Ataques británicos contra las Islas Canarias: Nelson contra Tenerife (1797) Parte 3

 
Por Carlos Hernández Bento  (Publicado en el mejicano Diario de Colima el 21 de junio de 2020).
 
 
 
          Aunque, después de ser captados, ya era imposible sorprender a la plaza, los oficiales propusieron a Nelson un nuevo intento para apoderarse de las alturas que están a espaldas del fuerte de Paso Alto, con el objetivo de tomarlo desde allí. De esta forma, a las nueve de la mañana, y teniendo que ser remolcadas por los botes para salvar las calmas y las corrientes, las tres fragatas fueron fondeadas más al norte aún, en el valle del Bufadero, fuera de tiro de las defensas.
 
          Poco podían esperar al aventurarse por un lugar más alejado del objetivo, con la población alarmada y a plena luz del día. Sin embargo, a las once y media, la Emerald, la Seahorse, la Terpsichore y los botes se encontraban en la costa desembarcando gente.
 
          Las tropas locales estaban ya muy bien ubicadas en la Altura, mientras que los ingleses, castigados por un día calurosísimo, sólo lograron alcanzar muy trabajosamente el alto del Ramonal, separado orográficamente del de Paso Alto por un barranco, que a la postre y bajo la vigilante mirada de los españoles sería un obstáculo insuperable. De esta forma, el enemigo, muy fatigado y necesitado de refresco, debió reembarcarse en los botes, volviendo a las fragatas completamente exhausto, para dar detalles a Nelson del segundo fracaso consecutivo de la operación.
 
          En la mañana del 23 de julio, se dio un pasaje clave a bordo de la Seahorse: Fremantle, su mujer -Betsy- y Miller entrevistaron a un desertor prusiano que les informó de lo fácil que sería tomar Santa Cruz, ya que les aseguró que había un buen número de soldados de nacionalidad holandesa y alemana dispuestos a pasarse de bando y que, además de esto, el mayor grupo de defensores estaba conformado por milicianos que no darían grandes problemas.
 
          Esta “buena nueva” elevó la moral inglesa y al atardecer del día 24, los capitanes del escuadrón se reunieron con Nelson en el Theseus para preparar el plan definitivo, consistente en formar un convoy compuesto por seis divisiones, que debían “engañar” al enemigo dirigiéndose directamente hacia el muelle, mientras la bombarda intercambiaría disparos con el castillo de Paso Alto, para cubrirlos. Por lo demás, las lanchas deberían reunirse alrededor del Zealous hacia las diez y media de la noche, con la idea de partir en dirección al muelle a las once en punto. Con ellos iría un quechemarín capturado por el Zealous y el cúter Fox.
 
          Entre las siete y siete y media de la tarde, la cañonera comenzó a lanzar incendiarias contra el fuerte del NE (Paso Alto) y la montaña de la altura que hay a su espalda, donde había ubicadas tropas locales. Paso Alto y San Miguel, respondieron a este bombardeo, prolongándose el cruce de fuegos hasta bien entrada la noche.
 
          A las ocho Troubridge envió 64 hombres y Miller del Theseus, unos 70 a bordo del cúter Fox al objeto de desembarcar, “siendo más cantidad de hombres de la que las barcas podían cargar”. El Fox se mantendría en la costa para recoger a las tropas en el momento de la vuelta.
 
          A esa misma hora, a bordo del Theseus, Horacio Nelson escribió, dirigiéndose al almirante Jervis, sobre el primer intento fracasado de posesionarse de Santa Cruz de Tenerife y cómo había tomado la firme determinación de encabezar personalmente la segunda intentona, a sabiendas de que incluso podría perder la vida: “mañana mi cabeza será probablemente coronada de laureles o cipreses”.
 
          Una hora después, Miller estuvo pasando revista en el Theseus y les dio permiso para ir a dormir hasta el momento de la acción. Luego, Nelson dejó el barco junto a su hijastro el teniente Nesbitt, para dirigirse a la Seahorse, desde donde iba a salir junto a Fremantle. A las diez y media fue cuando lo haría Miller con su tropa.
 
          Visto desde tierra, todo parecía indicar que los ingleses iban a desembarcar por el mismo lugar en que lo habían intentado el día 22. El comandante general Gutiérrez pensó muy acertadamente que esto era una maniobra de distracción y trató de cerciorarse de que no había habido desembarcos en otras zonas.
 
          Sobre las once de la noche, quizá algo después, ya estaban preparados entre 600 y 700 hombres en las barcas del escuadrón, 180 a bordo del cúter Fox y unos 70 u 80 en una embarcación que el Zealous había capturado a los españoles.
 
          Toda esta tropa se organizó, según lo planeado, en seis divisiones, bajo el mando de los capitanes Troubridge, Hood, Thompson, Miller, Waller y Fremantle y Bowen, que asistirían a Nelson en el liderazgo de la operación de ataque de este día. Tendrían que remar los más o menos 5,5 km (tres millas marinas), que había entre el Zealous y la cabeza del muelle.
 
          La noche era estrellada, pero oscurísima, hacía poco viento y una marea que se hizo considerable según se acercaron a tierra, habiendo también una corriente adversa, que dificultaba el acercamiento a la costa.
 
(Continuará)
 
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