Plaza de Weyler, la bien nombrada

Por Pedro Ontoria Oquillas  (Publicado en La Opinión el 8 de mayo de 2012).

 

          Parecía que la epidemia de cambios de los nombres de los lugares más representativos de la capital tinerfeña estaba dando los últimos coletazos y, hete aquí, que el “galeno” Hilario Rodríguez pretende diagnosticar un nuevo caso de “cólera”: la lozana Plaza de Weyler (pronúnciese Vailer, pues es apellido de origen alemán). 

          Sin embargo, el diagnóstico que nos proporciona el ilustre “galeno” es superficial y tendencioso, ya que simplemente nos describe los síntomas ocurridos en la perla del Caribe que le proporciona el vademécum de propaganda amarilla norteamericana o yanqui que difundía todas las atrocidades posibles para adueñarse de Cuba. Basándose, por tanto, en la exageración de la llamada concentración de los campesinos afirma nuestro edil que Weyler “no merece ningún honor y menos el de poner nombre a un espacio público tan emblemático de la capital como la plaza frente a Capitanía”.

          No obstante, los santacruceros optaron por otros derroteros y desde un principio supieron reconocer su benéfica labor en Santa Cruz de Tenerife y designaron al espacio público tan emblemático de la capital con el nombre de Plaza de Weyler. No en vano, Narciso Ametller y el marqués de Tenerife auspiciaron el trazado de las plazas más hermosas de la urbe tinerfeña: la del Príncipe y la de Weyler.

          En relación con su estancia en Canarias, es de justicia destacar el impulso que dio a las construcciones militares, pues durante su Mando se construyó el Palacio de Capitanía General, el del Gobierno Militar de Las Palmas y el Hospital Militar de Tenerife. Supo asimismo lograr el aprecio de toda la población canaria, prueba de lo cual fue el título de Marqués de Tenerife que se le concedió en 1887, desempeñando también el cargo de Senado del Reino, por la provincia de Canarias durante varios años. De aquí que sensatos concejales hayan hecho hincapié que el nombre de Plaza de Weyler está muy arraigado y que la figura del general Weyler forma parte de la historia de Santa Cruz.

          Francisco Martínez Viera resume muy acertadamente lo que fue Weyler para Santa Cruz: “Llegó el general don Valeriano Weyler Nicolau a Tenerife en abril de 1878, y residió entre nosotros hasta diciembre de 1883, en que fue trasladado a las islas Baleares. Durante esos seis años que ejerció el mando militar de Canarias, la obra realizada por el que había de ser hijo adoptivo de esta capital y marqués de Tenerife, dejó honda huella entre nosotros. Su  recuerdo es imperecedero”(Francisco MARTÍNEZ VIERA, El antiguo Santa Cruz. Crónicas de la capital de Canarias. Instituto de Estudios Canarios, Santa Cruz de Tenerife 2003 p. 173-174).

          Post data. Para el “tratamiento médico del cólera” recomendamos el interesante tratado de Hilario Martín Jiménez: "Valeriano Weyler (1838-1930). De su vida y personalidad". Ediciones del Umbral. Santa Cruz de Tenerife, 1998.

NOTA: La post data no se reprodujo en el diario de publicación.

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