Un interés por el vacío

 
Por Ana María Díaz Pérez (Artículo incluido en el catálogo de la exposición “El Vacío”, de Antonio Díaz. Octubre de 2017).
 
 
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Material: Gres.    Dimensiones: 32 x 19 x 47 cm.
 
         
          El Horror vacui, voces latinas que significan "miedo al vacío", es un término atribuido al crítico de arte italiano, Mario Praz (Roma 1896-1982) para referirse a la abigarrada estética de los interiores de la época victoriana inglesa;  no obstante, ese horror al vacío no es propio ni de los estilos artísticos del medievo, ni de los siguientes, y tampoco de la etapa de la Reina Victoria, ya que en el transcurso de la Historia ha sido utilizado en el ámbito artístico por distintas civilizaciones desde la Antigüedad (Cienciarte. "Horror vacui", 13 de marzo de 2011). En síntesis, consiste en rellenar con profusión un espacio que no contiene nada.
 
          Sin embargo, no se puede decir lo mismo del tema que explican las páginas de este catálogo, porque no goza de tradición, pues como ha afirmado, de manera tan acertada, la Dra. Nuria Delgado Navalpotro (“El hueco como herramienta del trabajo escultórico: la presencia del vacío en la escultura”. Tesis Doctoral. Departamento de Escultura, Facultad de Bellas Artes,  Universidad Complutense de Madrid, 2011) “la obra contemporánea carece de pasado histórico”. 
 
          Teniendo en cuenta esta opinión, al igual que existe la preferencia por ocupar un área con cantidad de elementos, algunos artistas se sienten atraídos por todo lo contrario, tal es el caso del escultor Antonio Díaz Pérez, quien ha realizado una creación, que ya han comentado con autoridad los que me han precedido en esta presentación, en la que el interés por el vacío ha generado esta colección que engloba todo un proceso iniciado en 1999 y concluido en 2017 con signos evolutivos y en la que las obras no poseen título por su deseo de que la imaginación del espectador pueda volar libremente.
 
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Material: Bronce.    Dimensiones: 7 x 3 x 10,5 cm.
 
          Las piezas elaboradas por Antonio Díaz marcan un espacio interno absolutamente desocupado, mas éste presenta una estrecha vinculación con el exterior, porque esas figuras externas, inspiradas en los callados de las playas canarias, se comunican con sus despejados interiores a través de ranuras que posibilitan la penetración de la luz, e incluso, en ocasiones, mediante una escalera que conduce a esa interioridad vacía, por lo tanto, lo palpable, y lo imperceptible acotado en unas dimensiones desprovistas de objetos, conforman volúmenes en  los que se funden la forma, el espacio y el material empleado.
 
        Así como la abundante decoración se comprende fácilmente con una simple mirada, el concepto de vacío en la escultura encierra quizás una mayor dificultad de entendimiento, por la sencilla razón de que ese hueco desocupado no es perceptible a la vista al quedar delimitado dentro de la obra.
 
          El espacio en el arte juega un papel importante, de modo que en la actualidad supone un motivo de atención, tanto es así, que en la  revista informativa Guggenheim Bilbao 1997-2017, sobre su programación verano-otoño del año en curso, se anuncia una próxima muestra que se podrá visitar desde 5 de diciembre de 2017 hasta el 8 de abril de 2018 y que lleva por título genérico EL ARTE Y EL ESPACIO, contemplándose en la contraportada, sin título, una "Habitación de alabastro (1993)" realizada por la escultora donostiarra, Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956). Aprovechamos la ocasión para felicitar a este conocido centro museístico vasco por su exitosa trayectoria a lo largo de una veintena (octubre 1997-2017).
 
          Por mi grado de consanguinidad con el autor de esta exposición no sería ético por mi parte emitir valoración alguna acerca de su producción, porque el fraternal cariño que le profeso no me permitiría ser lo suficientemente objetiva, no obstante, como fiel seguidora de su ejecución, sí quisiera expresar que Antonio Díaz Pérez durante años ha modelado con verdadera dedicación y pasión la representación de EL VACÍO, convirtiéndolo, aunque parezca contradictorio, en el contenido de sus esculturas. 
 
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Materiales: Gres y acero corten.    66,5 x 101 cm.
 
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