Alocución en la inauguración de la Plaza de España de Mostar (Bosnia-Herzegovina)

Mostar-1_Custom

Nota.

En 1995, Mostar era la ciudad de Bosnia-Herzegovina que, junto a Sarajevo, había sufrido en mayor medida los horrores de la guerra que desde hacía varios años asolaba los Balcanes. La población, dividida por el profundo tajo del río Neretva en dos partes irreconciliables (una bosníaca y otra bosnio-croata), estaba en la zona bajo control de las unidades españolas enviadas al conflicto.

La extraordinaria actuación de nuestras  fuerzas (hasta aquel momento las Agrupaciones Málaga, Canarias, Madrid, Córdoba, Extremadura y Galicia) llevaron a que los alcaldes de las dos zonas enfrentadas firmaran, en septiembre de 1995, una carta conjunta dirigida a S.M. el Rey de España solicitándole permiso para dar el nombre de nuestra Patria a una plaza situada en la zona más disputada por ambas facciones y que, en consecuencia, se encontraba totalmente asolada por los combates.

Mostar-2_Custom

Así, el 12 de octubre de aquel mismo 1995, en acto que se celebró para dar el nombre de España a aquel lugar -e inaugurar un pequeño monumento con una placa y la silueta de una cara de soldado y de una paloma que empieza a levantar el vuelo- nuestro contertulio, el general Emilio Abad, a la sazón destacado también a la ex – Yugoslavia, pronunció, en español, las palabras que se reproducen a continuación. Entre el público asistente se distribuyó el texto traducido al inglés y al serbo-croata, el lenguaje local, para que pudiese ser entendido por todos.

Mostar-3_Custom

          Formó una Compañía de la Agrupación Galicia, la Unidad española que se encontraba entonces allá y que días después sería sustituida por la Agrupación Aragón.

- - - - - - - - - - - - - - - - - -

 

A cargo de Emilio Abad Ripoll (Plaza de España de Mostar, Bosnia-Herzegovina, el 12 de octubre de 1995)


          Quisiera ser capaz de expresar en breves palabras la emoción y el orgullo que me embargan esta mañana al encontrarme en Mostar, (como Jefe del Contingente Español en la Antigua Yugoslavia, y de alguna manera representando a las FAS españolas), en este sencillo, pero enormemente significativo acto que acabamos de vivir.

          Hoy 12 de Octubre, cuando España celebra su Fiesta Nacional, conmemorando el que quizás haya sido el hecho más importante de la Historia, el Descubrimiento de América por marinos españoles hace 503 años, el nombre de mi Patria, de España, se puede leer, para siempre, en una plaza de esta atormentada Mostar, en el corazón de BOSNIA- HERZEGOVINA. Ese nombre deberá considerarse aquí y desde hoy, como un símbolo de paz y un lazo de unión entre las comunidades croata y bosniaca.

          El deseo de los dos Alcaldes, expresado en una hermosa carta dirigida al Rey de España, Don Juan Carlos 1, se ve hoy hecho realidad. Pero ese deseo encierra un significado mucho más importante que el meramente protocolario. Esa solicitud al Rey es una pública expresión de ambos Alcaldes, ante sus respectivos convecinos, de sus ansias de paz. Y, ante el mundo, que contempla dolorido y asombrado la tragedia que asola los Balcanes, representa un toque de atención dirigido a alertar las conciencias sobre las consecuencias de la guerra, en la que, como siempre, los humildes, las gentes sencillas, el pueblo llano, son los únicos y reales perdedores.

          Señores Alcaldes: Permítanme que les recuerde el compromiso que acaban de adquirir ante sus gentes. Si alguna vez un viejo resentimiento quisiera brotar, por favor, acudan a esta Plaza, contemplen esa placa y recuerden lo que ahora mismo sienten en sus corazones y la promesa pública de paz que acaban de hacer.

          Pero si todavía no consiguieran saludarse en paz, levanten la vista al cielo, donde con Él, con Dios o Alá, que lo de menos para los creyentes es Su nombre, se encuentran tantos compatriotas y amigos ... y más de 200 soldados de Naciones Unidas. Y entre estos disfrutan de la paz eterna 15 militares españoles que, desde la otra parte de Europa, vinieron a esta tierra con el alma llena de amor, de un amor tan grande que su sangre derramada en suelo bosnio ha hecho crecer, de nuevo, las flores, tiernas aún de la paz.

          A ustedes, vecinos de Mostar, de las dos Comunidades, quiero decirles, como padre de familia que también soy, que les hablen a sus hijos de amor. El odio engendra violencia y de esta a la desolación, ustedes lo saben bien, hay sólo un corto trecho. Sin embargo, el amor y el perdón desembocarán en pacífica y fructífera convivencia. Es un reto muy grande, cuyos resultados no se podrán ver en breve tiempo, pero sus hijos se merecen la paz que ustedes perdieron.

          Quiero dar las gracias a la Administración de la Unión Europea, que tantos esfuerzos ha hecho, y hace, en beneficio de un status definitivo para Mostar.

          Antes de terminar deseo también decirles unas palabras a nuestros soldados. Vuestros Mandos, desde el Teniente General Jefe de Estado Mayor del Ejército hasta el más moderno de vuestros Suboficiales están orgullosos de vosotros. Como lo está el pueblo español de sus Agrupaciones Málaga, Canarias, Madrid, Córdoba, Extremadura y Galicia y como lo estará bien pronto de la Aragón; todas con nombres entrañables que nos traen el recuerdo de soles mediterráneos y atlánticos, del señorío castellano y andaluz, de conquistadores y emigrantes, de nostalgias y morriñas, de aquella cueva de Covadonga ... y de familias que desde Finisterre a Melilla, desde Rosas a Canarias han rezado por vuestro feliz regreso.

          Vosotros, otra vez, los soldados de España, habéis sido, y lo seguís siendo, nuestros mejores Embajadores en el Mundo, y esa placa, hecha con alegría y nostalgia, sangre y sudor de vosotros y los que os antecedieron, es la mejor credencial que jamás se pueda presentar.

          A ti, mi Coronel en representación de los Coroneles de las Agrupaciones anteriores y a tus Cuadros de Mando os digo simplemente: “Bien hecho”, porque la satisfacción del deber cumplido no necesita de más reconocimiento.

          Y nada más. Os deseo a todo el pueblo de Mostar y a todos los hombres y mujeres de estas tierras un esperanzador futuro. El mundo os ayudará, pero la principal y más dura labor de reconstrucción es vuestra. Con trabajo, amor y sabiendo perdonar, estoy seguro, y así lo deseamos todos los españoles, lo conseguiréis.

          Muchas gracias.