La veneración al Santo Cristo de Paso Alto después del 25 de julio de 1797 (Patrimonio Histórico-Monumental... - 2)

PATRIMONIO  HISTÓRICO-MONUMENTAL  DEL  PUERTO-CIUDAD  DE  SANTA  CRUZ  DE  TENERIFE  (2)

 

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Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día / La Prensa el 23 de julio de 2011)

          En la capilla del castillo de Paso Alto hubo un cuadro del Santo Cristo, acompañado por San Cristóbal y San Miguel, que, después del ataque del inglés Robert Blake, el 30 de abril de 1657, comenzó a recibir el fervor popular, por lo que el Obispo accedió a que se oficiaran misas en el oratorio y se celebrara su fiesta anual; la cual, según los historiadores, era popular y animada. Debido a que este cuadro se deterioró, durante la tormenta que azotó al Castillo, la noche del 18 de diciembre de 1774, se encargó un nuevo óleo al pintor canario Juan de Miranda (Las Palmas 1723-Santa Cruz 1805).

          En este cuadro, cuyas dimensiones son 294 x 174 cm, la figura del Crucificado aparece acompañada por la Virgen, con túnica blanca y manto azul, y por San Juan, con túnica verde y manto rojo. En su parte inferior, se leen los 40 días de indulgencias que el Obispo D. Antonio de la Plaza concedió, el 14 de abril de 1790, a todas las personas que devotamente rezaran un credo delante de él.

          Este óleo era el que se encontraba en la capilla del Castillo, en la noche del 24 de julio de 1797, cuando una fragata y una obusera, pertenecientes a la escuadra del contralmirante inglés Horacio Nelson, arrojaron sobre este castillo 41 bombas, habiendo reventado una de ellas dentro de la Capilla, sin que causara el más leve daño; a partir de este momento, la devoción popular empezó a considerar el hecho como milagroso y comenzó a celebrarse, el 23 de septiembre, la fiesta del Santo Cristo.

          En 1909, debido al mal estado del Castillo, el cuadro se trasladó a la parroquia castrense (que por entonces lo era la iglesia del Pilar), y los seis cascos en que se abrió la bomba, así como su proyectil, fueron donados al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. A partir de este momento desaparecieron también los actos festivos y la devoción popular por la imagen.

          En 1981 el cuadro fue localizado en un desván de la iglesia del Pilar, donde permanecía enrollado y, restaurado por Alfredo Reyes Darias, formó parte de los objetos y recuerdos que se exhibieron en el Palacio de Capitanía, con motivo de la exposición organizada al cumplirse el centenario de su inauguración ese mismo año. En 1996, recibió una nueva restauración, esta vez a cargo de Dácil Corazón de Jesús de la Rosa Vilar.

          En 1997, con motivo de la celebración  del bicentenario de la Gesta del 25 de Julio, la Capitanía General de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, cedieron el Óleo del Santo Cristo de Paso Alto y los seis cascos de bomba, al Museo de Almeida, donde los visitantes los pueden contemplar, en una sala que recuerda la Gesta del 25 de Julio; es decir, lo que sucedió aquella noche en que aquel Crucificado se ganó el agradecimiento de los artilleros del Castillo y de todos los tinerfeños.

La Romería, según nuestros historiadores

          Los artilleros ingleses no podían imaginar que iban a promover en la Villa y Puerto de Santa Cruz de Tenerife una de las más bellas tradiciones: la Romería del Cristo de Paso Alto. Un paseo hasta el Castillo como agradecimiento a lo que el pueblo consideró milagrosa protección.

          Francisco Martínez Viera: "La fiesta del Cristo de Paso Alto era antigua, popular y animada: una verdadera romería. Se celebraba dentro y fuera de la citada fortaleza. A ella concurrían también las damas y damitas de Santa Cruz, con el rostro tapado, a pedir la feria..."

          Alejandro Cioranescu: "También era una fiesta de barrio muy concurrida la del Santo Cristo, cuya víspera se celebraba el 23 de Septiembre en Paso Alto, donde se custodiaba la imagen, con nevería, violines, guitarras  y baile..."

El cuadro, según la historiadora Carmen Fraga González

               "En el rótulo explicativo del cuadro indica que se trata del Cristo de Paso Alto... La referencia al lugar de origen ha permitido identificarlo con el óleo que el gran artista Juan de Miranda realizara en la segunda mitad del siglo XVIII.

