Entrevista a Pedro Ontoria en La Opinión

Por Ylenia Lorenzo  (Publicado en La Opinión el 14 de mayo de 2012).

Una placa rota por el general

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Junto al busto del general Gutiérrez, en la calle santacrucera que lleva su nombre, hay una placa que lo recuerda y que fue rota. Pedro Ontoria denuncia que aún no ha sido arreglada (Foto J.L.González)

 

          El 25 de julio de 1797, Santa Cruz se enfrentó a su mayor batalla. Por aquella época los ingleses veían a la capital como una fuente de riqueza. El almirante de la Real Marina de Guerra Británica Horacio Nelson encabezó el ataque. Sin embargo, se encontró con "un humilde" enemigo, el general Antonio Gutiérrez de Otero González Varona. Hoy se cumplen 213 años de la muerte de Gutiérrez. Es en este día cuando el que fuera comandante general de Canarias debe enfrentarse a su peor adversario: el olvido.

          El historiador Pedro Ontoria conmemora el aniversario de su fallecimiento contando la historia real del personaje que hizo que el Archipiélago no fuese inglés. Sin embargo, el relato de este escritor comienza con melancolía. El general Antonio Gutiérrez fue la única persona que derrotó a Horacio Nelson y que libró a las Islas de Gran Bretaña en La Gesta de 1797. A pesar de ser un héroe, hoy solo se recuerda en una pequeña placa, que encima está rota, junto a su diminuto busto, así como con una minúscula calle con su nombre en Santa Cruz de Tenerife.

          Por el contrario, su enemigo Horacio Nelson es recordado en una vía de la capital que mide unos 500 metros, un reconocimiento otorgado por los isleños a pesar de intentar invadir Santa Cruz de Tenerife.

          Sentado en uno de los bancos ubicados junto al busto del general Gutiérrez, Pedro Ontoria, miembro de la Tertulia Amigos del 25 de julio de 1797, mira con tristeza la mitad de la placa que acompaña al humilde monumento de este héroe. La otra mitad fue destrozada "por unos gamberros" en diciembre. Debido a la controversia que existe entre el protagonismo que tiene Horacio Nelson en la calle santacrucera frente a la vía de Gutiérrez, comenta que las denominaciones "hay que juzgarlas en su contexto urbanístico y cronológico". "Cuando el 6 de julio de 1883 dieron el nombre a la vía del general era una de las más dignas de la capital".

          Sí lamenta que la calle General Gutiérrez se quede corta para la importancia del personaje. También le entristece que la juventud "pase" de los acontecimientos históricos y que "no se preocupe por estas cosas". "En los colegios e institutos canarios debe darse a conocer la historia del Archipiélago. Ahora bien, sin olvidar la del resto del país, porque las Islas forman parte de España", comenta el escritor.

          Antonio Gutiérrez de Otero nació en Aranda de Duero (Burgos) el 8 de mayo de 1729. De niño, con solo siete años, ingresó en el Ejército de la mano de su padre, coronel de Infantería José Gutiérrez Verges, que estaba agregado al Regimiento de Infantería de Milicias de Burgos. A los 14 años era teniente y se trasladó a Italia a participar en las campañas de la Guerra del Segunda Pacto de Familia. Su precocidad se confirma poco después, pues con solo 17 años ya era capitán, según otro de los miembros de la Tertulia Amigos del 25 de julio de 1797, Luis Cola, cronista oficial de Santa Cruz.

          En 1761, con 32 años, Gutiérrez fue nombrado Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de Mallorca, desde donde pasó a San Sebastián y La Coruña. En 1763 su regimiento fue enviado al Río de la Plata (Argentina), donde se integró en el ejército del gobernador de Buenos Aires. Consiguió en tierras argentinas la graduación de teniente coronel, poco antes de que el Capitán General de Montevideo, Francisco de Paula Bucareli, le concediese el mando de las tropas de desembarco que desalojaron a los británicos de las islas Malvinas. En 1772, regresó a la Península.

          Como miembro del Regimiento Inmemorial del Rey, estuvo en la expedición de Argel. En la capital de Argelia resultó herido de gravedad. Tras la campaña fue nombrado coronel jefe del Regimiento de Infantería de África. Tomó parte en la reconquista de Menorca y en el bloqueo de Gibraltar hasta que en 1783, finalizadas las hostilidades con el Reino Unido, su regimiento embarcó para Cartagena para pasar de guarnición a Madrid, escribe Cola.

          Tras pasar por Baleares, en octubre de 1790, el rey Carlos IV le nombra comandante general de Canarias en sustitución del marqués de Branciforte, en cuyo cargo recibió el grado de Teniente General de los Reales Ejércitos en diciembre de 1793, con 64 años.

          Luego vino la hazaña de la victoria sobre Nelson. Dos años después, el 22 de abril de 1799, su salud empeoró. Sufría una parálisis en un brazo y una pierna. Murió el 14 de mayo de 1799, hace hoy 213 años, con 70 años de edad. Fue sepultado en la capilla de la iglesia de La Concepción.

          Pedro Ontoria critica que el Ayuntamiento demuestre "bastante desidia con el patrimonio artístico y monumental de Santa Cruz". Lamenta que, después de cinco meses del destrozo de la placa del general, el consistorio capitalino "no haya hecho nada por arreglarla". De hecho, comenta que el único monumento que existe en la ciudad de este personaje histórico –el pequeño busto– fue elaborado gracias a los integrantes de la Tertulia de 25 de julio de 1797.

          Reivindica frente a la "desolación que rodea al recuerdo del general Gutiérrez" que los hechos reales de este héroe han estado "empañados, como de costumbre, por los nacionalistas".

          "A los independentistas les gusta echar basura al asunto y presentan a los comandantes como una horda de voraces funcionarios que sangraban a las Islas". El escritor ha sabido demostrar a través de las crónicas de Alejandro Cioranescu, uno de los escritores más importantes de la capital, que el teniente Gutiérrez "fue uno de los pocos que dieron muestra de moderación en el régimen administrativo del Archipiélago".

          No obstante, reconoce que tuvo algún que otro pleito con los diputados del común por invasión de su jurisdicción. Estas tergiversaciones de la realidad le hacen recordar a Beatriz de Bobadilla, –marquesa de Moya, amiga de Isabel la Católica y tía de la esposa del señor feudal de La Gomera–, "que era presentada por los nacionalistas como una ninfómana".

          El historiador explica que los tópicos "denigratorios que han atizado algunos autores al general no tienen fundamento alguno y han sido refutados en estudios modernos". Entre esas "falsedades", destaca los relatos que aluden al héroe como una persona "poco versada en asuntos de armas, débil e irresoluto ante el peligro, además de tener falta de serenidad en los críticos momentos de la lucha". Destaca además que, con motivo del bicentenario de La Gesta, aparecieron "muy serios y documentados" trabajos donde se refutan esos "engaños y patrañas".

          Con el objetivo de desenredar estos entuertos nace precisamente en 1996 la Tertulia Amigos del 25 de Julio, que desempeña la labor de recordar a los canarios el acontecimiento más trascendental de la historia de la capital tinerfeña. Después de la Gesta, el general Gutiérrez empezaba a llevar por fin una vida tranquila cuando enfermó.

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