Sociedad de Construcciones Económicas El Progreso
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en El Día el 18 de julio de 2021).
La Sociedad de Construcciones Económicas El Progreso, creada en Santa Cruz de Tenerife, el 4 de julio de 1894, para intentar mitigar la escasez de viviendas entre la clase obrera, tenía la particularidad de que el inmueble se le entregaba al socio con el compromiso de que pagara una cantidad mensual a modo de alquiler, pasando a convertirse en su propietario una vez que hubiese abonado las cuotas correspondientes. El precio tope de las casas lo fijaron en 5.000 pesetas.
Su director facultativo, el joven arquitecto Antonio Pintor y Ocete (Granada, 1862 - Santa Cruz de Tenerife, 1946), tendría la oportunidad de realizar uno de los proyectos más completos de su carrera, pues levantaría la mayoría de las casas que esta promotora llevó a cabo en los barrios del Toscal y Duggi, influyendo decisivamente en el urbanismo y en su arquitectura, de manera que la tipología utilizada (el eclecticismo) se convertiría en el modelo constructivo a seguir en la ciudad.
El 26 de julio, una vez aprobados los estatutos, elegido el consejo de administración, designados los cargos directivos, y cubiertas la mayor parte de las acciones, la promotora comenzó a trabajar en el Barrio del Toscal, donde existían suficientes solares.
De sus edificaciones aún se conservan dos conjuntos urbanísticos de gran interés en la calle Santiago, el primero entre los números, 25 al 37, y el segundo, formado por doce casas terreras, se corresponde con los números 43-47 y 51-61.
Casas en el Barrio del Toscal (Antonio Pintor, 1895)
También, en solares adquiridos en la confluencia de la calle La Rosa con la del Señor de las Tribulaciones, fabricaron un grupo de ocho casas de planta alta, y en la esquina de la calle San Martín con Santiago, levantaron diecisiete viviendas, también de planta alta.
Viviendas en el Barrio del Toscal (Antonio Pintor, 1894)
Después del éxito obtenido con la construcción y venta en el barrio del Toscal, a partir del año 1900 comenzaron a trabajar en el barrio Duggi, lugar del que Antonio Pintor, como arquitecto municipal, había sido el encargado de su Plan de Ensanche en 1888.
Para conformar los solares hubo que llevar a cabo los correspondientes desmontes y allanamientos, pues parte de este barrio tenía muchas irregularidades en el terreno, formadas por montículos escarpados, sobre todo en las actuales calles Serrano y Duggi. Estas elevaciones del terreno son las que en principio le dieron nombre a este barrio: El Monturrio.
En este quehacer, Pintor contaría con la colaboración de su hombre de confianza, el Maestro de obras José Ruiz.
Tanto en el barrio del Toscal como en Duggi, las casas terreras que se construyeron son de planta rectangular, todas de la misma altura, con una puerta y dos ventanas en su frente, adinteladas de forma curva o rectangular. A pesar de que todas simulan azotea, con cornisa, antepecho ciego y baranda, todas poseen una cubierta de armadura a dos aguas con teja francesa, cerrando el interior con techo raso.
En las fachadas, el afán decorativo destaca por las molduras lisas que bordean los vanos, a la vez que adorna los pretiles de las falsas azoteas con botones, círculos o recuadros. También agranda los huecos con la moldura del dintel, hasta convertirlo en un guardapolvo que se decora con ramos de flores incisos.
La distribución interior de las casas de 88,88 metros cuadrados, lo conformaba la sala, antesala, dos dormitorios, cocina, despensa, excusado y patio interior; mientras que las de 118,85 metros cuadrados, contaba con zaguán, antesala, sala, tres dormitorios, comedor, cocina, excusado y patio, al final de la parcela.
En el barrio Duggi, Pintor también intentó crear un sucedáneo de ciudad jardín, fabricando cuatro viviendas en una parcela que, cerrada con rejas, antecede a las viviendas.
Casas en el Barrio Duggi (Antonio Pintor, 1904)
Al final, el afán especulativo de la Sociedad les llevó a trocear abusivamente los solares, restándoles el mayor número de metros en la fachada para luego compensarlos con el fondo; de la misma manera, las casas que en principio se habían creado para la clase obrera las adquirían los burgueses para luego alquilarlas, con lo que el problema de la falta de vivienda seguía latente.
Tampoco esta Sociedad se pudo sustraer a la tentación de la clientela burguesa, fabricando viviendas ampulosas, donde los lenguajes empleados eran el eclecticismo y el modernismo, con ornamentos interiores y de fachada. A partir de 1905 levantaron dos casas en la confluencia de la Rambla de las Asuncionistas con la calle de Ramón y Cajal; en 1906, tres casas en la esquina Galcerán con Miraflores; y en 1907 una en la calle La Luz (Imeldo Seris) en el tramo comprendido entre la calle La Gloria (Juan Padrón) y San Roque (Suárez Guerra).
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