Tenerife en el paso de las grandes exploraciones: el "Endeavur"

Por José Manuel Ledesma y Mónica Ledesma (Publicado en La Gaceta de Canarias el 9 de marzo de 1997).

          A mitad del siglo XVIIII comienza a desarrollarse una nueva fase de la expansión colonial europea, proyectada hacia las regiones e islas del Indico y del Pacífico, pues las Monarquías del Viejo Continente promovieron viajes oceánicos que tenían por objeto implantar su soberanía en lejanas tierras o en afirmar supuestos derechos de dominio en territorios ya descubiertos o explorados.

          Como la finalidad de estos periplos planteaba la exigencia previa de los estudios geográficos o cartográficos, los viajes de Cook constituyeron el mejor ejemplo para completar los descubrimientos geográficos y perfeccionar la cartografía de las costas e islas del Pacífico y de Oceanía, y así, después de esta primera expedición, la Corona Inglesa estableció la colonia de Nueva Gales del Sur e inició la implantación de su soberanía en Australia.

          Aunque el carácter de las grandes expediciones marítimas era eminentemente colonial, junto a los marinos se fueron incorporando naturalistas y hombres de ciencia que aportaron una importantísima documentación sobre la historia natural y la etnografía de las regiones exploradas.

          De los tres viajes de Cook, sólo nos referiremos al primero, dado que muy recientemente visitó el puerto de Santa Cruz de Tenerife una réplica de su barco, el Endeavur.

          A propuesta de la Royal Society, el Gobierno de Su Majestad Británica concedió un navio (el Endeavur) para trasladar a un astrónomo que observara el paso de Venus por el disco del sol (relevante fenómeno astronómico que se produjo el 3 de junio de 1769) en la isla de Tahití. El astrónomo sería Charles Green, del Observatorio de Greenwich, junto con el naturalista Jospeh Banks y un amigo de éste, el botánico sueco Solander. También viajaron dos pintores para dibujar los paisajes y los elementos de interés para la historia natural. Para mandar el barco fue designado el subteniente de la marina real James Cook, que hasta entonces sólo había tenido empleos de segundo orden y que fue ascendido a teniente de navío para dirigir este buque equipado con diez cañones y otros tantos pedreros y ochenta tripulantes.

          La expedición partió de Plymouth el 25 de agosto de 1768. El 21 de septiembre pasaba por las Islas Salvajes y el día 23 divisaban el Pico de Tenerife, es decir, el Teide, cuya altitud fue cifrada por Green en 15.369 pies. El aspecto de la Isla está escrito en el relato del viaje:

                  “Nos sorprendió cuando el Sol estaba bajo el horizonte y la isla aparecía ante nuestros ojos de un negro oscuro, la montaña reflejaba aún los rayos del astro; parecía inflamada y de un color de fuego que la pintura no podía representar. No arroja fuego visible pero no lejos de la cumbre hay aberturas que despiden un calor que se puede sufrir... "

          Siguiendo la ruta del cabo de Hornos y cruzando desde el extremo sur de África la mitad del Pacífico, llegaron, casi siete semanas más tarde, el 12 de abril de 1769, a la bahía de Matavai, Tahiti, que era el punto elegido como óptimo para cumplir el objetivo programado, aunque tuvieron que esperar aún siete semanas para contemplar, en magníficas condiciones, aquel fenómeno que tanto interesaba a los astrónomos europeos.

          Una vez obtenido el primer objetivo, la expedición de Cook comenzó la exploración y los descubrimientos en el Pacifico que le llevarían a convertirse en el navegante más destacado y prestigioso de su época.

          Cook se dirigió al sur para tratar de encontrar el continente austral y así, en octubre, navegaba por las costas orientales de Nueva Zelanda. En seis meses concluyó su circunnavegación y levantaron con exactitud el mapa de las islas.

          Posteriormente, el Endeavur navegó por la costa oriental de Nueva Holanda (nombre con el que por entonces se conocía a Australia) a lo largo de 1.900 millas marinas, llevando a cabo la exploración de un litoral muy peligroso por estar sembrado de arrecifes en su mitad norte. En la noche del 10 al 11 de junio, pasando por una zona de gran riesgo, embarrancaron en unos arrecifes. Consiguieron reparar la brecha y pudieron proseguir la navegación hacia un fondeadero.

          Sería en al último viaje cuando Cook se detuvo en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife, ahora a bordo del Resolution, entre el 1 y el 4 de agosto de 1776. El motivo de su estancia radicó, exclusivamente, en obtener suministros, avituallamiento y refrescos para su hermoso buque. Cook apreciaba las virtudes del puerto chicharrero.

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