210 aniversario de la concesión del privilegio de Fiel a Santa Cruz de Tenerife

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en La Opinión el 21 de octubre de 2018).
 
 
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Cristalera con el escudo de Santa Cruz de Tenerife.
Salón de Plenos del Palacio Municipal (Foto La Opinión) 
 
          Santa Cruz de Santiago de Tenerife ostenta desde el 28 de agosto de 1803 los títulos de Muy Leal, Noble e Invicta y el de Muy Benéfica desde el 23 de abril de 1894. A estos títulos habría que añadir el de Fiel, otorgado el 4 de octubre de 1808 por la Junta Suprema de Canarias, en nombre del Rey Fernando VII, en reconocimiento a su fidelidad a la Corona ante la instauración por la fuerza de la dinastía bonapartista en España.
 
          Como la figura alegórica de la Fidelidad no aparece en el escudo de la ciudad, ni existe un monumento levantado en su honor, y como estos días se cumplen 210 años de aquel acontecimiento, considero que el pueblo de Santa Cruz debe conocer aquel hecho para sentirse honrado y orgulloso de sus antepasados.
 
          En la primera semana de mayo de 1808, en Santa Cruz comenzaron a propagarse rumores de que en España estaban ocurriendo acontecimientos de carácter excepcional, pero las noticias eran confusas. El día 11 de mayo llegó un barco procedente de Cádiz por el que se supo de la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando, la caída de Godoy, y los alborotos que se estaban produciendo en ciudades y pueblos de España. El 10 de junio, por otro barco, se supo que la familia real continuaba retenida en Francia y que en Madrid se había tocado a degüello contra los insurgentes enviados por Bonaparte.
 
          Ante estas noticias verbales, en Santa Cruz se alteraron los ánimos y algunos desaprensivos entraron en un café de la plaza de La Candelaria y destrozaron unos retratos de Bonaparte que colgaban de sus paredes.
 
          Por fin, el domingo 3 de julio arribó al muelle la corbeta española Especulador, en la que viajaban comisionados de la Junta Suprema que se había constituido en Sevilla, notificando el levantamiento generalizado en la Península, el advenimiento de Fernando VII, la paz con Inglaterra, y la declaración de guerra a Francia.
 
          Con el fin de proclamar al nuevo Rey, la Corporación a las 5 de la tarde salió el Pendón de la Villa de casa del Alcalde, acompañado de todas las autoridades civiles y militares, dirigiéndose a la residencia del comandante general que sería el que encabezaría la comitiva, como presidente de la Real Audiencia. A las autoridades le precedía la música del Batallón de Infantería de Canarias y les seguían tropas de la guarnición y multitud de personas de ambos sexos. Una vez frente a la casa del alférez mayor del Ayuntamiento, José Guezala Bignoni, se tremoló el Pendón y se leyeron las siguientes palabras:
 
                    "La Villa de Santa Cruz de Santiago de las Canarias proclama y reconoce por su Rey y Señor natural y de toda la Provincia a don Fernando VII, que lo es igualmente de las Indias Orientales y Occidentales y demás Reinos y Posesiones adyacentes a la Corona de España".
 
          Este mismo discurso se repetiría en la plaza de la parroquia del Pilar, en la plaza de la Pila, frente al Castillo de San Cristóbal, en la plaza de la Iglesia y delante de la casa del Alcalde.
 
          Hubo salvas de artillería, repique de campanas en todas las iglesias, muchos vecinos engalanaron las fachadas de sus casas, y por la noche hubo iluminación general.
 
          El domingo día 10 tuvo lugar un solemne Te Deum, misa y sermón en la parroquia matriz, y por la tarde la Virgen de la Concepción fue sacada en procesión como Patrona del Reino.
 
         Al día siguiente, lunes, el alcalde fijó un bando en el que convocaba a Junta en la capilla de la Orden Tercera, anexa a la parroquia de San Francisco, con el fin de nombrar a los veinticuatro vocales que debían elegir a los dos diputados que representarían a la Villa de Santa Cruz en la constitución de la Junta Gubernativa, a celebrar en La Laguna el 11 del mismo mes. Hecho que se recuerda en una placa colocada junto a la puerta de entrada de la citada capilla.
 
