Participación de José Murphy en la Gesta del 25 de Julio

 

por Pedro Ontoria Oquillas
            
   
A don MARCOS GUIMERÁ,
insigne biógrafo de José Murphy. 


Monumento a José Murhy en la Plaza de San Francisco de Santa Cruz de Tenerife.

 

 

 

Militante liberal y portavoz cualificado de las clases dominantes tinerfeñas, luchó en pro de un régimen económico y comercial especial para Canarias. En las listas de papeles reservados del Archivo de Palacio Real figuraba como masón con el sobrenombre de Trajano.


 

         

 

          Escribíamos, hace unos años, en Fuentes documentales del 25 de julio de 1797 que nada sabíamos de la posible participación de este patricio tinerfeño, que entonces contaba 23 años de edad, en los hechos relacionados con el 25 de julio, aunque del parte que transcribimos parece deducirse que se encontraba en el puerto de Santa Cruz en las fechas en que tuvo lugar el ataque británico (Nota 1). Por otra parte, tampoco se hace mención en la magnífica biografía de don José Murphy escrita por Marcos Guimerá Peraza y publicada con el mecenazgo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de Tenerife con motivo de la Conmemoración del Bicentenario de la Declaración de Santa Cruz de Tenerife como Villa Exenta (Nota 2). Sin embargo, ya se puede afirmar documentalmente su presencia en los tensos meses de robos y asaltos al Puerto de Santa Cruz  y su actuación en la gloriosa Gesta del 25 de Julio de 1797. Precisamente, en la obra Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797 del infatigable investigador Juan Carlos Cardell Cristellys se menciona varias veces a José Murphy (Nota 3), menciones que pasan desapercibidas para la mayoría de los lectores y que son motivo de las presentes líneas cuyo objetivo es  resaltar y divulgar la desconocida participación de José Murphy en la Gesta del 25 de Julio de 1797.

         Dos son los documentos conocidos donde consta José Murphy por aquellos aciagos días a partir de la declaración de guerra a Gran Bretaña. El general Gutiérrez recibió la notificación oficial de la declaración de la guerra a Inglaterra, que tenía fecha de 5 de octubre,  a primeros de noviembre de 1796. Conocida esta noticia en Tenerife, el general Gutiérrez comenzó a tomar disposiciones encaminadas a la organización de la defensa entre las que fueron prioritarias las instrucciones dictadas a los coroneles de los cinco regimientos de Milicias de Tenerife de fecha 1 de febrero de 1797, dirigidas al Cabildo de la Isla.

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             Por otra parte, comienzan las primeras correrías de navíos ingleses en aguas de las islas, que culminan en una primera operación con el asalto y robo de la fragata de la Real Compañía de Filipinas Príncipe Fernando en la noche del 17 al 18 de abril de 1797,  si bien el objetivo de los corsarios era apoderarse de la fragata de la Compañía de Filipinas La Princesa o San José, pero al escuchar voces a su bordo, cambiaron el objetivo y se dirigieron al Príncipe Fernando (Nota 4).

          Por precaución, a las cuatro y media de la tarde del día 18 de abril de 1797 se procedió a quitar el timón y las velas a La Princesa, y se procedió a trasladar a tierra toda su carga bajo la tutela de ambos Capitanes, don Fernando Méndez de Miranda y don Juan Ignacio de Odria y a instancias del Maestre de la fragata La Princesa, don Isidro Ucles, y ante el capitán del Puerto don Carlos Adán y los comerciantes don Juan Bautista Casalón, don Pedro Forstall, don Ricardo Madán, don Tomás Cambreleng y don José Murphy, levantando acta de ello el escribano público don Miguel Sansón. El trasunto o transcripción del documento es el siguiente:

