El 218 aniversario del ataque de Nelson a Santa Cruz

 
Por Alastair F. Robertson  (Publicado en inglés en Tenerife News el 21 de agosto de 2015). Traducción de Emilio Abad
 
 
 
          Cuando lea estas líneas, el 25 de julio ya habrá quedado bien atrás, pero aun vale la pena contar la historia de la conmemoración de este año sobre la heroica defensa de Santa Cruz contra los invasores británicos.
 
          En caso de que aún no lo sepa, o si  es usted  nuevo en la Isla, o está de vacaciones y no conoce su Historia, como me ocurría a mí hace unos pocos años, se encuentra usted donde, el 25 de Julio de 1797, el gran héroe británico, Nelson, llevó a cabo un intento de ocupación de las Islas Canarias. Durante las guerras napoleónicas. España era aliada de Francia y en consecuencia un objetivo legítimo. PERO… Nelson no sólo fue derrotado, sino que fue aquí, en Tenerife,  donde perdió su brazo, como consecuencia de haber sido herido, y fue llevado de vuelta a su barco antes de que ni siquiera pudiera poner el pie en la playa.
 
          Para los tinerfeños es éste el hecho más importante de su historia (exceptuando la conquista en 1496), que se conmemora anualmente con una serie de actos que incluyen una misa en honor de su santo patrón, Santiago, y una recreación de la batalla.
 
          Este año la publicidad ha sido muy intensa, lo que fue un incentivo para los organizadores. Los cuatro periódicos más importantes publicaron artículos y reportajes, con frecuencia a diario, y a veces con dos artículos  en  una sola edición, a partir del 19 de julio y hasta el mismo día 25.
 
       La conmemoración comenzó el viernes 17 en el Museo Militar de Almeyda con la inauguración de una exposición sobre el ataque de Nelson, que permanecerá abierta hasta el 30 de agosto. Esta muestra es un añadido a la exposición permanente situada en el primer piso, con un espectacular diorama con luz y sonido y comentarios en inglés. La exposición está enfocada a realzar el papel jugado por las mujeres de Santa Cruz. Mientras las tropas británicas trepaban a las elevaciones existentes detrás del fuerte de Paso Alto, los españoles hacían lo mismo en las alturas del lado opuesto del valle para bloquearlas. Hubo una espera de muchas horas bajo un sol abrasador; los británicos padecieron sed y hambre, pero los españoles fueron asistidos por las “aguadoras”, las mujeres que repartían el agua en la población, quienes subieron a la colina, que tiene una pendiente de unos 60º, cargadas de comida y agua para reanimar y apoyar a sus tropas. Los británicos se vieron forzados a retirarse, sufriendo unas pocas bajas en la acción. Se exhiben también copias de documentación, armas de fuego y espadas de la época, así como retratos de los principales protagonistas: Nelson y Gutiérrez, que era quien mandaba las tropas de la isla.
 
          En la tarde del jueves 23, el Museo Militar de Almeyda presenció el ensayo final de la recreación de la batalla, llevada a cabo por los componentes de la Asociación Histórico-Cultural Gesta del 25 de Julio. Soldados de los bandos enfrentados practicaron movimientos, se entrenaron en la carga y limpieza de sus mosquetes al recibir las órdenes oportunas y recibieron instrucciones de disparar con un ángulo de `puntería alto para evitar accidentes. Aunque se usaban cartuchos de salva, la pólvora era real. Los diversos edificios del Museo sirvieron para que los hombres se entrenaran en la lucha callejera, y la Biblioteca Militar representó el convento de Santo Domingo, el lugar en el que se refugiaron los soldados británicos, perdidos y desorientados en el laberinto de las oscuras calles de la ciudad.
 
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 El camino que siguieron las aguadoras
 
 
          En la noche del viernes 24, cuando se acercaba el momento del verdadero ataque, que tuvo lugar en las primeras horas del 25 de julio de 1797, comenzó la batalla. La escena culminante, el desencadenamiento de la recreación tuvo lugar en la Plaza de Candelaria, donde la gente se fue reuniendo dando pocas muestras de actividad hasta que el general Gutiérrez y uno de sus comandantes se dirigieron al pueblo desde el balcón del Palacio de Carta. Entonces, de repente se empezaron a escuchar disparos de mosquete desde una algún lugar en la parte trasera. Los ingleses se estaban aproximando desde la calle Dr. Allart. Los españoles, atentos a la situación, se desplazaron para enfrentarse a sus enemigos. No mucho tiempo después de que se empezaran a oír los disparos, los ingleses se  acercaron a la Plaza desde dos direcciones: la calle Cruz Verde y la calle Candelaria. Una solitaria voz británica gritó “¡Larga vida al rey Jorge!” y “¡Tenerife para Inglaterra!”, y hay que rendir homenaje a la tolerancia y humanidad mostradas por los tinerfeños, pues el autor del grito solitario (que permanecerá anónimo) no fue atacado y molido a palos. Mientras tenía lugar un intenso intercambio de fuego de fusilería, los ingleses, tras una fuerte resistencia, fueron obligados a entrar en el Palacio de Carta, que simulaba ser el Convento de San Francisco, donde los británicos se refugiaron realmente en 1797. Hubo un tremendo estampido de cañón, al que hicieron eco los gritos de alegría de la multitud, y luego los ingleses se rindieron. El “comandante Troubridge”, que estaba al mando de las fuerzas británicas de desembarco, con los ojos vendados, fue conducido a firmar la capitulación. (Todos los años se produce el ataque británico, y todos los años somos vencidos, ¿por qué no nos rendimos de una vez?))
 
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Tropas británicas batiéndose en retirada
 
          El sábado 25 fue el día dedicado a la Historia en la Alameda, en la Plaza de España. Se acotó una zona en la que se hacían demostraciones de trabajos manuales de tiempos ya lejanos, con soldados españoles en uniformes de época controlando el acceso de la gente, permitiendo visitas guiadas de grupos de entre 10 y 15 personas para ver, entre otras cosas, como se hacía la comida, cómo se preparaba una pluma de ave para escribir, y aprender a hacerlo con ella, el trabajo de un herrero y los tipos de tiendas de campaña y equipos usados por los ejércitos de 1797. Una banda de música del Ejército actual, con gaitas, abrió los actos y un cañón disparó por encima del lago cada hora en punto; estar demasiado cerca era algo más que una desagradable experiencia.
 
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... y la banda tocó.
 
          A las 7 de la tarde, miembros de la Tertulia Amigos del 25 de Julio depositaron una corona de flores, como hacen todos los años, al pie del busto del hombre que salvó Tenerife, el general Gutiérrez, que mandaba las tropas de la Isla y que utilizó de la mejor forma posible los escasos recursos con que contaba. Luego, a las 7:30, frente a la Iglesia de la Concepción, una Unidad del Ejército actual desfiló marcialmente y fue revistada por el General Jefe del Mando de Canarias. Hubo disparos de cañón en los momentos oportunos, y después todos los presentes entraron en la Iglesia para oír misa. Tras ella, una imagen de Santiago salió en procesión por las calles y pasó junto al busto de Gutiérrez, donde se había alineado la Tertulia para contemplar como el Alcalde de Santa Cruz depositaba otra corona en honor de aquel gran hombre. Santiago regresó a su iglesia y los invitados se reunieron en el Museo de la Naturaleza y el Hombre para compartir bebidas y tapas, que fueron un agradable colofón al que podría ser el día más importante en el calendario de Tenerife.
 
          Venga a Santa Cruz el próximo año para pasar un día y una noche interesantes y entretenidos.
 
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