El nombre de nuestras calles (133). Juan Sebastián Elcano
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 10 de marzo de 2024)
EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES (133)
Calle Juan Sebastián Elcano
En el barrio de La Salle
Juan Sebastián de Elcano (Guetaria, Guipúzcoa, 1476 – Océano Pacífico, 1526), formaba parte de la expedición, dirigida por Fernando de Magallanes, que fondeó en la bahía de Santa Cruz, Puerto Real de la Isla de Tenerife, el 26 de septiembre de 1519, para avituallarse de agua y alimentos. Tres días más tarde partirían hacia Montaña Roja, en El Médano, para calafatear las naves con brea procedente de los montes de Abona. La medianoche del 2 de octubre, tomarían rumbo a América.
Después de haber explorado durante meses las costas de Sudamérica, donde naufragó la carabela Santiago y tuvo que retornar a Sevilla la nao San Antonio, al haberse sublevado su tripulación, el 21 de noviembre de 1520 lograrían encontrar el paso que comunicaba el Océano Atlántico con el Pacífico, actual Estrecho de Magallanes, llegando a las islas Molucas el 27 de abril de 1521, después de haber tenido que quemar la nao Concepción por falta de tripulación, de manera que a las islas Molucas sólo arribarían, el 7 de noviembre de 1521, la nao Victoria, al mando de Juan Sebastián de Elcano y la Trinidad a cargo de Gonzalo Gómez de Espinosa. Magallanes había fallecido en Mactán, en un ataque de los nativos.
El tornaviaje hacia España lo comenzaron el 21 de diciembre con las bodegas repletas de especias. La Trinidad, con 17 supervivientes, regresó por el Pacífico Norte, pero fue desarbolada por un tifón; sin embargo, la nao Victoria navegó hacia el oeste y después de doblar el cabo de Buena Esperanza, en el sur de África, navegaría por el Atlántico hasta llegar a la isla de Santiago, en Cabo Verde, el 9 de Julio de 1522, donde tuvo que fondear debido a la falta de alimentos y las enfermedades que padecía la tripulación.
La nao Victoria entraba en la bahía de Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522, con 18 supervivientes – 17 se habían quedado prisioneros en Cabo Verde-, y con 750 quintales de especias en la bodega (canela, clavo, pimienta, jengibre, etc.) que cubría con creces los gastos de la expedición. De los 239 marineros sólo regresaron 35.
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