                     En el Puerto y Plaza de Santa Cruz de esta Ysla de Tenerife a diez y ocho de Abril de mil setecientos noventa y siete años, el Exmo. Sr. Dn. Antonio Gutiérrez Teniente General de los Reales Exercitos, Gobernador y Comandante General de estas Yslas, Presidente de la Rel Audiencia dellas, etc.  Dixo: que por quanto a solicitud de Dn. Isidro Ucles Maestre de la Fragata de la Real Compañía de Filipinas nombrada la Princesa que se halla anclada en este dicho Puerto, accedió a que se celebrase una Junta ante el Capitán del referido Buque don Fernando Méndez, el sobredicho Maestre, el Capitán de la Fragata El Príncipe Fernando don Juan Ignacio de Odria, también de la referida Compañía, y algunos de los Comerciantes de este Puerto y Plaza, con motivo de haber en la madrugada de este día llevado los enemigos de este referido Puerto la enunciada Fragata el Príncipe Fernando, afin de tratar acerca de lo muy conveniente sobre la aseguración de la carga que se halla a bordo de la citada Fragata la Princesa; juntos que fueron a este efecto en la sala principal de las Casas de habitación de dicho Sr. Exmo. siendo oras de las quatro y media poco más o menos de la tarde de este día los sobredichos Capitanes, Dn. Juan Bautista Casalón, Dn. Pedro Forstall, Dn. Ricardo Madán, Dn. Tomás Camberleng, Dn. Josef Murfi, Comerciantes en este mencionado Puerto, y el Capitán de él Dn. Carlos Adán estando presente dicho Exmo. Sor. Comandante General, el Sor. Auditor de Guerra de este Exercito e Yslas de Canarias, y yo el infrascripto Escribano de Guerra se hizo presente por el referido Maestre Dn.Ysidro Ucles que atendidas las actuales circunstancias, y debiendo temerse que los Enemigos intentarían apoderarse de la Fragata la Princesa, que permanecía anclada en esta Rada, el único medio que reputaba suficiente para frustrar sus intentos era tan solamente poner en tierra la carga del referido Buque, añadiendo que para dicha gestión se les daba suficiente facultad a los expresados Capitanes y Maestre, lo que se les previene en carta que manifestaron de los Directores de la referida Real Compañía  su fecha veinte y quatro de Marzo del corriente año, en la que entre otras cosas se les dice lo siguiente: Debiendo por tanto prevenir que mientras no llega esta conviene suspender toda providencia, salvo, se entiende aquella o aquellas que dicta la prudencia, o que sean conducentes al bien de la dependencia general: cuya expresión, y además, leída que fue la carta enteramente por mí dicho presente Escribano, acordaron los referidos vocales unánimes y conformes en que parecía conveniente se verificase la proyectada descarga, poniendo todos los efectos en Almacenes seguros. Visto todo lo qual por S. E. les manifestó que está pronto como siempre lo había estado a prestar todos los auxilios que dependiesen de él, y quisieran coayubar a poner en seguro los interesses de la Real Compañía: y pedido que fue testimonio de todo lo obrado en esta razón por el insignuado Maestre Dn.Ysidro Ucles, acordó con dictamen de dicho Sor.Auditor de Guerra se le diese por el presente Escribano luego que estuviere extendido el Acuerdo de la Junta que va expresado, el qual para que conste en todo evento lo firma S. E. con el mencionado Sor.Auditor y los enunciados vocales de que certifico y doy feè===
Dn Antonio Gutiérrez (rubricado) Dn. Vicente María Patiño (rubricado)
D. Fernando de Miranda (rubricado). Carlos Adán (rubricado)
Dn. Bautista Casalón (rubricado) Juan Ignacio de Odria (rubricado) Isidro José de Uclés (rubricado)  Pedro Francisco Forstall (rubricado) Ricardo Madan (rubricado) Thomás Cambreleng (rubricado) Por D. Baut Murphy José Murphy.
     Ante mi
  Miguel Sanzón Escribano Público y de Guerra (rubricado). (Nota 5).

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           Consecuencia del asalto y robo de la fragata Príncipe Fernando fue el establecimiento del Plan de Rondas de fecha 1 de mayo de 1797 redactado con la intervención del alcalde real don Domingo Vicente Marrero, los diputados don Antonio Power, don José María de Villa, don Miguel Bosq y don Juan Bautista Casalón, el síndico personero don José Víctor Domínguez y con la asistencia del letrado don José de Zárate. Con el Plan de Rondas se trataba de organizar una serie de medidas que se consideraba imprescindible tener previstas en caso de invasión. Estas previsiones se referían, especialmente, a la extinción de posibles incendios, evitar el pillaje, traslado y primeros auxilios a heridos y enfermos, socorro espiritual a los mismos, abastecimiento a tropa y paisanos cuando llegara el caso, designación de mensajeros a caballo que pudiesen comunicar las órdenes del alcalde o del comandante general, y que sirvieran de enlace con los distintos puestos de la cortina defensiva o con La Laguna.

