Las devociones populares en Santa Cruz de Tenerife

A cargo de Ana María Díaz Pérez  (Resumen de la conferencia pronunciada el 16 de marzo de 2013 en la Iglesia de San Francisco, Santa Cruz de Tenerife).

 

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           Quiero agradecer a la Asociación TuSantaCruz la invitación a impartir esta conferencia y también al Sr. Párroco de este templo de San Francisco de Asís por cedernos este espacio de tanta tradición histórica y belleza artística.

          Es la primera vez que llevo a cabo una disertación en un recinto eclesiástico y  a una hora temprana, las 10 de la mañana, por consiguiente constituye para mí toda una experiencia religiosa y horaria. En un  principio se iba a efectuar un recorrido por la iglesia de San Francisco y de El Pilar, pero debido a que en este último espacio se desarrollarían algunos actos, TuSantaCruz, decidió cambiar el recorrido por esta conferencia, determinación muy acertada, ya que esta Asociación cuenta con el Dr. Carlos Castro Brunetto, profesor titular del departamento de Historia del Arte de la ULL, que es toda una autoridad en temas franciscanos.

          Entre las devociones populares de la capital tinerfeña, en esta ocasión, y próxima ya la Semana Santa, destacamos dos imágenes de gran arraigo devocional, nos referimos al Cristo de las Tribulaciones y a Ntra. Sra. de las Angustias, de las que hablaremos más adelante.

          Pero dado que toda devoción tiene un motivo, apuntamos algunas causas que fueron el motor de arranque del fervor del pueblo canario hacia determinadas representaciones pictóricas o escultóricas, tales como las enfermedades, con o sin carácter epidémico, la sudoración de una imagen -se entiende por sudor unas gotas que descendían por el rostro de un cristo, virgen o santo; el proceso era siempre el mismo, ya que después de intentar averiguar si el extraño líquido era agua o aceite, con resultado negativo, se llegaba a la conclusión de que se trataba de un milagro-, sin dejar de mencionar otras calamidades, sirvan de ejemplo, periodos de sequía y sus consecuentes hambrunas, las plagas de langosta, las erupciones volcánicas, etc…

          El Archipiélago Canario sufrió distintas epidemias, siendo algunas de las que más atemorizaron a la población, la peste bubónica, la fiebre amarilla, la viruela y el cólera morbo-asiático, entre otras. No era para menos, pues el cuadro clínico que experimentaban los cuerpos de los afectados de estas patologías era espeluznante. Asimismo, los isleños padecieron dolencias, carentes de epidemicidad, oculares, óseas, de garganta, etc… No obstante, debido a que la medicina no ofrecía las soluciones esperadas, el siguiente recurso era la religión; así pues, el deseo de personificar a  los patronos de los diferentes males a los que dirigir sus plegarias para que los librase o los curase de aquellos horribles padecimientos, condujo a la órbita artística, y, de esta manera, se inicia la proliferación de obras de arte, invocándose entonces a San Sebastián, San Roque y San Lázaro durante las epidemias reinantes, o a Santa Lucía,  San Amaro, San Blas, etc… en el caso de las enfermedades no contagiosas, propiciando el creciente aumento de obras pictóricas y escultóricas, y normas conciliares en lo que a la iconografía se refiere.

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          Hemos dicho al principio de esta charla que dentro de unos días se rememora la Pasión del Redentor, y en este contexto de la cristiandad entresacamos dos imágenes que gozan de gran devoción popular por los santacruceros: el Señor de las Tribulaciones y Ntra. Sra. de las Angustias, ya citadas con anterioridad. La primera de ellas se custodia en el retablo de su nombre, localizado en la cabecera de la nave de la Epístola de la parroquia en la que nos encontramos; este busto foráneo, del siglo XVIII, que en la actualidad está siendo motivo de estudio para conocer con exactitud no sólo el material en el que fue realizado, sino también su posible procedencia, “sudó” en el domicilio de D. José Carta, quien lo había llevado hasta allí para que sanase a su esposa por encontrarse muy enferma tras haber sufrido un accidente. Mas la fe depositada en el Cristo de las Tribulaciones también se halla estrechamente vinculada al ámbito sanitario, pues cuando el vapor italiano Remo trajo a Santa Cruz de Tenerife, en 1893, el cólera morbo-asiático, se le atribuye a este Ecce Homo la detención de la epidemia en el barrio de El Toscal, mientras azotaba con crudeza otras zonas de la capital. Fue por ello que su nombre sustituyó al de la calle de Oriente, vía transversal a las de San Francisco y La Rosa. Finalmente, en el año 2011 el Excmo. Ayuntamiento capitalino concedió el título de Señor de Santa Cruz a esta venerada imagen.

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          Vemos en esta diapositiva la otra talla, de candelero, también muy querida por los fieles, Ntra. Sra. de las Angustias, que se halla en el altar homónimo de la iglesia de Ntra. Sra. de El Pilar. De acuerdo con el estudio realizado por el profesor titular del departamento de Historia del Arte de la ULL, Dr. Gerardo Fuentes Pérez,  análisis que forma parte de su tesis doctoral, El Clasicismo en la Escultura, se trata de una obra, de estilo clasicista y de 1´50 m. de altura, salida de la gubia (1804) del entonces sacerdote, natural de esta ciudad, Miguel Arroyo Villalba, en la que se refleja la influencia lujanesca, pues su autor le elevó las cejas impetuosamente hasta hacerlas coincidir con las líneas de la nariz y dibujar la conocida Y griega, una de las repetidas características del imaginero grancanario José Luján Pérez. Es llamada La Republicana, porque al proclamarse la II República española en 1931, los concejales se negaron a abonar los honorarios a la banda de música para que tocase durante el recorrido de la procesión acompañando a la Virgen, por lo que el alcalde accidental, el republicano Emilio Calzadilla, decidió pagar a los músicos de su peculio, así que éstos, en agradecimiento a su dadivoso gesto, determinaron interpretar una pieza musical que estuviese entre las preferidas de dicha autoridad municipal, de este modo eligieron el Adiós a la vida, de la ópera Tosca de Giacomo Puccini. Este hecho acrecentó aún más la piedad popular.

          Tanto el Cristo de las Tribulaciones como la Virgen de las Angustias son los protagonistas de sendas procesiones de su titularidad, partiendo obviamente de sus respectivas parroquias e incluyendo en el trayecto, la primera -Martes por la tarde- , la calle homónima, y, la segunda -Viernes al mediodía-, la vía dedicada al que fuera Presidente provisional de la Corporación Municipal capitalina, el ya mencionado Sr. Calzadilla, dándose cita también ambos pasos en la Procesión Magna del Viernes Santo.

            Muchas gracias por su asistencia y atención.

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