglaterra que llegaban por enero o febrero cargada una de víveres y otra armada en guerra para relevar una de las dos que subsistían siempre de dotación y defensa de la Colonia que formaban sus tripulaciones. Como las provisiones que venían de Inglaterra no eran suficientes para mantener la gente sin mucha miseria e infelicidad, precisaba siempre a comer saldo, la necesidad les obligó a buscar el mejor modo a fin de que la Tierra fructificase para lo que con altas murallas de tepes que abrigaban un corto espacio de los fuertes vientos, y quemando el terreno para que tuviese alguna tierra, pues todo se reduce a entretegidas raíces, lograron formar hasta 20 pequeñas Huertas (más que casas y vecinos) en las que con el trabajo de resguardar las Plantas de las nevadas fuertes cogían de todas calidades de verduras y legumbres, aunque en corta cantidad suficientes para los que había que las gastasen. Asimismo para proveerse de carnes con algunos Puercos, cabras y conejos que trajeron de Europa y echaron en diferentes Yslas consiguieron aumentar estos ganados en bastante número, de modo que en el día tenían lo suficiente; para leña se sirvieron al principio de la especie de bruscas (39) que dan aquellas Yslas, pero a corto tiempo dieron con un Monte de arbustos de la estatura de un hombre y grueso regular que está a 6 u 8 leguas al Este de la población del que se proveían. Caza la hay con abundancia, de las mismas calidades que en la otra Ysla del Este (40) habitada por nosotros. Los terrenos de una y otra, aunque muy parecidos no dudo sea el de ésta más fértil, pues en ella se halla Leña y todas legumbres dan bien, lo que en la otra, por más que se ha trabajado no se ha podido conseguir.
La Fragata Suif (41) una de las que los Yngleses tenían en su Puerto este año habiendo salido al nombrado Deseado de la Costa Patagónica tuvo la desgracia de tocar en la entrada en su Peñasco e irse a fondo, sin dar más tiempo que para salvar la gente y sacar una pequeña porción de víveres, en cuya faena perecieron tres hombres que no pudieron salir de a bordo cuando se pasó por ojo: veíanse afligidos en tal infortunio sin saber que partido tomar, tan distantes de toda Población de gente culta, pero la resolución de cuatro Marineros que quisieron exponerse por el bien común les sacó del conflicto, pues se arrestaron en el Bote de la Fragata a hacer la travesía de la Costa de las Yslas Malvinas, cosa dificilísima y arriesgada, los que tuvieron la fortuna de conseguirlo con no poca felicidad llegando a su Colonia y dando noticia del hecho con lo que salió la Favorita a recoger a los naufragados que trajo a su Puerto Egmont.
Inventario de lo que poco más o menos se halló en el nuevo establecimiento perteneciente a los Yngleses:
<<70 piezas de Lona, 60 perchas para palos de Bote, 2.500 pies de tabla de Bote, 500 pies de Tabla de Roble, 70 barricas de brea, 500 cois, 50 barricas de alquitrán, 8 velas de navío viejas, 8 id. de barniz para pino, 20 motones, e cables y calabrote, 4 fragua de hierro con su vigornia, 360 piezas de Jarcia de toda mena, 230 Tablas, 7 calderos de cobre con su embudo y llave para el equipaje, 3.000 libras de clavos de todas menas, 4 sierras, 46 de guisantes, 400 libras de plomo, 9 de alcuzcuz, 5 candados, 61 de harina, 20 barrenas, 4.410 cuartillos de vinagre, 100 varas de bayeta, 4 barricas de mostaza, 47 barricas de carne, 37 quintales de cal, 17 id de tocino, 59 barriles de licores, 6 palos mayores y masteleros, 37 de trigo; Para Fragata de 20 cañones, 2 anclas con sus cepos; el torreón de Madera con 4 cañones de a 12 y sus cureñas; 5 botes y algunas balas de a 12.>>
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Plano de fragata española del siglo XVIII
La operación del desalojo fue impecable. Sin embargo, su fruto o éxito fue enfermizo y fluctuante. La orden del gobierno español al gobernador de Buenos Aires, Bucareli, de desalojar a los ingleses, estuvo una vez más a punto de ocasionar una guerra. El conde de Aranda, intransigente en cuanto afectase al honor de las armas españolas, la quería, pero ante la actitud de Luis XV, que estimaba que no había motivo suficiente para poner en práctica el Pacto de Familia, el marqués de Grimaldi hubo de desautorizar a Bucareli y restablecer en las Malvinas el dominio de Inglaterra en 1771 con una enigmática promesa secreta y convenio anglo-español de abandonar Malvinas (42), aunque no hubo promesa formal, en cuanto no se estipuló oficialmente. Y, por lo demás, la formalidad de la promesa, dependía sólo del valor que se concediera a la palabra del Rey y ministros británicos. Inglaterra se reservaba todas las ventajas y el incidente de 1770-1771 quedaría zanjado en 1774 con una solución que puede considerarse parcial en cuanto que el problema se enfocó también dese un principio parcialmente.
