CONMEMORACIÓN  DEL  110º  ANIVERSARIO  DE  LA  BOTADURA  DEL  CORREÍLLO  LA  PALMA 

 
 
Por José Manuel Ledesma Alonso  
 
 Ledesma Personalizado
 
         
          En 1762, con el fin de que la correspondencia llegara de forma rápida y segura a los habitantes de las islas Canarias, Carlos III firmó una disposición mediante la cual se creaba en Santa Cruz la primera administración de Correos de Canarias, ordenando a todos los capitanes o patronos de los barcos de primera línea a entregar o recoger la valija de la correspondencia, bajo pena de no admitir la licencia de carga para las mercancías que había de transportar. 
 
          Noventa años más tarde (1851), el Gobierno concedería el servicio de correos desde Cádiz a Santa Cruz de Tenerife a la firma Arieta, Villota y Compañía. 
 
          Esta naviera disponía de cuatro fragatas de tres palos, bautizadas con los nombres de Correo nº 1,2,3,4, que recalaban en Santa Cruz dos veces al mes, en su viaje hacía la Habana y Puerto Rico, además de un correo bimensual de Cádiz a Santa Cruz, a cargo de los bergantines Corzo, Buen Mozo y Veloz.  
 
          Diez años más tarde, el Gobierno contrataría a la empresa Bofill, Martorell y Compañía, el servicio de correo marítimo desde Barcelona a Santa Cruz de Tenerife, con escalas en Valencia, Málaga y Cádiz, a cargo de los vapores de ruedas Hibernia y Caledonia
 
          En el Archipiélago, dicho cometido estaba a cargo de los veleros de Juan Cumella y Ghirlanda Hermanos, que realizaban seis viajes mensuales a Las Palmas, cuatro a La Palma, y dos a la Gomera-El Hierro.
 
          En 1866, la empresa británica Elder&Dempster inauguraría el servicio de correos entre Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, con los vapores: Formoso, Forcado y Mersey, de 61.8 m. de eslora y 461 toneladas de registro bruto.
 
          Un Real Decreto, firmado por la reina regente María Cristina el 22 de septiembre de 1877 “autorizaba a contratar por término de 10 años el servicio de conducción del correo por buques de vapor entre las Islas Canarias, bajo el tipo anual de 125.000 pesetas”.
 
          El adjudicatario estaba obligado a realizar 6 expediciones mensuales a los puertos del itinerario principal, otras seis a los puertos de segundo orden, y una a la colonia de Río de Oro.
 
          Con el fin de optar al citado concurso, el 24 de septiembre de 1888,  se constituyó en Las Palmas de Gran Canaria, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, filial de la naviera británica Elder&Dempster. 
 
          La citada compañía, con el fin de comunicar las islas Canarias con periodicidad, transportando pasajeros, mercancías y la correspondencia, puso en funcionamiento los vapores de 900 toneladas: Viera y Clavijo, León y Castillo y La Palma; y los vapores de  674 toneladas: Lanzarote, Fuerteventura, Gomera-Hierro y Pérez Galdós, de Tenerife, La Palma, Gomera y El Hierro. 
 
          El correillo La Palma, botado el 12 de abril de 1912 en los astilleros ingleses llegaría a este puerto de Santa Cruz de Tenerife el 14 de mayo.
 
          En 1930 pasaría a pertenecer a la Compañía Trasmediterránea, junto con el resto de la flota de la naviera interinsular. 
 
          El último superviviente de la navegación a vapor en las Islas Canarias, el correillo La Palma sería retirado del servicio el 17 de marzo de 1976, después de haber sufrido en Arrecife una grave avería en una de sus calderas.
 
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