El jefe militar puertas adentro: las casas principales del general Antonio Gutiérrez (1799)

 
Por Agustín Guimerá Ravina  (Publicado en El Día el 25 de julio de 2021).
 
 
          Conocemos generalmente a los militares del siglo de la Ilustración por los hechos más relevantes de su carrera profesional, sus cartas e informes oficiales, algunas actas notariales y parroquiales, o expedientes de órdenes militares. En contadas ocasiones podemos descubrir a la persona que se esconde detrás de los galones, a través de ciertas cartas privadas. Pero pocas veces tenemos el privilegio de contar con el inventario de sus bienes, que nos ofrece pistas sobre sus funciones en el teatro del mundo, en su doble dimensión pública y privada, el espacio doméstico de su autoridad.
 
          Gracias a la magnífica labor desplegada por el Museo Histórico Militar de Canarias, hoy tenemos accesible el inventario de bienes del comandante general de Canarias, Antonio Gutiérrez (1729-1799), bajo cuyo mando el pueblo de Tenerife derrotó a las fuerzas británicas del contralmirante Horacio Nelson, en su ataque a Santa Cruz el 25 de julio de 1797 (*). El inventario de sus bienes muebles fue llevado a cabo en junio de 1799, pocos días después del fallecimiento de aquel ilustre general. A la espera de un estudio exhaustivo, me limitaré a indicar algunos.
 
          Obviamente, lo primero que llama la atención son aquellos objetos relacionados con su vida castrense. Así tenemos dos bastones con puño de oro, un anteojo para largas distancias, otro de día y noche, un sombrero de galón de oro, otro con escarapela de seda, dos uniformes de África, uniforme de gala y juego de bordados para mangas de teniente general, otro uniforme completo, charreteras y corbatín de oro, y faja de teniente general. Las armas existentes son una espada, varias espadas de ordenanza, una escopeta inglesa, unas fundas de pistolas, dos pistolas nuevas y otras dos viejas. Cuenta con dos sillas de montar, de fabricación inglesa. En su biblioteca predominan los temas relacionados con la milicia: matemáticas, juzgados, diccionarios, ordenanzas, caballería y heridas de armas de fuego. El hecho de que algunos estén escritos en francés es una prueba de la influencia gala en la organización del ejército español. Por último, aparecen un mapa del puerto de Santa Cruz, con el plan de señales de la atalaya existente, y un cuadro con el teatro de la guerra de Menorca, en cuya reconquista participó en 1781-1782. Un mapa de Mallorca nos corrobora su destino como gobernador militar de Menorca y luego comandante general de Baleares, durante 1783-1790.
 
          El general Gutiérrez ya pertenecía por méritos propios a la élite social de la época. Aparte de la existencia de varios criados a su servicio, ello se refleja en la suntuosidad del mobiliario, muy semejante a la de otras casas comerciantes y nobiliarias de Tenerife. Era acorde también con el cargo tan elevado que ocupaba en las islas, su máxima autoridad. Por un lado, tenemos la importante suma de dinero en efectivo que guardaba en su despacho, en monedas de plata y oro. Por otro, abundan la vajilla, cubiertos, candelabros, saumerio, relicario y otros objetos de plata, dos hebillas de oro y plata para zapatos, una cajita para tabaco de oro y un reloj del mismo metal. Asimismo, se encuentra la venera de oro de su hábito militar de Calatrava. En su escritorio tenía un sello de plata con su escudo de armas y dos botones con piedras de topacio. Los muebles de caoba, muy propios de la época, figuran en el despacho, la sala y la alcoba: mesas, sillas y hasta un bidé. En la sala aparece una mesa de juego de caoba, con su hule. La caoba es la protagonista de objetos menores, como una escribanía, cuchillos, frasquera, etc. Llama la atención su catre de dormir, dos mesas de nogal y una cómoda de madera jaspeada, fabricadas en Mallorca, testimonios de su último destino militar. Las paredes están decoradas con cuadros de mapas, láminas de cristal, cornucopias, espejos y cortinas de damasco, como es frecuente en las viviendas de la élite isleña. Figuran numerosas sillas de Tenerife y La Palma. Por último, su busto de madera, emplazada en una estancia junto al comedor, nos habla del prestigio alcanzado como militar.
 
          La vida religiosa del barroco hace acto de presencia en su casa, con cuadros de la Adoración de los Reyes Magos, la Virgen del Carmen y el arcángel San Miguel, patrono de Tenerife, un signo de la probable vinculación a su isla de residencia. En su escritorio guardaba también una medalla de plata de la Virgen. Su preocupación cultural se manifiesta en algunos libros de su pequeña biblioteca, con obras políticas de Campomanes, Castillo de Bobadilla, García de la Huerta y Saavedra Fajardo; e históricas, como un estudio del imperio ruso o la Historia de Canarias, de Viera y Clavijo.
 
          Hay otros aspectos de la vida cotidiana de un comandante general como Gutiérrez. Quizás fumase, pues se contabilizaron 109 libras de tabaco en su despacho. En la despensa no faltaba de nada: jamones, carne, tocino, salchichón, salmón, arenque, bacalao, pepinillo, vino, ron, horchata, aceitunas, pasas, chocolate, café, té, azúcar, etc.
 
          En resumidas cuentas, el inventario de bienes de sus casas principales nos ha permitido entrar en un mundo fascinante, un salto vívido en el tiempo a un siglo donde lo público y lo privado se entremezclan, donde el militar da paso al hombre.
 
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(*) Transcripción de Bienes del General Gutiérrez a su Fallecimiento, 1799. Santa Cruz de Tenerife: Museo Histórico Militar de Canarias, 2019.
 
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