          El día 21, el capitán Juan Tabares, secretario de la Junta, trasmitió orden para que los alcaldes ordinarios y sus corporaciones prestaran juramento de fidelidad a Fernando VII. Aunque Santa Cruz ya se había adelantado, la ceremonia se formalizó y se envió certificación de ello.
 
          Como Santa Cruz fue la primera población del Archipiélago que proclamaría su fidelidad a la Corona de España, desde el momento en que se tuvo noticia de la instauración por la fuerza de la dinastía bonapartista, la Junta Suprema de Canarias, en sesión celebrada el 4 de octubre de 1808, en nombre de la autoridad real reconoció el significado del hecho y acordó conceder al Ayuntamiento de Santa Cruz el siguiente privilegio:
 
                    "La Junta Suprema de estas Islas, entregada en los primeros momentos que siguieron a asegurar la Provincia, restablecer el extinguido erario público, reunir los pueblos y las opiniones, e instruir a todas las clases del Estado sobre sus deberes patrióticos, no podía atender desde luego a otros objetos importantes que también exigían su desvelo.
 
                    Cuando la borrasca hubo desaparecido y se tranquilizaron los movimientos impetuosos, pero necesarios, de la lealtad y la actividad de las urgencias, recibimos las plausibles noticias que el público de esa Villa no ignora.
 
                     Las famosas batallas de Baylén y de Valencia, las repetidas victorias de Zaragoza y otras muchas que han cubierto de gloria el Nombre Español y la aprobación que la Junta Suprema de Sevilla daba al establecimiento de la de esta Capital y a sus operaciones, no nos permitieron ya más tardanza en hacer partícipes de nuestro gozo y respectiva gratitud a los Pueblos leales de estas Islas.
 
                    Ha visto pues la Junta, no sin especial satisfacción, que en el examen comparativo que se hizo de los méritos de cada uno, sobresalían en general los de esa Noble Villa, teatro glorioso en que brilló, más que en otro alguno, el amor al Rey y a la Patria. Cierto es que las circunstancias proporcionaron a Santa Cruz dar un testimonio más auténtico de su virtud y decidido valor, pero no lo es menos que logró el honor de arrastrar y destruir aquella pérfida opinión, que, fortificada con la prepotencia, intentó violar la fidelidad de las Canarias.
 
                   A consecuencia, esta Junta Suprema, en recompensa y para perpetua memoria de la lealtad de esa Plaza y Villa, ya acreditada con haber en otro tiempo merecido de la Real Piedad el título de Leal e Invicta, ha acordado que en el centro de sus Armas pueda poner un sobreescudo con la figura alegórica de la Fidelidad, o más bien y para mayor notoriedad, levantar una Columna, en cuya base se lea la inscripción adjunta u otra que contenga igual sentido.
 
                    Pondrá V. en nombre de ese Ilustre Ayuntamiento este oficio, haciendo que nadie ignore la Gracia que a nombre de Nuestro Rey y Señor don Fernando VII dispensamos a la muy Noble e Invicta Villa de Santa Cruz de Santiago.
 
                    Dios guarde a V. muchos años.
 
                    Ciudad de La Laguna, Capital de Tenerife, a 4 de octubre de 1808.
 
                 Firmado: El Marqués de Villanueva del Prado, Dr. Dn. Josef Martínez. Pedro José Bencomo. El Marqués del Sauzal. Marcos de Urtusaustegui. Bartolomé Agustín González de Mesa. David O'Daly. Fr. José González y Soto. Secretario. Juan Tabares".
 
          El 18 de octubre de aquel mismo año, el Alcalde Real de Santa Cruz, don Miguel Bosq Assier ordenaba publicar un Bando con los términos citados para que los santacruceros conociesen el honor que les hacía la Junta Suprema; Bando que se leyó en todos los barrios y se fijó en los lugares de costumbre.
 
  
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