Sorolla: Un orgullo español en Londres

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en El Día el 20 de abril de 2019).
 
 
 
          La brillantez de los museos y galerías de Londres refleja la riqueza y el poderío británico. Las colecciones de arte se reparten por toda la ciudad. Hay 22 museos y galerías. La NationalGallery, fundada en 1824, es particularmente notable en cuanto a pinturas de los siglos XII y XIX.
 
          Sus amplísimos fondos que alcanzan facetas muy diversas del arte europeo le hacen equiparable a otros dos grandes museos de la pintura universal, el Louvre, en París y el Prado, en Madrid.
 
La Sala Sainsbury
 
          El edificio posee un estilo neoclásico dentro de una concepción racionalista. Este museo debido a sus constantes adquisiciones de obras de arte ha tenido que ampliar sus alas, la última en 1991, en la cual se creó de nueva planta el ala Sainsbury que es la que, en siete salas alberga en la actualidad la exposición del pintor español Joaquín Sorolla, que fue inaugurada en la primera quincena del pasado mes de marzo por la Reina Letizia y por Carlos de Inglaterra.
 
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La Reina Letizia y Carlos de Inglaterra en la inauguración de la Exposición
 
         
          En los andenes más recónditos del Reino Unido se podía apreciar los grandes carteles publicitarios dedicados al pintor valenciano. Y, obviamente en este Londres, que nos sigue fascinando, asombrando y, también aturdiendo, impresión que suele originarse en función de la edad de cada uno.
 
Admiración y embeleso
 
          Como español nos llenaba de orgullo contemplar la enorme capacidad de convocatoria que Sorolla había suscitado en el National Gallery, estimación que se incrementaba en las siete salas Sainsbury al comprobar el interés, la admiración y embeleso de la concurrencia ante aquel “Maestro de la luz española”, que obnubilaba, preferentemente, por dejarse invadir por la luz y el color del Mediterráneo; por esos tonos claros y pinceladas vigorosas que reproducen escenas a orillas del mar. Según críticos avezados, son los detalles descritos los que más identifican el arte de Sorolla. 
 
Un estilo agradable y fácil
 
          En su época de esplendor, y por su “estilo agradable y fácil”, que hizo recibiera innumerables encargos, realizó numerosos retratos de personalidades españolas como, por ejemplo, el que le hizo a José Echegaray, el Primer Premio Nobel de Literatura español, (1904), que aquí, en la Sala Sainsbury del National Gallery, causa una especial admiración por la perfección en sus facciones y la maestría en el dibujo.
 
Técnica y concepción impresionista
 
          El acreditado columnista británico, Michael Hodger, en un amplio, curioso y laborioso estudio sobre Joaquín Sorolla, al que hemos tenido acceso a raíz de esta exposición, analiza que, en el estilo más característico del artista español, el de técnica y concepción impresionista, destaca la representación de la figura humana. Y nosotros, simples y orgullosos espectadores, hemos comprobado en esa desgarrada pintura “Triste herencia”, donde un clérigo con sotana acompaña a un grupo de niños desnudos, desvalidos y abandonados para que se refresquen en la orilla que aquel mar, ahora oscuro. Aseguran los entendidosque,con este cuadro, Sorolla empezó a alcanzar la fama y el prestigio tras ganar el Grand Prix de París en la Exposición de 1900.
 
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"Triste herencia" (Galardonado con el Grand Prix de París en la Exposición de 1900)
 
 
 La tristeza de una joven
 
          Otro cuadro que causaba un especial impacto entre la concurrencia era el titulado “La otra Margarita”, donde una pareja de la Guardia Civil vigila, en un deteriorado vagón de tren, a una joven acusada de matar a su bebé. Ante esta obra, el aludido Hodges señala que la tristeza no sólo está representada en el rostro de la joven sino alrededor de esa cadena que une sus muñecas y que intuye un fatal desenlace y que ojalá no sea la pena de muerte”.
 
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"La otra Margarita"
 
 
Goya y Velázquez
 
          Pero, igualmente, Michael Hodges, en estos sesenta cuadros, matiza que en “María con mantilla” (1910), Sorolla convierte a su hija en la duquesa de Alba, de Goya y, que en “Mis niños” (1904), el pintor valenciano parece como brindarle un homenaje a “Las Meninas”, de Velázquez, sus dos grandes referencias.
 
Vestidos vaporosos, sombras y paisajes
 
          En un buen porcentaje de estas obras que Sorolla nos expone en el citado National Gallery, hay mujeres con vestidos vaporosos sobre un fondo de playa o de paisaje, donde los reflejos, las sombras, las transparencias, la intensidad de la luz y el color transfiguran la imagen y, por ello, algunos críticos consideran estos trabajos como un cruce entre los impresionistas franceses y los acuarelistas ingleses.
 
          Esta exhibición que, reiteramos, ha tenido una enorme repercusión en Londres, está complementada por un minucioso y elaborado documental que, narrado en español e inglés, por expertos en la materia, es seguido con mucho interés en una acogedora sala cinematográfica anexa.
 
Una fidedigna seguidora
 
          En cada una de las siete salas señaladas, un uniformado guardián se encargaba, de una forma muy especial y educada, en que nadie fotografiase las obras colgadas. A la salida, y en las surtidas estanterías de “Souvenirs” se podía satisfacer cualquier recuerdo de este prestigioso pintor valenciano que aquí, en Tenerife, por cierto, tiene a una fidedigna seguidora, la pintora, y dilecta amiga, Ana María González Garrido.
 
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