Puertos canarios

 
Por Juan Manuel Valladares Expósito  (Notas para una tertulia en Radio Muelle en junio de 2020).
 
 
PUERTOS  CANARIOS
 
 
          Vamos a intentar dar una perspectiva historiográfica de nuestros primeros estudios sobre la navegación en  Canarias, y en Tenerife en particular. Para ello acudimos a la sabia mano de María Luisa Fabrellas y a un trabajo suyo publicado en 1958 con el titulo “Naves y marinos en los comienzos hispánicos de Tenerife”. Porque es correcto hablar de historiografía cuando se interpreta lo que otros han investigado y hablar de historia cuando se hurga en los viejos papeles.
 
          Y puesto que algo de cabotaje queremos comentar, bueno será tener en cuenta la opinión que da en ese artículo el cronista Abreu Galindo: ” Los puertos del Sur son más seguros y limpios”… pero si tenemos en cuenta su falta de agua y la lejanía de los centros comerciales vemos con facilidad por qué  su progreso no fue lo que fue en los puertos del Norte.
 
          Muy al contrario El mismo cronista Abreu Galindo da una visión negativa de los puertos del norte como peligrosos desde septiembre a mayo, pero da una especial nota de satisfacción al puerto de Garachico. Lo describe como una “herradura en la que caben muchos barcos”.
 
          El mejor piropo se lo lleva el puerto de Santa Cruz “que es el más principal y es más seguro para todos los tiempos y donde los navíos tienen la salida más segura”. Si a esto añadimos que era el más próximo a la capital de la isla en esos siglos, San Cristóbal de La Laguna, tenemos el círculo perfecto.
 
          Y tras el puerto principal nunca estuvo exenta la isla de puertos auxiliares que comunicaban las comarcas en tiempos en que los caminos no eran nada fáciles de transitar con mercancías pesadas, como fruta y vinos, y nada tendremos que aclarar si se trataba de materiales de construcción, como piedras o maderas.
 
          Y ahora si que podemos iniciar un breve trabajo sobre nuestros pequeños puertos que llamaremos puertos de cabotaje. Que ya se había iniciado apenas terminada la conquista de Tenerife cuando el sobrino de Alonso Fernández de Lugo, Xuarez Gallinato se ofrecía a llevar 20.000 sarmientos en una carabela al norte de Tenerife.  La lista no es corta y podremos iniciar el recorrido por el norte tinerfeño.
 
          La Orotava del que empezaremos a dar categoría en los primeros años de la conquista en lo que era el barranco de San Felipe, con una muy buena salida para cuantos productos agrícolas producía el valle de La Orotava, hasta llegar al verdadero puerto que para algo lleva el nombre de Puerto de la Cruz. Puerto verdadero emporio del  comercio y la navegación en el norte de Tenerife y lugar de salida de los azucares y vinos que estaban en su mayoría en manos de comerciantes de nacionalidad inglesa o irlandesa. Aún nos sonarán apellidos como O^Daly, Diston, Renshaw, Cologan, Cullen, Little,al que convertimos  en Litre, Moloney( o Molowny), Carpenter, Hamilton, o Power, que de paso sus descendientes nos dejaron “Los cantos canarios”. La lista se alargó tanto que acabaron con Iglesia y Cementerio propio en el Puerto de la Cruz y en el mismo Santa Cruz de Tenerife. 
 
          Un puerto con alguna historia interesante fue el de la Caleta de San Marcos en Icod , donde ya en 1513 se fabricaba una nao, y posteriormente veremos esta zona abundantemente historiada en la fabricación de las naves de don Luis de La Cueva Benavides que ya hemos comentado aquí.
 
          La comarca de Daute cuenta con numerosas reseñas en documentos, algunas como visitas de la Inquisición a la busca de conversos y luteranos, y otras cuando se da noticia del arribo de barcos por causas de un temporal. 
 
          Creo que esta zona hay que estudiarla en torno al puerto de Garachico que desde los siglos XVI al XVII fue de una importancia capital para el desarrollo de la agricultura de Tenerife, pues a su través salían los azucares y los vinos para Europa, sin olvidar que hacían igualmente viajes a Las Palmas y hasta América. El volcán de Trevejo en 1706 acabó con su brillante historia.
 
