Monumentos (30). A Kazimirz Sapiéha

Autor: José Manuel Ledesma Alonso
Publicado en el Diario de Avisos el 20 de julio de 2025

 

          El monumento erigido al príncipe heredero de Polonia, Kazimirz Sapiéha en la plaza Melchor P. Alonso, frente a la entrada del barrio de María Jiménez, junto a la autovía de San Andrés, levantado por la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, el 28 de marzo de 2012, consta de una placa de mármol, colocada sobre un monolito de sillería basáltica, en la que aparece dibujado el Escudo de Armas de la Familia Sapiéha-Kodenski, con la leyenda: Cruz Mihi Foederis Arcus -La Cruz es mi Arca de la Alianza-

          El príncipe Kazimirz Sapiéha-Kodenski, de 27 años de edad, llegó a Santa Cruz de Tenerife, el 20 de febrero de 1909, en compañía de sus dos hermanos menores, León y Alexander, de 26 y 21 años, respectivamente, a pasar las vacaciones, hospedándose en el Hotel Orotava, en la plaza de La Candelaria.

          Santa Cruz de Tenerife celebraba por esos días las fiestas de Carnaval, por lo que los tres distinguidos huéspedes asistieron a casi todos los espectáculos que se celebraron. La tarde del día 23, martes de carnaval, alquilaron en el Club Tinerfeño -Náutico- el balandro Bernardo Barrera, patroneado por Rafael Arnay y el marinero José Megolla, con el fin de llevar a cabo una excursión marítima por la bahía, hasta llegar a la playa de San Andrés, “lugar donde ese día solía ir la gente joven y divertida.”

          De regreso a Santa Cruz, el príncipe pidió timonear la embarcación, la cual viajaba a toda vela para aprovechar el fuerte viento favorable. Al pasar frente al lugar conocido como el Trabuco, en el Bufadero, un golpe de mar la hizo zozobrar y todos los pasajeros cayeron al agua y, ante la imposibilidad de ganar la costa a nado, comenzaron a solicitar socorro. Cuatro, de los cinco tripulantes que viajaban a bordo del balandro, fueron recogidos por Salvador Morales, un pescador de la zona que se encontraba faenando cerca del lugar del accidente, trasladándolos en su barca al núcleo vecinal de María Jiménez, donde una familia les ofreció ropa y comida a los jóvenes náufragos; sin embargo, el cuerpo del príncipe Kazimierz no tuvo la misma suerte, pues se cree que, en el momento del bandazo, recibió un golpe en la cabeza y fue arrastrado por las corrientes marinas.

          A la búsqueda se sumaron varios botes de la Comandancia de Marina y de la Dirección de Sanidad del Puerto, con personal especializado, sin que pudieran encontrar su cadáver. En el suceso intervino el Juzgado de Instrucción de Marina y los trámites burocráticos los llevó el cónsul de Italia, Sr. Galati. El gobernador civil, Joaquín Santos y Ecay, le entregó a Salvador Morales un diploma del Ministerio de la Gobernación, en el que se le agradecía la labor de rescate llevada a cabo con los náufragos.

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