          Para la mejor organización de los trabajos se dividió la población en seis sectores, cada uno de los cuales quedaba a cargo de un equipo formado por un cabo de ronda, un ayudante a caballo y diecinueve paisanos, todos bajo las inmediatas órdenes  del alcalde Marrero. Se estableció un almacén de provisiones en el salón bajo de la casa de la familia Campos de la plaza de la Pila que hacía esquina con la calle de las Tiendas (actual calle de la Cruz Verde), lugar que también servía como punto de reunión de las rondas, que por carecer de armas y utensilios de trabajo, fueron surtidas de los almacenes reales de hachas, picos y azadas. También se recogía en el plan el número de camilleros, cirujanos y sangradores que debían estar dispuestos para la recogida y atención  a los posibles heridos, y se solicitó al Vicario y priores de los conventos dos sacerdotes que debían unirse a las rondas (Nota 6).

          En este Plan de Rondas aparece don Patricio Murphy junior, hermano de don José Murphy, en el cuartel segundo, ronda segunda, en  compañía de don Tomás Zubieta, don Juan Anran, don Josef Martinón y don Diego Costa.

          El 14 de mayo de 1797 el Capitán de Puerto don Carlos Adam organizaba al personal de las tripulaciones de los barcos fondeados en la rada santacrucera por encargo del Comandante General, don Antonio Gutiérrez, en las denominadas Rondas de Mar las cuales se ponían a disposición del mando militar para servir “según la ocasión lo exija” tanto en tierra como en los propios barcos (Nota 7).

          En Santa Cruz se produce un éxodo masivo hacia La Laguna, Tacoronte, Geneto y otros lugares. La gente llevaba consigo todo lo que podía de su propiedad. Los transportes de carretas y los animales de carga escasearon y subieron sus precios de alquiler a cifras exorbitantes, viéndose a señoras de edad, niños y enfermos andando por los caminos que conducen hacia el interior. Se llevaron, para poner en buen recaudo, las alhajas de las iglesias y los libros de las haciendas oficiales y particulares, y sólo permanecieron en el Lugar aquellas personas que desistieron abandonar sus casas o aquellas otras que no quisieron abandonar sus casas o las mujeres que querían estar cerca de sus maridos. Entró en funcionamiento el Plan de Rondas previsto por el alcalde don Domingo Marrero, para evitar el pillaje en las casas que habían sido abandonadas o en caso de bombardeo poder acudir a sofocar los incendios y pedir ayuda.

          Sin embargo el Plan de Rondas primitivo tuvo que ser retocado puesto que algunas de las personas designadas en el mes de mayo no estaban ya, bien fuera por haber sido destinadas a otros menesteres o porque se habían trasladado o huido hacia otros pueblos. El resultado es el Plan de Rondas definitivo de 14 de junio de 1797 fecha en la que el alcalde don Domingo Vicente Marrero escribía al General Gutiérrez:

                    Exmo Sor. Contestando al oficio de V. E. en que con fecha de ayer me pide el reemplazo de 38 artilleros inútiles y de 32 Arrieros empleados en las tres Compañías de artilleros Milicianos de esta Plaza: acompaño a V. E. lista de Paisanaje empleado todo en las dispuestas Rondas y Cuerpo de reserva que a la señal de Alarma deben presentarse para custodiar este Pueblo bajo las órdenes y disposiciones de V. E. Esta gente es toda la que por exquisitas diligencias que tengo practicadas, he podido alistar en el recinto de este Pueblo; por donde vendrá V. E. en conocimiento que a no ser ella no tengo otra que franquear a V. E. para que les dé destino Militar que tenga por conveniente en defensa de ka causa del Rey y de la Patria, a que Yo y todos ellos estamos muy dispuestos Y si por el conjunto de gente que se á agolpado al Muelle en las señales de Alarma que se componía de toda especie de ella hasta de Eclesiásticos dependientes de Reales Rentas, Viejos y Mujeres ymfiere el Caballero Com.te del Real Cuerpo de Artillería que hay suficiente número de Paisanos útiles libres con que hacer los reemplazos que solicita; será en el concepto tal vez de que la Gente de Mar la tengo quando  ya V. E. le tiende dado destino. En esta atención y en el firme concepto de que sin condescendencia ni excepción alguna están formadas las sobre dichas listas de la gente estable de este vecindario y que mi mayor deseo es descubrir la más que sea posible, no la encuentro; por todo lo que V. E. se servirá ordenarme lo que tenga por más oportuno. Ntro. Señor guarde a V. E. muchos años.