               Cuando en 1808, D. Juan Primo de la Guerra, III Vizconde de Buen Paso, fue encarcelado en dicho castillo, escribió en su diario: 'Las paredes de la capilla están recientemente pintadas por D. Miguel de Arroyo; el cuadro del altar, que es del señor de la Cruz y de la Virgen y San Juan, es obra de D. Juan de Miranda y tiene concedidas indulgencias por el obispo D. Antonio de la Plaza.' ...

               ... muestra dichas figuras: el Crucificado en el centro, a su derecha la Virgen, con túnica blanca y manto azul, a su izquierda San Juan, con túnica verde y manto rojo. Además, en la parte inferior se lee la serie de indulgencias concedidas por el Obispo D. Antonio de la Plaza.

               'El Illmo. Señor Dn. Antonio de la Plaza, Dignísimo Obispo de estas Islas, en 14 de Abril de 1790 concedió 40 días de Indulgencia a todas las personas que devotamente rezaran un credo delante de este Ssmo. Xpto. Otros 40 a los que rezaran una Ave María a Nª. Sª. de Dolores. Otros 40 por un Padrenuestro a la de Sn. Juan Evangelista que se veneran en este cuadro. Otros 40 a los que rezaren una Avemaría a la Purísima Concepción que se venera sobre el Altar. A todas las personas que oyeran Misa en dha. Capilla, por cada Padrenuestro y Ave María que rezaren durante la Misa.'

               Por consiguiente no hay la menor duda acerca del autor de la obra, Juan de Miranda. Quizás extrañe a los conocedores del artista la dureza del dibujo e incluso el mismo colorido, pero es preciso tener presente que la tela fue restaurada en febrero de 1888 por Gumersindo Robayna Laso, quien intervino en la decoración mural de algunos salones del edificio de la Capitanía General. Posiblemente, son los repintes los que impiden apreciar correctamente la belleza de la paleta del grancanario. Por lo demás, ofrece las características estilísticas que le son propias, captándose zonas de indudable maestría, por ejemplo en la manera de plegar el paño de pureza en torno al cordón que lacera al Cristo, o en el fondo del conjunto.

               En todo caso, hay detalles iconográficos que merecen particular atención; así ocurre con la inclusión de sendos astros a los lados de la Cruz, junto a María y San Juan. La festividad de este Santo, el 24 de Junio, coincide aproximadamente con el solsticio de verano, de ahí la presencia del sol y el color rojo de su manto, mientras que a la Virgen, vestida de blanco, alude la luna y la Natividad, el 24 de diciembre, en fecha aproximada al solsticio de invierno. Esta comparación cosmológica es expresada en un sermón de San Agustín y fue utilizada por artistas germánicos, como Matías Grünewald, indicando la ascendencia de elementos foráneos en el arte de Juan de Miranda."

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Castillo de Paso Alto

          El emplazamiento del castillo de Paso Alto fue estudiado concienzudamente pues se ubicó en el lugar exacto donde las corrientes y los vientos dominantes obligaban a los barcos a pasar muy cerca de la costa.

          Desde 1582 existía en este lugar un fortín que, en 1625, fue transformado en baluarte, denominado Santo Cristo, que estaba dotado de cuatro piezas de bronce y cuatro de hierro. Durante el ataque del almirante inglés Robert Blake, en 1657, sobre esta fortaleza cayeron 1.200 balas y 200 palanquetas, matando a cinco soldados tinerfeños.

          Como en la noche del 18 de diciembre de 1774, una tormenta le causó graves destrozos, el ingeniero militar Andrés Amat de Tortosa lo reconstruyó de tal manera que, al finalizar los trabajos (1784) era el segundo Castillo en importancia del puerto pues tenía planta semicircular, con una plataforma baja, a ras del agua y un edificio de dos plantas a sus espaldas en la que, aprovechando el desnivel del terreno, el techo del piso bajo servía de plataforma a la planta alta. En su explanada alta tenía 65 metros de magistral para Artillería y, en su planta baja, tres casamatas y 115 metros de línea de fuego para infantería. Estaba artillado con diez cañones de a 24, ocho de a 16 y cuatro de a 8, y dos morteros de calibre 12. Su guarnición la formaban: 1 Oficial, 1 Sargento, 2 Cabos y 17 Soldados.