          En tiempos más modernos, y hablamos de los siglos XIX y XX, podemos estudiar por su importancia la que que tuvieron los puertos del sur de Tenerife. Y para eso nada mejor que acudir a la obra del cronista Octavio Rodríguez Delgado que tan bien conoce el cabotaje de los pequeños puertos sureños.
 
          Cuando no hay caminos o carreteras hay que acudir en nuestras islas a una mar generosa que nos hace de vía de paso que nos permite no solo el comercio de los frutos de la tierra, sino, con más interés, el transporte de personas desde los pueblos del sur, incluido  Santa Cruz de Tenerife.
 
          Nos cuenta Don Octavio  la gran importancia que tuvo hasta el siglo XX el puerto de Los Roques de Fasnia, que llegó hasta tener un cargo como era “el alcalde de mar”. En el año 1820 era alcalde de mar don Antonio Díaz Flores un antepasado de mis nietos Fernando y Alberto,  padre del conocido empresario don Antonio Díaz Flores Cartaya alcalde de La Orotava por dos veces y propietario de la finca de Güimar donde se encuentran las discutidas pirámides, gracias a las cuales se vende muy bien el vino de la zona. Su hermano, Jerónimo Díaz Flores, fue armador y propietario de un pailebote que llevó el nombre de su hija Celia. Barco de muy buena hechura que no solo transportó frutos, sino que hasta llevó soldados a nuestras posesiones africanas de Río de Oro en 1887. Nos da buena cuenta Don Octavio de la lista de barcos de pequeño porte que  operaban en los puertos de Fasnia, El Escobonal o el Tablado con nombres tan simbólicos como San Antonio, Santa Ana, Rosario o San José. A veces el vivir de alguna manera de espaldas a las normas acabó en cierta medida con el cabotaje, porque algunos más que experimentados marineros, hartos de viajar entre los puertos de las islas, extrañamente figuraban como exceptuados para el servicio en la Armada, con lo cual quedaron privados de poder navegar en los barcos de nuestros puertos en cuanto apareció la ley que daba el permiso solo a los habilitados como marinos. Imaginemos el desastre que produjo en la zona, incapaz de exportar sus productos por tierra hasta Santa Cruz. Damos cuenta de forma periodística que las desgracias nunca navegan solas. Y asi afirma Don Octavio:
 
                  "SINIESTRO MARITIMO. Al amanecer del dia 12 del corriente ha tenido lugar en la punta de Antequera, al N. de esta Ciudad, el naufragio del candray San Antonio, tripulado por siete marineros, conduciendo cargamento de patatas y otros efectos desde el pueblo de Fasnia en esta isla. Venían además en él dos desgraciadas jóvenes y tres individuos de pasage. Ya los periódicos de la localidad han detallado las tristes circunstancias del suceso, restándonos á nosotros solamente la misión de hacer un ruego al Sr. Comandante de Marina con el objeto de que en primer lugar, no permita en manera alguna que esos  pequeños buques costeros sean mandados por personas imperitas que, además de no conocer los principios más rudimentarios de náutica, adolecen hasta de la falta de sentido común.  La desgracia del San Antonio, puede atribuirse á la estupidez del patrón Antonio Chico y González."
 
          La lista de buques naufragados o hundidos  en nuestras costas es bastante larga, pero la resumiremos en solo estos: Luisa, hundido en La Orotava en 1876; Carolina, perdido en El Hierro en 1859; Pedro Marino, que naufragó en Punta de Teno en 1866; la Pino, hundida en Güimar en 1902; Santo Domingo, en Santa Cruz el año 1867… 
 
          Y no sigo porque la lista es larga.
 
          Capítulo aparte, por la larga lista de artículos en prensa dedicados a su naufragio y la afortunada búsqueda del  pecio, merece el Tinerfe, barco de cabotaje hundido entre las costas de Güimar y Fasnia en 1862 con 35 personas a bordo, cargado de productos agrícolas y su verdugo, una carga de  losetas procedentes de la zona de Chasna. Otro barco del mismo nombre ya se había hundido en Santa Cruz de Tenerife en 1826. Y otro gran buque con el nombre Teide también fue víctima de naufragio en 1932 en las costas de Guinea Española. Hasta hoy nuestra Armada ha dado el nombre de Canarias a un crucero, el C-21, y a una fragata, la F-86. Mi memoria aún conserva la idea de que hubo un buque anterior en la Armada con ese nombre, pero no puedo asegurarlo hoy.
 
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