En el 25º aniversario de la Tertulia Amigos del 25 de Julio

 
Por Ana María Díaz Pérez  (Publicado en nuestra página web y en El Día el 9 y el 10 de noviembre de 2020, respectivamente).
 
 
 
CONSIDERACIONES SOBRE UNA BATALLA ATÍPICA EN EL RECUERDO
 
 
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          Hoy, 9 de noviembre de 2020, la Tertulia Amigos del 25 de Julio cumple el vigésimo quinto aniversario de su ininterrumpida trayectoria cultural. Fue en el año 1995 cuando el recuerdo de la Gesta del 25 de Julio de 1797 se convirtió en el motor de arranque de nuestra asociación, histórico hecho que no podemos analizar con el parecer actual, sino teniendo en cuenta la mentalidad de la época, independientemente de la valoración ética que cada uno pueda realizar.
 
          Echamos la vista atrás y retrocedemos hasta  aquella proeza del Setecientos, consistente, como es sabido, en un enfrentamiento ocasionado por el ataque de la armada británica, capitaneada por el Contralmirante británico Horacio Nelson, al santacrucero Lugar, del que resultó un triunfante combate, dirigido por el Gral. español  Antonio Gutiérrez, que tanto nos enorgullece, pero una batalla atípica, pues encerró algunos  matices que deseamos entresacar con la idea de conmemorar este aniversario tertuliano. 
 
          Se enfrentaba un adversario gigante a un pequeño oponente por sus inferiores condiciones en armamento y contingente, motivo de la intervención de la población civil en la defensa de la plaza. En un  principio, el contralmirante pudo imaginar que su propósito constituía un golpe de fácil efecto, como tampoco sería de extrañar que el General Gutiérrez pensara en rendirse ante la amenazante flota, pero lo cierto fue que ninguno de los dos desistió de su empeño, mas la metralla del cañón Tigre produjo la amputación del brazo derecho del atacante, sin olvidar que a éste también le asaltó la duda del éxito o del fracaso al referirse a la obtención de laureles o cipreses; otro aspecto a destacar era la diferencia de edad de ambos contrincantes, pues el impetuoso Nelson tenía 38 años y el veterano Gutiérrez 68, si bien los dos poseían pericia castrense.
 
          El experto marino no pudo repeler las operaciones contrarias, lo que supuso para él su primera y única derrota, sin embargo, también contribuyeron al fallido asalto las fuerzas de la naturaleza, pues el tiempo atmosférico trajo calor, viento y un fuerte oleaje, sin soslayar tampoco la oscuridad de la noche.
 
          Curiosamente ambos caballeros, Nelson y Gutiérrez, nunca llegaron a conocerse físicamente, ya que el primero, herido, regresó a su buque insignia, el Theseus, en tanto que, el segundo, permaneció en el Castillo de San Cristóbal, fortaleza en la que se firmó, la capitulación inglesa sin la rúbrica del asaltante británico por razones obvias, a lo que siguió el consabido intercambio de alimentos, cerveza y queso de los extranjeros y vino de la tierra, y, a pesar de que pueda considerarse una paradoja, al enemigo también se le dedicó una calle en esta ciudad, gesto que pone de manifiesto una vez más la generosidad isleña.
 
          Por último, queremos conmemorar a través de estas líneas, aunque con una sensación agridulce por la Covid-19 (nuestra sentida evocación para los que han dejado de existir por esta pandemia, por aquel combate, y para los tertulianos que ya no están entre nosotros), los veinticinco años de recorrido cultural con las instituciones y empresas privadas que han financiado o colaborado en  nuestras actividades y con todos los ciudadanos, una etapa que deseamos constituya  un incentivo ilusionante para todos mis contertulios, al objeto de que continuemos en esta línea de investigación y difusión del patrimonio canario, siempre con la Gesta  por epicentro.
 
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