Artillería (I)
Por José Méndez Santamaría (Publicado en El Día el 6 de diciembre de 2006).
El Centro de Historia y Cultura Militar del Mando de Canarias nos ha proporcionado una serie de datos, de los cuales hemos ido obteniendo un resumen para intentar glosar en poco tiempo lo que el Regimiento de Artillería, a través de los años, ha significado para el pueblo tinerfeño, ya que muy pocos podemos saber el historial del mismo.
El Batallón de Artillería en nuestra ciudad cumplirá en junio del próximo año 125 años, pues su fundación fue, según una Real Orden Circular, el 9 de junio de 1882. (Colección Legislativa nº 250).
Recordamos siempre, de pequeños, el cuartel de Almeyda, donde estaba la Plana Mayor del Regimiento Mixto de Artillería nº. 93. Desde esa batería, los días indicados, por la celebración de una solemnidad, primero de año, Pascua Militar, 18 y 25 de julio, saludo a los buques de guerra nacionales y extranjeros que entraban en la bahía tinerfeña, etc., se disparaban unas salvas de ordenanza. Los días festivos se tiraban tres salvas. Hoy ya ha desaparecido esta celebración por innumerables motivos.
Para hacer una reseña histórica del Regimiento podíamos someramente decir algo sobre la plaza fuerte que es Santa Cruz, que, tras la conquista, desempeñaba la función de puerto de la vecina ciudad de San Cristóbal de La Laguna, que a la sazón era centro neurálgico administrativo del Cabildo de Tenerife.
El Cabildo en este puerto se preocupó preferentemente de sus asuntos como receptor y distribuidor de las importaciones, además de su carácter defensivo, donde fondeaban los navíos de la flota de Indias, diciéndose que en el siglo XVII la mitad de los navíos de la carrera de Indias pasaban por este puerto principal y llave de la Isla, centralizándose en la zona toda la fuerza y defensa insular, dotándose de sistemas defensivos destinados a proteger los barcos anclados en su bahía y garantizar las actividades comerciales.
Los ataques inicialmente no pretendían invadir la isla. Se trataba de una táctica de acoso por piratas y corsarios, dentro de las guerras europeas extendidas al Atlántico, de simples apresamientos de barcos y, de vez en cuando, de saqueos de las ciudades costeras. Por ello, recordamos que el escudo de nuestra capital ostenta el título de "Invicta", concedido por Carlos IV en 1797, por no sufrir saqueos.
Nos remontamos a 1513, hace 493 años, cuando comenzó la construcción de baluartes defensivos, siendo el primero en construirse al sur de la caleta. A partir del siglo XVI comienza a edificarse una nueva defensa dentro de la caleta del muelle, o de Blas Díaz. Aquí ya vemos que se explica que "allí se instalaron las piezas de artillería que el monarca había enviado como contribución para la defensa de la isla".
La Corona envió ingenieros militares, como Agustín Amadeo, Juan Alonso Rubián y Leonardo Torriani. Los proyectos de este último se llevaron a cabo a mediados del siglo XVII, y decía que se necesitaban dos bastiones en los extremos de la bahía para su defensa, en la Caleta de Negros, al Sur, y en Paso Alto, al Norte.
El castillo principal de la isla era el de San Cristóbal, ubicado en donde está actualmente la plaza de España, que se edificó por una Real Cédula de 25 de julio de 1575. Ya es coincidencia que 222 años después se registrara una jornada heroica, marcada para siempre en la historia de España, de Canarias y de Santa Cruz de Tenerife, el 25 de julio de 1797, derrota del británico contralmirante Nelson, por las huestes del general don Antonio Gutiérrez de Otero González-Varona, comandante general de las Islas Canarias. Terminó de construirse el 30 de noviembre de 1578.
Años más tarde, en 1641 se erigía el castillo de San Juan, en Caleta de Negros. Durante los siglos XVI y XVII se constituyó la línea de fortificaciones más completa y coordinada del Archipiélago, hecho decisivo para que se le concediese a Santa Cruz por Real orden de 5 de abril de 1753 el título de "Principal Plaza de Guerra de Canarias". En el siglo XVIII Santa Cruz de Tenerife contaba con el mayor número de fortificaciones de la Isla y del Archipiélago Canario.
El RAMIX 93 (Regimiento Mixto de Artillería nº. 93) es el heredero y protagonista de la historia de la Artillería en nuestra ciudad desde su fundación hasta nuestros días.
Se dice que es realmente en el siglo XVIII cuando aparecieron las primeras organizaciones artilleras como tales, y explicamos que ya con anterioridad se denominaba "artillero" a quien fabricaba y conservaba las balas y pólvora en las fortificaciones y servía los cañones. La artillería de la época se concentraba principalmente en el castillo de San Cristóbal, para hacer frente a los continuos ataques de los piratas. Incluso había cañones de campaña en el castillo que se enviaban a los de San Juan y Paso Alto cuando había ataques.
Por el año 1769 se tienen noticias de la creación de una Compañía de Artillería, que sería el núcleo para la formación de nuevas unidades del arma. Siete años después, 1776, figuraban seis compañías de Artillería. Tres de ellas en Santa Cruz y el resto repartidas por la Isla, y además aparece una compañía profesional, de las denominadas de "sueldo continuo", ubicada en Santa Cruz, formada por sesenta hombres. Todas éstas tenían la misión de servir a la Artillería que se encontraba distribuida entre los castillos y baterías, bajo el mando del director del Parque de Artillería de Santa Cruz de Tenerife.
Papel predominante en la victoria sobre la flota inglesa, a la cual ya hemos hecho mención en renglones superiores, mandada por Horacio Nelson en el ataque, más que conocido por todos nosotros, del 25 de julio de 1797, pero antes, y esto sí creemos que es menos conocido, rechazó el ataque del almirante Robert Blake en 1657 y del contralmirante Jennings en 1706. El pasado 6 de noviembre se recordó este hecho con una magnífica conferencia impartida en el Salón de Plenos del Ayuntamiento capitalino, con lleno hasta la bandera, por nuestro buen amigo el general de Brigada de Estado Mayor (R), historiador, escritor y excelente conferenciante, don Emilio Abad Ripoll. Todo un éxito.
Debemos añadir que el célebre e histórico cañón "Hércules", que demostró su potencia y alcance, disuadió en ambas batallas a los ingleses del ataque. Junto con el "Tigre", son dos verdaderas joyas que se conservan en el Museo Militar de Canarias.
Hasta 1882, las Milicias de Artillería eran el núcleo de la Artillería en Tenerife.
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