Presentación del libro de Vejota (Vicente Juan de Vera Marrero) "Los soldados de Infantería de Tenerife en campaña (Cartas desde Marruecos)"

A cargo de Emilio Abad Ripoll  (Desarrollada en el Salón de Actos del Regimiento de Infantería Tenerife núm. 49, Base de Hoya Fría – Santa Cruz de Tenerife).
                    
         

                Mi General, queridos amigos:

          Hace ahora algo menos de dos años y medio, exactamente el mismo día en que una Sección de Ingenieros se despedía en la lagunera Plaza del Cristo antes de su marcha a los Balcanes, me acerqué al Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de La Laguna y le insté a que la Corporación sufragase la edición facsímil de un libro cuya fotocopia me habían entregado tanto el TG. Borra, como el GD. Zorzo, a la sazón Jefes del Mando de Canarias y de la Jefatura de Tropas de Santa Cruz de Tenerife, respectivamente. Se trataba del titulado La Batería de Montaña de Tenerife en África. Cartas de un Artillero. Nuestro buen amigo D. Arquímedes prometió hacerlo, con lo que, una vez conseguido lo más difícil, el dinero, ya dejé en manos del RAMIX 93 la edición y publicación del libro, que se presentó, hace exactamente dos años y dos días en el extinto Cuartel de San Francisco.

          Aquella misma mañana, en el preceptivo vino que se tomó a continuación, el Coronel Hernández-Abad, aún no destinado en el Centro de Historia y Cultura, me comentó que, en la biblioteca que heredó de su padre, y que él acrecienta cuando, y cuanto, puede, había otro libro referido a otras Cartas desde Marruecos, pero ahora de un infante. Me lo trajo a Almeyda días después y concluimos que valía la pena intentar su reedición. Nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para que fuese este organismo el que se hiciera cargo de los gastos relacionados con el tema. Desde su Concejalía de Cultura todo fueron facilidades en un principio, e incluso le remitimos el libro al responsable de ese área. Pero meses después, y por motivos ignorados, se me devolvió el libro, tras una atenta llamada telefónica, diciéndome que no contaban con fondos para su edición.

          Y en el fondo de un cajón de mi mesa de despacho pasó el libro algunos meses más, sin que quedase descartada la idea de lanzarlo. Hasta que, una mañana, me vino a ver el Tcol. Jesús Castillo, quién me contó lo que entonces eran sólo ilusionantes proyectos, hoy convertidos en felices realidades, para conmemorar el 375 aniversario de la existencia de su Regimiento, de nuestro Regimiento. Le prometí que el Centro participaría de alguna manera en la festividad y pensamos juntos que sería una ocasión pintiparada para reeditar el libro. Pero de nuevo el “poderoso caballero” nos frenaba. Por poco tiempo, pues una feliz coincidencia de unas subvenciones concedidas al Regimiento y al Centro por el BBVA, a través del Estado Mayor del Ejército, y la buena predisposición a adquirir ejemplares por parte de los Ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, el Cabildo, Cajacanarias y la propia Capitanía nos dieron la luz verde.

          El problema de encontrar al editor no existió. Hablamos con D. Francisco Pomares, Director de La Opinión y de la Editorial Idea, y con D. José Juan Rodríguez, su segundo en la Editorial, y todo fueron facilidades, hasta un límite que es difícil explicar si no lo enmarca uno en el amor a la cultura de ambas personas. Se entusiasmaron con la idea, al punto de que, como podrán comprobar, el libro abre una colección que se llamará, bueno, que se llama ya, MILICIA.

          Apenas hace un mes les dimos el original del libro y nos prometieron que antes del día de la Patrona lo tendríamos en nuestras manos. Y así ha sido: el día 1 aparecieron en el Centro las cajas conteniendo libros con olor a tinta y, como habíamos previsto hace meses el Tcol. Castillo, el Cor. Hernández-Abad y yo, lo presentamos hoy 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción. Por eso, públicamente, en nombre del Centro y del Regimiento, y a la espera de que, como expresaré luego, hagamos otra presentación ante la sociedad civil, reitero nuestro agradecimiento a los Sres. Pomares y Rodríguez.

          Antes de hablar del libro nos queda otro reconocimiento muy especial a nuestro Capitán General, quien aceptó escribir el prólogo de la presente edición, prólogo que, por cierto, me comentó el Sr. Pomares, experto en estas lides, era de los que más le habían gustado por su sencillez, concreción y, a la vez, profundidad.

          Creo sinceramente que en ese prólogo se condensa “lo que es” este libro. Yo les ahorro mi tabarra y les remito a él, y a la contraportada, para que, con brevedad, pero también con esa profundidad que citaba el editor, se hagan una idea de lo que van a disfrutar con su lectura.

