El 25 de Julio y el General Gutiérrez

 
Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en el Diario de Avisos el 21 de julio de 2015).
 
 
 
6-Gutiérrez 1 Custom Custom
 
          No es de más el recordar una breve síntesis biográfica del General Gutiérrez en la efemérides del 25 de julio. El 25 de julio de 1797, fecha transcendental del ataque de Santa Cruz de Tenerife efectuado por la escuadra inglesa al mando del contralmirante Horacio Nelson y su derrota a manos de las tropas comandadas por el general Gutiérrez, protagonista principal de la Gesta que abanderó la defensa de Santa Cruz al frente de los “valientes nivarios que tuvieron la gloria de derrotar a un enemigo poco acostumbrado a ser vencido” y que lo lograron bajo su mando.
 
          Don Antonio Gutiérrez González-Varona, que en numerosa documentación gusta apellidarse Gutiérrez de Otero, así como anteponer el dictado de Don, nació en la villa de Aranda de Duero (Burgos) el 8 de mayo de 1729. Su apellido de Otero le provenía de su tatarabuelo don Pedro Gutiérrez de Otero Santayana, que a comienzos del siglo XVII quiso dejar demostrada su hidalguía al pleitear con la Real Chancillería de Valladolid. Don Antonio era castellano de pura cepa y cristiano viejo, expresiones que cierta historiografía tendenciosa, trasnochada e inmovilista tergiversa de manera torticera queriendo ver fantasmas donde no existen. Algunos autores le han denominado Juan Antonio, error que parte desde Nelson, aunque su nombre completo era Antonio Miguel como consta en su partida de nacimiento.
 
          Su vida y carrera militar está ligada principalmente al Regimiento de Infantería de Mallorca. No había conocido otra forma de vida que la de la milicia, pues había comenzado a servir al Rey a muy tierna edad al amparo de su padre, don José Gutiérrez Verges, coronel de Infantería agregado al Regimiento de Milicias de Burgos. A los 14 años ya era teniente de dicho Regimiento, con el que marchó en campaña a Italia, durante la cual, en 1746, fue ascendido a capitán. En Italia permaneció hasta la firma de la Paz de Aquisgrán en 1748. En 1761 fue nombrado Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de Mallorca, destinado en Zaragoza, desde donde pasó a San Sebastián y La Coruña.
 
          Cuatro años después su Regimiento fue enviado a Río de la Plata, incorporado al ejército de don Pedro de Ceballos, gobernador de Buenos Aires. Fue en tierras americanas donde obtuvo la graduación de teniente coronel, poco antes de que el capitán general de Montevideo, don Francisco de Paula Bucareli, le concediera el mando de las tropas de desembarco que desalojaron a los ingleses de las islas Malvinas. En 1772, graduado de coronel, y continuando en el mismo cargo de Sargento Mayor de su regimiento, regresó a España, pasando de guarnición a Cataluña. Tres años más tarde fue destinado al Regimiento Inmemorial del Rey, con cuyo primer batallón tomó parte en la expedición a Argel, en la que fue gravemente herido. Nombrado luego coronel del Regimiento de Infantería de África, pasó de guarnición a Orán, donde en 1781 ascendió a brigadier. Toma parte en la reconquista de Menorca y en el bloqueo de Gibraltar, hasta que en 1783 su regimiento embarca para Cartagena y pasa de guarnición a Madrid. Estando en la Corte, sin que precediera solicitud suya, Carlos III lo nombra Comandante Militar de Menorca y Gobernador de la plaza de Mahón, siendo elegido por S. M. entre los propuestos para dicho gobierno. Más tarde, por ausencia del conde de Cifuentes, le sustituye interinamente en la capitanía general de Baleares desde 1787 a 1790.
 
          En octubre de este último año es cuando Carlos IV le confiere el empleo de mariscal de campo y le nombra Comandante General de las Islas Canarias. Es en diciembre de 1793 cuando alcanza el grado de Teniente General de los Reales Ejércitos.
 
          Los documentos anteriores al período canario del general Gutiérrez destacan la pericia, prudencia, sagacidad, valor y coraje del insigne militar que los poetas canarios resaltarán con posterioridad en diversos poemas.
 
          Recordar al general Gutiérrez es rememorar gloriosos acontecimientos de la historia de España: la toma de las Malvinas (1770), la recuperación de Menorca (1782) y la derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife (1797). De la defensa de Tenerife, al frente de la cual estuvo el general Gutiérrez, proviene el realce de su figura, que a su vez se potencia por la transcendencia de la personalidad del vencido: Nelson, uno de los héroes británicos de mayor proyección universal, quien sufrió la más grave de las derrotas en Santa Cruz de Tenerife. Horacio Nelson escribió en la noche del 24 de julio de 1797: “Esta noche, yo, humilde como soy, tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo el fuego de las baterías de la ciudad y mañana, probablemente, será coronada mi cabeza con laureles o con cipreses”. Aquella misma noche, Antonio Gutiérrez reunió a sus oficiales y, tras las medidas y órdenes, añadió: “Por mis años, soy el más antiguo de los combatientes y, por ello, reclamo el honor del primer puesto en la lucha para ofrendar mi vida por la Patria”.
 
          Por fortuna, ni los laureles ni los cipreses coronaron a Nelson ni a Gutiérrez le fue exigida la vida. El almirante inglés calificaría la conducta del general Gutiérrez de “generosa y noble”. Y un poeta anónimo canario le dedicaría en su fallecimiento los siguientes versos:
 
               “Expiró, gran confusión, // murió, desgracia fatal, // el invicto General // Gutiérrez, el campeón. // Tenerife, en oblación // sus lágrimas le tributa. // Época hará sin disputa // entre sus predecesores / hasta que sus sucesores // le eclipsen con su conducta”.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -