Presentación del Teniente General don César Muro Benayas

Pronunciada por Emilio Abad Ripoll (Salón de Actos del Círculo de Amistad XII de Enero, el 4 de octubre de 2011)


               Mi General, Sra. Vicepresidenta del Círculo de Amistad XII de Enero, queridos amigos y queridos contertulios.

          Quien quiera entrar en la página web de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, podrá leer una extraordinaria presentación, calificada por un antecesor tuyo, mi General, como “distinta a todas las que había escuchado en su vida”.

           Me estoy refiriendo a la que en este mismo salón, y en julio de 1997, mi querido y admirado Luis Cola Benítez hizo de, mi no menos querido y admirado, Sebastián Matías Delgado Campos. Me voy a permitir transcribir casi literalmente lo que hace algo más de 14 años decía Luis Cola al explicarnos que “presentar” según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, era “preceder a un orador en el uso de la palabra para exponer y elogiar los méritos que adornan a dicho orador”. Y Cola, humorísticamente, advertía que se veía obligado a hablar bien de Sebastián Matías porque el imperativo académico le forzaba a “que expusiera y elogiara sus méritos”.

          Pues bien, queridos amigos, me encuentro en idéntica situación, y por “imperativo académico” parece que tengo que exponer los méritos de nuestro Teniente General; pero a la vista de su currículo y por lo que de él conozco, bien porque me hayan hablado algunos amigos, bien por las ocasiones en que hemos intercambiado algunas palabras, ese imperativo me importa un bledo, por lo que a partir de este momento me rebelo, como hizo Luis, contra la Real Academia y su diccionario, y“motu proprio”, es decir, porque me sale de dentro, pronuncio estas palabras con todo gusto y más que honrado por haber querido, mi General, que hiciese de “telonero” tuyo esta tarde.

          Esto de las presentaciones parece implicar también una cierta “precedencia”, no sólo en el turno de la intervención, sino también en el orden jerárquico o intelectual. Y en este caso, eso no existe. Aquella superioridad que el catecismo Ripalda de nuestros años colegiales atribuía a “los mayores en edad, saber y gobierno”, queda reducida en la presente ocasión a ser mayor exclusivamente en lo referente  a la edad, que es en lo único que me considero superior a él. Que no soy más en “gobierno”, queda claro con sólo mirar las hombreras del uniforme, y para que quede clara la otra faceta, la de “saber”, voy a resumir su currículo:

          El Teniente General don César Muro Benayas nació en 1952 en Talavera de la Reina (Toledo) y, tras cursar el bachillerato en el Colegio Calasancio de Madrid, ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza en 1970, formando parte de la XXIX promoción de la Tercera Época de ese Centro. Obtuvo su despacho de Teniente en la toledana Academia de Infantería en 1974.

          Desempeñó sus primeros destinos en unidades ligeras, fundamentalmente paracaidistas, alternando entre el mando de Unidades y los puestos de Estado Mayor.

          (Y aquí hago un inciso en el currículo para decir que esa trayectoria fue la que siempre preconicé. Para mí, que un joven Capitán saliese de la Escuela de Estado Mayor y fuese inmediatamente destinado al Estado Mayor del Ejército, al de la Defensa o al Conjunto -a trabajar, a lo peor, en el diseño del Ejército del 2020- era un craso error. Un oficial de Estado Mayor, en los empleos de de Capitán y Comandante, y también algún tiempo de Teniente Coronel, tenía, en mi opinión, que estar destinado en Brigadas o Jefaturas de Tropas, donde, valga la expresión, “siguiese oliendo a soldado” y en las que fuese considerado por el resto de compañeros de empleo en Batallones, Banderas o Grupos, además de un referente en lo intelectual,  como uno más de ellos, dispuesto a conocer sus problemas, y a ayudar a solucionarlos.)

          Pues bien, el TG. Muro estuvo destinado en la III Bandera Paracaidista de Capitán, Comandante y Teniente Coronel (siendo su Jefe), pero también en los mismos empleos, y llegando igualmente a ser su jefe, en el Estado Mayor de la Brigada Paracaidista.

          Formó parte del grupo fundador de la Fuerza de Acción Rápida, siendo su jefe de operaciones y participando en el planeamiento y conducción de las primeras agrupaciones de UNPROFOR  (Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas) en Bosnia Herzegovina.

          Ya de Coronel, y durante 5 años, fue, ni más ni menos, que el Jefe del Regimiento de la Guardia Real, destino que es obvio añadir el prestigio que conlleva, tanto en el ámbito militar como en el civil.

          Ascendió a General de Brigada en 2005 desempeñando el cargo de Director de la Academia de Infantería de Toledo, el Centro donde se forman los hombres que han de dirigir y mandar a los mejores soldados del mundo.

          Al llegar a General de División se le encomendó un “puesto de riesgo y fatiga”: el mando de la Comandancia General de Melilla, donde estuvo casi 3 años hasta mayo de este 2011, en que el ascenso a Teniente General le trajo aparejado el destino de Jefe del Mando de Canarias, es decir, empleando el “habla canaria”, de Capitán General del Archipiélago.

          Ha participado en varias operaciones militares, en el antiguo Sahara español; en el Kurdistán Iraquí, tras la primera Guerra del Golfo, al principio de los 90, en la que sería la primera misión de unidades en el exterior de nuestros tiempos; y en dos ocasiones en Bosnia como Jefe de Estado Mayor de la Brigada española integrada en fuerzas de la OTAN.

          En cuanto a especialidades, posee todas las paracaidistas, no sólo de nuestro Ejército, sino también de algunos extranjeros. Es Diplomado en Estado Mayor, como ya hemos citado, y tiene también el Diploma de Alta Gestión de Recursos del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Habla francés e inglés.

          Voy a saltarme las condecoraciones para no hacer más larga esta exposición de méritos que sé que es un mal rato que debe pasar el presentado. Baste decir que las tiene de los tres Ejércitos nacionales, de la Policía, civiles e internacionales.

          Y, finalmente, que está casado con doña Montserrat Esteban Pendas y tienen un hijo.

 
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          Los militares, y sus familias, van conservando, vamos conservando, en un rincón del corazón y en un armario de la memoria cada destino y, con él, la ciudad donde estaba "su" Unidad. Estoy seguro de que en el corazón del TG. Muro hay un lugar muy especial para esa Melilla que él ha conocido profundamente -y de cuyo amor por la Historia y la conservación de la misma nos habló, poniéndonos los dientes largos de envidia a varios tertulianos cuando fuimos a cumplimentarlo a su despacho el pasado mes, al compararlo con lo que ocurre por estos lares-. Muestra fehaciente es este ciclo en el que se va a centrar especialmente en la zona de Melilla.

          Estoy seguro, mi General, de que en el escaso tiempo que llevas aquí, ya habrás notado que “esto”, Santa Cruz y la isla en que vives, y las Canarias, el territorio de tu responsabilidad, no son tan diferentes de Melilla como pudiera pensarse, salvando las obvias diferencias en cuanto a tamaño, población, etc.. De momento, en ambos casos, hay un mar que a veces lame y a veces bate viejas murallas, torreones y baterías; unas aguas que se mueven a impulsos de alisios y “sures” aquí, y de levantes y ponientes allí.

          Y si allí, Melilla y Ceuta son las adelantadas de España en África, aquí, Tenerife y las otras islas, las Canarias son las adelantadas de España en el Océano, hacia América, hacia la que fue la otra España.

          Y la misma Cruz que aquí se hincó en las playas de Añazo, en el Rubicón o en el Real de Las Palmas, fue la que Pedro de Estopiñán, clavó en aquel peñasco inhóspito que luego sería Melilla la Vieja, y que tantas veces habr´ñas recorrido, un 17 de septiembre de 1497.

          Y desde Melilla, “codiciada y nunca poseída”,  has venido a fijar tu residencia en un ciudad en la que, como dice el himno de nuestro Regimiento Tenerife 49, jamás ha ondeado otra bandera que no fuese la de España. Porque las islas las codiciaron y desearon muchas naciones, que enviaron a tomarlas a personajes como Van der Does, Pata de Palo, Drake, Blake, Jennings, Nelson... Y porque a Melilla la asediaron Muley Ismail, Mohamed Ben Abdalah, Abd el Krim… Pero aquí y allí, esos personajes y sus huestes se toparon con el fuego de cañones quizás salidos de la misma fundición sevillana o barcelonesa, y con el pecho de soldados y paisanos fundidos también en el mismo crisol en el que se amalgaman el amor a la patria chica y la adoración a la Patria Grande.

          Y, seguro que saldrá en tus palabras de hoy y mañana, que de igual manera que aquí los primitivos temían la furia del Teide, allí un oscuro Gurugú fue, durante muchos años, la pesadilla de miles de madres españolas.

 


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          Dice el programa que el tema de hoy se titula  “Aspectos generales de la Guerra de Marruecos”, y la conferencia de mañana “Consideraciones operacionales al desastre de Annual”. En resumen, mi General, que nos vas a hablar de algo que te gusta y nos gusta: de una parte de la Historia de España.

          Seguramente nos vas a explicar las causas y motivaciones de apetencias extranjeras sobre territorios que eran nuestra frontera sur; de deslealtades internas, de sufrimiento y de dolor, de gloria, triunfo y derrota… Vamos a conocer lo que significaba Marruecos en la política internacional de hace 100 años; los intereses que Francia, Alemania o Inglaterra podían tener o querían conseguir en el norte de África; si subyacían entre las pomposas y altruistas palabras de los Tratados otras poderosas apetencias económicas, rivalidades por el predominio en Europa, o por el control de puntos estratégicos... etc.

          Estoy seguro que en esa secuencia general de las guerras de Marruecos en que se vio involucrada España en la última decena del XIX y la primera cuarta parte del XX, vamos a oir hablar de la guerra del 93 (con Margallo, Cabrerizas, Convenio de Límites, Sidi Guariach, indecisiones gubernamentales, Rostrogordo…) y de la del 9 (con los generales Marina y Pinto, El Roghi, el ferrocarril y las minas de hierro, la Semana Trágica de Barcelona…  y el no menos trágico Barranco del Lobo, donde una canción popular decía que había "una fuente que mana sangre de los españoles que lucharon por la Patria", y donde también, por cierto, un Abad, mi abuelo Ramón, conseguiría, a costa de su sangre, el ascenso a Capitán). Y del Protectorado español, con aquella injustamente olvidada figura del Interventor, el Oficial que representaba a España en las cábilas marroquíes… Y que allí estuvo hasta la independencia de Marruecos en 1956.

          Y luego llegará lo de Annual. Y esta tarde y mañana nos estremeceremos con el recuerdo del mayor desastre bélico de  nuestro Ejército, en el caluroso verano rifeño de 1921.

          Es éste un tema del que oí hablar desde muy pequeño por las bocas de mis padres. Así supe de del horror que embargaba a la población de Melilla, prácticamente inerme ante un enemigo feroz del que tan sólo le separaban unos cientos de metros de terreno al descubierto y el cauce seco de un río. La familia de mi madre, que vivía en un barrio llamado de la Batería Jota, como muchas otras familias, buscaba por la noche el amparo de los pocos soldados que quedaban en la Plaza; los míos lo hacían entre los artilleros de  una batería. Eso hizo que mi madre me recordase muchas veces cuando me veía de uniforme con las bombas en las solapas de la guerrera, como ella, con apenas 5 añitos, se dormía en brazos de un cabo de artillería catalán, que luego la depositaba  cuidadosamente sobre un jergón, con una almohada de paja y al amparo de su cañón. Y mi padre, que a la sazón contaba 7 años, recordaba haber visto con su madre y hermanos, desde un balcón, el entusiástico recibimiento de la atribulada población a los Regulares del Teniente Coronel González Tablas y los Legionarios del Comandante Franco que eran la salvación de la ciudad y que empezarían la reconquista del territorio.

          Estoy seguro de que cuantos estamos aquí esta noche hemos leído mucho sobre el asunto -novelas, la última la de las 20 balas de cañón que le quedaban a los defensores de Igueriben, libros de historia, panfletos, a lo mejor el Expediente Picasso-. Además, y otra vez una vivencia personal, de niño, vi lágrimas en los ojos de mi padre y de uno de mis  tíos, mientras me contaban la huída de los soldados españoles en la pelada y empinada cuesta de Izúmar.

          Y, lo acabo de citar: en medio del escenario, como sujeto activo y pasivo de todo, el soldado, el sufrido soldadito español, desconcertado en muchos casos por la propaganda en contra de la guerra, pero que  así y todo “allá por la tierra mora” cantaba que sólo quería que le enterraran con su bandera de España.

 

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          La verdad es que somos unos afortunados. Naturalmente, el Centro de Historia y Cultura y la Cátedra General Gutiérrez podían haber contratado a un conferenciante renombrado, investigador o historiador, de muchas ínfulas, y campanillas. Pero no ha sido así y, sin embargo, tenemos el verdadero privilegio de que nuestro orador, además de investigador e historiador, haya sido hasta hace nada Comandante General de Melilla, es decir, sucesor directo por la línea de mando del General Fernández Silvestre, el Comandante en Jefe de las fuerzas españolas en aquella triste tesitura de 1921, y es un profundo conocedor del tema. Sus palabras, estoy seguro, nos van a llegar a ilustrar mucho más, porque al TG. Muro, al estudiar el asunto, le ha movido sólo el deseo de conocer la verdad, sin dejarse influenciar por tendencias partidistas de cualquier signo. Y esa verdad es la que en estas jornadas nos va a transmitir.

           Por ello, y aunque, como ya dije, la mayoría de los presentes hayan leído y se hayan informado sobre lo que pasó en Marruecos en aquellos años y pese a lo que algunos sepamos por transmisiones orales, estoy seguro de que todos, sin excepción, mi General, vamos a aprender mucho hoy y mañana; y también todos, yo el primero, estamos deseando que ya abandone esta tribuna, pues esperamos expectantes tus palabras.

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