         A continuación pone la

                    Lista de los sujetos de este Vecindario de que se componen las seis Rondas y Cuerpo de Reserva formado por este Ayuntamiento en anuencia de Ex.mo Sor. Com.te General para custodia de este Pueblo y socorro de sus urgencias en un caso de Invasión o Ataque de los Enemigos. Nota. En esta Lista no están comprendidos los empleados en Rentas, los Escribanos y sus Escribientes, los Boticarios, los Panaderos y Asitentes de los Hospitales por considerarse que en el caso de un Ataque o Ymbasion tendrán que atender a su respectivas oficinas; como tampoco lo están los Criados de las Casas por ser todos lebentes, los hombres de Campo de fuera de esta Población por lo mismo que tienen distantes sus domicilios, y los Arrieros que con su Bestias deben colocarse a la señal de Alarma entre las Baterías de San Pedro y la Rosa según lo tiene dispuesto su Ex.a Santa Cruz y Junio 14 de 1797. Domingo Vicente Marrero. (Rubricado).Ex.mo Sor. D.n Ant.o Gutiérrez.

         Entre los vecinos que forman este segundo plan de Rondas está don José Murphy en el segundo cuartel de la zona sur o quinta ronda. El cuartel segundo de la zona sur comprendía todo el recinto que hay entre la calle del Castillo y el Barranco de Santos y entre la calle de Las Tiendas y la que sigue por el costado de la Casa del difunto don José Herrera. La ronda estaba formada por el cabo don Nicolás Sopranis y sus acompañantes: don José Murphy, don Baltasar Casalón, don Pedro Portely, don José Oliver, don Juan Conde y don Juan Herrera. A caballo: don Martín Madán. Malteses: José Grec y José Magrin. Peones: Francisco Toribio, Juan Sabinosa, Juan del Rey, José Pajes, Juan Antonio Fariña, José Martínez, José Peche, Juan José Morales, Mateo González, Francisco Suárez, José González y Francisco Linares (Nota 8). Varios de estos personajes están reseñados en las Relaciones circunstanciadas que pueden  consultarse en las Fuentes  Documentales.

          Su hermano Patricio Murphy Yunior aparece en este Plan de Rondas definitivo en el mismo cuartel segundo, ronda segunda de la zona norte, pero entre los acompañantes hay uno más con respecto al Plan de Rondas de primeros de mayo: don Francisco Espinosa. El recorrido de este cuartel era desde la calle Norte hasta la salida del Pueblo por el Poniente, bajando por delante de la Iglesia del Pilar a salir a la calle de San Roque hasta la esquina de la del Norte.

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          José Murphy desempeñó su papel o función en el ataque de Nelson el 25 de julio con arrojo, valor y presteza de la misma manera que fue presto en enviar el mensaje o parte de la victoria, reflejo del “hemos tenido la gloria de rechazar el ataque de los enemigos” del general Gutiérrez, cuyo texto es el siguiente:

                     ¡Victoria! ¡Victoria! ¡Victoria!
                     ¡Vivan las Canarias! Nuestros enemigos han sido completamente derrotados, y la mayor parte de ellos prisioneros dentro de Santa Cruz con pocas pérdidas nuestras. No hay  más tiempo. Viva España: condúzcase esta gustosa noticia y tomen ánimo los valerosos habitantes de Tenerife.
                    Julio 25 a las 6 de la mañana.
                   José Murphy
                   Sr. D. Tomás Cólogan.

           La noticia de la victoria se extendió con rapidez por toda la isla gracias a los “acompañados a caballo” y, tal vez don Martín Madán, fuese el mensajero del Puerto de La Orotava. “Cada una de las Rondas compuesta de un Cabo con diecinueve acompañados, y de estos el uno a caballo para que con más exactitud puedan comunicar los avisos, según las ocurrencias lo exijan”.

