Noticias antiguas de Canarias (10). Un naufragio en Fuerteventura.

 
Por Alastair F. Robertson (Traducido del inglés por Emilio Abad Ripoll y publicado en el Diario de Avisos el 7 de noviembre de 2021).
 
 
 
 
 
NOTICIAS  ANTIGUAS  DE  CANARIAS
 
(En el British Newspaper Archive
 
 
X – Un naufragio en Fuerteventura
 
 
 
A lo largo del siglo XVIII, de vez en cuando aparecían en la prensa británica noticias relacionadas con  las Islas Canarias y otras zonas cercanas. Disponemos de una maravillosa fuente “on line”, el British Newspaper Archive (Archivo de prensa británica) (www.britishnewspaperarchive.co.uk) que proporciona una información fascinante sobre hechos que ocurrieron hace cientos de años y de la que estamos extrayendo las noticias que recogemos en esta serie, que finalizará cuando el próximo verano vayamos a celebrar el 225 aniversario de la Gesta del 25 de Julio..
 
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          Viajar por mar en la época de la navegación a vela era con frecuencia peligroso y fatal, pues el más ligero error podría provocar un desastre. El Caledonian Mercury publicaba lo siguiente el 16 de junio de 1760:
 
                Extracto de una carta del Sr. Nathan Dickinson, último primer oficial de la fragata Francis, de 18 cañones, que, bajo el mando del capitán Thomas Onslow, navegaba de Liverpool a África cuando se hundió en Fuerteventura, una de las Islas Canarias, frente a la costa de Berbería, fechada en la isla de Tenerife, el 17 de abril de 1760.
 
                    “Sin duda se sorprenderá desagradablemente al conocer la noticia del naufragio, el 21 de marzo, del buque Francis en la isla de Fuerteventura, una de las Islas Canarias, en el que perecieron 23 de nuestros hombres.” 
 
Foto 10 - 1
 
Fuerteventura. Mapa de Dámaso Quesada Chaves, c. 1780 
(Fuente. Fuerteventura a través de la Cartografía, de Juan Tous Meliá, p. 71.Tenerife, 2017).
 
 
 
                   “Esa noche, a las ocho, me fui a la cama; el señor Hull, el segundo oficial, se encontraba de guardia en cubierta.  Alrededor de las once de la noche  me desperté al oír al Sr. Hull que gritaba llamando al Capitán: “¡Tierra por proa a babor!”; ante la situación, salí de la cama lo más rápido que pude; pero antes de que llegara a vestirme el barco chocó. Apareció el capitán a mis espaldas y ambos corrimos juntos hacia cubierta; pero por desgracia era demasiado tarde, porque en esos momentos la embarcación estaba ya cerca de la línea de rompientes y a menos de un tiro de pistola de las rocas costeras; la fragata estaba casi totalmente escorada y enseguida se ordenó cortar los mástiles, lo que se hizo en cuatro o cinco minutos. Todos los cañones de sotavento que pudimos alcanzar se arrojaron por la borda  pero la nave estaba tan hundida que la mayoría estaban cubiertos por el agua y no pudimos llegar a ellos. En esa situación, con el barco acostado y todos trabajando para enderezarlo, las olas pasaban continuamente sobre nosotros, constituyendo la mayor dificultad la de mantenernos en pie. Hacia las tres en punto la fragata se partió en dos o tres partes, y sólo el cuarto de babor y el alcázar permanecieron unidos, aunque se iban separando lentamente, hasta que, cuando que quedaban pocas tablas del alcázar, la cubierta se desprendió del todo. Calculo que habría unas cincuenta personas en la cubierta cuando ésta se separó y fue arrastrada hacia la costa.” 
 
Foto 10 - 2
 
 Naufragio (Fuente antehistoria.com)
 
 
 
                  “Poco después, una ola me lanzó por la borda y estuve algún tiempo, no puedo precisar cuanto, luchando por sobrevivir. Me subí a las pocas tablas de la cubierta que quedaban juntas, y toda la gente que entonces podía ver, no más de 25 personas, se mantenían agrupadas junto a la rueda del timón. Me uní a ellas, y en poco tiempo las rompientes nos llevaron a tierra, que la mayoría del grupo pudimos alcanzar, aunque con gran dificultad, Eran entonces aproximadamente las cuatro de la madrugada. Con las primeras luces del día nos reunimos, descubriendo que nuestros 58 hombres se habían reducido a 35; entre las víctimas se encontraban mis dos pobres hermanos, lo que me causó más dolor que todo el soportado. Y para completar nuestro infortunio, nos percatamos de que nos encontrábamos  en una parte desolada de la isla, y solo tres hombres, que eran pastores, acudieron a auxiliarnos. Uno de ellos guió al Capitán y a los doctores a la casa del Gobernador, que se encontraba a 60 o 70 millas, tras las montañas. Tan solo había duras rocas.  Llevaban a la espalda sus provisiones: el pan que había llegado a la orilla tras el naufragio, reblandecido por el agua del mar, carne de res cruda y salada y agua salada para beber; y por la noche descansaron sobre el duro suelo, sin nada más que una camisa y un chaleco para abrigarse. Llegaron el segundo día por la tarde: El Capitán había resultado golpeado en una pierna por las rocas, y tan pronto como llegó a la casa del Gobernador fue acometido por una fiebre que lo dejó sin sentido durante dos o tres días. Se contrató una goleta para transportarnos a esta isla [Tenerife], donde llegamos el 4 de este mes. Tan solo se salvó una péquenla cantidad de la carga, que se puso a disposición del cónsul inglés a fin de compensar a los aseguradores." 
 
                   "Esta desgracia ocurrió por falta de vigilancia.”
 
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