          El castillo de Paso Alto participó eficazmente contra el ataque de Nelson y así, el 28 de julio de 1797, el Gobernador del Castillo, Pedro de Higueras, dio parte al General Gutiérrez sobre el daño causado por el fuego enemigo, a fin de proceder a su composición, indicando: "Habiendo reconocido en el Castillo a mi cargo el estrago que pudo haber ocasionado el desembarco del día 22 y el bombardeo que ejecutaron la noche del 24 la fragata y la obusera de la Escuadra Inglesa del Almirante Horacio Nelson al haber arrojado más de 41 bombas sobre el referido Castillo, solo una de ellas cayó en la cocina rompiendo algunas tejas, tablas y un pedazo de tabique de una alacena contigua a un cuarto donde había paja para las bestias sin que esta se hubiera incendiado, mientras que otra hizo explosión dentro de la Capilla, en donde se hallaba un crucifijo, sin que causara el más leve daño los seis cascos en que se abrió."

          En 1881, se le abrieron nuevas troneras y se le añadieron 3 cañones y 2 obuses de hierro. En 1898, ante la posibilidad de una invasión por parte de Estados Unidos, se construyó una Batería anexa, con 50 metros de magistral, que recibió el nombre de La Cortina, la cual sería demolida (1965) para construir el Club Deportivo Militar de Paso Alto.

          El Ministerio del Ejército dispuso su restauración y embellecimiento para instalar en sus dependencias un Museo como homenaje a la Gesta del 25 de julio de 1797. La inauguración, con la presencia del Ministro del ramo, tuvo lugar el 2 de mayo de 1955  pero, veintitrés días más tarde, la Comandancia de Obras y Fortificaciones de Canarias lo entregó a la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife, por 330.087,50 pesetas, debido a las obras que se tenían que realizar para unir la dársena de Anaga con la del Este.

          En el documento de cesión, aparte de la condición de cumplir lo establecido sobre protección de los Castillos de España, se especifica que ocupa una superficie de 1.420 metros cuadrados, su única entrada estaba flanqueada por dos pilastras rematadas por pirámides altas que, en unión de otras diecisiete, de menor tamaño, todas ejecutadas en piedra artificial y unida por gruesas cadenas de hierro forjado y jardineras bajas conforman la fachada principal.

          La explanada superior, aproximadamente semicircular, limita en el frente de mar por un ancho parapeto, en el que se abren cinco troneras emplazadas sobre cureñas de madera con ruedas de hierro que acogen los cuatro cañones de bronce, fundidos (1717) durante el reinado de Felipe V, con los siguientes nombres, copiados textualmente: "El Orible", "El Inbensible", "Espanto" y "Torpe". En la parte opuesta al mar, existen dos pérgolas, compuestas cada una por seis pilastras de piedra artificial y un entramado de seis por cinco vigas de hormigón, decoradas por las buganvillas que dan sombra a los bancos de piedra.

          El descenso al Patio de Armas se verifica por una amplia escalinata, junto al muro de contención de la Avenida, que desemboca en una fuente de tres cuerpos. A ambos lados de la pila se levantan dos pérgolas similares a las de la explanada superior. En el muro frontal del patio, donde se abren los arcos y puertas de entrada a los locales cubiertos, se ha conservado la antigua construcción de sus jambas y dinteles en piedra natural. Los tres arcos de medio punto, que sirven de entrada, están cubiertos con bóvedas de cañón que conservan la sillería de la época en piedra basáltica; cada uno de ellos tiene, en el frente de mar, una gran tronera de sillería de piedra natural con una vidriera de colores emplomados, decorada con los emblemas del Ejército y los escudos de armas de la Isla y de la Capital; a ambos lados se han escrito, con letras de metal, los nombres de los defensores de la Plaza fallecidos en la gesta. El local central, destinado a capilla, tiene un altar de piedra artificial con el símbolo alfa-omega grabado en su frente.

          El castillo fue utilizado a principios del siglo XVII como calabozo del pirata tinerfeño Ángel García, conocido con el sobrenombre de  Cabeza de Perro, antes de su ejecución en los Molinos de Anacleto. En 1808, estuvo preso Juan Primo de la Guerra, III Vizconde de Buen Paso y durante la Guerra Civil Española fue utilizado como prisión militar.

          En la actualidad se halla situado en la Avenida de Anaga, entre el Club Militar de Paso Alto y la Escuela de Náutica, dado frente a la dársena de Anaga del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Es de propiedad municipal y carece de uso.

Bibliografía:
Conferencia de Emilio Abad Ripoll: “El Divino Olvidado”