          Pero, sin embargo, quiero aprovechar esta ocasión para expresarles una idea que ayer, Día de la Constitución, me daba vueltas por la cabeza, mientras me irritaba y desazonaba escuchar los comentarios de la TV. Ahora sabemos mucho (según dicen), somos muy libres (según comentan), vivimos en un Estado de Derecho (frase manida ayer hasta la saciedad),... pero todavía (¡Dios mío, después de más de 500 años) no tenemos claro si España es una nación, una nación de naciones, una idea interpretable o discutible, un extraño conglomerado de gentes que sólo gritan su nombre cuando ganamos la Davis, o un total que debe hablar de igual a igual con las partes que la componen... Pero, por el contrario, ¡qué claro lo tenía Vejota! ¡qué diáfano tenía D. Vicente Juan de Vera Marrero lo que era España! ¡Cómo diferenciaban aquellos humildes infantes del 64 lo que hoy se difumina y entremezcla!

          ¡Cómo se une en las páginas de este libro el amor al terruño, al turrón de Tacoronte, al gofio, al tabaco canario, al Teide, al Cristo de La Laguna,... a tantas cosas que representan Tenerife y Canarias, la patria chica en fin, con el amor total supremo y sin reservas a la Patria Grande, a España y su Historia, a esa Madre por la que, léanlo en el libro, sufren y ríen, penan y disfrutan ... y hasta mueren! Paras mí esa es la lección que 80 años después nos brindan aquellos sencillos y grandes hombres, aquellos infantes de nuestro Regimiento que, junto a sus mandos –para los que también hay muchas frases de elogio y admiración- dejaron tan alta la Bandera de España, aupada por canarios brazos y mojada con sangre isleña.

          Pese a todo, considero que el libro está inconcluso, y para acabarlo emplazo al Regimiento. Está escrito por Vejota en forma de epistolario y relata sus experiencias personales y las de su Unidad desde el 10 de septiembre de 1924, ya embarcados en el mercante Rey Jaime II que los conducía hacia África, hasta el 19 de diciembre del mismo año, al volver a pisar tierra tinerfeña. Pero no regresa toda la Unidad; lo hacen sólo los “soldados de cuota” (53 hombres) y muy pocos mandos, mientras que el resto, unos 20 oficiales, 34 suboficiales y 824 de tropa, de los que habría que descontar a los pertenecientes a la “quinta del 21”, que fueron repatriados casi en las mismas fechas que los de “cuota”, permanece en tierra africana. Sigue la correspondencia un compañero, el Cabo Juan Cabello Aragón, pero ésta se interrumpe pronto. Por las conclusiones de su libro, sabemos de Vejota que en mayo de 1925 la Agrupación aún seguía en Marruecos, pero ¿cuándo regresó? Seguro que en el Historial del Regimiento está ese dato, o si no, seguro también que se puede encontrar en el Archivo Intermedio Regional o en la hemeroteca municipal. ¿Por qué no lo investigáis y redactáis una “adenda”, en la que incluso se recojan, si las hubo, otras bajas que, además de las reseñadas en la relación de personal (19) con que se cierra el libro, pudieran haberse producido?

          Por nuestra parte, desde el Centro nos comprometemos a buscar los “antecedentes”. ¿Por qué se envía al Regimiento tan relativamente tarde al conflicto? ¿Por qué esos adelantamientos y repliegues que se recogen en la obra? Precisamente ayer leía el libro titulado España frente al Islam, de César Vidal, que aclara algo el tema. Como digo, también podemos echaros una mano y con el mismo espíritu de colaboración con que hemos sacado adelante el libro, podemos añadirle, por delante y por detrás, algo de nuestra común cosecha para complementar el espléndido trabajo de D. Vicente Juan Vera Marrero.

          Cuando acabemos ese trabajo será el momento de una presentación en cualquier centro cultural de Santa Cruz, en cuyo acto el Coro del Regimiento podría intervenir interpretando el himno de la Unidad, de vuestra Unidad, recogido también en el libro. Y en la misma ocasión creo que es de justicia que se rinda un sencillo homenaje a D. Juan García Martín, músico de Breña Alta (La Palma), quien hace menos de dos años recuperó del olvido las partituras de la música del himno, cuando precisamente en el Regimiento se estaba pensando seriamente encargar una nueva. Cometimos con él un fallo no invitándole cuando hace más de un año se reestrenó el himno y deberíamos subsanarlo en un futuro próximo.

          Y nada más. Que disfruten del libro y que nuestra Purísima bendiga a los infantes, a los que no lo somos y a nuestras familias en estos días en que el primer recuerdo debe ser para nuestros compañeros en la ex-Yugoslavia y, sobre todo, para aquellos que regaron con su sangre muchas tierras del mundo, mientras doloridos morían orgullosos porque veían flotar, victoriosa, nuestra Bandera.