El Extracto del Diario merece un estudio de su rico vocabulario marinero, diversos modismos castrenses y otros términos así como de la agricultura y ganadería que habla en estas islas Malvinas, prácticamente deshabitadas, de riguroso clima y flora y fauna pobrísimas, pero de un gran valor estratégico para el establecimiento de un puesto militar que dominase la navegación del estrecho de Magallanes.
NOTAS
1. REAL ACADEMIA DE LA HISTOARIA. Madrid. Colección Mata Linares. Tomo VI, fols. 225v-238r.
2. Vide Recuerdo de un bicentenario [1797-1997 ]. Museo Militar Regional de Canarias, Santa Cruz de Tenerife 1998 pp. 26-32.
3. Hemos adoptado la escritura a las normas actuales de ortografía, si bien dejamos algún nombre propio con su grafía original y aclaramos en pertinentes notas algún que otro matiz histórico o biográfico.
4. L. ALLARDDYCE, The Story of the Falkland Islands, 1909.- C. BARCIA TRELLES, El problema de las islas Malvinas. Editora Nacional, Alcalá de Henares 1943.- GROUSSAC, Las Islas Malvinas. Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, Buenos Aires 1936.- M. HIDALGO NIETO, La cuestión de las Malvinas. Impr. S. Aguirre, Madrid 1947.- O. GIL MUNILLA, Malvinas. El conflicto anglo-español de 1170. Talleres de la Casa de Zaragoza, Sevilla 1948.- J. GOEBEL, The struggle for the Falkland Islands. New Haven 1927.- J. L. MUÑOZ AZPIRI, Historia completa de las Malvinas. Oriente, Buenos Aires 1966.- J. TORRE REVELLO, La promesa secreta y el convenio anglo-español sobre las Malvinas de 1771. Imprenta de la Universidad, Buenos Aires 1952.- M. B. R. CAWKELL, D. H. MALING and E. M. CAWKELL, The Falkland Islands 1960.
5. D. Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata. Su hermano don Antonio María fue virrey de México en cuyo mandato la hacienda pública mejoró tanto que llegaron a acuñarse más de veinte millones de pesos anuales.
6. Juan Ignacio de Madariaga, Capitán de navío y Mayor General de la Real Armada, Comendador de Santiago.
7. O. GIL MUNILLA, El conflicto anglo español de 1770. Sevilla 1948 pp- 77-78.
8. Frey don Julián de Arriaga, ministro del Despacho de Marina y secretario del Consejo de Indias.
9. “Milord: Ha sido conducido de Buenos Ayres a Cádiz por el San Nicolás de Barry … hecho, estableciendo, que a consecuencia de haber dos buques de S.M.C. recalado en Puerto Egmont en el mes de Enero, y hallándose ocupado por los Ingleses, quienes no solamente rehusaron evacuar el puerto, sino también les negaron la entrada, una escuadra de cinco fragatas, con 300 hombres del Regimiento de Mayorca [sic], y el antiguo Batallón de Buenos Ayres, fue destinada a dar la vela de este Puerto el 5 de mayo último, al mando del Señor de Madariaga, con órdenes para desalojar el establecimiento inglés allí existente. Me ha sido aún imposible reunir más datos sobre esta materia, excepto que el arribo de dicha escuadra á Puerto Egmont es precario, porque era adelantada la estación cuando se hizo a la vela”. Esta carta fue recibida en el despacho de lord Weymoth el 10 de septiembre de 1770. [VideJosé Luis MUÑOZ AZPIRI, Historia completa de las Malvinas. Oriente, Buenos Aires 1966, Tomo II pág. 20].
