Palabras pronunciadas en el homenaje a Esmeralda Cervantes en la calle Bernabé Rodríguez

 
Por José Manuel Ledesma Alonso. (Calle Bernabé Rodríguez, Santa Cruz de Tenerife, 12 de abril de 2016.)
 
 
          Miembros de la Corporación Municipal,, Compañeros de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, Señoras y Señores.
 
          Santa Cruz de Tenerife tuvo la suerte de escuchar en varias ocasiones, los sonidos divinos que Esmeralda Cervantes obtenía con su Arpa. 
 
          La primera vez, cuando tenía 19 años, precedida de una gran fama mundial, dio tres conciertos en el Teatro Municipal.
 
        A partir de este instante, Esmeralda simpatizó tanto con nuestra tierra y con nuestra gente que, cuando el barco que la llevaba o traía de América hacía escala en Tenerife -como era habitual en aquellos tiempos- nos deleitaba con uno o varios conciertos.
 
         Al cumplir los 40 -ya casada- se queda a vivir de alquiler en una casa de esta capital, en el número 25, de la calle de La Rosa, donde se dedica a dar clases particulares de solfeo, piano, canto y arpa.
 
          Y, a los 57 años, después de haber recorrido todo el mundo recogiendo aplausos, distinciones y simpatías, se queda definitivamente entre nosotros, pues se encontraba agotada y enferma. Adquieren  un viejo caserón en esta calle Bernabé Rodríguez, lo derriban, y en un solar de unos 1.200 metros cuadrados, construyen un chalet con jardín, huerta, y casa para el servicio. 
 
         Durante su estancia, Esmeralda brinda su apoyo, su experiencia y su arte a varias asociaciones, ofrece conciertos benéficos, y forma parte de diversos jurados, hasta que una hemiplejia la deja inválida, cuando tenía 64 años de edad. 
 
          Recién cumplidos los 65 años, sufre una hemorragia cerebral y,  a los pocos días, fallece en su domicilio. 
 
          Era el 12 de abril de 1926, el mismo día y mes de su triunfal debut en Viena, hacía 52 años.
 
          En contraste con su éxito, Esmeralda no ha sido reconocida como se merece, pues ni placas ni distinciones la recuerdan. Sólo esta Ciudad le ha puesto una calle con su nombre.
 
          Y, hoy, al cumplirse el 90 aniversario de su fallecimiento, la Tertulia Amigos del 25 de Julio, con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago de Tenerife,  le rinde homenaje con el descubrimiento de una placa conmemorativa en el mismo lugar en que se encontraba su domicilio.
 
          Confiemos que sirva para recordarnos que aquí vivió sus ocho últimos años de su vida, y lo hizo por amor a esta tierra y a su gente.
 
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