El muelle Norte (Puerto y puerta - 100)

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 10 de marzo de 2013).

 

          El tema escogido para esta semana tiene que ver con nuestro cotidiano pasear por la avenida de Anaga. Aparte del carácter deportivo, o el que cada uno quiera otorgarle, mucho apreciamos el apaciguado andar, avistando la diversidad del paisaje que propicia el tráfico portuario.

          El pasado viernes, tras visualizar la dinámica de las obras de la Vía Litoral, amplié la colorista estampa que ofrecían los muelles, especialmente el del Sur, que se adornaba con los cruceros de turismo ahí atracados. Y la mirada se detuvo en el muelle Norte, que acoge al correíllo La Palma que luce su centenaria figura; parecía inamovible aquel cuadro, rebosante de historia, integrado en el complejo portuario de Santa Cruz de Tenerife.

          Todavía no había advertido que el próximo día 13 se cumplen veintisiete años desde cuando el entrañable correíllo llegaba, para quedarse, al puerto tinerfeño. Avisado, regreso a la crónica del DIARIO (14.03.1986) que nos sitúa en aquel tiempo; sólo unos escogidos retazos: “En la estela del remolcador Tamarán, ayer tarde enfilaba de nuevo la bahía santacrucera el vapor La Palma, tras una travesía de nueve horas de duración; la arribada coincidió con la de la fragata Danmark. La sirena del Real Club Náutico de Tenerife rindió su sonoro mensaje de bienvenida; y el remolcador Algeciras lanzaba chorros de agua”. Iniciaba su testimonial, esperanzado, periplo.

          En la ocasión en que se conmemoraba las bodas de plata de su permanencia, especulábamos  sobre cuantas alternativas ofrece su valor patrimonial, que se compendian en los objetivos trazados por la Fundación Canaria que lleva su nombre, en íntima conexión con el Cabildo. Sea lo que sea, siempre queda su relación con el tan demandado Museo Marítimo.

          Por cierto, coincidiendo con la llegada del buque, el Cabildo de Tenerife, presidido entonces por José Segura, inicialmente tenía previsto que el propio correíllo fuera el Museo de la Navegación Canaria. Se afirma en las siguientes líneas: “Este Museo, de próxima creación, será instalado en el correíllo La Palma, uno de los antiguos correíllos que realizaban el servicio de pasajeros entre las Islas y que constituye en sí mismo una valiosísima pieza representativa del pasado inmediato de nuestras comunicaciones marítimas”.

          Una alternativa que nos invita a considerar las palabras de nuestro admirado Ricardo Génova: “Cuando clausuremos la presente exposición (Exposición Marítima V Centenario de Santa Cruz de Tenerife), debemos empezar a pensar, planear y llevar a la práctica el Museo Marítimo”. Fue en el mes de marzo de 1995.

          Posiblemente, éste era el motivo que me hizo retener la mirada en el muelle.

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