10. M. HIDALGO NIETO, La cuestión de las Malvinas. Impr. S. Aguirre, Madrid 1947 pp. 53-87.
11. "Favor de la luna" hace alusión a la influencia que ejerce la luna en las mareas, debido a la atracción gravitatoria sobre la Tierra.
12. Marcaciones en marina es el término que designa el ángulo que la visual dirigida a una marca o a un astro forma con el rumbo que lleva el buque o con otro determinado. Marcar es determinar un buque su situación por medio de marcaciones.
13. La isla de las Flores en la desembocadura del Río de la Plata.
14. Fragata española de guerra cuyo comandante era don Francisco Gil.
15. Islotes Salvajes es una de las denominaciones del grupo de las islas Sebalds, al noroeste de la Gran Malvina.
16. Puerto Egmont en la costa norte de la Gran Malvina o Malvina del Oeste.
17. La mesana es el mástil que está más a popa en el buque de tres palos o la vela que se pone en este mástil envergada en un cangrejo.
18. Fragata española de guerra.
19. Fragata española de guerra cuyo comandante en la expedición de las Malvinas fue don José Díaz Veánez, capitán de navío de la Real Armada.
20. Derrota o derrotero, rumbo de las embarcaciones.
21. Paraje situado en costa, puerto o ría, donde puede dar fondo un buque.
22. Aguacero o chaparrón con mucho viento.
23. Recalar, llegar el buque a un punto como fin de viaje, o para proseguir en navegación después de reconocido.
24. Isla Grande, al norte de la Gran Malvina.
25. El comodoro John Byron, abuelo del célebre poeta Lord George Gordon Byron.
26. La braza es una medida de longitud, generalmente usada en la marina, equivalente a 1’67 m.
27. Favorita y Swift fragatas inglesas de guera de S. M. B.
28. Puerto Deseado en la costa patagónica.
29. El pie es una medida de longitud, equivalente a unos 28 centímetros, tercera parte de la vara.
30. Pulgada, medida de longitud, duodécima parte del pie, que equivale a unos 23 milímetros.
31. William Maltby, comandante de la fragata de guerra británica “Favorita”.
32. George Farmer, comandante de la fragata de S.M.B. “Swift” y gobernador de Puerto Egmont.
33. Anthony Hunt, capitán inglés, comandante de la fragata de S.M.B. “Thamar” y de Puerto Egmont.
34. Don Felipe Ruiz Puente, primer gobernador español de las Malvinas.
35. Jarcia, aparejos y cabos de un buque. En plural, conjunto de redes e instrumentos para pescar.
36. El pilotín Ángel Santos con cuatro marineros fue el encargado de llevar los pliegos con las comunicaciones de Madariaga. El camino fue difícil y largo e inclemente el tiempo.
37. Gil Munilla hace un concienzudo estudio cartográfico en su obra citada. Véase F. ARANAZ DEL RÍO, Antonio Gutiérrez y el desembarco y toma de las Malvinas. En: “Apuntes Históricos sobre la gesta del 25 de Julio de 1797”. Grupo Filatélico y Numismático de Tenerife 1997 pp. 106-107.
38. El tepe es un pedazo de tierra cubierto de césped y muy trabado con las raíces de esta hierba, que cortado generalmente en forma prismática, sirve para hacer paredes y malecones. Las islas Malvinas están cubiertas de una especie de césped que se propaga sobre las grandes capas de turba. [Enciclopedia Espasa. Tomo XXIII sub voce FALKLAND].
39. Plantas liliáceas, perennes, de tallos flexibles y estriados, cubiertos de cladodios ovalados que semejan hojas, flores verdosas que nacen en el centro de los cladodios y frutos en bayas rojas.
40. Malvina del Este o Isla de la Soledad.
41. Switf, fragata inglesa de guerra de 14 cañones. Jorge Farmer fue comandante de dicha fragata.
42. C. BARCIA TRELLES, El problema de las islas Malvinas. Editora Nacional, Alcalá de Henares 1943 pp. 57-67.- C FERNÁNDEZ DURO, Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón. Tomo VII, Madrid 1972 pp. 133-151.- O. GIL MUNILLA, Op. cit., pp. 140-151.- J- TPRRE REVELLO, La promesa secreta y el convenio anglo-español sobre las Malvinas de 1771. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad, 1952 pp. 18-25.
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