         El destinatario del escueto y vibrante comunicado es el comerciante del Puerto de la Orotava don Tomás Cólogan y Valois. Es evidente que el escrito fue redactado con urgencia y con el ánimo exaltado por la resonante victoria en la cual él había participado. Nuestro personaje pone aquí de manifiesto tanto su patriotismo de español como su animosidad de irlandés contra el inglés aborrecido.

         Don José Juan Cesáreo Murphy y Meade nació en Santa Cruz de Tenerife el 25 de febrero de 1774, hijo de Patricio Murphy y Kelly, de Dublín –llegado a Tenerife en 1751 con 15 años de edad-, y de Juana Meade Sall, de Las Palmas. Casó en 1797 con su prima Juana Anran y Meade, natural del Puerto de la Orotava, de la que enviudó cinco años más tarde.

         En palabras de Millares Carlo fue el político más importante de la historia tinerfeña (Nota 9) , y comenzó su vida pública en 1801 como miembro del Real Consulado de Canarias y como diputado del Ayuntamiento de Santa Cruz, del que fue varias veces Síndico Personero. En 1808 formó parte como vocal de la Junta Suprema de La Laguna, que le nombró su representante ante la de Sevilla y ante la Central. Diputado provincial en 1813 y 1820, más tarde, como apoderado del Ayuntamiento de Santa Cruz, logró la capitalidad de Canarias para su Villa natal.

         Contrajo segundas nupcias en 1821 con María del Carmen Creagh y Amat. Diputado a Cortes con importantísimas actuaciones, asistió a la sesión que declaró la incapacidad de Fernando VII, lo que le valdría ser perseguido y condenado a muerte. Se exilió, primero a Gibraltar y, pasando por Tenerife, a Londres y luego a Méjico. Después de la amnistía ocupó en aquel país el cargo de cónsul honorario de España. Falleció en 1841.

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NOTAS

1.- Pedro ONTORIA OQUILLAS/Luis COLA BENÍTEZ/Daniel GARCÍA PULIDO, Fuentes Documentales del 25 de julio de 1797. Santa cruz de Tenerife 1997 pp. 1194-195.

2.- Marcos GUIMERÁ PERAZA, José Murphy (1774-1841). Vida, Obra, Exilio y Muerte. Santa Cruz de Tenerife 2003 pp. 11-12.

3- Juan Carlois CARDELL CRISTELLYS, Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797. Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife 2004. 2 Vols. Véase tomo I pp. 100 y 296; tomo II pp. 167-170.

4.- Luis COLA BENÍTEZ/ Daniel GARCÍA PULIDO, La Historia del 25 de Julio de 1797 a la luz de las Fuentes Documentales. Madrid 1999 pp. 47-56.- Juan Carlos CARDELL CRISTELLYS, Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797, op. cit., tomo I pp. 95-106.

5.- BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL. SANTA CRUZ DE TENERIFE. Fondo Documental Antiguo. Caja 52-II. Refª. 52-7/5.

6.-  Luis COLA BENÍTEZ/Daniel GARCIA PULIDO, La Historia del 25 de Julio de 1797 a la luz de las Fuentes Documentales, op. cit., pp 55-56.- Francisco LANUZA CANO, Ataque y derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife. Relato histórico. Madrid 1955 pp .355-362 doc. XLIX.- Juan Carlos CARDELL CRISTELLYS, Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797, op. cit., tomo I pp. 124-136.-Catálogo de la exposición La Gesta del 25 de Julio de 1797. Santa Cruz de Tenerife 1997 pág.  171.

7.- Juan Carlos CARDELL CRISTELLYS, Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797, op. cit., tomo I pp.164-170.- Pedro ONTORIA OQUILLAS/Luis COLA BENÍTEZ/Daniel GARCÍA PULIDO, Addenda Fuentes documentales del 25 de julio de 1797. Gráficas Sabater, S. L., Santa Cruz de Tenerife 2008 pp. 18-26.

8.- ARCHIVO REGIONAL MILITAR DE CANARIAS. Guerra contra Inglaterra. Secc. 204/11 Caja 614 Carpetilla 107. .- Juan Carlos CARDELL CRISTELLYS, Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de Julio de 1797, op. cit., tomo I pp.294-299.

9.- Agustín MILLARES CARLO/Manuel HERNÁNDEZ SUÁREZ, Biobliografía de escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Madrid 1987. 6 vols. Vide t. V, pp. 241-248.